El Quinto Mandamiento no tiene sello 

Con un horizonte de pandemia que se prolonga en el tiempo, la lucha no es retórica

 

Pero, papá, preguntó Josep, llorando, si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?

 Y el obrero, cabizbajo, casi en secreto, dijo:

¡Tonto, tonto! ¡Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles!

EDUARDO GALEANO

 

 

 

El homenaje a los trabajadores ejecutados por la justicia clasista norteamericana en 1887 tiene cada año un renovado contenido de reivindicaciones sociales y laborales. El Día Internacional de los Trabajadores es una jornada de homenaje a los sindicalistas anarquistas ahorcados en los Estados Unidos por participar en las manifestaciones por la jornada de ocho horas. Este año, el Covid-19 pone en el centro de la discusión la confrontación entre la salud y la economía, entre la continuación de la miseria creciente bajo el capitalismo y la vida digna. Interpela la vida misma.

Un mensaje solidario de los metalúrgicos del cordón industrial ABC de San Pablo, doloroso centro de la pandemia en nuestra Sudamérica, convoca a la solidaridad con todos aquellos que sufren las pérdidas de vidas humanas. “En el Día del Trabajador vamos a continuar homenajeando a nuestra clase, pero con un cariño especial para quienes se fueron y a quienes tal vez perdieron seres queridos en el marco de la pandemia del coronavirus. Este 1º de mayo en Brasil y en el mundo coloquemos un pañuelo blanco a la vista en respeto por las vidas perdidas".

Se avizora un futuro de extendida miseria para millones de personas. Centenas de millones de niñes para los que el presente es sufrimiento y el futuro indignación. Centenares de millones de mujeres cuyas condiciones de vida se deteriorarán a causa de la combinación de capitalismo y patriarcado. El mito de una globalización neoliberal a favor del desarrollo humano se derrumba bajo los golpes de la pandemia de los pobres. El Primero de Mayo exige la demostración de que el fracaso está en relación directa con lo actuado a fin de fundar una alternativa cierta y evitar un patético remiendo del sistema.

Como si fuera un tributo adelantado al 1º de mayo, 28 represores fueron condenados a prisión perpetua  y otros 7 con penas de 7 a 25 años. Los miles de militantes obreros alcanzados por el genocidio cívico militar de la dictadura encuentran justicia luego de más de 40 años de aquella persecución. El Tribunal Federal de Mar del Plata juzgó a represores implicados en la tortura y desaparición de centenares de militantes obreros y populares. Fue en una audiencia sin público a causa de las medidas de restricción vigentes en medio de la pandemia de coronavirus. Los delitos puestos en debate fueron perpetrados en la llamada “Subzona 15”, un área de operaciones de las fuerzas de la represión con eje en la ciudad de Mar del Plata y sus alrededores.

Existen más de mil casos registrados de los desaparecidos que tenían responsabilidad sindical al momento de su detención, según consigna el Registro de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE).

 

 

 

En el ojo del huracán

 

 

Aplausos en el Fernández para conseguir EPP. De saco verde, Zulma Lobay.

 

 

El gobierno de CABA (Juntos por el Cambio) confirmó al menos 124 casos (en aumento exponencial) de coronavirus solo en villas y barrios humildes. La mayor cantidad de casos se concentran en la Villa 31 de Retiro y la 1-11-14, de Bajo Flores. “Todas las villas tienen al menos un caso confirmado”, sostuvo el ministro porteño de salud. La explosión de casos en los geriátricos paraliza de terror a la población con mayores internados.

En ese gravísimo marco sanitario la TV pública dio a conocer el reclamo del personal del Hospital Fernández (y otros nosocomios como el Hospital Rivadavia), uno de los mayores centros de urgencias del país. En el centro de la distancia social y los aplausos de protesta, la enfermera Zulma Lobay, a su vez directiva de ATE Capital, habló con calidez fuera de cámara: “Donde hay una enfermedad, hay un derecho... Donde esté el trabajador de salud como un Quijote luchando contra la furia de esta pandemia, nos armamos con paz, amor y ternura para ir a la guerra contra un enemigo invisible. Cuando atendemos a un paciente pasan cosas difíciles de explicar: para que no nos roben la alegría ni los virus ni los tiranos, a veces cantamos bajito como un salmo, más bien un himno: 'Vamos compañeros / La vida espera / Con la Salud / Como bandera'”.

