Desde mi adolescencia, he recogido un consenso acerca de las composiciones para piano de Bach. Para mi generación y las posteriores, el intérprete de elección es el canadiense Glenn Gould. Creo haberte dicho que mi preferida es la estadounidense Rosalyn Tureck. Pero hoy vamos a escuchar a Bach en las manos de Martha Argerich, la pianista argentina que se fue en la adolescencia, deslumbró al mundo y desde hace un tiempo vuelve una vez por año para tocar en el Teatro Colón o en el Centro Cultural Kirchner junto a su amigo Daniel Barenboim y la orquesta West-Eastern Divan, integrada solo por músicos israelíes y palestinos o de los países árabes vecinos.
Creo que te conté su anécdota con Perón, pero por las dudas la voy a repetir.
Niña prodigio, su primer recital público fue a los 4 años, en 1945, el año bautismal del peronismo. Sus padres fueron dirigentes estudiantiles en Ciencias Económicas, él de la UCR y ella del Socialismo, ambos convencidos antiperonistas, aunque la madre "no era tan crítica con el peronismo como papá, porque estaba de acuerdo con algunas de las cosas que había hecho Perón, como la jubilación, el voto femenino o que los trabajadores del campo fueran tratados con mayor dignidad".
A sus 12 años, después de tocar en el teatro Colón, Perón la citó en la residencia presidencial.
—¿Adónde te gustaría ir, Ñatita? —le preguntó el reciente viudo.
—A Viena, para estudiar con Friedrich Gulda.
Según su recuerdo, a Perón "le gustó que no quisiera ir a Estados Unidos. Lo más cómico fue que mi mamá, para congraciarse, le dijo que a mí me encantaría tocar un concierto en la UES. Y parece que yo debo haber puesto una cara bastante reveladora de que la idea no me gustaba porque Perón le empezó a seguir la corriente a mamá, diciéndole ‘por supuesto señora, vamos a organizarlo’, mientras me guiñaba un ojo y, por debajo de la mesa, me hacía con un dedo que no. Él la estaba cargando a mamá y a mí me tranquilizaba. Se dio cuenta de que yo no quería. Fantástico, ¿no? Y le dio un trabajo a mi papá. Lo nombró Agregado Económico en Viena. Y a mamá le dijo que le parecía que ella también era muy inteligente, emprendedora y capaz y le consiguió otro puesto en la Embajada. A ninguno de los dos le hizo mucha gracia que yo pudiera ir a estudiar y que ellos consiguieran trabajo en el exterior gracias a Perón".
Así comenzó una impresionante carrera internacional, en la que Marthita (como la llamaron desde entonces y como ella misma se sigue mencionando a los 84 años) ganó todos los premios y concursos habidos y por haber y es considerada como una de las mejores pianistas del mundo en los siglos XX y XXI, comparada con la legendaria Clara Schumann. Me tentaba incluir también versiones de Gould y de Tureck, pero siempre te digo que esto no es un torneo sino una cuestión de gusto. Es mejor que hoy nos limitemos a escuchar a Marthita Argerich. Y no porque ella rehuse la competencia. En 1965 ganó el Concurso Chopin de Varsovia, organizado según el esquema del campeonato mundial de fútbol, como explica aquí el juez melómano Juan Manuel Soria Acuña.
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