La Capital de las Desigualdades

Buenos Aires, con presupuesto europeo, es un caso ejemplar de la desigualdad de nuestra región

 

Desigualdad económica y en el acceso a servicios públicos

La Ciudad de Buenos Aires, el distrito más rico de nuestro país, tiene un presupuesto per cápita similar al de Madrid o Roma. Sin embargo, aun con presupuesto europeo, 1 de cada 7 porteñas y porteños no acceden formalmente al agua potable, al gas en red y al tendido eléctrico. En los últimos 20 años se ha cuadruplicado la población en villas logrando los gobiernos algo realmente muy difícil, disminuir el porcentaje de cobertura de los servicios públicos domiciliarios. Más de 120.000 personas, antes de la pandemia, recibían asistencia alimentaria diaria en forma de meriendas, almuerzos y cenas. Hoy esta cifra se multiplica. Con relación a los ingresos medios, el decil de mayores ingresos percibe 22 veces más que el decil de menores ingresos.

 

 

 

 

 

Desigualdad socio-espacial Norte/Sur

En la ciudad todavía continúa viva la desigualdad espacial estructurada históricamente entre el norte y el sur. Por ejemplo, el sur duplica la mortalidad infantil del norte. Las personas que nacen en el sur están condenadas a vivir en promedio 10 años menos. En los últimos 5 años, la brecha de ingresos norte-sur pasó del 40% al 50%. Los ingresos medios de la Comuna 4 (Barracas, Nueva Pompeya, La Boca, Lamadrid, Parque Patricios, Villa 21-24 y NHT Zabaleta) representan la tercera parte de los ingresos medios de la Comuna 14 (Palermo).

 

 

 

 

Desigualdad de género

En la Ciudad de Buenos Aires, las mujeres perciben en promedio un 20% menos de ingresos que los varones. Algo elemental para resolver las desigualdades de género es reconocerlas. Hecho que será difícil de lograr si quienes van a pensar las nuevas políticas urbanas de la ciudad son en su mayoría varones. Hace dos meses, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció que iniciará la discusión para actualizar el Plan Urbano Ambiental (PUA) aprobado por la Ley N° 2930. El Consejo del Plan Urbano Ambiental (COPUA), principal organismo encargado de esta actualización y de dirigir la planificación, está compuesto por 21 integrantes entre los que se encuentra el Jefe de Gobierno, 10 profesionales y funcionarias/os de la gestión, y 9 profesionales designados en representación de la Legislatura (en los hechos designados por el bloque PRO, Coalición Cívica, Evolución y demás aliados menores). La composición del COPUA es 77% varones y 23% mujeres. Similar porcentaje al del gabinete porteño (73% varones, 27% mujeres).

Esta composición genera una perspectiva reduccionista al momento de afrontar los desafíos de una nueva planificación urbana. La brecha de género no podrá ser resuelta si no se abordan, desde la planificación urbana, políticas públicas que comprendan y reconozcan las vivencias cotidianas del sector de la población que principalmente desarrolla las tareas de cuidado en la ciudad.

En esta dirección, resulta imperioso resolver las 12.000 vacantes que faltan en la escuela pública principalmente en el nivel inicial donde los jardines están siendo reemplazados por guarderías. Tampoco se puede soslayar el reconocimiento salarial y con plenos derechos laborales a las más de 4.500 mujeres trabajadoras comunitarias (promotoras de salud, promotoras ambientales, promotoras sanitarias, promotoras de género, educadoras populares, cocineras) quienes en los barrios humildes de la ciudad gestionan las políticas públicas y hoy se encuentran gestionando en la primera línea la pandemia. El balance del primer trimestre deja como saldo que 4 de cada 10 hogares no completan una canasta básica total. En la Ciudad, se profundiza un proceso de infantilización y feminización de la pobreza.

 

 

 

 

Nuevas desigualdades socio-espaciales en la ciudad

A la histórica desigualdad existente entre el norte y el sur de la ciudad (con la línea imaginaria asentada sobre la Avenida San Juan) deben sumarse los procesos que están consolidando nuevas fracturas urbanas.

Por una parte, la desigualdad entre el este y el oeste de la ciudad, con la línea imaginaria ubicada sobre las Avenidas Libertador y Paseo Colón, generada por un conjunto de intervenciones estatales en el sector Este, entre las que se pueden enumerar, como ejemplo, la privatización de toda la tierra pública en dicha zona para negocios inmobiliarios y explotaciones comerciales, la construcción de dos nuevas autopistas (el Paseo del Bajo y la nueva traza de la autopista Illia), la expansión del Aeroparque, los planes de desarrollo del puerto con una nueva isla.

Hacia el Oeste, se encontraría la parte mediterránea de la ciudad caracterizada por:

  • el colapso de los servicios públicos domiciliarios;
  • la falta de correspondencia del equipamiento urbano con la densidad demográfica de los barrios;
  • el transporte público saturado con una red insuficiente en su extensión;
  • la crisis ambiental derivada de la contaminación del aire, las inundaciones, la escasez de espacios verdes;
  • la emergencia habitacional donde 1 de cada 6 habitantes se encuentra en situación de déficit habitacional y casi el 40% de la población inquilina destina la mitad de sus ingresos a pagar el alquiler;
  • la emergencia alimentaria con indicadores inauditos de indigencia y pobreza;
  • etcétera.

Hacia el Este, existe un impulso gubernamental para expandir Puerto Madero y consolidar un sector ribereño de la ciudad caracterizado por:

  • estar destinado al sector de la población más rico, que gozará de amplias superficies de espacios verdes contando hasta con dos reservas naturales;
  • ofrecer una amplia conectividad (autopistas en toda su extensión, acceso directo a aeroparque y al puerto);
  • nuevas ofertas de viviendas suntuosas con mirada al río y con un patio que será la costanera norte de uso exclusivo para quienes pueda pagarla. Se recuperará la mirada al río, pero sólo para esta ciudad ribereña.

El proceso de inquilinización acelerado de la Ciudad está consolidando la conformación de una nueva división de clases:

  • la clase propietaria del suelo y las viviendas (de los medios de reproducción de la vida), y
  • la clase inquilina, deudora perpetua, desapoderada de su derecho a la vivienda y de su Derecho a la Ciudad.

Son múltiples las desigualdades que existen en la ciudad, algunas persisten hace varias décadas, otras son responsabilidad exclusiva de la gestión Macri-Larreta que gobierna la ciudad hace casi 13 años.

Ahora se abren las posibilidades de nuevos debates con relación a la planificación de la ciudad que no debieran esquivar la resolución de estas desigualdades. Aparecen propuestas de ciertos ejes de discusión por parte del GCBA como gobernanza, digitalización y cambio climático. Si durante el debate de estos temas no se enfrenta y mira fijamente el peor rostro de la desigualdad sólo tendrá un alcance superficial y discursivo, casi funcional a que estas desigualdades se solidifiquen.

La ciudad de Buenos Aires, con presupuesto europeo, es un caso ejemplar de la desigualdad de nuestra región.

 

 

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