UNA SALIDA ESTRUCTURAL A LA CRISIS

No basta la unidad sindical, también es precisa la renovación

 

Tras las elecciones que consagraron a Alberto Fernández como Presidente, pocos días de calma relativa se percibieron en los sectores populares y medios. En la transición hasta el traspaso de la banda presidencial las tensiones sociales adquieren formas superestructurales, como la disputa por los espacios a ocupar y el festival de nombramientos para atornillar al sillón a funcionarios salientes. El nuevo gobierno estará abocado a abrir puertas y ventanas para que algún aire fresco calme la asfixia irrespirable que dejó el tercer gobierno neoliberal.

Los tiempos de la transición resultaron escasos para el reposo de una sociedad de nervios alterados y urgencias pendientes. Pasaron cuatro años de ajuste y lucha contra la voracidad política y empresarial. Una vez más la resistencia impuso su impronta. La movilización popular constante y la defensa encarnizada del salario y los puestos de trabajo, la lucha por la comida y la vida, pudieron más que la voracidad destructiva de los depredadores de turno. Vista la realidad desde este lado de la mecha, los trabajadores con y sin empleo estuvieron claramente a la izquierda de sus dirigentes por su predisposición a la lucha y su coraje cívico sin par. La calle resistió mucho más que la oposición parlamentaria y una jerarquía gremial deshilachada. El “Nunca Más neoliberalismo” no estará garantizado si no hay un giro evidente en la relación de fuerzas entre las clases y sus expresiones político-sindicales.

Las maniobras del gobierno saliente para eternizar en sus puestos al funcionariato de Cambiemos, con el aval de un sindicalismo cómplice, encontraron una rápida y contundente respuesta en el terreno de los principios sindicales por parte de la Asociación de Trabajadores del Estado (filial Capital). El Secretario Adjunto, Manolo Sueiro, detalló: “Quienes persiguieron a nuestros compañeros estatales, anularon concursos de distintas jurisdicciones allí donde muchos compañeros concursaron sus puestos de trabajo, y luego generaron despidos amparados por policías y violencia patoteril, ahora pretenden abulonar la resaca macrista en el Estado. Desde luego haremos valer todas las herramientas jurídicas y gremiales para que los nombramientos sean declarados nulos, ya que violan nuestro Convenio Colectivo de Trabajo (CCT). Anhelamos que el gobierno del Frente de Todos derogue estas resoluciones en cada uno de los organismos y articule con nuestra organización para analizar el escenario del conjunto de la administración pública junto a quienes resistimos y enfrentamos el ajuste y el desmantelamiento del Estado. Ellos perjudicaron no solo a los trabajadores sino a los sectores más vulnerables de nuestro pueblo, destinatario de todas las políticas públicas que destrozaron: programas socio-sanitarios, socio-educativos, territoriales, para nuestros pibes y nuestros jubilados”.

 

 

Similar denuncia realizaron los previsionales de APOPS: “El gobierno nombra ñoquis en la ANSES con salarios de casi 200.000 pesos. Emilio Basavilbaso, antes de irse, quiere meter por la ventana a los jefes de UDAI y directores responsables del vaciamiento”, sostuvo el gremio en un comunicado que hace referencia a la resolución 266/19, que dejó sin efecto otro memorandum donde juraba que todo funcionario nombrado en su gestión duraba en el cargo hasta tanto él estuviera al mando. La traición a primeras convicciones no es un problema para el macrismo.

Sorprendió el paro-asamblea de La Fraternidad. Desde las 4 hasta las 9 de la mañana del viernes, un millón y medio de pasajeros y las líneas de carga dejaron de trasladarse por el fracaso de las negociaciones paritarias, con las consiguientes demoras y cancelaciones hasta entrada la mañana, “debido a la intransigencia de los funcionarios”. La conciliación obligatoria por quince días se dio a conocer cuando terminaba la medida de fuerza, demostrando la escasa voluntad gubernamental por velar sobre las necesidades del pasaje, y sobre todo, la ansiedad por patear a la línea de gol del nuevo gobierno los problemas que generan paritarias con la inflación desatada por las tarifas y los formadores de precios.

A los apurones para cerrar la cuestión antes de la asunción del nuevo gobierno, el monopolio del transporte DOTA concretó su amenaza de “reperfilar” la histórica línea 60 afectando el desplazamiento de cerca de un cuarto de millón de pasajeros por día.

 

 

El Cuerpo de Delegados de los trabajadores informó el jueves que paralizaban todos los servicios por medida de fuerza gremial. La misma fue resuelta en rechazo al desguace empresario, que significa la división de las cabeceras, la eliminación de ramales y el recorte de los servicios. “A este gobierno que se va no le alcanzó con destruir la industria nacional y endeudarnos, ahora quieren partir la línea 60 en dos, cambiarle los colores y condenar a los pasajeros a pagar dos pasajes. (…) Frente a esta decisión, y en defensa de todos los puestos laborales, hemos decidido paralizar los servicios de la línea hasta que obtengamos una solución frente a este desguace. Nos mantendremos en estado de asamblea permanente e informaremos los pasos a seguir”. La conciliación obligatoria dictada por el Ministerio otorgó quince días para revisar las medidas tomadas.

