Laura y Cristina: la agenda secreta

La audiencia que la jefa del Comando Sur, generala Laura Richardson, solicitó con la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner transcurrió en términos muy cordiales, pero de ninguna manera complacientes y la información oficial no da cuenta de la agenda secreta que trataron. El embajador Mark Stanley, quien comunicó el deseo de la generala por conocer a CFK, estuvo presente el martes 26 en el mismo despacho de la presidencia del Senado donde, hace un mes, también él conoció a Cristina. No hay precedentes de embajadores y jefes militares de Estados Unidos que hayan solicitado audiencia con un Vicepresidente, de modo que no son visitas protocolares sino de reconocimiento al liderazgo político de quien ocupa el cargo. Desde La Nación se intentó rebajar esa señal, aduciendo que fue Cristina quien promovió el encuentro. Lo que hizo fue aceptarlo, a pesar de la diferente jerarquía de ambas participantes. Richardson es la primera mujer en dirigir el Comando Sur y Cristina la primera mujer en ser electa Presidenta de la Argentina. Ambas inauguraron así un nuevo género de relación.

 

 

La base de la OTAN

En el encuentro con Stanley, la Vicepresidenta había planteado la carga que significa la deuda contraída por el anterior gobierno con el FMI y pedido apoyo político para la creación de un fondo nacional destinado a pagar ese compromiso con un gravamen sobre fondos fugados del país. A Richardson le recordó que la Argentina tiene una parte de su territorio ocupado por una base de la OTAN, con miles de soldados británicos. No es de asombrarse: ya lo había planteado dos semanas antes en su mensaje inaugural al encuentro de Eurolat.

Cristina solicitó a Richardson que Estados Unidos presionara al Reino Unido para que negociara la soberanía con la Argentina, tal como piden las resoluciones de las Naciones Unidas. Si la bandera argentina flameara en las islas, Estados Unidos podría obtener facilidades navales para el control del Estrecho de Magallanes, que es una de las prioridades estratégicas del Comando Sur.

 

 

Lo mismo le había pedido en una reunión previa el Ministro de Defensa Jorge Taiana, quien se mostró disgustado por el reciente ejercicio naval en el Atlántico Sur, del que participó un submarino de los Estados Unidos junto a otro de Gran Bretaña. Fuentes de la delegación estadounidense afirman que Richardson no estaba al tanto, porque en la estructura de sus Fuerzas Armadas, el Atlántico Sur corresponde al Comando de Europa, lo cual es otra forma de reconocimiento al acto británico que retiene las islas por la fuerza.

Este fue el primer viaje de la helicopterista Richardson, quien también desayunó con un grupo de mujeres militares y se interiorizó sobre las políticas de género que desarrolla el Ministerio de Defensa. La generala dijo que le había impresionado la pasión patriótica de Cristina y de Taiana. Es posible que en Estados Unidos no haya plena conciencia de lo que la ocupación de las Malvinas provoca en los sectores no colonizados mentalmente de nuestro país.

 

 

Los informes del Comando Sur a su Congreso

Una fuente insustituible para conocer los objetivos del Comando Sur es el informe anual ante las comisiones de las Fuerzas Armadas de ambas cámaras del Congreso de los Estados Unidos, que debe aprobar su presupuesto. El 24 de marzo de este año, Richardson brindó su primer informe ante los senadores de la comisión.

Lo hizo en línea con la  Estrategia Provisoria de Seguridad Nacional anunciada el 3 de marzo del año pasado por el Presidente Joe Biden, quien ratificó en ella la Estrategia de Seguridad Nacional que el ex Presidente Donald Trump firmó en diciembre de 2017, donde desplazó el eje de las amenazas terroristas y el narcotráfico a la confrontación global con potencias hostiles, como China, Rusia e Irán. La principal diferencia con Trump es que para la confrontación con esas potencias enemigas, Biden abjura del unilateralismo, plantea reforzar las alianzas con los países amigos y actuar dentro de las organizaciones internacionales a las que el anterior gobierno les dio la espalda.

