El FMI Y EL FUTURO GOBIERNO

En 2019 se juega algo más que la continuidad de un préstamo stand-by del FMI.

 

“Nunca se hizo un ajuste de esta magnitud, sin que caiga el gobierno… les digo a los inversores que se queden tranquilos. Cambiemos va a ganar las elecciones”. Así desafiaba al conjunto del país un ministro de Hacienda henchido de arrogancia e impunidad, celebrando la aprobación del presupuesto del FMI en el Senado. Marcaba un récord histórico. Nunca se escuchó una provocación semejante de un funcionario de alto rango político, en circunstancias tan adversas para el conjunto de la población y especialmente para los que ya padecen hambre en un país que produce alimentos para 400 millones de personas.

Un dólar planchado en el piso inferior de la banda impuesta a sus movimientos por el Banco Central parece dar pasto a esta visión triunfalista y provocadora. Por primera vez la tasa de interés de las LELIQs bajo al 62,499%, casi diez puntos por debajo del nivel máximo de mediados de octubre. Sin embargo sigue siendo abismalmente alta. La más alta del mundo. El gobierno ignora esto último echando así una cortina de humo sobre el tumulto vertiginoso de una política monetaria de saqueo. Una política que, basándose en la recesión profunda y la especulación financiera, no puede perdurar por mucho tiempo. Este es el gobierno del perpetuo engaño, del uso de todos los mecanismos posibles con el fin de confundir a los muchos para enriquecer a los pocos.

Como consecuencia de la política monetaria inaugurada por el nuevo presidente del Banco Central, el carry trade volvió con fuerza y en octubre fue el mejor negocio posible, obteniendo tasas de retorno de entre el 10 y el 20 % en dólares. Los grandes bancos locales lideraron esta especulación contrayendo préstamos en dólares con sus casas matrices, e invirtiéndolos luego en LELIQs a siete días y con las tasas mas altas del mundo. El desenfreno de esta especulación llevó esta semana al Banco Central a poner encajes a estas operaciones. La contracara de este negocio es el crecimiento sideral y a corto plazo de la deuda quasifiscal con las LELIQs del Banco Central. Esta deuda potencia los peligros que oportunamente planteó la bomba de las LEBACs y constituye una espada de Damocles para los depósitos bancarios en caso de una mayor inestabilidad financiera en los meses electorales que se avecinan. Mas importante aun, esta deuda cuasifiscal constituye un enorme condicionamiento para el gobierno que surja de las elecciones del 2019.

El dólar planchado que hace posible el carry trade encierra al gobierno en un dilema de hierro al bajar la competitividad de las exportaciones, de las que depende la obtención de las divisas necesarias para pagar los intereses y vencimientos futuros de la deuda externa. Gracias a la devaluación, la balanza comercial argentina tuvo recientemente su primer superávit desde diciembre de 2016. Sin embargo, la fuerte suba del dólar experimentada a lo largo de este año no bastó para dinamizar las exportaciones cuya cantidad cayó en un 11,2%. Esto ocurre en un contexto de creciente desenfreno inflacionario. En efecto, estos meses han puesto al desnudo el impacto de la transferencia a precios de la devaluación y de la dolarización de tarifas y combustibles por parte de las grandes empresas que determinan los precios en sectores claves de la economía. La política de ajuste de este gobierno ha provocado rápidamente una recesión de magnitudes inéditas. Aun así no ha conseguido doblegar a la inflación. Un objetivo central de la política monetaria fue evitar que la inflación empatase al tipo de cambio. Esto no se ha logrado. La profundidad de la recesión ha hecho que el traspaso a precios fuera gradual y más lento que en otras devaluaciones. Sin embargo, este traspaso no se ha detenido y hoy asistimos a una verdadera batalla campal entre las grandes empresas formadoras de precios y el torniquete monetario que intenta asfixiarlas. En esta batalla caen las Pymes y empresas medianas en distintos sectores de la producción, pero también grandes empresas, especialmente aquellas que tienen dificultad para obtener financiamiento en el exterior. Entre otras, Arcor, una de las pocas multinacionales de capital local, altamente endeudada y con dificultades financieras crecientes.

Mas allá de las predicciones sobre la gobernabilidad futura y el aguante social de esta política, este gobierno ha creado una situación insostenible para las autoridades que surjan de las elecciones de 2019. El ajuste está amenazado por sus propias contradicciones internas y coloca al país en una situación muy difícil ante la creciente fragilidad de la coyuntura financiera internacional. Esta política le quita al futuro gobierno toda capacidad de maniobra y negociación en un mundo signado por una conflictividad creciente entre bloques de países con intereses contrapuestos.

