A pesar de todo, plantar memoria

El éxito de la campaña de los organismos y la impotencia de La Nación

 

La campaña a 45 años del golpe de Estado cívico-militar impulsada por organismos de derechos humanos con la consigna Plantar Memoria tuvo una repercusión extraordinaria en escuelas, sindicatos, clubes, plazas, casas y sitios de memoria. Episodios registrados en establecimientos educativos como el de la maestra de Arroyo Seco denostada en los medios hegemónicos por lo que calificaron de “adoctrinamiento”, o el de un director de escuela de Vicente López denunciado por un padre porque a su hijo le dolía el cuerpo luego de limpiar una huerta, sumada al equívoco de una inspectora que lo apartó del cargo y retrotrajo su decisión tras el respaldo que recibió el directivo, forman parte de la miopía de quienes hablan y juzgan la tarea educativa con brutal ignorancia, y de una funcionaria que se ató al reglamento punitivo sin leer el contexto de lo ocurrido.

“Una profesora, una maestrita (sic), adoctrinando a los chiquitos de 4 o 5 años. ¡Con los chicos no!”, repitió Eduardo Feinmann desde el canal de tv del diario La Nación. “Los docentes no están para adoctrinar”, hizo gala de su ignorancia ante el proceso de enseñanza-aprendizaje desplegado por la docente a través de un video. “Los chicos de cuatro o cinco años están para jugar, no para llenarles la cabeza de mierdas”, expresó con prepotencia, y con el video de la docente de fondo espetó: “Sacá a esta asquerosa (sic). Sacala ya, me da asco, repugnancia”. El repudio llegó de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA). “Las ofensivas y agraviantes palabras que el periodista Eduardo Feinmann expresó en su programa del día 25 de marzo contra la docente Haydeé Spatz del Jardín de Infantes 3 ‘El Nogal’ de la ciudad de Arroyo Seco, provincia de Santa Fe, constituyen una burda expresión del Negacionismo que en materia de derechos humanos gobernó nuestro país en los años del macrismo”, señaló CTERA en el comunicado que puede leerse aquí.

 

 

Asqueroso asqueado.

 

Haydeé Spatz explicó a El Cohete a la Luna el trabajo colectivo desde la institución: “Armamos un video para que llegue a todos los grupos, a todas las salas, porque teníamos la mitad de los grupos en presencialidad. Pensando en cómo hacer para llegar a todos y todas propusimos realizar un video y enviar a los grupos de Whatsapp”. El video fue enviado al Ministerio de Educación de Santa Fe, que lo seleccionó para subir a la plataforma de insumos pedagógicos accesibles al plantel docente. “Emocionadas con mi compañera de equipo directivo porque habían subido el video, nosotras también lo habíamos subido al Facebook del jardín”, recuerda, y agrega que cuando volvió a abrirlo vio cuatro comentarios violentos contra su persona. También le ocurrió en su cuenta personal, con mensajes en la misma sintonía. La decisión fue cerrar la cuenta del Jardín, en tanto ella solamente restringió los mensajes en su cuenta personal. Pero un mensaje privado le advirtió que no se iba a salvar, que se iba a ir a adoctrinar a la cárcel con sus amigos montoneros (sic).

En la sociedad de Arroyo Seco existieron planteos de quienes no acordaban pero sin la agresividad del anonimato en las redes, expresa Haydeé. Desde el Ministerio y desde la Asociación de Magisterio de Santa Fe (AMSAFE) salieron rápidamente en su respaldo. Algunos padres plantearon que “son chiquitos y no entienden”, postura que la docente, con 27 años de experiencia, considera una “falta de respeto importante a las infancias”. Esa idea es la que subyace más allá del personaje Feinmann y los medios hegemónicos negacionistas que se ocuparon del asunto. Como si en el ciclo inicial no existiera lugar para el proceso de enseñanza-aprendizaje de ciertos contenidos. En esa línea fueron TN y el propio diario La Nación, que amplificó los dichos del periodista. En la misma línea se sumó el diputado Federico Angelini, de Juntos por el Cambio:

 

 