El documento de Biden no menciona a la Argentina, pero las presentaciones de Richardson en el Congreso sí. Ante la Comisión de Fuerzas Armadas de la Cámara de Diputados, el 8 de marzo, destacó la importancia económica de los proyectos de China en el área de responsabilidad asignada al Comando Sur. En un periodo de cinco años, la República Popular ha firmado compromisos de inversión por 72.000 millones de dólares, mientras el Cuerpo de Ingenieros con el que cuenta Richardson, sólo dispone para el mismo lapso de 250 millones de dólares. Por eso el Comando Sur declara poner en acento en la historia y los valores comunes: la democracia, los derechos humanos y las políticas de género.

Más allá de esa retórica, la generala declaró gran preocupación por varios proyectos chinos en la Argentina:

  • la “línea estratégica de comunicación en el estrecho de Magallanes”,
  • una planta nuclear de 7.900 millones de dólares,
  • una represa hidroeléctrica de 4.000 millones de dólares y
  • un ferrocarril de carga de 3.000 millones de dólares.

Al exponer en el Senado dos semanas después, sostuvo que en la Argentina, “las instalaciones de investigación espacial administradas por la República Popular China en Neuquén podrían rastrear y apuntar a satélites estadounidenses. Las empresas estatales de China se están asegurando los derechos para construir instalaciones cerca del puerto de Ushuaia, lo que proporcionaría a la República Popular presencia en el Estrecho de Magallanes y mejor acceso a la Antártida”.

Es curioso, pero Richardson no planteó ninguna de estas cuestiones en sus audiencias con Taiana y Cristina, pero sí lo hizo en una entrevista que concedió a Def, la publicación sobre temas de seguridad y defensa del ex jefe montonero Mario Montoto, reconvertido al atlantismo de negocios con asombrosa aceptación por parte de sus supuestos enemigos de ayer. Los artículos con mayor repercusión política de Def son adelantados por el portal Infoemba, de Daniel Hadad.

Según el detenido agente de inteligencia estadounidense Marcelo Sebastián D'Alessio, el 50% de Infoemba pertenece a Montoto. Ni Hadad ni Montoto estaban en la Argentina durante la visita de la generala Richardson. Montoto, que también preside la Cámara de Comerciantes Israelíes en la Argentina, con especialidad en inteligencia, seguridad y espionaje, estaba en Jerusalén integrando la comitiva de gobernadores y ministros encabezada por Wado de Pedro. Y Hadad participaba en un seminario en la Universidad Internacional de La Florida junto con Patricia Bullrich, compañera de Montoto en los campos de entrenamiento de la OLP hace 40 años, quien atribuyó la pobreza en la Argentina al peronismo y se congratuló por su presunta inminente desaparición.

En la entrevista con Infoemba, Richardson dijo que las instalaciones de Neuquén son de “un gobierno autoritario, que no deja que los argentinos accedan a ellas, excepto si van de visita. ¿En qué andan? Ellos no tienen las mismas preocupaciones que nosotros en términos de libertad y de un hemisferio occidental libre, seguro y próspero. Me preocupa. Y está manejado por una empresa del Estado y del Ejército Popular de China. ¿Para qué están usando eso?”. Le respondió el embajador en Beijing, Sabino Vaca Narvaja, quien dijo que "China comparte toda la información del programa espacial con la Argentina". Agregó que esto permitió "avanzar con intercambios científicos, cooperando en satélites, en imágenes y en el sistema de navegación satelital BeiDou". El 4 de abril, tres semanas antes de la llegada de la jefa militar, el embajador en Estados Unidos, Jorge Argüello, y el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus visitaron las instalaciones de Bajada del Agrio y no tuvieron ningún inconveniente para ingresar.

Argüello envió luego un informe al Departamento de Estado de Washington sobre todo lo que vio en las instalaciones neuquinas, muy similares a las que la Unión Europea regentea en Malargüe. El viaje debía mantenerse en reserva, pero Filmus se cruzó en el aeropuerto con una delegación de docentes que aguardaban a la secretaria general de CTERA, Sonia Alesso, quien llegó para una conmemoración del asesinato del maestro Carlos Fuentealba. Los docentes saludaron en forma efusiva a quien fue ministro de Educación de Néstor Kirchner.