En el sitio especializado Línea Sindical se dio a conocer uno más de los partes de batalla que exhibe la angurria patronal: “Laboratorios Craveri empezó una guerra que no debería ganar. Al menos no con la legislación vigente en este país. En marzo de este año despidió a 43 trabajadores y trabajadoras inventando una crisis económica que fue desestimada. Entre los despedidos estaba la Comisión Interna compuesta por siete delegados gremiales, que fueron los primeros que se vieron obligados a reincorporar. Luego se fueron desestimando las causas penales con las que Craveri pretendió criminalizar la protesta por falta de pruebas y uso de argumentos falaces. Ahora le toca el turno a otras cinco compañeras. Según detalla el texto de la medida cautelar, “se contextualizó la situación en un marco de arbitrariedad y discriminación, dado que se despidió a personas con actividad sindical y afiliadas a un sindicato y que, dentro del personal despedido, se seleccionó a las mujeres, circunstancia que configura una discriminación por género”.

 

 

La emergencia alimentaria

La emergencia alimentaria continúa siendo un sueño eterno en los comedores sin insumos de las barriadas pobres. Con la consigna “Fuera el FMI”, distintas organizaciones sociales realizaron una protesta en diferentes puntos de la Capital Federal. El reclamo fue para denunciar el incumplimiento de la ley de emergencia alimentaria y para que el tema al menos esté presente en las conversaciones entre los equipos de Macri y Alberto. Las organizaciones sociales realizaron un polentazo enfrente de las oficinas del FMI y marcharon hacia el Ministerio de Desarrollo Social. Integrantes del FOL, Frente Popular Darío Santillán y el MTD Aníbal Verón se concentraron en las avenidas 9 de Julio e Independencia. Reclamaron medidas de fondo que ataquen la raíz del problema. Fue la primera marcha que se realiza tras la victoria del Frente de Todos.

 

 

La unidad del movimiento obrero no es una opción ni una posibilidad: o se hace realidad en el corto plazo o la salida de la profunda crisis en la que nos dejó el gobierno será para unos en detrimento de los demás. Se salvarán los aparatos más fuertes y quedarán postergados los sectores más débiles. El movimiento obrero se hizo fuerte en las adversidades y se debilitó con el viento de cola de los gobiernos populares. A Néstor Kirchner le costó medio mandato convencer a la dirigencia de entonces de que los derechos que impulsaba pertenecían a una política favorable a los intereses de los trabajadores. A Macri le llevó cuatro años demostrar lo contrario y hay sindicalistas que todavía buscan entibiarse en las cercanías del fuego apagado del neoliberalismo .

El triunfo del domingo tiene sabor a lo nuevo. Aparece como un desafío a transitar otros caminos para el movimiento obrero, con otras cabezas y nuevas banderas. Cuarenta años en el mismo pantano, con tantos muertos, desaparecidos, torturados y despedidos, merecen no sólo la unidad sino también la renovación. El sindicalismo que se resistió al despojo de derechos, los movimientos sociales que agruparon la rabia y el hambre para que no se agotaran en estallidos sin sentido; el movimiento de mujeres que se constituyó en explosión de novedad política, son algunos de los participantes que largan en la línea de partida del 10 de diciembre.

El modelo que prometía la panacea del derrame sufrió un infarto de muerte en las tierras de Salvador Allende. Chile sigue sangrando con peleas heroicas frente a un enemigo implacable y no ha podido rearmarse desde la clase trabajadora hacia los sectores medios. Parece estar más cerca del vacuo “que se vayan todos” que de la Unidad Popular. Desde la sede de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Unidad Social reiteró la convocatoria a una nueva huelga general para exigir que se tomen en cuenta las demandas que reclama el pueblo de Chile: “Acá el debate no es sobre ministros más, ministros menos, rostros nuevos o rostros antiguos (…) El debate de fondo tiene que ser respecto de las demandas que han movilizado a millones de chilenos y chilenas en las calles”. Unidad Social está conformada por más de 70 organizaciones sindicales y sociales, entre ellas la CUT, Agrupación Nacional de Empleados Fiscales , Colegio de Profesores, Coordinadora NO+ AFP, organizaciones de trabajadores de distintos sectores como Salud, Educación, Comercio, Banca, Industria, federaciones de estudiantes secundarios y universitarios, académicos, organizaciones de pobladores, de defensa del agua, del medioambiente, de pueblos originarios y de derechos humanos.

La presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, enfatizó que en el pliego de reclamos “hay demandas históricas (…) que se han puesto sobre la mesa con todos los gobiernos que no se han recogido. Y eso es lo que hoy día ha generado esta profunda fractura social”. Discusión inmediata de un Salario Mínimo Nacional de $500.000 líquido tanto para trabajadores del sector público como privado; reconocimiento pleno a la libertad sindical, Negociación Colectiva Ramal y respeto del derecho a huelga como derecho fundamental, nueva Constitución Política de la República vía Asamblea Constituyente y un Presupuesto de la Nación 2020 con al menos un 6% de aumento. La huelga general del miércoles 30 de octubre incluyó masivas marchas y concentraciones a lo largo de todo el país.

Mientras tanto, la Cámara de Diputados chilena aprobó la ley de reforma impositiva, el proyecto de reforma tributaria pasó su primera valla en el Congreso al ser aprobado por 84 votos contra 60 en la Cámara de Diputados. El gobierno logró un doble objetivo: no solo obtuvo una contundente votación que hace seis meses no esperaba, sino que, además, profundizó la división en la oposición, por cuanto fue una porción de la Democracia Cristiana la que terminó inclinando la balanza a favor de casi todas las medidas. El repudio a los postulados neoliberales sigue girando en falso porque no encuentra su norte en la representación política.

Las imágenes superan las palabras. Santiago vuelve a estar ensangrentada y hace lagrimear hasta al más duro. Recorrer las calles nuevamente y ver presos, torturados y desaparecidos por la represión de los carabineros nos recuerda la caída de las bombas sobre La Moneda. Chile debe servirnos para discutir la esencia del neoliberalismo y debatir la salida estructural a la crisis orgánica que sufre el capitalismo salvaje.

 

 

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