Sonia Alesso, titular de CTERA, señala que existe en algunos medios y en la derecha en general una visión del nivel inicial donde “los contenidos que están en la Ley de Educación Nacional, en las leyes provinciales y son parte de la currícula de todos los niveles del sistema educativo, parece que estuvieran por fuera, como si los niños y niñas no pudieran aprender sobre derechos, sobre ciudadanía, sobre ESI (Educación Sexual Integral), derechos humanos, el cuidado del ambiente. Pensado como una cosa atemporal, como si los niños y las niñas no comprendieran lo que pasa a su alrededor”. Para la secretaria general de CTERA hay también un odio de clase contra los maestros que se comprometen. Recuerda un sumario contra un directivo durante el gobierno de María Eugenia Vidal. “Se trata de aislar o separar, como si uno expusiera un caso, cuando en realidad es el colectivo docente el que siembra memoria” y el que “no se resigna a que la escuela sea un lugar de reproducción de los contenidos que el bloque dominante quiere que enseñemos”, destaca en diálogo con El Cohete a la Luna. Y recuerda que se está por cumplir un nuevo aniversario del asesinato de Carlos Fuentealba. “Porque hace 14 años que peleamos, la causa Fuentealba por justicia completa todavía está viva. Eso fue posible porque el magisterio argentino hizo carne, hizo suya esa lucha”, remarca.

 

 

Más allá del episodio en Arroyo Seco, donde “la cara visible fue Haydeé Spatz, una compañera docente comprometida con los derechos humanos desde siempre”, Alesso analiza con orgullo “la fuerza que tuvo la campaña Plantemos Memoria en todo el país”. “Lo vimos en CTERA desde las escuelas más al norte de la Argentina hasta el sur más austral de la patria”, señala. “Es una campaña que involucró a padres, alumnos, estudiantes de todas las edades, profesores, maestros, maestras, a la comunidad que acompañó esos actos. En los barrios impulsado por distintas organizaciones sociales, por nuestra CTA pero también por otras organizaciones sociales y sindicales. Una de las campañas en los últimos años con mayor llegada a todos los sectores”, destaca, y considera que “fue para los grupos hegemónicos, como los medios concentrados, un golpe a su teoría de que no haya memoria sobre lo que pasó en Argentina, que no se recupere la memoria de la dictadura cívico-militar”.

 

Amenazas en Vicente López

“¿Por qué no se pudo ‘Plantar Memoria’ en la Escuela Primaria 2 del Distrito de Vicente López?”, preguntó desde su cuenta en Facebook la profesora Gabriela Sánchez Antelo. Luego contó lo que sucedió con su compañero de vida y militancia, Martín Ferguson, director de esa escuela, que en el marco de la campaña propuso “un proyecto que incluía la difusión del corto animado ‘Una Carta de Leticia’ de Irene Blei, sobre una joven desaparecida del colegio Nacional Vicente López (actual EES N° 6) y luego los diferentes grados participarían en el proyecto de armar y plantar un ‘jardincito de la Memoria’, donde el jacarandá (el árbol más grande y hermoso que conseguimos) se llamaría El Jacaranda de Leticia”. “Durante el lunes 22 y martes 23 se difundió el corto en la comunidad. Y el martes comenzaron las tareas para plantar los árboles, cada grado llevaría a cabo una parte de la tarea”, relató, y lamentó que “todo esto fue truncado” porque “el padre del cual recibió varias amenazas durante todos estos años, alegando que su hijo había llegado cansado del trabajo en el jardín, presentó una denuncia en la jefatura distrital por lo que a Martín se lo separó de su cargo de director y se le inició una investigación sumaria, además de una denuncia penal por ‘explotación Infantil’”.

El escrito de Sánchez Antelo se multiplicó rápidamente en las redes por quienes conocen su trayectoria como docente y su trabajo en derechos humanos. Así fue cosechando adhesiones y el respaldo del sindicato de SUTEBA San Isidro, donde Ferguson es Secretario de Derechos Humanos. También tuvo el respaldo de SUTEBA Vicente López, de diferentes organizaciones sociales de la comunidad y de concejales del Frente de Todos. Gabriela recordó que cuando Ferguson asumió la dirección “se presentó un padre insultándolo y amenazándolo. Dijo saber de su pasado y de su accionar en SUTEBA y que lo iba a hacer echar de la escuela. Al averiguar los motivos de semejante recibimiento, supo del vínculo fluido que mantenía con el partido que gobierna el distrito”. Explicó que “tratando de bajar los decibeles del conflicto, transcurrieron 2019 y 2020, con conflictos menores. Aunque siempre recordaba a quien lo quisiera oír, como si fuera un acto pecaminoso, su pertenencia al sindicato docente”. El Cohete pudo hablar con el padre denunciante, José Antonio Zerda, quien expresó que “la escuela cambió desde que llegó esta persona”, en referencia al director, que a su entender “mezcla a Suteba con la escuela, que no tiene nada que ver”. Por eso “en vez de ser una escuela parece Campo de Mayo” (sic). La comparación disparatada no es en referencia a la localidad del partido de San Miguel sino a la guarnición militar Campo de Mayo, ex sede de uno de los mayores centros clandestinos de detención y tortura del Ejército durante la dictadura.