“Estamos trabajando con falta de elementos de protección personal (EPP). Somos culpables si nos enfermamos por ir a trabajar afiebrados. ¡Tenemos un director que trata de ignorantes a los enfermeros!”, sonríe irónicamente. “Dice que hay EPP para médicos y otros para enfermería, como si nos hiciera falta comprobar técnicamente la necesidad de elementos que cumplan con las condiciones de bioseguridad adecuadas después de los ríos de tinta escritos sobre barbijos vencidos. Los trabajadores de salud del Fernández, no solo enfermería, sufrimos de estrés, pánico, depresión e ira. Todo junto y revuelto, como en el ojo de un huracán”.

Miles de estatales pelean en la primera línea de contención de esta crisis sin precedentes. Lo hacen en tareas de toda índole, esenciales y estratégicas. Sólo como ejemplo, la actividad sanitaria involucra a personas que se desempeñan en muchas disciplinas. Todas y todos son esenciales. Pero no gozan todes del mismo reconocimiento, de los elementos de protección necesarios, ni de iguales o equitativas condiciones de trabajo. Merecen ese reconocimiento porque se juegan la vida.

ATE Capital reclamó por largos meses el cumplimiento de las leyes de seguridad e higiene en el trabajo en los Hospitales de la Ciudad, particularmente con la entrega de EPP (ambos, calzados de seguridad, protecciones faciales, barbijos, etc.) para los y las trabajadoras del sector. Horacio Rodríguez Larreta hizo caso omiso. En el marco de desprotección habida en los hospitales y CeSACs de la Ciudad, se pidió una medida cautelar a los fines de ordenarle al GCBA y Provincia ART que cumplan con el cuidado de la salud no solo a favor de los y las trabajadoras, sino también de la salud pública de la Ciudad. Al fin se consiguió la cautelar, que está pendiente de cumplimiento. Tras tomar conocimiento de la facultad plenipotenciaria con que buscan dotar en la legislatura a Larreta entregándole un ilimitado poder para contratar, despedir, pagar sueldos en cuotas y demás, Daniel el Tanito Catalano expresó con contundencia a quien quisiera escuchar: “Si hay despidos, no hay cuarentena”.

 

 

Cautelar ordena al gobierno porteño proveer elementos de protección a personal de salud.

 

 

Es probable que cuando termine esta pandemia gran parte del mundo haya cambiado. Se valorizará el rol de un Estado activo, se habrán estrechado los vínculos de solidaridad hacia el interior de las sociedades. Y, aunque nos encontrará más pobres, nos dará la posibilidad de construir una sociedad más igualitaria, cuyo destino tiene que estar en sus propias manos y no en manos de los poderosos.

 

 

 

Arreglos por arriba y protestas por abajo

Decenas de protestas que no son televisadas suceden todos los días: por insumos de salud, contra el creciente desempleo, contra el hambre.

Los trabajadores empiezan a sentir que el aislamiento social obligatorio, decretado por el gobierno para preservar la salud de todos, empieza a ser materia de negociación entre una cúpula sindical y lo más granado de los empresarios locales. La política de salud implementada que evitó hasta hoy la letalidad masiva de la pandemia, comienza a ser motivo de encono para quienes quieren abandonarla, volver a la producción a como dé lugar y dejar librado al darwinismo social el futuro de la humanidad.

La pandemia dejó en evidencia a los miserables de siempre. A quienes despiden, suspenden y rebajan los salarios, para defender sus ganancias. Toma registro del sindicalismo cómplice que aprueba quitas salariales y destaca a quienes desde organizaciones y centrales impulsan el impuesto a las grandes fortunas. La salud y la vida de la mayoría por sobre la economía de unos pocos. Para que el día después de la pandemia nada vuelva a ser como era antes.

La semana pasada fueron las seccionales de la UOM las que rechazaron la rebaja de los salarios percibidos durante la crisis por los trabajadores suspendidos. Trabajadores textiles de Trelew se movilizaron masivamente rompiendo la cuarentena. Cuestionaron el recorte salarial del 30% al 50% acordado por la Asociación Obrera Textil y la Federación de Industrias Textiles Argentinas.

 

 

Desesperados por el descuento salarial, los textiles rompieron la cuarentena en Trelew.

 

La cúpula cegetista decidió por su cuenta acordar con la UIA la reducción por debajo del 70% del monto salarial de las suspensiones a cambio de no despedir trabajadores (que ya están amparados por el decreto antidespidos del gobierno). Profundizar la diferencia de lo que perciben quienes prestan servicios y quienes están en sus casas por imposición de la pandemia es una obsesión de los empresarios porque “el que no trabaja no cobra”. Amén de desembolsar apenas un 25% de lo que se paga pretenden obligar a los que están alcanzados por la cuarentena a clamar por volver a sus trabajos. Acindar busca ejemplificar en su planta de La Tablada, en represalia porque la seccional local no firmó el convenio acordado en otras plantas. Hugo Melo, secretario general de La Matanza, manifestó que “junto con la comisión interna y el cuerpo de delegados realizamos una consulta virtual y el 60% de los trabajadores rechazó la rebaja salarial que pretende la empresa. En represalia dejaron a 6 trabajadores en la calle y a los que trabajan en 3 y 4 turnos le aplicó una forma de pago que representa una pérdida cercana al 40%”.

 

 

 

Los perdedores de la cuarentena

El escarmiento sigue siendo la principal línea de pensamiento patronal en esta Argentina. Para corolario la frase lapidaria del laboralista Héctor Recalde: “El 14 bis de la Constitución Nacional prevé la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. De ninguna manera participación en las pérdidas”. Algunos piensan que no es así.

Con aumentos de precios imparables y empresarios presionando contra el ASPO y dirigentes sindicales nacionales acordando rebaja en las suspensiones, tras cuarenta y pico de días de encierro, el futuro inmediato se nos muestra incierto. La paralización del aparato productivo impone condiciones difíciles para los trabajadores organizados y su resistencia organizada será determinante para la etapa que se abre.

La cuarentena perfila perdedores. Pese al ya desdibujado DNU presidencial hay despidos, violación de permisos a mayores y enfermos crónicos, suspensiones y faltas de pago de sueldos en empresas de todo el país. Techint, Farmacity, Frigorífico Penta (incluye represión ilegal), Craveri, Cinemark y GSA (tercerizada de Cablevisión) achicaron planteles. General Motors, Siderar, Neverland, EMA e Imant suspendieron personal y Pol-ka, Verónica, Atlántida, América liquidan haberes en cuotas.

Hacen lo que se les canta. Los recortes salariales entre el 30 y el 50% son sin siquiera validar argumentos. Danone, Wendy’s, McDonald’s, Burger King, Starbucks, Tenaris-SIAT, Garbarino, Flybondi, LATAM, Pecom, Plusmar, Vía Bariloche y las turísticas online Despegar, Al Mundo y Avantrip. Indalo y Diario Popular directamente se negaron a pagar sueldos.

La oposición parlamentaria alineada con las grandes patronales opera en el mismo sentido. La intención de eliminar los aportes sindicales en el contexto de la crisis apunta no a un alivio para el trabajador sino el debilitamiento de la estructura de representación de los trabajadores. Desde la Ley Mucci en adelante, el sueño de la derecha radical apuntó siempre a desestructurar al movimiento sindical. La pandemia se les aparece como una nueva oportunidad para lograrlo. Esta pelea silenciosa, de baja intensidad, no debe poner en un plano secundario a la exigencia principal de cara a los empresarios que es la preservación de la vida y la salud de los trabajadores.

 

 

Periodismo en emergencia. Delegados de Sipreba rechazando la maniobra de Magnetto.

 

 

Clarín hizo saber a sus empleados que este mes pagará los salarios en dos veces. Ninguna crisis explica que el grupo en cuestión no pueda pagar los sueldos en tiempo y forma. El Sipreba realizó un encuentro de delegados frente al diario para señalar la continuidad de sus luchas y reivindicar el carácter esencial de los derechos de los trabajadores de prensa.

El periodista de Infogremiales Jorge Duarte reveló que “la ministra de Trabajo bonaerense, Mara Ruiz Malec, tomó la determinación de asumir la responsabilidad de encontrarle una vía de solución al extenso conflicto del frigorífico quilmeño Penta. El establecimiento mantiene sin cobrar sus salarios a algo más de 240 empleados, que todavía no saben cuál será su futuro laboral”. El lunes tendrá la primera audiencia en la modalidad virtual entre las partes enfrentadas, la Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Carne (Fesitcara) y al oscuro empresario Ricardo Bruzzese. El frigorífico ya acumula una deuda de tres quincenas con sus empleados y mantiene la amenaza latente de bajar definitivamente las persianas. Al parecer, Axel Kicillof busca enviar una fuerte señal a los empresarios descarriados, como ya lo hizo en el caso de Danica.

Los trabajadores de la fábrica de colchones BedTime continúan con la ocupación pacífica de la fuente de trabajo en repudio a los despidos y exigiendo el pago de los salarios adeudados, ya que no pueden alegar falta de demanda de colchones en épocas de pandemia y contratos para proveer a hospitales. Sin embargo suspenden y despiden, a pesar de las prohibiciones legales.

Al llamado presidencial y a las generosas ofertas de ayuda para cubrir los salarios, con préstamos a tasa cero la respuesta que logra, por ahora, es más presión, más exigencias, más críticas. En este escenario crecientemente colérico y con un horizonte de pandemia que se prolonga en el tiempo, la lucha no es mera retórica porque detrás de un error se nos va la vida de muchos compañeros.

 

 

 

 

 

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