Agua para sus molinos

Para salvar a la humanidad, Macrì y sus amigos se sacrifican y ganan miles de millones

 

Invocando el Acuerdo de París de 2015 y la lucha contra el calentamiento global, el presidente Maurizio Macrì se ha lanzado a salvar al género humano de la extinción en 2100, mediante un programa de sustitución de energías fósiles por renovables, en especial eólicas y solares y, en ínfima proporción, biomasa, biogás y pequeños aprovechamientos hidroeléctricos (menores a 50 MW). “Estamos en un punto límite con el cambio climático. Hay que apostar a las energías renovables”, señaló Macrì durante su cierre en el G20. Para ello duplicó la apuesta en cuanto a reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2). El entusiasmo del Presidente lo llevó a decir que la Argentina podría ser potencia mundial en energías limpias. Nada menos. La Argentina del Año Verde.

 

 

Quiso la casualidad que los adjudicatarios de las obras contempladas en el plan RenovAr fueran su hermano de la vida, Nicolás Caputo; la constructora familiar del propio Macrì, a través de su aparente comprador, Marcelo Mindlin; su amigo y habitual anfitrión en el Lago más Escondido que Nunca, Joseph Lewis; y el gobernador de Jujuy y carcelero de Milagro Sala, Gerardo Morales, quien no tuvo reparos en revelar que Macrì le diseñó el plan.

 

Niky y Maurizio

 

Mindlin, el fronting

 

Lewis, el escondido

 

Ellos más el banquero Jorge Brito, al concluir 2018 concentraban el 75% de la energía verde operativa, según los datos registrados por el bioquímico y biotecnólogo Federico Bernal, director del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo, OETEC.

 

Federico Bernal

 

El cero absoluto

El consenso en el Acuerdo de París de 2015 fue que la única manera de impedir catástrofes climáticas que terminarían por extinguir la raza humana sería que la temperatura global en 2100 no superara en más de 2 grados centígrados los niveles preindustriales, mientras lo ideal sería que no pasara de 1,5 grados por encima de los tiempos de Mozart. Para lograrlo, las emisiones netas globales de CO2 deberían disminuir en 2030 un 45% respecto de los niveles de 2010, hasta alcanzar el “cero neto” para 2050. En diciembre culminó en Polonia con más dudas que certezas la cumbre climática COP24 de Naciones Unidas que debía viabilizar aquel objetivo. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), organización dependiente de Naciones Unidas, propuso la adopción masiva de tecnologías eólica y solar, infraestructura verde (sic), agronegocios climáticamente-inteligentes (sic) y la implementación de programas de eficiencia energética que incluya drásticas caídas en el consumo energético a niveles residencial, industrial y en transporte.

Bernal afirma que reducir las emisiones de CO2 no es gratuito: sus cantidades liberadas son directamente proporcionales al nivel de desarrollo, industrialización y calidad de vida de la población que las emite. La dificultad a sortear para que la descarbonización no sea un gran fracaso es cómo encararla sin reducir la oferta de energía ni encarecer sus servicios públicos, especialmente en los países en vías de desarrollo. El investigador pone el acento en las naciones y las empresas que dominan el mercado mundial de este tipo de tecnologías y en los bancos y organismos financieros que subsidian su importación, instalación, operación y mantenimiento en el mundo y, sobre todo, en África y América Latina.

 

El ajuste verde

Caputo participa de la fiesta verde por medio de la empresa CP Renovables, subsidiaria de Central Puerto SA (CPSA) de la que es uno de los principales accionistas. El presidente de CP Renovables es otro íntimo presidencial, Guillermo Reca.

 

Guillermo Reca, socio de Caputo en la inauguración, con el intendente de Villarino.

