A la sombra del Supremo

Una disputa que involucra a un socio de Carlos Fernando Rosenkrantz en un hotel de campo

 

Con ya característicos episodios oscuros y violentos, continúa la disputa por la histórica estancia de la familia Guiraldes, La Porteña, que aparte de Monumento Histórico Nacional es el lugar donde el francés Charles Thays dejo volar su imaginación paisajística y Ricardo Güiraldes escribió Don Segundo Sombra, uno de los textos claves de la literatura argentina. Los rivales —siempre ricos, siempre más o menos famosos— mutan con el paso del tiempo pero en esa batalla, que aparte de familiar también es judicial, lo que parece inmutable y se repite son los aprietes, las amenazas o las entraderas nocturnas de grupos armados que desde hace décadas son la comidilla de los habitués de los viejos bares de San Antonio de Areco. En la puesta al día de esa pelea de fondo, sin pulperías ni facones pero con famas y millones, abogados servicios y ex servicios, taimados y oportunistas, se encuentra de un lado Gonzalo Susini, manager de la estancia, nieto de Enrique Telémaco Susini —uno de los locos de la azotea, pionero de la radiodifusión argentina— y también cuñado del actor Facundo Arana. Del otro se hallan el empresario Claudio Liberman y su socio en la Sociedad Anónima Cinacina, nada menos que el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Carlos Rosenkratz. Cinacina es una estancia-restaurant, también en San Antonio de Areco, a 500 metros del casco histórico donde está La Porteña.

 

 

 

 

Susini denunció que luego de airear en la FM local Imagen una durísima crítica  a Liberman / Rosenkrantz, el pasado 9 de mayo un grupo de hombres encapuchados y fuertemente armados que —según su testimonio— "llevaban borcegos como de policías, chalecos antibalas, un distorsionador de voz y se comportaban como mano de obra desocupada”, tomaron por asalto la estancia. Armados con pistolas de bajo calibre y escopetas de caño recortado, lo golpearon delante de su mujer y sus hijos pequeños diciéndole varias veces que venían de parte de Liberman para cobrar la recompensa por el conflicto de la estancia. Luego fugaron en una camioneta propiedad de Susini, abandonada mas tarde en la Ruta 41. Voceros policiales aseguran que los visitantes nocturnos se llevaron una importante suma de dinero en efectivo, Susini dice que sólo se llevaron un reloj. El curioso y violento hecho contenía enormes similitudes con el copamiento ocurrido catorce años antes en el mismo lugar, realizado por otro grupo de hombres armados y encapuchados entre los que se encontraba el ex policía bonaerense Ernesto Miño.

Las víctimas contaron también que los asaltantes, entre golpe y golpe, mencionaron varias veces al socio del presidente de la Corte Carlos Rosenkratz, Claudio Liberman, y a ex empleados trabajadores rurales de La Porteña que “fueron injustamente despedidos”. Liberman es también socio de otra parte de los involucrados en la saga familiar, la rama de los Smith Estrada Güiraldes. Como si los indicios no fueran suficientes para advertir tareas de inteligencia previas, un empleado de Susini contó sin pelos en la lengua que pocos días antes de la violenta entradera se había encontrado en el pueblo con Cristian Ramírez, hombre al servicio de Liberman, quien le efectuó numerosas preguntas sobre los movimientos de los empleados de la estancia, recurriendo como ayudamemoria a su celular. Cuando el intrigado empleado preguntó por el origen de la información, Ramírez contestó que se la había pasado Liberman. Entretanto Gonzalo Susini, afianzando la teoría de la existencia de tareas de inteligencia previa y grupos de mano de obra desocupada, agrego que "hace un mes frente al ingreso a La Porteña, en el campo El Centinela que Liberman tiene en sociedad con los Smith Estrada, hubo estacionada una camioneta negra con dos sujetos y una Mazda blanca vieja". Con toda esa información las pesquisas avanzaban lentamente sobre la pista Liberman-Ramírez. Sin embargo, cuando el hecho comenzó a cobrar creciente relevancia pública y hubo presión por parte de las autoridades provinciales, la investigación cambió misteriosamente de rumbo.

De esa manera, como suele ocurrir en las "causas armadas" con la presión de los medios y las autoridades políticas, la DDI de Mercedes conjuntamente con la policía rural de San Pedro apuntó a los sospechosos de siempre a partir de pruebas dudosas que aportó un denunciante que se presentó en la fiscalía de Mercedes con un papel que llevaba anotado el nombre de 5 personas. Preguntado por el origen de esos nombres, respondió que se los había anotado una persona que quería colaborar con él pero nunca reveló su identidad.

Todas las personas nombradas en el papel eran jóvenes de clases populares con antecedentes penales. Las víctimas del robo/apriete en la estancia, aún cuando en su primer relato describieron que el ataque fue realizado por personas encapuchadas —para contradecirse describiendo luego en ese mismo relato la cara de alguno de ellos—manifestaron a posteriori que habían reconocido por sus cuentas de Facebook a dos de los nombrados. Los domicilios de las personas denunciadas anónimamente fueron allanados, sin que se lograra secuestrar ningún elemento que los vinculase con el hecho. Ni armas, ni dinero, ni borcegos ni distorsionadores de voz.

En la actualidad se encuentran detenidos. Uno de ellos —Waldemar Weiss— tiene una colonostomía que le impedía al momento del ataque y le impide todavía realizar cualquier esfuerzo físico. Con esa condición corporal hubiera sido imposible que levantara un durmiente para romper la puerta de la estancia, tal el tenor de la acusación que lo mantiene preso y sin posibilidad de realizarse la operación de urgencia que necesita. El restante detenido tiene el mismo apellido que el ex policía involucrado en el asalto del 2005, Miño, y al momento del asalto se encontraba trabajando en un basural de San Pedro. Rumores que circulan en Areco aseguran que los Susini dejaron de habitar la estancia. A pesar de todos los indicios y de los insistentes pedidos de la defensa, la Fiscalia de Mercedes a cargo de Luis Carcagno se resiste a investigar la pista Liberman tanto como a indagar quien era el misterioso sujeto que aporto la información para desviar el curso de la investigación. En el país de las sombras, ni por un segundo se pierden las viejas mañas.

 

 

* Gabriel Elías Ganón es el defensor del detenido Waldemar Weiss.

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