A estos los llevo en el corazón

La musica que escuché mientras escribía

 

Mi querida amiga Liliana Herrero me escribió linduras sobre El Cohete y me preguntó si podía ayudar en algo. “Que me sugieras buena música, mal conocida”, le contesté.

Al rato me mandó un link a Arthur Maia, bajista, contrabajista y celista brasileño que había muerto el día anterior. Lo escuché y el tipo es una cosa seria, como no podía ser de otra manera si lo sugería Liliana. Acá va una muestra, para que lo conozcas.

 

 

Pero con la confianza de una verdadera amistad le dije no era mi tipo, que además de ser bueno debía gustarme, porque esta sección es caprichosamente personal. Yo soy incapaz de dar una cátedra de música, sólo de compartir con ustedes las cosas que me llegan en profundidad. Por supuesto Liliana lo entendió y ya me está mandando otras cosas, que espero les gusten como a ella y a mí.

La costumbre de YouTube de encadenar autores produjo una hermosa combinación. Después de Maia vino uno de los amores de mi vida musical, desde la infancia. Mi papá tenía varios 78 rpm de pasta del Hot Club de Francia, que escuchábamos con púa en el combinado de nuestra casa en un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Y siempre me rompió la cabeza.

Muchos años después supe que el guitarrista se llamaba Django Reinhardt, que era un gitano nacido en Bélgica en 1910 y, lo más impresionante, que un incendio en las flores de celuloide que llevaba en la carreta que ocupaba en la caravana le atrofió el anular y el meñique de la mano izquierda, por lo cual desarrolló una técnica propia. En vez de ocho dedos aptos parecía tener quince. Dudé si contar esto, por temor a banalizar al genio con la anécdota, pero si escuchás la música no importa nada más.

 

 

Llegó a tocar con monstruos como Duke Ellington, Hoagy Carmichael y Coleman Hawkins, rendidos ante este fenómeno de la naturaleza. El violinista del Hot Club de Francia, Stephane Grapelli, se sentó al piano para acompañar a Django y a Hawkins en Polvo de estrellas, un tema impresionante que resuena en mi cabeza desde entonces. Para colmo después sigue una improvisación sobre el concierto para dos violines de Bach con el estadounidense Eddie South en segundo violín. Es el mejor Bach Jazz que escuché, aun por encima de John Lewis (para mi gusto, aclaro como de costumbre. No soy crítico de música ni lo quiero ser, sólo comparto lo que amo, con la sola pretensión de que te guste).

 

 

En la deliciosa película de animación Las trillizas de Bellevue hay una caricatura extraordinaria de Django, que a falta de dedos de la mano, usa los del pie.  Es fugaz, pero bello.

 

 

Ojo, que Maia era muy bueno, pero a estos los llevo en el corazón.

 

 

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