 

Los 32 aerogeneradores de su Parque Eólico La Castellana abastecen el consumo residencial de Bahía Blanca. Pero además Caputo es el socio minoritario más importante de Edesur, a través de Sadesa y en 2018 obtuvo beneficios por más de 2.000 millones de pesos. En defensa de los tarifazos que robustecen la rentabilidad de los amigos, Macrì dijo esta semana en su gira patagónica que hay que pagar por la energía lo que vale, una muletilla sin asidero que repite para justificar su dolarización. En Chubut inauguró un parque eólico de Genneia, la inversora de capital estadounidense con la que el presidente hizo un gran negocio, al revenderle con una ganancia de casi 50 millones de dólares un parque eólico que acababa de adquirir a la quebrada empresa española Isolux, una de las encuadernadas del doctor Glock.

Isolux también fue utilizada para que la constructora de los Macrì se quedara con el tramo más rentable del Paseo del Bajo, la obra en la que Horacio Rodríguez Larreta centra su proselitismo 2019.

Mindlin posee a través de Pampa Energía el parque eólico Corti, y a su vez controla la otra gran distribuidora eléctrica, Edenor, cuyas utilidades del año pasado excedieron de los 3.500 millones de pesos. El esquema de la privatización hace dos décadas fue vedar la integración vertical, de modo que los generadores no pudieran participar en el transporte y la distribución, pero ese límite ha sido allanado.

El Plan RenovAr es el botiquín argentino (pero importado) con que Super Gato salvaría a la humanidad.

La meta del Plan es que en 2025 estas tecnologías provean el 20% del consumo de energía eléctrica nacional, en vez del actual 2%. Para ello entre 2016 y 2018 ya se han gastado más de 6.000 millones de dólares. Bernal dice gastado y no invertido ya que se trata de préstamos contraídos por el Estado Nacional y algunos provinciales para importar los aerogeneradores y paneles solares. Se ha llegado al extremo de la importación llave en mano de la totalidad del parque incluyendo operación, mantenimiento y ganancia, dentro de la modalidad Power Purchase Agreement (PPA).

Pero la crisis también golpeó fuertemente al Plan RenovAr: por la resolución 32/2018, conjunta de las secretarías de Finanzas y de Hacienda, el gobierno nacional debió endeudarse en 3.000 millones de dólares en letras del Tesoro para garantizar tres años de facturación para los proyectos contratados de molinos y paneles solares en la tercera ronda de los PPA, a través de una reserva de 500 millones de dólares.

Las nuevas centrales de generación se adjudican por licitación pública a quien ofrezca los mejores precios, que permitan competir con las energías hidráulica, nuclear y térmica de ciclo combinado. Esta reducción de los costos mayoristas de la electricidad, no se traslada a la población, que cada vez recibe facturas más intimidatorias que el gobierno le ofrece financiar a crédito, dando una vuelta más a la espiral del endeudamiento. Como la puja se decide sólo por precios, el respaldo financiero demoledor de los grandes actores globales relega a la industria doméstica y condena a la privatización/extranjerización.

Estos son los resultados de lo que OETEC llama la Nueva División Internacional Verde del Trabajo:

 

OETEC en base a datos del Ministerio de Energía. No incluye la venta de los parques eólicos de Isolux al Grupo Macri y de éste a Genneia, ni ningún otro pasamanos.

 

Sobre la base de estos datos, el Observatorio reconstruyó que el 24,7% de la potencia adjudicada para estas tecnologías benefició a empresas europeas de Alemania, España, Italia, Francia y Portugal, lo cual significa una cuarta parte. Les siguieron con un 16,7% del total diversas empresas chinas. Las españolas se quedaron con un 12,9%, con la quebrada empresa Isolux a la cabeza (9%). Entre Caputo y Mindlin llegaron al 10% de lo adjudicado, con lo cual fueron los primeros ganadores privados del país. Genneia S.A. fue la empresa privada argentina con mayor adjudicación del RenovAr, 7,6%. Pero en el lapso considerado cambió de manos, de Fidesa Group (familia Ivanissevich) a los fondos de inversión de Estados Unidos, que incluyen al socio del Grupo Clarín, David Martínez. Ninguna de ellas recurre a aerogeneradores fabricados en el país, es decir que el empleo de calidad y el desarrollo industrial quedan fuera de las fronteras y los únicos beneficiados son los Macrì y allegados. La participación de la industria nacional se redujo a pocos componentes, mientras que los proyectos con genuina participación de industriales argentinos son menores al 5% sobre el total adjudicado.