Antes de despedirse de la Argentina, el predecesor de Richardson en el Comando Sur, almirante Craig Faller, visitó Ushuaia, donde su gobierno teme que China construya una base logística que facilite su acceso a la Antártida. Allí pudo comprobar que se trata de un proyecto civil y no militar, argentino y no chino, aunque podría haber aporte financiero de la potencia asiática. El polo logístico antártico en el que trabaja el gobierno argentino es la recuperación de la base Petrel en la isla Dundee, que se incendió en 1974, un proyecto que comenzó Agustín Rossi cuando fue ministro de Defensa de Cristina, fue abandonado por el macrismo y retomado en 2020 en la nueva gestión de Rossi, que continuó Taiana. Se construirán dos pistas en las que puedan operar aviones de distinto porte y un muelle que permita operar con cargas desde los buques. China no tiene participación.

 

 

La recuperación de la base Petrel. Foto Ministerio de Defensa.

 

Este domingo, Taiana se acercará al escenario de la guerra de 1982, porque se cumplen 40 años del primer ataque británico contra aviones de la Fuerza Aérea en las Malvinas. La liturgia oficial lo denomina el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea, olvidando el bombardeo sobre civiles desarmados en la Plaza de Mayo, el 16 de junio de 1955. En otra nota me refiero a esta mistificación que falsea la historia. Mañana, el ministro rendirá homenaje a los tripulantes del Crucero General Belgrano, cuyo hundimiento produjo la mitad de todas las bajas que el país sufrió en la guerra.

 

 

 

A la pesca

Uno de los temas que Richardson planteó ante Taiana fue lo que el Comando Sur llama “la pesca ilegal, no reportada y no regulada, que está absolutamente ligada a China”. Ese es el último invento de su gobierno para justificar la intervención en asuntos internos de los países marítimos del mundo. La Argentina es uno de los que poseen la costa más extensa. En septiembre de 2020 la Guardia Costera de Estados Unidos publicó un documento de estrategia sobre esta “amenaza a la estabilidad geopolítica del mundo” que, según el almirante Karl Schultz, exige el “esfuerzo global para proteger nuestro interés nacional”. La Guardia Costera depende del Ministerio de Seguridad Nacional de su país y ofrece su liderazgo, según el modelo desarrollado en el último cuarto de siglo en el Atlántico Norte. “Pero no tendremos éxito solos”, por lo que buscan trabajar “con socios internacionales e intergubernamentales, en una coalición para confrontar con actividades coercitivas enemigas y afirmar nuestros compartidos valores pacíficos y humanitarios”. El enfrentamiento contra esa pesca no es sólo una misión económica o de conservación “sino de importancia estratégica nacional” ya que “organizaciones criminales suelen usar las mismas rutas comerciales, sitios de atraque y navíos para “traficar armas, migrantes, drogas y otros contrabandos”. Schultz añade que la operación se realiza en forma cooperativa con el Comando Sur, según la habitual confusión entre Seguridad y Defensa, que la Argentina no acepta y que Taiana le explicó a Richardson.

En agosto de 2021 los enviados del gobierno de Biden (Jake Sullivan, Ricardo Zuñiga y Juan González) incluyeron dentro de sus diálogos con autoridades argentinas la pérdida de recursos por la pesca ilegal, que atribuyeron a una flota china que operaría desde Nueva Guinea, con protección militar. El año terminó con una nueva operación desinformativa. En la última semana de diciembre Infoemba y Clarín afirmaron que el buque patrullero USCGC Stone de clase Legend comenzaría a operar en el Atlántico Sur, en asociación con la Argentina, Brasil, Guyana, Uruguay y Portugal para contrarrestar la pesca ilegal, como parte de la Operación Cruz del Sur, en conjunto con el Comando Sur, contra la penetración china.

Recién salido del astillero, el Stone zarpó el 27 de diciembre desde la Florida. Clarín adujo que “la patrulla estadounidense contará con un alto nivel de cooperación del gobierno de Alberto Fernández (…) en actividades que contrariamente se habían suspendido o habían mermado durante la gestión de la ex Presidenta Cristina Kirchner a raíz de los conflictos —hiper ideologizados— con Washington que habían afectado el intercambio en Defensa y Seguridad”.

