La Primavera Argenchina

La huella argentina en el megaproyecto chino de la Ruta de la Seda

 

Hace apenas un año, reflexionamos en este mismo espacio sobre el aniversario número 70 de la República Popular China (RPC). Hoy, unos escasos días después de que la RPC haya cumplido 71, toca analizar uno de los fenómenos más notables de este turbulento año 2020: el florecimiento actual de las relaciones entre China y nuestra República Argentina.

A pesar de que el Covid-19 ha traído numerosas y lamentables sorpresas y continúa sembrando aún más incertidumbres, no ha sido un obstáculo insuperable para la relación bilateral entre Buenos Aires y Beijing, que pareciera adquirir un dinamismo cada vez mayor. Si bien la primera mitad del año estuvo marcada por un cierto letargo, producto de la pandemia y de las respectivas y sucesivas cuarentenas en ambos países, no se dejaron de apreciar gestos de solidaridad entre ambos pueblos, como lo ejemplificaron las donaciones de equipamiento médico enviados por ruta aérea desde la RPC y la compra a gran escala de insumos médicos por parte de la Argentina a través de un importante operativo que implicó alrededor de 40 vuelos, literalmente de una punta del mundo a la otra. En el manejo de la pandemia, el apoyo a la Organización Mundial de la Salud y al sistema multilateral, el gobierno chino y el nuevo gobierno argentino hallaron una causa común.

Hacia mitad de este año, se pudo completar la renovación de las altas autoridades de la Embajada de Argentina en Beijing con la llegada del nuevo embajador, Luis María Kreckler, y el agregado económico especial, Sabino Vaca Narvaja. También se produjo el primer hito importante del año en materia de cooperación financiera con la renovación del swap.

A su vez, en cuanto refiere a la cooperación política bilateral, estos últimos meses fueron testigos de una serie de seminarios interpartidarios de intercambio entre el Partido Justicialista y el Partido Comunista Chino (PCCh), que contaron con la presencia de destacadas figuras nacionales de ambos países, tales como el presidente del PJ, José Luis Gioja y el jefe del Departamento Internacional del Comité Central del PCCh, Song Tao, altos funcionarios de las provincias de Formosa y Guizhou, representantes del sector empresario y el mundo académico.

Por otro lado, en el plano legislativo, los proyectos de ley de incorporación como miembro extra regional al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) y de establecimiento de un Centro Cultural Chino en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ya cuentan con media sanción en la Cámara de Senadores. Asimismo, la Universidad de la Defensa también ha profundizado su cooperación con la RPC a través del reciente lanzamiento de su Programa Estratégico Sino-Argentino.

En el plano de las inversiones chinas en el país, a los proyectos de las represas hidroeléctricas patagónicas y la central nuclear de diseño chino Hualong, se le agregan posibles proyectos agropecuarios que diversificarían las exportaciones agrícolas hacia el mercado chino.

En cuanto refiere a la presencia argentina en China, hay una alta probabilidad de la apertura próxima de un nuevo consulado general en el Municipio Directamente Controlado de Chongqing o en la vecina ciudad de Chengdu, capital de la Provincia de Sichuan. Esto establecería una misión oficial argentina en la estratégica y significativa Región Sudoeste del gigante asiático; hogar de casi 200 millones de personas. Adicionalmente la embajada argentina también se encuentra en proceso de llevar adelante iniciativas para la facilitación de los requerimientos para las visas y un aumento de la oferta aérea como incentivos hacia el turismo chino de cara al mundo post-Covid.

Las relaciones sino-argentinas también han florecido al nivel de jefes de Estado. A principios de septiembre, en el marco de la Feria Internacional de China para el Comercio de Servicio (CIFTIS), el Presidente Alberto Fernández dio el discurso inaugural grabado en el que habló de la cooperación y el fortalecimiento de lazos entre ambos pueblos, al tiempo que enfatizó la importancia del sector tecnológico del país, asegurando que la Argentina “aspira a ser un país productor de datos con valor agregado”. El presidente chino, Xi Jinping, quien también participó de la apertura de la feria, subrayó la importancia del intercambio entre países y la apertura económica, a la vez que reafirmó el compromiso de su país con la globalización. El discurso de Alberto Fernández en la CIFTIS cobra un significado adicional cuando se toma en cuenta que fue uno de los pocos mandatarios (y el único latinoamericano) en ser invitado a disertar. Adicionalmente, la feria contó con la participación de numerosas instituciones argentinas, tales como el Ministerio de Cultura, varias universidades públicas y privadas y diversas empresas privadas. Por otro lado, la experiencia de la CIFTIS representa un antecedente prometedor de cara a la Expo de Importaciones de Shanghai (CIIE) que tendrá lugar en la segunda semana de noviembre y en la cual la Argentina es invitada de honor. En vista de ello, ya ha confirmado su asistencia en persona el canciller argentino, Felipe Solá.

Por último, el hecho más reciente en la relación bilateral a nivel de Jefes de Estado ha sido la conversación telefónica que mantuvieron los Presidentes de ambos países el 29 de septiembre último, en las vísperas del aniversario de la fundación de la República Popular. En el transcurso del diálogo, el Presidente Xi le extendió una invitación al Presidente Fernández a realizar una visita de Estado a la RPC en 2021. Por su parte, el mandatario argentino expresó la intención de su país de iniciar tratativas que condujeran a la firma del Memorándum de Entendimiento sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Ese megaproyecto chino podría representar un significativo impulso para el desarrollo de la infraestructura argentina y una considerable victoria diplomática regional para el gigante asiático.

Si bien a lo largo de este texto se han enumerado una serie de hitos para ilustrar el actual período de fortalecimiento de las relaciones sino-argentinas, también es necesario enmarcar este renovado dinamismo de la relación Buenos Aires-Beijing dentro del contexto internacional. Desde esta perspectiva es posible señalar algunos factores geopolíticos que han favorecido esta evolución, tales como el deterioro de las relaciones sino-estadounidenses, el avance del proceso de desacople de ambas economías, y la falta de una perspectiva de cambio esencial en la orientación diplomática de Washington con independencia del resultado electoral de noviembre. Esta posición pone fin a la esperanza de un nuevo orden internacional basado en un “G2” y asienta la realidad de un mundo multipolar.

Enfrentada a este escenario, la República Popular China deberá, como lo ha hecho reiteradas veces en su historia, estrechar lazos con el mundo en vías de desarrollo. En América Latina, de los tres países más importantes de la región (Argentina, Brasil y México), la Argentina es definitivamente el socio más viable para la RPC tanto por su complementación económica, como por su larga tradición de cooperación diplomática, cultural y científica (en rubros tan diversos como la innovación agroindustrial, la energía nuclear, la investigación aeroespacial, y la exploración antártica). Sin duda, los próximos meses serán decisivos para que Argentina y China puedan profundizar la relación bilateral en beneficio de ambas naciones.

 

 

 

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