 

La megacorporación

El mensaje catastrofista tan instalado en el sentido común, pero que según Bernal no resistiría la discusión racional, emana del Complejo Industrial del Cambio Climático (CICC), que OETEC describe como una suerte de megacorporación multi gubernamental-industrial-financiera y científica, apadrinada por Naciones Unidas y el Banco Mundial para hacerse de las oportunidades de negocios que ellos mismos crearon e impusieron al globo a partir de profecías apocalípticas. Su negocio más que multibillonario está provocando una División Internacional Verde del Trabajo, en la que países como la Argentina no ven un centavo y los productores de los paneles solares y aerogeneradores acaparan todos los beneficios. La idea de que más allá de 2030 sería imposible evitar futuras catástrofes y hecatombes climáticas que habrán de erradicar al ser humano de la faz de la Tierra en 2100 se basan en modelos matemáticos e hipótesis emanadas de centros científicos financiados por ese mismo CICC, añade el especialista.

Suponiendo que así fuera, se pregunta: ¿tiene sentido el aporte que nuestro país pueda hacer a la reducción planetaria de CO2? Y aún más trascendente: luchar contra el calentamiento global para beneficio de la humanidad en el 2100, ¿es la prioridad para una Argentina desmantelada, que concluirá 2019 con cerca de 20 millones de pobres, envuelta en una crisis social y económica que de no mediar un giro de 180 grados desembocará en un nuevo 19 y 20 de diciembre (y no de 2100)?

Para el Observatorio, la Alianza Cambiemos eligió un sendero que incluye:

  1. privatización (con o sin extranjerización) y dolarización de los nuevos contratos de generación suscriptos;
  2. descapitalización del país consecuencia de los PPA, con contratos a 10 o 15 años mínimo;
  3. endeudamiento a partir de los créditos para la compra de equipamiento a las empresas productoras, lo cual muchas veces incluye operación y mantenimiento por el período de duración del contrato;
  4. ingreso masivo de actores financieros-especuladores al sector energético;
  5. prórroga de jurisdicción a favor de organismos internacionales (CIADI y/u otros tribunales extrajurisdiccionales;
  6. eliminación de subsidios a los combustibles fósiles y a las tarifas de los servicios públicos de gas y electricidad;
  7. sustitución de estos subsidios por otros a las renovables intermitentes (eólica y solar), captados por los PPA;
  8. fuerte incremento tarifario del gas como parte de una estrategia para favorecer el consumo eléctrico;
  9. aumento tarifario también de la electricidad, para asegurar la tasa de retorno comprometida a los privados del PPA (subsidio de la demanda);
  10. drástica reducción del consumo de energía por parte de la sociedad involucrada (derivada de los dos puntos anteriores), lo cual retroalimenta una mayor incorporación de eólica y solar; y
  11. altísima dependencia tecnológica, renovada cada 10 a 15 años que es la vida útil promedio de los paneles solares y aerogeneradores.