 

La coyuntura financiera internacional

El principal problema de la actual coyuntura financiera internacional es la falta de liquidez en dólares. La respuesta de la Reserva Federal a la crisis financiera de 2008 fue la facilitación monetaria a través de la inyección masiva de dólares baratos al sistema financiero, con tasas de interés cercanas a cero, dólares que redundaron en un crecimiento masivo de la deuda, especialmente en las economías emergentes. La especulación financiera y la formación de burbujas en los mercados de acciones, bonos y monedas llevaron finalmente a un cambio de política. A fin de ganar espacio de maniobra y recuperar a la tasa de interés como instrumento para combatir la recesión, la Reserva Federal empezó en 2015 una política gradual de restricción monetaria basada en la disminución de su balance contable y la suba de las tasas de interés. Esta política se intensificó a fines de 2017. Esto coincidió con un crecimiento del déficit fiscal norteamericano, que fue estimulado por los gastos militares crecientes y los recortes de impuestos de Trump.

De este modo, el enorme déficit norteamericano agudiza hoy la demanda de financiamiento en dólares mientras la Reserva Federal restringe la cantidad de dólares disponibles y aumenta gradualmente las tasas de interés. Esto contribuye a desnudar un problema estructural que viene de lejos: la escasez de dólares, la moneda de reserva mundial en las transacciones financieras y comerciales. Impulsa además la apreciación del dólar y el encarecimiento del servicio de la deuda en dólares y de su refinanciación. Estos problemas trascienden a la economía norteamericana y afectan al mundo entero y especialmente a los mercados de economías emergentes, que teniendo deuda en dólares (publica y corporativa) deben afrontarla con monedas que se deprecian en relación al dólar. Excluyendo a China, la deuda de las economías emergentes denominada en dólares es hoy de 6,4 trillones de dólares. Era de 2,8 trillones de dólares en 2007 (iif.com 17, 5, 2018). Del total de la deuda de los países emergentes, 1,3 trillones de dólares madurarán a muy corto plazo, en 2019. La dificultad para refinanciarla provocará serios cimbronazos en el mundo.

Este, sin embargo, no es el único frente que amenaza la estabilidad financiera internacional. Serios nubarrones se acumulan en los mercados de acciones y bonos. La amenaza de implosión de las burbujas de precios en estos mercados se potencia como resultado de la creciente militarización de la política económica norteamericana. La aplicación de nuevas y masivas tarifas al comercio con China, la disputa por el control de la tecnología de avanzada y la militarización del espacio y del ciberespacio chino amenazan al precio de las acciones de las grandes corporaciones tecnológicas norteamericanas que tienen una fuerte inserción en la economía china. Desde la crisis del 2008 las corporaciones tecnológicas han liderado el dinamismo del mercado de acciones norteamericano. Ahora tambalean y amenazan la estabilidad de todo el mercado financiero internacional. En octubre el S&P 500 cayo un 6,9% mientras el NASDAQ registró una caída del 9,2%, la mayor pérdida mensual desde 2008. La creciente volatilidad del precio de las acciones llegó para quedarse. En noviembre continúa el golpe a las empresas líderes, esta vez las acciones de Apple se deslizaron un 6,6% al conocerse las dificultades de algunos de sus proveedores chinos de partes y componentes. Fuertes pérdidas degradaron nuevamente el valor de las acciones de Apple, Amazon y Goldman Sachs. En este último caso se registró una caída del 6,92% en el valor de sus acciones

Otra amenaza al sistema financiero internacional proviene del deterioro del valor de los bonos de las corporaciones norteamericanas, amenazados ahora por la suba de las tasas de interés, y la creciente dificultad para encontrar financiamiento. (Bank of International Settlements, sept. 2018, Goldman Sachs, zerohedge.com 23, 9, 2018.) El S&P estima que cerca de 4,4 trillones de dólares de deuda corporativa norteamericana madurarán de aquí a 2022, incluyendo 1,3 trillones de bonos basura emitidos por compañías altamente endeudadas. La pérdida el martes pasado de más de 5.000 millones de dólares del valor de mercado de General Electric (GE), icono del capitalismo norteamericano, indica la magnitud del problema del endeudamiento de las corporaciones norteamericanas. Afectada por la falta de liquidez para refinanciar una gigantesca deuda en bonos que bordean la categoría de deuda basura, GE enfrenta ahora la posibilidad de liquidar activos para enfrentar sus problemas financieros (zerohedge.com 13, 11, 2018).

