Los tanos

La música que escuché mientras escribía

 

El domingo pasado publiqué varias versiones de I Get Along Without You Very Well. En un párrafo escribí: "Otro que se rindió ante el tema fue Frank Sinatra, que tal vez tenga la mejor voz de todas, pero al que me cuesta encontrarle algún sentimiento auténtico". Un lector opinó: "Lo referido a Sinatra no es más que un prejuicio; la frutilla del postre, en Sinatra, es su expresividad. Elegir a Bennett es una forma de «intelectualizar» o colocar algún sello de calidad distintivo negando un matiz expresivo incomparable. Por otra parte son más que complementarios. Hasta para el propio Bennett Sinatra es el mejor".

Tengo el vicio de la precisión. Fue exactamente al revés. El 23 de abril de 1965, en una entrevista para la revista Life, en la que habló de sus grandes cantantes que prefería, como Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald, Sinatra dijo: "Pero en mi opinión, el mejor cantante que hay en el show business es Tony Bennett. Me emociono cuando le veo, me conmueve. Él es el cantante que ve lo que el compositor tenía en su mente, y posiblemente un poco más". Podés escuchárselo decir a él mismo, en este show que compartieron en 1988, cuando el tano mayor tenía 73 y el tano menor 62. Está a partir del minuto 28.40. "El mejor cantante popular de todo el mundo. Maravilloso, absolutamente maravilloso. Quiero ser como él". Cuando comienzan a cantar juntos, a partir de 1.04, Sinatra comenta: "Escuchen qué lindo canta". Al presentar el canónico I Left My Heart In San Francisco, dice que es la canción más bella y que nadie la cantó como Tony Bennett. En sus últimos años un periodista de la revista New Yorkle preguntó:

Todos lo escuchan a usted. Y ¿usted a quién escucha ?

—Benedetto —respondió.

Y era cierto. Orson Welles contó que la única música que se escuchaba en todas las fiestas en casa de Sinatra eran los discos de Tony Bennett.

 

 

 

 

 

Fueron grandes amigos y Anthony Dominick Benedetto tampoco se cansó de homenajear a Albert Francis Sinatra. "Cada noche, hasta que murió, siempre que estaba sobre el escenario me mencionaba, cantaba alguna de mis canciones. Siempre me promocionaba. Fue un gran amigo. Cuando quería a alguien, era de una lealtad extraordinaria. Fue mi maestro". Que no es poco, pero no es lo mismo. Recordemos que Sinatra ya era una megaestrella cuando el tanito de Astoria grabó su primer disco.

En 1992 ganó uno de sus Grammys por el album que le dedicó, Perfectly Frank. En 1998 pronunció una oración y entonó el Ave María en el funeral de Sinatra oficiado por el arzobispo de Los Angeles, cardenal Roger Mahony en la iglesia católica del buen pastor, en Beverly Hills. Tony Bennett dijo allí: "Todos nos enamoramos, nos desenamoramos y volvimos a enamorarnos con el sonido de su voz". Se conocieron después de que Tony Bennett grabara sus primeros grandes hits y le ofrecieran el reemplazo de Perry Como en un show de televisión. Se sentía muy nervioso e inseguro y se le ocurrió pedirle consejo a Sinatra. Le habían sugerido que no lo hiciera, porque era un tipo duro, pero igual se largó a golpearle la puerta del camarín en el estudio de la Paramount donde filmaba.

"Fue totalmente distinto a lo que esperaba. Le pregunté cómo manejaba los nervios de estar en escena y me contestó:

Es bueno estar nervioso, pibe. A la gente le gusta. Demuestra que te importa. Y si a vos no te importa, ¿por qué debería importarle a ellos? El público es tu amigo, te va a ayudar.

Y después me dijo que me mantuviera lejos de las canciones baratas. Fue un gran consejo, que seguí desde entonces".

Hasta el final siguió llamándolo pibe. Kid, en inglés.

Tony Bennett fue la primera persona humana en aparecer en un show de los Muppets, donde cantó a dúo con Elmo su amor por las pequeñas cosas, que apenas se ven pero que pueden ser muy grandes.

 

 

 

 

 

En agosto de 2009, en una entrevista para Vanity Fair, Bennett describió con admiración el estilo de Sinatra y contó de una entrevista en la que dijo:  “Cualquier otra cosa que digan de mí no tiene importancia. Cuando canto, creo en lo que canto. Soy honesto". Para Tony Bennett: "La honestidad es la clave del éxito en el canto. Los cantantes más honestos son los inmortalizados. La honestidad emocional es la premisa de cada disco que grabé y cada recital que di". 

En 2015 fue la figura central en el homenaje por el centenario del nacimiento de su amigo, y fundó una Universidad Pública de Música en Queens, a la que llamo High College Frank Sinatra for the Performing Arts. También le dedicó una acuarela.

 

 

El retrato de Sinatra por Tony Bennett.

 

 

Te cuento todo esto porque sólo dije que me cuesta encontrarle algún sentimiento auténtico. Para quien quiera entender, no hice un juicio de valor, sólo confesé lo que me pasa cuando lo escucho. Tal vez sea una limitación mía. Me cuesta, puse. No dije no tiene. Esa es una premisa de esta sección, no me arrogo ninguna calidad crítica, sólo digo lo que me gusta. Y no entiendo ningún arte como una competencia, donde uno debe vencer a otro. No se me ocurriría criticar el gusto de nadie. Solo puedo agregar que todo lo que Tony Bennett dice de Sinatra es lo que yo siento cuando lo escucho a él. Digamos que encuentro en el Tanito la más alta expresión del consejo del Tano grande. 

También amo la persona que es y que se trasunta en la elección de su repertorio y la intensidad con que da vida a las letras. Que además de baladas cante jazz. Que se haya gastado sus últimos morlacos en la década del '70 para producir dos discos a dúo con Bill Evans, que no fueron récords de venta pero que son reconocidos entre las grandes grabaciones del siglo pasado. Haber sido el primer músico blanco que grabó con la orquesta de Count Basie. Sus funciones en apoyo de obras de bien público, que se mencionan como Bennefits. El taller con vista al Central Park donde pinta y se relaja después de cada show o cada grabación, porque Duke Ellington le dijo que no hay que hacer una cosa, sino dos. Las horas que pasa en los museos de Nueva York, donde lo dejan entrar antes de la apertura, para estudiar las obras que le interesan. La firmeza de sus convicciones por las que puso el cuerpo cuando participó en la marcha de Martin Luther King en Selma por los derechos civiles. La relación con sus hijos, que trabajan con él en la producción o la técnica de sus shows y grabaciones. El afecto con que trata a lxs músicxs con los que graba, que podrían ser sus nietxs o bisnietxs. Que pasados los 90 diga que sigue aprendiendo y que eso se note en sus álbumes, que no han perdido calidad con el paso del tiempo, caso único, que yo sepa.

Como Sinatra, yo también quisiera ser como él.

Y ahora te dejo con el pibe, a ver si te da tanto placer como a mí.

 

 

 

 

 

 

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