Según un reciente informe de la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno de Estados Unidos, el financiamiento federal para la investigación del cambio climático, la tecnología, asistencia internacional y adaptación ligadas a ella ha aumentado de 2.400 millones de dólares en 1993 a 11.600 millones en 2014, con un adicional de 26,1 mil millones para nuevos programas y actividades”. Uno de los principales abogados de las energías renovables fue el Banco Mundial, que el 3 de diciembre anunció un “importante nuevo conjunto de objetivos climáticos para 2021-2025, y que consiste en duplicar sus actuales inversiones en cinco años a unos 200.000 millones de dólares en apoyo a los países que estén dispuestos a tomar una acción climática ambiciosa. El nuevo plan aumenta significativamente el respaldo para adaptación y resiliencia… especialmente en los países más pobres”. El Banco Mundial se propone:

1) En energía: apoyar la generación, integración y habilitación de infraestructura para la incorporación de 36.000 MW de energías renovables y un apoyo de 1,5 millones GWh equivalentes al ahorro de energía a través de la mejora en la eficiencia;

2) En ciudades: ayudar a que 100 ciudades se conviertan en urbes bajas en carbono y resilientes en urbanismo y desarrollo orientado al tránsito;

3) En alimentos y uso de la tierra: aumento de gestión de integración de paisajes en un máximo de 50 países, totalizando unas 120 millones de hectáreas de nuevos bosques.

 

 

El presidente del Banco Mundial, el médico coreano naturalizado estadounidense Jim Yong Kim, añadió que “el cambio climático es una amenaza existencial para el mundo más pobre y más vulnerable. Estos nuevos objetivos demuestran con qué seriedad estamos tomando este asunto”. El conflicto de intereses no es una exclusividad sudaca. Luego de jactarse de esos objetivos como funcionario, Kim decidió aprovecharlos como hombre de negocios y emprendió un nuevo cambio de piel. Con la misma facilidad con que dejó la nacionalidad coreana por la estadounidense y la medicina por la burocracia internacional, renunció a la presidencia del Banco Mundial, donde le quedaban tres años de mandato, para pasar a la empresa Global Infrastructure Partners. Por supuesto la justificación fue altruista, como siempre ocurre con el Presidente argentino: “La oportunidad de unirse al sector privado fue inesperada, pero he concluido que este es el camino a través del cual podré ejercer el mayor impacto sobre las principales cuestiones globales como el cambio climático y el déficit de infraestructura en los mercados emergentes”, dijo Kim. Sin duda. El ex titular del Banco Mundial conoce muy bien dónde está el negocio. Allí sí que funciona la puerta giratoria. Un guiño de luces al cruzarse en el camino. Kim va de la función pública a los negocios, Maurizio a la inversa.

 

Kim con Macrì. Foto presidencia.

 

También el Director Ejecutivo de la Corporación Financiera Internacional (que es el brazo inversor del Banco Mundial), Philippe Le Houérou, ponderó los “miles de millones de dólares en oportunidades para el sector privado de invertir en proyectos que ayudarán a salvar el planeta”. Casi emocionado agregó que “nuestro trabajo es salir proactivamente a encontrar esas oportunidades… [utilizando] nuestras herramientas de eliminación del riesgo. Vamos a hacer mucho más para ayudar a financiar las energías renovables, la construcción de edificios verdes, agronegocios climáticamente-inteligentes, transporte urbano, agua y gestión de residuos urbanos”.

La filantropía verde no es absoluta ni incondicional, como puede apreciarse. Para empezar, los héroes de la especie deben eliminar los riesgos empresariales.

Las empresas que dominan estas tecnologías solicitan financiación bancaria para la construcción, operación, mantenimiento y ganancia de sus nuevos parques eólico y solar. Dado su altísimo costo y su instalación en naciones con nulo o bajo crédito y alta volatilidad económica, la incertidumbre sobre la tasa de retorno es un “riesgo de mercado” que se soluciona mediante los PPA, al asegurar ingresos fijos a largo plazo y en la moneda de los productores (dólares). Los PPA en América Latina para la financiación de las energías intermitentes están en manos de los tradicionales organismos de crédito internacionales —como el Grupo del Banco Mundial— y sus filiales o bancos amigos locales. La banca asiática, sobre todo china, también juega un rol similar. Jujuy se endeudó mediante la industria del bono verde, para construir su parque solar Cauchari, constató OETEC.

