SARS-CoV-2 y violencia organizada

Las mentiras de Estados Unidos para ocultar su colaboración con China en la manipulación del virus en Wuhan

 

Esta semana se publicaron los emails cursados desde el inicio de la pandemia por los doctores Anthony Fauci y Peter Daszak. Fueron obtenidos por medio de la ley que obliga a dar acceso a información confidencial retenida por las agencias del gobierno federal (Freedom of Information Act, FOIA). El doctor Fauci, asesor científico de la Casa Blanca desde la época de Ronald Reagan, dirige desde hace décadas al NIAID (National Insititute of Allergy and Infectious Diseases), organismo integrante del NIH (National Institute of Health), la autoridad oficial en materia de investigación médica en los Estados Unidos. El NIAID financió las investigaciones del doctor Dasdak en ingeniería genética realizadas en colaboración con científicos chinos en el Instituto de Virología, ubicado en el laboratorio de máxima seguridad (level 4) de Wuhan, China.

Los emails exponen cómo Fauci y Daszak articularon una batería de mentiras con el objetivo de ocultar la manipulación genética del virus realizada en el Instituto de Virología con participación del equipo de Daszak. También exponen la utilización de los medios y redes sociales para implantar en el público la teoría del “salto natural del virus” desde una especie animal al ser humano, salto que habría ocurrido en un mercado de animales salvajes en Wuhan, dando así origen a la pandemia. Esta teoría se instaló a través de la publicación de información falsa sobre el origen del virus y de la censura de toda información que pudiese contradecirla. En función de “experto” al servicio de Facebook, Daszak cumplió un rol crucial en la purga de información y de investigaciones calificadas de “teorías conspirativas” por contradecir a la versión oficial sobre el origen del virus. Asimismo, Daszak tuvo una participación decisiva en el panel de la Organización Mundial de la Salud que investigó lo ocurrido en Wuhan (zerohedge.com 2-3 6 2021, vanityfair.com 3 6 2021).

El escándalo provocado por la difusión de estos emails llevó al Presidente Joe Biden a ordenar una nueva investigación sobre el origen del virus, al mismo tiempo que expresaba su escepticismo sobre los resultados debido al “dudoso origen” de la información recolectada. Paralelamente, el New York Times contribuía a sembrar este escepticismo alertando al público sobre la dificultad de “aplicar un poder computacional excepcional” que permita relevar las enormes y complejas “bases de datos” chinos (nytimes.com 27 5 2021, zerohedge.com 26, 28 5 2021). Sin embargo, los emails obtenidos permiten plantear una pregunta crucial que hasta ahora ha sido escamoteada: ¿cuáles fueron las razones que llevaron a una agencia federal norteamericana a financiar investigaciones de ingeniería genética con virus letales, en colaboración con investigadores chinos y en un laboratorio cuyos vínculos estrechos con los militares chinos eran bien conocidos por el gobierno norteamericano y sus organismos de inteligencia? Esta pregunta conduce a desnudar el rol de la violencia organizada en nuestra vida cotidiana y los mecanismos que la reproducen independientemente de nuestra voluntad y de nuestro conocimiento.

 

 

El virus y la violencia organizada

Desde los orígenes de la humanidad, la violencia y el miedo que engendra han sido inherentes a las relaciones de poder. El tiempo transcurrido y las diferencias culturales han impuesto características específicas a estos fenómenos, que forman parte del paisaje social de todos los tiempos. Hoy, sin embargo, los mismos permanecen invisibilizados. Investigar el origen del virus implica empezar a desnudar esa violencia organizada y  los dispositivos que la reproducen, tanto de modo  abierto como subliminal. Esto no es poca cosa: significa arrojar luz sobre la forma en que la actual estructura de poder bloquea el cuestionamiento colectivo y reproduce el status quo.

Esta estructura de poder maximiza ganancias y poder y los concentra en pocas manos, en todas las áreas en que se desarrolla la vida social (economía, política, información, valores y normas) y en todos los espacios conocidos: aéreo, territorial y marítimo, ciberespacial y estratosférico. La enorme desigualdad que estas relaciones de poder engendran ocurre más allá de nuestra voluntad y de nuestra conciencia gracias a un complejo engranaje que las convierte en un fenómeno natural. Parte de este engranaje deriva de una industria de guerra que multiplica el disciplinamiento social a escala mundial. Hay, sin embargo, otro tipo de mecanismos que inculcan y detonan el miedo y un complejo de emociones asociados, logrando así paralizar la reflexión sobre las causas de los problemas que nos aquejan. De este modo, contribuyen a implantar un sentido común del cual se han borrado, por arte de magia, las huellas de las asimetrías de poder.