 

El dólar y los conflictos entre países

La precariedad de la coyuntura financiera internacional y la militarización de la política financiera y económica norteamericana han provocado crecientes conflictos entre países, y tenido un efecto no deseado: por primera vez se escucha con fuerza un cuestionamiento al rol del dólar como moneda de reserva internacional.

Esta crítica se origina tanto en los gobiernos de países considerados adversarios o enemigos de los Estados Unidos, como entre aquellos que se cuentan entre sus aliados. El presidente de Rusia ha sido uno de los más explícitos en denunciar la militarización de la política financiera norteamericana, y ha buscado y encontrado alternativas al dólar para las transacciones de Rusia con China y con otros países, incluidos algunos europeos. Desde los contratos a futuro para petróleo y metales denominados en yuanes, a la decisión europea de usar el yuan para pagar el petróleo iraní, al intercambio entre Rusia y China en especies y otras monedas, cunde por el mundo una rebelión contra la hegemonía del dólar en las transacciones mundiales (zerohedge.com 6, 2, 2018). También dentro del espectro financiero norteamericano empieza a visualizarse la posibilidad del fin de la hegemonía del dólar por el creciente endeudamiento norteamericano.

Larry Fink, CEO de BlackRock, el mayor fondo de inversión del mundo, de activa participación en la corrida cambiaria en nuestro país en el mes de abril, admitió recientemente que el rol hegemónico del dólar está destinado a desaparecer, amenazado por el enorme y creciente déficit de los Estados Unidos y el endeudamiento correspondiente. La deuda norteamericana y el crecimiento de las tasas de interés llegarán a niveles superiores a la capacidad de crecimiento de la economía y ahuyentarán a los que buscan comprar bonos del Tesoro norteamericano. En lugar de trabajar conjuntamente con sus acreedores, los Estados Unidos se empeñan en hacer la guerra, algo que según Fink es totalmente irracional (zerohedge.com 7, 11, 2018).

Así, distintos caminos llevan a plantear el fin de la hegemonía del dólar, principal mecanismo de dominación mundial desde los acuerdos de Bretton Woods. Desde un ex economista jefe del Banco Mundial (zerohedge.com 12, 6, 2018) hasta las autoridades de la Comunidad Europea y los gobiernos de Francia y de Alemania, crece el interés tanto por lograr una mayor independencia del dólar como por poner fin al SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication), la actual estructura para las transacciones financieras globales, dominada por los Estados Unidos. En su lugar se han propuesto distintos mecanismos alternativos con el fin de evitar el control y las sanciones norteamericanas (zerohedge.com.27, 8, 2018; ft.com 11, 9,2018). Este empuje por independizarse del control de los Estados Unidos trasciende lo económico y ha llevado recientemente al presidente de Francia a postular la necesidad de conformar un ejercito europeo, independiente de la OTAN y de los Estados Unidos, proyecto que ha sido respaldado por Angela Merkel y el gobierno alemán (zerohedge.com 11, 11, 2018 ;13 ,11, 2018).

Estos son sólo algunos indicadores de un contexto internacional cada vez más dinámico, totalmente ignorado por Macri y su gobierno. Su proyecto es la antítesis de la autonomía nacional en la toma de decisiones. El objetivo último de este plan de ajuste es atar de pies y manos al país al dominio del dólar, a través de un endeudamiento sin limites. El gobierno que surja de las elecciones en 2019 tendrá que enfrentar la falta de sustentabilidad de la deuda externa ya contraída, en condiciones en que la creciente falta de liquidez en dólares encarecerá todavía mas el financiamiento externo. Asimismo el plan de ajuste del FMI busca anular cualquier posibilidad de gestión independiente de los intereses norteamericanos.

La oposición a este gobierno y su plan de ajuste debe consensuar antes de las elecciones un plan de emergencia nacional que, repudiando la enorme deuda externa contraída y todos los condicionamientos que este gobierno ha fabricado, contenga un plan de desarrollo nacional con verdadera integración e inclusión. Este plan de emergencia nacional debe buscar la articulación de alianzas en el exterior que permitan aprovechar las oportunidades que pueda brindar un mundo cada vez más resquebrajado por conflictos entre países con intereses divergentes El dólar y los recursos no renovables en vías de extinción constituyen los ejes en torno a los que giran los conflictos mundiales. En estas elecciones se juega entonces, algo más que la continuidad de un simple préstamo stand-by del FMI.

 

 

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