El Ministerio de Relaciones Exteriores declaró que en sus intercambios y los del Ministerio de Seguridad con la embajada, no se habló “de las actividades que pueda o no tener prevista la mencionada nave” ni “de aquellas que pueda haber acordado llevar a cabo en el espacio de otros países sudamericanos”, que requerirían “una autorización especial del Congreso de la Nación”.

Por supuesto, ni Infoemba ni Clarín publicaron la declaración ni aclararon que el barquichuelo no patrulla las 200 millas de Zona Económica Exclusiva de la Argentina ni tiene autoridad alguna para hacerlo en aguas internacionales. El uso del nombre “Operación Cruz del Sur” tiende a confundir con el que se utiliza en las acciones conjuntas con la armada chilena.

El 14 de enero, la Cancillería a cargo entonces de Felipe Solá informó que el Stone haría una visita protocolar a la Prefectura en Mar del Plata, que “no incluye actividad operativa ni cooperativa alguna,(…) no involucrará misiones de vigilancia ni de control de la pesca, las cuales se realizan exclusivamente con medios y personal del Estado argentino cuya función es la protección de nuestra soberanía y nuestros recursos en los espacios marítimos nacionales que en el último año capturaron a tres buques pesqueros ilegales extranjeros, una cifra que no se alcanzaba desde el año 2005”. Ante este exceso de precisión, el 29 de enero la embajada de Estados Unidos informó que “una evaluación exhaustiva de las condiciones halló desafíos logísticos que impiden el amarre de la nave en el puerto de Mar del Plata”.

Taiana le mostró a Richardson la pantalla en la que se registra en tiempo real la posición de cada uno de los buques pesqueros que operan en las costas del Atlántico Sur, ya sea en las 12 millas del mar territorial, las 200 millas de la zona económica exclusiva o la plataforma continental a partir de la milla 201. La Argentina patrulla las primeras 200 millas con cuatro lanchas que adquirió en Francia el gobierno anterior y pagó el actual. Las tripulan marinos, pero en caso de avistarse pesqueros intrusos, se desprenden dos gomones a motor tripulados por prefectos que ejercen el poder de policía. Al explicarle esta división de tareas a Richardson, Taiana le reiteró que la legislación argentina divide en forma tajante la defensa nacional de la seguridad interior.

Entre 400 y 500 pesqueros de China, Corea y Taiwan operan a partir de la milla 201 y a menudo cruzan la línea y pescan dentro de la zona económica exclusiva de la Argentina. En cambio, en la zona de exclusión que el Reino Unido trazó a partir de la ocupación de las Malvinas, no hay pesqueros de China, que reconoce la soberanía argentina, pero sí de España, que a cambio espera beneficios impositivos de Londres, que perdió a partir del Brexit.

 

 

Por arriba y por abajo

Otro de los temas de la agenda que la jefa del Comando Sur trató con el Ministro de Defensa fue el reequipamiento de las Fuerzas Armadas argentinas, en tres rubros:

  1. Para complementar la vigilancia de la pesca ilegal, se requeriría incorporar un avión usado de patrulla marítima, como el Orion P-3, un tetraturbohélice fabricado por la Lockheed Martin a mediados del siglo XX.
  2. La Argentina ha quedado relegada ante sus vecinos en cuanto a capacidad submarina, y Estados Unidos es uno de los proveedores posibles, aunque también hay interés en el submarino francés de clase Scorpène, del tipo de los que poseen Brasil y Chile. Incluso, al conocerse esa posibilidad, se recibió una propuesta alemana.
  3. El país se propone incorporar aviones de caza supersónicos y está evaluando distintas hipótesis. Estados Unidos le ofreció varios F-16, también de la Lockheed, que actualmente prestan servicio en la Fuerza Aérea de Dinamarca.

Esta operación tiene dos condiciones:

  • financiamiento para la operación, ya que cada uno de esos aviones cuesta 15 millones de dólares, y
  • garantía de provisión del sistema de armas correspondiente. Con los misiles estadounidenses Javelin, portados a hombros de un operador, Ucrania ha derribado helicópteros y destruido tanques rusos durante el actual conflicto.

