11S Pecado Capital

A 50 años del golpe en Chile, anticipo del prólogo del libro de Néstor Restivo

 

Durante el presente año se conmemoran 50 años del golpe de Estado que derrocó y asesinó al Presidente constitucional de Chile, Salvador Allende Gossens. El golpe fue organizado y orquestado entre el gobierno de los Estados Unidos y agentes locales pertenecientes a la derecha económica, a la derecha política y algunos elementos del centro político, quienes en conjunto con las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad se pusieron a disposición de un gobierno extranjero para desestabilizar y derrocar a su propio gobierno mediante una serie de acciones que afectaran la economía e hicieran impracticable el programa transformador de la Unidad Popular.

En este contexto, se ha desatado en Chile una fuerte disputa en torno al pasado por lo determinante que resulta para poder mirar el futuro, ya que de instalarse la tesis de que el Golpe de Estado fue producto de los errores del mismo gobierno de Allende –como plantean las fuerzas y sectores que traicionaron a la Patria–, la posición de quienes buscan una alternativa al neoliberalismo en Chile se debilitaría aún más, por la evidente ausencia de un horizonte concreto de transformaciones, capaces de cambiar lo esencial del modelo para mejorar la vida de las y los chilenos revirtiendo las tendencias hacia la concentración excesiva de la riqueza y la profundización de la desigualdad.

De lo contrario, si la verdad a todas luces evidente de que el golpe fue digitado desde el exterior y decidido incluso con anterioridad a la llegada de Allende a La Moneda –es decir, con absoluta prescindencia de lo que hiciera o dejara de hacer el gobierno entrante–, la idea de poner en valor las enormes realizaciones de aquel gobierno en tan solo 1.000 días y la posibilidad de retomar el proyecto inconcluso de la construcción de un modelo alternativo al capitalismo vuelve a cobrar vigencia, sobre todo a la luz del actual agotamiento del modelo neoliberal, que sin contrapeso alguno se ha impuesto en nuestro país, de la mano de la dictadura militar primero y de los gobiernos que le sucedieron después, en absoluta concordancia y subordinación a las necesidades del capital mundial para enfrentar las distintas fases de acumulación y de crisis cíclicas provocadas por la misma lógica del capital.

En esta disputa por el pasado, determinados sectores que se autodenominan de izquierda se han subordinado a la versión de “los vencedores”, sumándose sin pudor a la tesis de la crisis incubada en los errores del gobierno, restándole importancia a la conspiración y la intervención internacional, postura que se complementa con una inaceptable relativización de la gravedad que reviste la sola destrucción de la democracia y el bombardeo del Palacio de La Moneda con el objetivo de asesinar al Presidente Allende, con todos los crímenes de lesa humanidad que le siguieron y que sin el golpe sencillamente no hubiesen existido.

Por otro lado, quienes se siguen sintiendo orgullosamente allendistas, si bien intentan dar batalla en la disputa mencionada, lo hacen sin la profundidad ni los argumentos necesarios para lograr debatir con eficacia y eficiencia el sentido común, hoy dominado por medios de comunicación de masas mayoritariamente controlados por los mismos sectores que promovieron y organizaron el golpe de Estado.

En ese sentido, una de las debilidades más grandes de los relatos de la izquierda en la disputa referida es el ensimismamiento con el cual se aborda. La frase tantas veces repetida de “nunca más en Chile” da cuenta de esta debilidad, pues parece que las y los chilenos olvidan que si bien se cumplen 50 años del golpe en Chile, también se cumple un año del golpe en Perú, tres y 43 de los golpes de Estado que ha sufrido Bolivia, 14 y 41 de los golpes en Honduras, 22 del golpe de Estado en Venezuela, 37 del golpe en Filipinas, 43 y 57 de los golpes en la Argentina; 41 del golpe en El Salvador, 48 y 60 de los golpes en Ecuador; 59 del golpe de Estado en Brasil; 55 y 46 del golpe y de la invasión en Panamá respectivamente, entre otras intervenciones dentro y fuera de nuestro continente, todas ellas orquestadas por el gobierno de Estados Unidos con los lacayos nacionales de cada país.