 

 

La denuncia de Zerda fue radicada en la comisaria de Olivos a la hora 00.43 del 24 de marzo. Señaló que, al retirarlo de la escuela, su hijo de diez años le dijo que le dolía el cuerpo por haber limpiado toda la huerta y le mostró las manos ampolladas. No logró que lo atendiera el maestro pero llamó a la escuela y habló con el director. Según su declaración, Ferguson le expresó “que no lo trate como un nene, que tiene que aprender a limpiar”. La denuncia se basa en dichos difíciles de comprobar. Zerda dijo tener en su celular audios de conversaciones de los chicos con sus padres, que le refieren que no diga nada porque están amenazadas por el director, y que aportaría esas pruebas a la fiscalía. Algunos de esos audios –que quien escribe pudo escuchar– lejos están de ser una prueba y la denuncia no pone en evidencia ningún delito penal. El maestro de su hijo, que luego se comunicó con él, se puso a disposición y fue claro al decirle que a su hijo le dolía el cuerpo desde la mañana.

Luego de la denuncia, la inspectora jefa distrital Paula Viviana Gomes fue a la escuela y en ausencia del director decidió aplicar el artículo 139 del Estatuto docente para apartarlo. Lo hizo sin analizar el contexto del proyecto colectivo de Plantar Memoria. No tuvo contacto con Ferguson para que pudiera explicar lo sucedido y ejercer su derecho a defensa. Tampoco llamó al maestro del curso para que brindara explicaciones. Consultada para esta nota, Gomes dijo que “todo fue confuso” y que el director tiene “toda una trayectoria”. “No lo aparté porque no estaba en la escuela”, dijo sobre el motivo, aunque olvidó contar que cuando asistió al colegio informó a la secretaria y subsecretaria que aplicaba el 139 y que Martín estaba desplazado. Fue así como lo informaron a través de un comunicado a toda la comunidad educativa.

 

La inspectora se excusó de seguir hablando por tener síntomas de Covid y porque no le parecía correcto “el interrogatorio”, como llamó al intento de conocer su accionar. Aclaró que no autorizaba a utilizar su imagen, como si no fuera funcionaria pública, y que iba a hablar cuando volviera de su licencia. Su pésima actuación ameritaría que desde la provincia de Buenos Aires evalúen si es conveniente tener una funcionaria que no funciona, sobre todo por el daño causado a un director con toda una historia de militancia en derechos humanos.

“Vos venís de Suteba, yo sé quién sos. Te vamos a echar de acá y del distrito”, fue lo que Zerda le expresó a Ferguson en uno de los primeros cruces que tuvieron, por un episodio en que los alumnos se estaban mojando bajo la lluvia esperando en la puerta de la escuela. Por la amenaza se hizo un acta, el hombre se calmó, pero al rato volvió con una denuncia. Habló con una secretaria y, como estaba vestido con un jogging con los colores de Boca, hablaron de eso y Zerda dijo ser compadre del barrabrava Rafael Di Zeo, que su hijo era su ahijado. Una vez que el director salió de su oficina mostrando la denuncia lanzó: “Vos escuchaste qué amigos tengo yo”. El director le pregunto si iba a dejar una copia pero Zerda respondió “no te dejo nada” y se fue.

Otro episodio tragicómico ocurrió el día de las elecciones de 2019, con Ferguson como autoridad electoral en la escuela. “Se están llevando una urna”, le advirtió un gendarme al ver personas caminando hacia la puerta del establecimiento. Al acercarse vio que era la presidenta de una mesa con la fiscal general del Pro y con Zerda. Cuando preguntó dónde iban, la presidenta de mesa le dijo que el hombre tenía familiares ancianos en la puerta que solicitaban que les acercaran la urna. Como Ferguson les dijo que eso no era posible, Zerda lo increpó, dijo que no se metiera por ser director. Cuando el gendarme le aclaró que era autoridad electoral salió corriendo de la escuela, persiguió a los remises con las personas que se suponía que iban a votar y les arrojó sus DNI por las ventanillas.

La última denuncia contra Ferguson terminó con un llamado de la inspectora regional para informarle que se levantó la separación de su cargo.

 

 

Plantar Memoria vale la pena, más allá de las dificultades y de quienes desean que la escuela sea una herramienta para educar en la sumisión y no –como enseñó Paulo Freire– para la liberación, para crear una ciudadanía comprometida en defensa de la democracia.

 

 

 

 

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