Las contradicciones del mundo actual son tan flagrantes que la violencia organizada irrumpe por momentos a la luz del día bajo su aspecto militar. Sin embargo, en buena parte pasa desapercibida. Así, no es casual que el escándalo detonado por los emails del doctor Fauci haya sido precedido por declaraciones de altos funcionarios norteamericanos, incluida la representante del Comercio Internacional, definiendo a China como el principal enemigo de Occidente, al cual hay que “contener… desarrollando políticas de nueva índole”. Estas declaraciones precipitaron la ira del gobierno chino, que a través del editor en jefe de un órgano de prensa controlado oficialmente dejó en claro que China “deberá desarrollar rápidamente su armamento nuclear… para que los negociadores norteamericanos tiemblen cada vez que piensan en una confrontación militar con China” (zerohedge.com 26 5 2021, globaltimes.ch 28 5 2021). Estos intercambios develan la brutal irracionalidad de un mundo donde la amenaza nuclear y la investigación biológica con fines militares están a la orden del día pero pasan desapercibidas.

La violencia que organiza nuestras vidas trasciende a su máscara militar y se expresa de múltiples maneras y en distintos campos de acción: desde el jurídico/político al económico y financiero. Así, el impacto de la pandemia sobre la economía y las finanzas globales ha contribuido a descarnar al viejo principio que nos llega desde tiempos muy lejanos: “el que controla al dinero controla al mundo”. La creciente concentración de la economía y de las finanzas mundiales ilumina la violencia organizada de los monopolios y su lucha por imponer a cualquier precio sus intereses específicos sobre los del resto de la población mundial. Paradójicamente, esta violencia ha dado paso a nuevas formas de protesta social que desafían, desde el mundo de las finanzas, a la concentración del poder.

 

 

Finanzas y violencia organizada

La pandemia ha contribuido a desenmascarar y a profundizar el endeudamiento de los gobiernos, tanto en los países centrales como de la periferia. Con la excepción de un número pequeño de países generalmente dependientes de la extracción del petróleo, la gran mayoría de los gobiernos del mundo se encuentran hoy severamente presionados por un endeudamiento insostenible. En tres países el endeudamiento de sus gobiernos es superior al 200% de su PBI y en otros 32 supera al 100% de sus PBI. En el resto, la mayoría de los gobiernos se encamina hacia el endeudamiento ilimitado: la reiterada contracción de nueva deuda para financiar deuda vieja. Este diabólico mecanismo reproduce al infinito la violencia organizada de los pocos que concentran y centralizan el poder e imponen políticas financieras que saquean los recursos, riqueza e ingresos de la mayoría de la población mundial. Esta violencia organizada levanta un huracán de enfrentamientos cada vez más profundos entre distintos sectores sociales y también entre las grandes corporaciones y mega-monopolios con mayor capacidad para disputar la suma del poder.

En los Estados Unidos, centro del capitalismo monopólico global, la Reserva Federal tiene completo dominio sobre la emisión del dólar, la moneda internacional de reserva. El endeudamiento del gobierno federal representa hoy el 133% del PBI del país. El impacto de la pandemia sobre la economía y las finanzas expone la trampa que encierra a la Reserva Federal: las tasas de interés cercanas a cero impiden a la autoridad monetaria utilizarlas para reactivar a la economía. Cualquier suba de las tasas, arriesga detonar a la enorme deuda contraída. Así, la Reserva fuga hacia adelante e inyectando más liquidez a tasas mínimas promueve más endeudamiento en aras de reactivar la economía. Esta política devalúa al dólar y pone en riesgo su rol como moneda internacional de reserva, y profundiza la concentración del poder económico y la creciente desigualdad en la distribución de la riqueza y de los ingresos.

La violencia organizada exuda por los poros de estas políticas y engendra la oposición creciente de diversos sectores sociales que buscan independizarse de la tutela de la Reserva. A partir de la emisión de criptomonedas buscan descentralizar las transacciones para resguardar su autonomía ante el creciente control de la Reserva. Asimismo, algunos monopolios tecnológicos buscan disputar el control que tiene la Reserva sobre la creación de dinero promoviendo las criptomonedas y, en ciertos casos, lanzando una criptomoneda propia. La furia creciente de distintas corporaciones y entidades financieras contra la Reserva encuentra tal vez la expresión más acabada en el rechazo del cofundador de Palantir a la concentración y centralización de las decisiones por una Reserva Federal “dominada por un puñado de idiotas” que imprime a lo loco y amenaza ahora con la emisión de un dólar digital, que de concretarse producirá un mayor control de las decisiones y de las transacciones financieras. Esta situación explica, según él, que “mucha gente inteligente”, e incluso el gobierno chino, apuesten ahora contra el dólar (zerohedge.com 27 5 2021).

