LUCHADOR HASTA EL FINAL

Murió Abraham Gak, fundador del Plan Fénix y referente del pensamiento económico nacional

 

Profesor, educador, contador público pero sobre todo defensor del pensamiento económico nacional, Abraham Leonardo Gak murió el martes último a sus 91 años. Gak fue rector del Colegio Carlos Pellegrini, fue Defensor del Pueblo de Morón y fue hace dos décadas el fundador y principal impulsor del Plan Fénix desde las aulas de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. También fue en entusiasta colaborador del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE), que al despedirlo lo definió como “un referente fundamental en la historia de las luchas democráticas y contra-hegemónicas en el campo de las ciencias sociales”. Precisamente en el portal del IADE, Gak publicó el artículo que aquí compartimos para recordarlo.

 

 

Guardado en la memoria

Por Abraham Leonardo Gak

 

Desde 1930 se han sucedido diversos episodios militares. Todos ellos respondieron a concretos intereses de sectores del poder económico.

A medida que avanzaba en distintos países la posibilidad de modificar los modelos vigentes en beneficio de una mejora en las condiciones de vida de sus poblaciones, se utilizaron las Fuerzas Armadas como instrumento para cercenar los efectos que se producirían en caso de realizarse dichos cambios.

Este crecimiento generalizado de la búsqueda de otras condiciones económicas y sociales decidió a Estados Unidos, en el ejercicio de su poder, a extremar las medidas de sostenimiento de sus intereses, de modo que casi simultáneamente en toda la región instó a las clases detentoras del poder a usar a las Fuerzas Armadas con un grado de crueldad que aún no había sido conocido en la región.

En nuestro país, el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas derrocaron al gobierno nacional e instalaron una dictadura con un objetivo represivo. Sólo basta mencionar que se utilizaron metodologías repugnantes y deshumanizadas, incluido el asesinato, la desaparición de personas, el secuestro de niños y niñas, el robo liso y llano de bienes, violaciones de todo tipo y torturas sin límite como estrategia de instalación del miedo dentro del pueblo, y así doblegar la posible reacción popular.

Una vez más podemos decir que las Fuerzas Armadas tuvieron el triste rol de ejecutoras del proyecto de degradación de los intereses nacionales.

Tal fue el poder consolidado por esas fuerzas que lograron con éxito la aplicación de políticas neoliberales que redujeron a nuestro país, y a parte de América Latina, al rol de proveedores de materias primas con las consecuencias de mantener la economía y las políticas sociales en el atraso.

Estos objetivos fueron exitosos a tal extremo que casi ninguno de los países de la región logró independizarse del sometimiento a los intereses del mercado internacional ni evitar el saqueo de sus bienes y recursos. Por eso, al referirnos a la acción de las Fuerzas Armadas podemos decir que fueron la herramienta imprescindible para sostener privilegios de sectores minoritarios y, por ello, no debemos olvidarnos del papel que cumplieron en el atraso económico y social del país.

Una característica no desdeñable de ese accionar fue el incremento de la deuda pública externa que, de esta manera, fijó límites al ejercicio de la soberanía e independencia nacional, y que hoy es una limitante significativa para todo cambio estructural que se quiera instalar.

La realidad histórica posterior a esta fecha nefasta evidenció que la implementación de estas funciones, llevadas a cabo por las dictaduras militares, permitieron la instalación en nuestro continente de gobiernos neoliberales que tienen por objetivo afianzar las características de dependencia de las potencias hegemónicas, y la consolidación de un sistema financiero que fue adquiriendo poder por encima de los intereses nacionales, incluso en los países centrales.

En la escuela, en nuestros comienzos infantiles, nos ilustraron sobre las hazañas de improvisadas Fuerzas Armadas que lucharon por nuestra independencia e instalaron una actitud de respeto hacia ellas. Actitud que lamentablemente fue destruida por sucesos cuyo repudio hoy nos reúne multitudinariamente para ratificar el grito perenne de “Nunca más”.

 

 

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