 

El embajador chino, la comunidad originaria, el contador Morales y Peña Braun, en Caucharí. Casa Rosada.

 

Las profecías sobre la extinción de la especie humana abastecen a la industria del cine catástrofe desde hace treinta años, lo cual forma parte del soft power con que el capitalismo global ejerce su hegemonía, en términos gramscianos. No importa para ello que las predicciones puedan fallar. En 2006, el ex vicepresidente estadounidense Al Gore anticipó que los océanos subirían seis metros en los próximos años y el entonces director del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas predijo que, si para 2012 no se tomaban acciones drásticas, ya sería muy tarde para el planeta. En 2009, el Primer Ministro británico Gordon Brown predijo también que nos quedaban 50 días para cambiar el curso de los próximos 50 años y salvar al planeta del calentamiento global. Son los que faltaban para la conferencia de Copenhagen. En 2012, un destacado profesor de Cambridge anunció que en cuatro años desaparecería todo el hielo del Ártico provocando un “desastre global”. Pasaron 3.265 días y nada de eso ocurrió, sentencia Federico Bernal.

 

 

El botiquín

Tal vez lo peor de todo sea la inutilidad del esfuerzo, dado que la instalación de centenares de plantas eólicas y millones de paneles solares en territorio argentino no tendrá impacto en la reducción de CO2 a nivel global. En primer lugar por una cuestión de escala. El problema, generado por Estados Unidos, China y Europa, persistiría aunque la Argentina lograra el apetecido cero absoluto.

China es la nación que más CO2 libera y la que más centrales a carbón está construyendo (se estima que su consumo de carbón aumentó 4,5% en 2018). De hecho, las grandes potencias verdes son las naciones que más emisiones liberan, y el consumo de hidrocarburos crece a pesar del incremento de energías renovables.

 

 

Financial Times, 5 de diciembre de 2018

 

En Europa, las naciones que más CO2 liberan son las grandes potencias verdes: Alemania, Reino Unido, Italia y España. Las que menos CO2 liberan tienen una altísima incidencia de renovable hidráulica (de alta potencia) y núcleo-electricidad. Todo lo contrario de lo que ocurre aquí.

 

 

Los más y los menos contaminantes de Europa

 

De lograrse los objetivos, ni siquiera se reducirían las emisiones propias del país, señala Bernal. El informe oficial “Escenarios Energéticos 2030”, publicado en diciembre de 2017 por el ex Ministerio de Energía, constata que las emisiones seguirán aumentando a pesar del Plan RenovAr. Como estas tecnologías necesitan de complementación con fuentes fósiles porque son intermitentes, como el sol y el viento, llegarán a superar el 20-25% en la matriz de generación, las emisiones habrán de incrementarse, sobre todo con la paralización de las grandes represas y centrales nucleares, opina Bernal. En todas partes del mundo, la incorporación masiva de verdes va en detrimento de la energía nuclear y de las mayores obras hídricas. En Chile, que es uno de los modelos seguidos por Cambiemos, esas fuentes fueron demolidas, porque tanto sus contratos y su financiamiento son nacionales, porque incorporan grandes cantidades de energia no emisora, 3 a 5 veces más barata que la eólica y la solar. Para OETEC, son la pesadilla de lo que llama fundamentalismo ambiental.

Como no pueden desconocer la energía hidráulica, la suman al plan, pero con microproyectos que no pasan de 50 MW. El proyecto original de las represas Kirchner y Cepernic (que el actual gobierno rebautizó Condor Cliff y Barrancosa), sumaba 740 MW. “Con dos obras de esas, tenés prácticamente el RenovAr en eólica y solar. No te endeudás, alcanzás alta participación nacional, te financian Estados y no el Banco Mundial”, añade Bernal.