Se nos olvida también que este año se cumplen 200 años de la Doctrina Monroe, a través de la cual Estados Unidos definió que América sería para ellos y que, por lo mismo, harían lo que quisieran con nuestros pueblos y con nuestros bienes comunes, de tal manera de asegurar que todo lo existente en nuestro continente estuviera al servicio ni más ni menos que de su crecimiento económico y de su proceso de acumulación global de capital. No por nada dicho gobierno requiere de esconder sus documentos oficiales por períodos que a veces superan décadas con tal de defender a los responsables de crímenes de lesa humanidad tanto propios como nacionales, ya que esa impunidad les permite continuar haciendo lo mismo 50 años después sin que nada esencial haya cambiado.

Lo anterior invita a mirar el golpe de Estado de 1973 no como un suceso chileno, sino como resultado inevitable de una política imperial de Estados Unidos en asociación estratégica con las clases dominantes de todo el mundo y, por cierto, de nuestros países, política de la que ningún pueblo se salvó ni se salvará por sí solo en el futuro. El golpe de Estado en Chile es el resultado de una política llevada a cabo desde el imperio norteamericano, que representa la organización criminal más grande de la historia de la humanidad y que ha destruido cualquier intento de cualquier pueblo –no solo en América sino en cualquier parte del mundo– de ejercer el tan manoseado derecho a la libre determinación y plantear una alternativa de desarrollo distinta a lo que los intereses neocoloniales necesitan, que por lo demás poco o nada tiene que ver con lo que hacen o dejan de hacer los gobiernos derrocados, sino con cómo el capital transnacional es capaz de jugar el juego que supone la democracia liberal burguesa, mientras gane, y cómo también es capaz de desentenderse completamente de la misma, siempre y en todo lugar, cuando esta se torna instrumento de emancipación para cualquier pueblo del mundo.

Por todo lo anterior, la reedición del libro que usted tiene entre sus manos resulta completamente oportuna y necesaria y aparece como un aporte fundamental para comprender, desde una perspectiva desterritorializada, todas las variables que explican las razones más profundas del quiebre de la democracia en nuestro país y en otras latitudes del continente americano y del mundo, de la instalación de dictaduras afines al imperio o del sostenimiento a veces encubierto y a veces franco y abierto de regímenes absolutamente autoritarios, ocupaciones extranjeras e invasiones de todo tipo.

 

Portada del libro de Restivo.

 

Sin una mirada que permita comprender las causas más profundas de estos hechos, esa necesaria disputa sobre el pasado queda lisa y llanamente incompleta y se torna insuficiente e impotente para los desafíos que el futuro depara a los pueblos del mundo.

De esta manera, Néstor Restivo nos presenta un análisis del caso chileno, pero inserto en el devenir de la economía mundial con sus fases expansivas y con sus crisis cíclicas de sobreproducción, estancamiento y baja de la tasa de ganancia, relacionando con meridiana claridad cómo cada una de estas van determinando los tipos, la profundidad y la radicalidad de cada intervención, para asegurar los intereses del capital en todas partes del mundo.

En este sentido, sin escribirlo directamente, el autor trae de regreso la tesis cada día más clara que plantea que el imperialismo efectivamente se presenta como una fase superior del capitalismo y nos anticipa que cualquier intento de analizar las luchas emancipatorias de los pueblos, las guerras en curso y las futuras, de manera separada de los avatares de la economía mundial y de las necesidades del capital mundial, simplemente constituye una falta de rigurosidad imperdonable de cara al futuro.

Y de la misma manera, para el buen entendedor alerta que en el futuro ningún pueblo del mundo que busque la emancipación y la construcción de una alternativa se salvará solo.

 

 

 

 

* El autor es alcalde de la comuna de Recoleta, norte de Santiago, y compitió con Gabriel Boric en las últimas internas presidenciales del espacio progresista.
** El libro 11S Pecado Capital. La crisis cíclica y el golpe contra Allende en Chile, del historiador y periodista Néstor Restivo, colaborador de El Cohete, será presentado por la editorial Callao mañana lunes a las 18.30 en la Sala Osvaldo Pugliese del Centro Cultural de la Cooperación, en la planta baja de Av. Corrientes 1543, CABA. Estarán presentes el autor, la embajadora de Chile en la Argentina, Bárbara Figueroa, el editor Andrés Ruggeri y la directora la Maestría en Estudios Sociales Latinoamericanos de la UBA, Verónica Giordano. Es la reedición ampliada de un texto que fuera publicado en 2003 por la UBA y la CTA.

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí