El domingo pasado dedicamos esta sección a Sonia Posetti, la gran intérprete y compositora que partió del tango para ir expandiendo su horizonte, sin perder la esencia. Mencionamos también a su pareja artística y sentimental, Damián Bolotín. Ambos lo agradecieron con palabras muy cálidas, propias de la amistad que nos une desde que ellos eran muy jóvenes. Pero creo que Damián hubiera merecido mayor relieve en esas memorias de un viaje. Yo soy un señor muy a la antigua, con una indisimulable preferencia por las mujeres, pero la verdad es que no habría Sonia sin Damián. Por todo lo que hicieron juntos, pero también por la obra propia de Bolotin, cuya familia llegó de la misma zona de Bielorrusia que una parte de la mía. En marzo estrenó en el CCK, ese lugar hermoso que no construyeron ni los liberales ni los libertarios, esta suite para solistas y orquesta, con la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto. Me pareció muy hermosa y por esa manía vana de comparar, me hizo pensar en algunas de las obras de Shostakovich, que es uno de mis compositores preferidos. Pero no me des mucha bola, porque opino de oído, sin ninguna formación. Solo gozala. Cuando lo vea le voy a preguntar si El Marulo se refiere al americanismo que nombra la cabeza de una persona. Puede ser, si lo ves con sus rulos, parece bastante cabezón.
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