Una reforma disfrazada de equidad

La ley que impulsa el gobierno esconde una reforma laboral e intervención en los sindicatos

 

El tercer round en el Congreso por el debate de la ley de Equidad de Géneros e igualdad de oportunidades en el Trabajo tuvo como protagonistas a representantes de la sociedad civil y de las organizaciones feministas. En la comisión de Trabajo, que preside el diputado peronista Sergio Ziliotto, se volvieron a escuchar diversos argumentos sobre por qué la ley que impulsa el Poder Ejecutivo (EX-2018-10076341) esconde una reforma laboral y una intervención a los sindicatos, como vienen sosteniendo desde la primera audiencia las sindicalistas organizadas. La mayoría de ellas apoyó otra propuesta legislativa impulsada por la diputada de extracción sindical Vanesa Siley, acompañada por el Frente de Mujeres Sindicalistas—que incluye a referentas de todas las centrales sindicales— y que sin dudas hoy constituye el espacio más plural del arco gremial.

Si bien fue una reunión informativa en la que se prevé que participen diputados y diputadas del oficialismo y de la oposición, solo hubo dos diputados por Cambiemos: Albor Nicky Cantard y Lucas Incicco.

Esta vez la seguridad del Congreso estaba alerta y replegada: a cada persona que entraba al salón le remarcaban que no podía ingresar con carteles ni hacer barullo. En la primera reunión, hace menos de un mes, el fuerte cruce entre las trabajadoras y las diputadas del oficialismo se llevó todas las miradas. En la segunda hablaron dirigentxs sindicales y en esta oportunidad fue el turno de Verónica Gago por el colectivo Ni Una Menos; Paula Abal Medina, académica del CONICET y la UNSAM; Marcela Tobaldi del Frente Nacional Diana Sacayan; la economista feminista del CEPA Julia Strada; la referente de Mala Junta, Victoria Freire; la investigadora Nora Goren; la dirigenta de izquierda Vanina Biassi y dos trabajadoras de las comisiones internas de las fábricas Madigraf (ex Donelley), Lucrecia Borge, y de Mondelez (ex Kraft), Lorena Gentile.

Gago sostuvo que el proyecto del ejecutivo utiliza como excusa el cumplimiento con el cupo femenino “como justificación para intervenir sindicatos”. Abal Medina recordó q el proyecto de Cambiemos lleva la firma es de tres hombres: Mauricio Macri, Marcos Peña y Jorge Triaca. "Es la propuesta de una legalidad desde arriba, discociada de los procesos de creación social, reflexión colectiva, organización y movilización, impulsados por el movimiento feminista y en su marco por las mujeres sindicalistas cuya vitalidad y potencia es reconocida de manera generalizada”.

Tobaldi destacó que las mujeres trans y travestis están absolutamente invisibilizadas en el proyecto del Ejecutivo, que ni siquiera habla en lenguaje inclusivo. Toma a las mujeres desde una perspectiva biologicista, dejando de lado la diversidad que existe en el colectivo de mujeres, lesbianas, travestis y trans. Cuando fue su turno para hablar mencionó la "ley Diana Sacayan" que establece el cupo laboral travesti-trans: “Si un Estado no tiene políticas hacia el colectivo trans, vamos a seguir muriendo. Solo en 2018 ya contabilizamos 57 muertes de personas trans y travestis. No tenemos inclusión laboral, no tenemos trabajo formal, no tenemos oportunidades”, dijo.

 

 

La exposición de Julia Strada (foto) terminó con un aplauso cerrado. En un tono pedagógico y con claridad explicó qué significa el famoso “27 por ciento” de la brecha salarial entre mujeres y varones. “No es una brecha que sale de comparar recibos de sueldo. Es una brecha que sale de comparar masas salariales, es decir, cantidad de horas por salario”, dijo. Esto demuestra que hay una desigualdad estructural en el sistema laboral.

Todavía no hay una confirmación desde la Comisión de Trabajo sobre cómo será el desenlace de este debate antes que la propuesta llegue al recinto. Podría haber una cuarta reunión con empresarixs.

 

Qué se debate

El 1° de marzo el Presidente Mauricio Macri—a quien la titular del Instituto de la Mujer, Fabiana Túñez, apodó el “feminista menos pensado”— anunció que iba a promover una ley de equidad de género e igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo. Sostuvo que no podía ser que las mujeres ganaran menos que los varones y que deberían extenderse las licencias por paternidad, consignas emblemáticas de los movimientos feministas.

Rápidamente el Frente de Mujeres Sindicalistas (de la CGT; de la Corriente Federal de los Trabajadores de la CGT; las dos CTA; la Confederación Nacional de Cooperativas de trabajo—CNCT—; y la CTEP)  armó otro proyecto alternativo y logró que se debatiera en las comisiones. Pero además lanzaron una fuerte campaña con la consigna “No en nuestro nombre”: sostienen que el proyecto no solo no presenta novedades sino que copia exactamente lo que ya está establecido en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y en la Ley 20744 de Contrato de Trabajo donde está taxativamente establecido el principio de igual salario por igual trabajo.

El proyecto (3793-D-2018) elaborado por Mujeres Sindicalistas y que además de la firma de Siley lleva la de Carolina Moisés (Justicialista), Lucila De Ponti (Peronismo para la Victoria) y Carla Pitiot (Frente Renovador) discute punto por punto el elaborado por el Ejecutivo. Mientras el macrismo repite que “se garantizará la plena observancia de la igualdad de género” sin establecer sanción ni mecanismo alguno para ello, el proyecto alternativo contempla la multa al empleador que incumpla y habilita a la persona que trabaja a reclamar diferencias salariales y a regresar a su puesto. El Ejecutivo contempla la posibilidad de que el ahora degradado ministerio de Trabajo tenga la facultad de “considerar y aprobar” las reformas estatutarias que se le imponen a las organizaciones sindicales, o de “considerar y homologar” las convenciones colectivas basado en “el respeto a la igualdad de género”. Para las mujeres sindicalistas esta es la puerta de entrada a una intromisión en la libertad sindical.

La unidad de mujeres, lesbianas, travestis y trans, sindicalistas de diferentes gremios, no nació de un día para el otro. Fue parte del proceso asambleario en el que derivó el paro internacional de Mujeres del 8 de marzo. Muchas de ellas fueron parte de las asambleas feministas que se realizaron todos los viernes de febrero en la Mutual Sentimiento, donde comenzaron a trazar la unidad. No lo dudaron, sabían que tenían que mandarle una señal a las compañeras de sus gremios, pero sobre todo a los varones y por eso marcharon todas juntas y bajo una misma bandera. Algo que no lograron nunca los varones, lo hicieron las mujeres.


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