 

Motivos inconfesables

La primera turbina debía entrar en operaciones este año, como alivio a la restricción externa, pero el gobierno frenó su construcción por motivos inconfesables. Al asumir Macrì, las obras se paralizaron para realizar una auditoría minuciosa, que no encontró ninguna irregularidad técnica ni económica. La envergadura del emprendimiento se mide por el monto de la inversión, de unos 4.300 millones de dólares, y por el empleo previsto de 6.000 trabajadores, de los cuales la cuarta parte estaban ya en actividad. Es la principal inversión china en el exterior y la obra pública más importante en la historia argentina. Sólo menor que Yacyretá y Salto Grande, pero no compartida con ningún país limítrofe.

Terminada la auditoría, las obras se reanudaron en febrero de 2018, pero junto con el encuadernamiento de Gerardo Ferreyra, se inició una presión oficial sobre la constructora china que integra la UTE, para que cancelara el acuerdo con Electroingeniería.

 

Gerardo Ferreyra, un secuestro extorsivo

 

El gobierno nacional intentaba sugerirle un socio local más aceptable, como ya sabe el pasaje del Cohete a la Luna. Los representantes asiáticos indicaron que la legislación vigente no permite sustituir a uno de los socios, de modo que debería volver a licitarse. El entonces ministro de Energía, Javier Iguacel, los tranquilizó. Con un displicente movimiento de cejas aprendido de la coach Cecilia Maresca por 25.000 pesos mensuales, dijo que él haría que el Congreso modificara la ley.

Pero a la semana siguiente fue degradado a Secretario. Los negociadores chinos tomaron nota de la seriedad del gobierno argentino y advirtieron que si no se cumplía el contrato en sus términos, también se caería el swap de monedas que fortaleció las reservas del Banco Central y no se concretarían las inversiones ferroviarias, nucleares ni espaciales. Esto explica el giro copernicano del Presidente (que puede practicarse sin saber quién fue Copérnico). La última semana, Macrì ponderó la importancia de las represas como si fuera un éxito de su gestión.

La nueva estrategia consiste en asfixiar a Electroingeniería, para obligarla a vender a uno de los hombres de paja del Presidente. Formalmente la UTE no se alteraría, pero el negocio pasaría a manos amigas.

Esto explica por qué la sala Cambiemos de la Cámara Federal alivió la situación de todos los empresarios, salvo Ferreyra (además de Ernesto Clarens y Enrique Wagner).

Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi fueron designados allí por Macrì luego de remover a los titulares: Eduardo Freiler por juicio político, Jorge Ballestero por bypass y jubilación y Eduardo Farah, por traslado a un tribunal oral. Estos jueces de ocasión excluyeron a los empresarios de la presunta asociación ilícita imaginada por el doctor Glock y los encuadernaron como autores de cohecho, es decir por pagar coimas. El fallo no llegó a decir que fueron extorsionados por los ávidos súbditos de la malvada Cruella de K, pero se acercó. Así, la cuestión se resolvería con multas y el doctor Glock no podrá redimir su pasado de servilleta con un Lava Jato.

El motivo para el agravamiento de la situación de Ferreyra fue una declaración de Clarens que el propio financista rectificó luego, porque había confundido el año en que Electroingeniería adquirió Vialco: 2008 y no 2006, lo cual desbarató la acusación del arrepentido a empujones Claudio Uberti.

Ferreyra sólo tiene el 20% de paquete accionario de Electroingeniería, pero fue quien interesó en el negocio al poderoso socio chino.

El presidente y accionista mayoritario de Electroingeniería, Osvaldo Acosta, sólo está procesado por cohecho y nunca fue privado de su libertad. La Liga de Amigos de Cumelén necesita alguien que esté afuera y tenga legitimidad para recibir una de esas ofertas que no se pueden rechazar, in re Papel Prensa. 

 

Acosta está libre para recibir una oferta que no podrá rechazar

 


La música que escuché al escribir

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