Al fragor de estas batallas se suma la polvareda que levantan los pequeños inversores. Aprovechando la digitalización de las finanzas, estos multiplican su poder de fuego apostando colectivamente y de un modo virtual contra los fondos de inversión (whales) que jaquean a empresas tradicionales altamente endeudas (recientemente AMC, entre otras). En una verdadera guerra de guerrillas continúan el juego iniciado a principios de este año por el movimiento wallstreetbets y gracias al poder de fuego derivado de la multiplicación de pequeñas inversiones contribuyen a aumentar la volatilidad del mercado financiero y la creciente inestabilidad financiera.

Estos procesos arrojan luz sobre el impacto de una violencia organizada que, ejercida desde la suma del poder financiero, se ampara en la invisibilidad al mismo tiempo que reverbera brutalmente sobre la vida cotidiana.

 

 

Endeudamiento y violencia organizada

La llegada de un número creciente de vacunas contra el SARS-CoV-2, el aumento del ritmo de vacunación en todo el país y la inminente producción de la vacuna rusa Sputnik  en la Argentina parecen haber deshilachado los nervios del macrismo, cuyas distintas tribus se juntan para atacar al gobierno “por su desidia” en el manejo de la pandemia, por supuestos “retornos” y negociados con las vacunas, y hasta “por la penetración de la vieja KGB” que junto con CFK impulsan una alianza estratégica con Rusia, persiguiendo “algo más grave que la Sputnik V: un satélite y además compra y venta de armas” (ámbito.com 4 6 2021). Estos disparates, amplificados por el periodismo de guerra, articulan un mensaje mentiroso cuyo único objetivo es sembrar confusión, caos y miedo al “cáncer peronista”. En este contexto, las mentiras persistirán aunque la realidad demuestre lo contrario pues son la expresión más acabada de una violencia organizada que busca desestabilizar al gobierno y afianzar el cerrojo impuesto al país por el FMI y el gobierno de Mauricio Macri.

El FMI es y ha sido un instrumento de dominación de los países centrales, y especialmente de su centro hegemónico, los Estados Unidos. Esto surge del análisis de sus estatutos, regulaciones y documentos recientes, que detallan las funciones y objetivos de esta institución. La función política del FMI aparece detallada en un documento de las Fuerzas Especiales del Ejercito Norteamericano (Field Manual (FM) 3-05.130, Army Special Operations Forces Unconventional warfare, september 2008). En el pasado hemos analizado detenidamente el rol del FMI durante el gobierno de Macri. Actualmente busca ejercer su influencia “detrás de las bambalinas”, hasta que el país llegue formalmente a la mesa de negociaciones.

El ajuste fiscal es y ha sido el arma utilizada por el FMI para imponer a los países de la periferia el endeudamiento ilimitado. Así, tiene razón el Presidente cuando señala que “es muy difícil desarrollarse con deudas estrafalarias, tasas enormes y plazos que no favorecen el crecimiento” (ambito.com 4 6 2021). En lo que va de este año, y mas allá de las intenciones del gobierno, se produjo un ajuste fiscal muy considerable impulsado por el aumento de los ingresos fiscales debidos al incremento de las retenciones y otras contribuciones impositivas y por una gran disminución del gasto social impulsada por la caída de las prestaciones de seguridad social y de los salarios públicos. La inflación ha profundizado el deterioro de la capacidad adquisitiva de la población. Esto ocurre mientras el país no puede refinanciar su deuda con el Club de París, que exige para ello un acuerdo definitivo con el FMI. Esta situación aumenta la vulnerabilidad del gobierno.

Mientras tanto, arrecia la violencia organizada de los monopolios que forman precios para maximizar sus ganancias. Los exportadores de carne están dispuestos a volcar en el mercado interno una ínfima parte de esta producción. El gobierno exige un mayor volumen para el consumo interno, a precios razonables y seguramente advierte la importancia de una arremetida cuyo impacto trasciende al consumo de carne. Paralelamente el Banco Central (BCRA) afloja el cepo a los exportadores, si cumplen con una serie de requisitos. Esta medida intenta prevenir la falta de dólares en el futuro inmediato, cuando se terminen de liquidar las cosechas de este año. Esto se agrava por el impacto creciente del fenómeno de la restricción externa. En lo que va del año, las exportaciones han crecido a un ritmo menor que las importaciones (4,8% vs 33,2%) y mientras la cantidad de dólares que ingresó por exportaciones creció un 21,8%, la cantidad de dólares que salió por importaciones aumento un 37,4%. Esto muestra la urgencia de oponer a la presión desmadrada de los monopolios agroindustriales y financieros políticas que den prioridad a la reactivación del mercado interno a partir de una fuerte redistribución de ingresos hacia los sectores más vulnerables.

 

 

 

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