Otros modelos de aviones han sido descartados porque contienen piezas de fabricación británica, cuya venta está embargada para la Argentina desde la guerra que terminó hace 40 años. Al informar sobre la oferta de las unidades danesas, el sitio Infodefensa.com la atribuyó a razones geopolíticas, para impedir que la Argentina termine por adquirir aeronaves chinas o rusas.

 

 

 

 

 

Al solicitar que se levante ese embargo y que junto con los aviones se pueda adquirir el sistema de armas sin el cual son blanco fácil para la misilística enemiga, Taiana no mencionó a Rusia ni a China. Pero se supone que sólo  buenxs entendedorxs llegan a conducir el Comando Sur.

 

 

 

Ni ebrio ni dormido

Las Malvinas y el Atlántico Sur también figuran en un libro autobiográfico del ex viceministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido de Gran Bretaña, Alan Duncan, que se difundió hace unos días. En su rendición de cuentas, el empresario petrolero Duncan señala que el viceministro de Relaciones Exteriores de Maurizio Macrì, Carlos Foradori, alcanzó en completo estado de ebriedad el acuerdo de flexibilización de las restricciones en torno de las islas Malvinas, que negoció en septiembre de 2016 con el propio Duncan y con el flamante embajador británico en Buenos Aires, Mark Kent. El encuentro se celebró en la bodega que la embajada británica tiene en el sótano, tapízada de botellas de Merlot, y se extendió hasta las 2 de la madrugada siguiente.

En otra nota de esta edición se exponen todos los detalles del escándalo, incluyendo la desmentida de Foradori, quien alega que es una fantasía de su ex colega británico. Advertido de su gaffe, Duncan intentó remediarla con un comunicado en el que redujo la entrada de su diario a “un comentario humorístico” y afirmó que Foradori fue “duro y profesional en todas las reuniones” e hizo una “sólida defensa de los intereses argentinos”. Lo mismo dijo el ex embajador Mark Kent, que de regreso a su país dejó el Merlot por el whisky, cuya asociación escocesa preside. Esta dureza no se verifica en el concesivo memorándum firmado por Foradori y Duncan, que satisfizo las expectativas inglesas sobre conexiones aéreas con las islas, pesca y explotación de hidrocarburos líquidos y gaseosos. Se lo había pedido a Macrì en una carta previa la primera ministra Theresa May, quien solicitó “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas”. Es literalmente lo que el comunicado dio por convenido.

 

 

El libro de Duncan y las referencias a Foradori.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pocos días después Macrì tuvo un rápido almuerzo con May durante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Convencido de que su elección como Presidente solucionaría todos los problemas, desde el muy simple de la inflación, Macrì dijo que le había propuesto a May un diálogo abierto que incluyera la soberanía sobre las islas y que la primera ministra había aceptado. De inmediato lo desmintieron, tanto el Foreign Office como la propia canciller argentina Susana Malcorra.

 

Macri y Theresa May en Naciones Unidas.

 

 

Lo que no se ha recordado en estos días es el curriculum de Foradori, un diplomático de carrera, de militancia en el UCeRreismo, con antecedentes que hacían predecible su mareo subterráneo. Durante la presidencia de Carlos Menem, Foradori coordinó un Grupo de Trabajo sobre Hielos Continentales, para defender el acuerdo con Chile sobre la poligonal que se apartó del principio histórico de las altas cumbres. Néstor Kirchner y Cristina encabezaron la resistencia contra lo que denunciaron como una inadmisible cesión de soberanía, y el Congreso no aprobó el tratado. Después Foradori se hizo cargo de la Unidad de Trabajo del Atlántico Sur, que negoció el primer acuerdo con Gran Bretaña posterior a la guerra, sobre vuelos a las islas, pesca y petróleo. Los británicos consiguieron que se sentara en las conversaciones a representantes de las Falklands, y que la Argentina aceptara el uso de pasaportes para viajar a las islas, reconocidas como un territorio extranjero.

La descripción de la borrachera es irresistible, y dio lugar a una investigación de la Cancillería y a la decisión de anular todos los puntos del acuerdo, pero no pasa de ser anecdótica, ya que tanto Malcorra como Macrì ratificaron lo firmado, y los restaurantes de la sede neoyorquina de la ONU donde el ex Presidente almorzó con Theresa May no sirven alcohol.

 

 

 

 

La música que escuché mientras escribía.

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