El domingo pasado, en El Cohete, hicimos un relato que quería ser fehaciente sobre la base de información que giraba en el éter, como se decía en otro tiempo. El tema era el enjambre de drones rusos que había violado el cielo de Polonia el 9 y 10 de septiembre y las reacciones de los países miembros de la Unión Europea y la OTAN.
Los titulares de la prensa habían sido unívocos: la bajada era "ataque ruso a Polonia" en grandes caracteres. Se invocó por parte de Polonia el artículo 4 de la OTAN para el caso de riesgo de uno de los países miembros, se organizó rápidamente un ciclo de vigilancia fronteriza y, gracias a los diarios y la TV, la sensación era la de estar en "agosto de 1914".
Pero la información siguió fluyendo y el relato que quería ser fehaciente cambió y se enriqueció.
El campesino de Wiryki
La fiscalía de Lublín está investigando el tema y ha identificado los restos de los drones; entre las variadas fotos que circularon en los medios se destaca una de una casa con el techo destruido y las vigas a la vista. La casa pertenece a un campesino de la localidad de Wiryki, y aquí aparece la primera contradicción.
El diario de Varsovia Rzeczpospolita, citando fuentes cercanas a los Servicios de Seguridad polacos, señaló que los daños producidos en la casa de Wiryki no han sido fruto de los drones rusos. En cambio, fueron consecuencia de la caída de un misil aire-aire estadounidense, del tipo Raytheon AIM-120 AMRAAM, lanzado desde un F-16 polaco. Este misil, además, no explotó porque era defectuoso.
Los magistrados a cargo del legajo se han negado a brindar información sobre la casa de Wiryki, lo que ha desencadenado la rabia de Karol Nawrocki, el Presidente de la República, que se enteró de la historia a través de los medios.
El Presidente descargó su ira contra la BBN (Biuro Bezpieczeństwa Narodowego), agencia de seguridad nacional, y contra el Primer Ministro, Donald Tusk, y solicitó que se aclararan inmediatamente los hechos: "No se puede esconder información, los mensajes dirigidos a los polacos deben ser verificados y confirmados, sobre todo en un contexto de desinformación y guerra híbrida", publicó en X el jefe del Estado.
Empezó entonces la búsqueda de la fuente originaria de la información. El podcast Polityczny en TVN24+ sostuvo que el 12 de septiembre una nota secreta que relataba los acontecimientos de la noche entre el 9 y el 10 de septiembre circuló en la BBN. El medio sostiene que presumiblemente esta nota incluía la información de que era un misil y no un dron ruso el que había caído en la casa de Wiryki.
El 16 de septiembre el Comando Operativo de las Fuerzas Armadas declaró que había entregado toda la información disponible y las correspondientes conclusiones al Ministerio de Defensa al Estado Mayor del Ejército Polaco y a la BBN.
En tanto, la fiscalía informó que el objeto en cuestión "al momento no ha sido identificado ni como un dron ni como sus fragmentos".
Pero la cosa no termina allí: Polonia denunció otra incursión por parte de Rusia el 13 de septiembre. Este nuevo "ataque" no tuvo la difusión de los precedentes, pero, como es lógico, el Comando Operativo se movió y sucesivamente informó con claridad, como había solicitado el Presidente: "En mérito a la actividad militar del 13 de septiembre de 2025, relativa a la amenaza de violación de nuestro espacio aéreo, informamos que fueron iniciadas acciones con todos los medios disponibles para confirmar las indicaciones de los sistemas de radiolocalización referentes a una posible violación del espacio aéreo polaco. Las acciones realizadas no han confirmado las indicaciones de nuestros sistemas y, en consecuencia, ninguna violación de nuestro espacio aéreo".
Señala además una situación similar en Rumania, agregando que "las señales podrían haberse originado por las condiciones atmosféricas... pero han determinado nuestra reacción dada la presencia de objetos situados cerca de nuestra frontera".
Y no obstante la claridad del Comando Operativo, parte una nueva oleada de declaraciones belicosas; no podía faltar Zelensky en X, que escribió: "Moscú sabe exactamente a dónde se dirigen; se trata de una evidente expansión de la guerra". La excusa para el nuevo ataque propagandístico fue la intervención del Comando Operativo, que frente a los registros de los sistemas de defensa tenía que actuar, como indican los protocolos.
El mismo Tusk lanzó una declaración: "Esta vez la alarma ha pasado, se ha tratado de una operación preventiva".
Convivencia problemática
Probablemente los hechos del 9 y 10 de septiembre hayan aumentado la tensión que existía ya entre el Presidente Nawrocki y el Primer Ministro Tusk; el Presidente es un católico conservador que defiende la moneda local y Tusk es considerado pro Europa. Durante el "ataque ruso" se presentaron unidos, pero las diferencias volverán a resurgir.
Karol Nawrocki, que además de político es historiador, asumió como Presidente de Polonia el 6 de agosto de 2025 y ya el 3 de septiembre viajó a Washington para encontrarse con Trump, que fue uno de sus apoyos en la campaña electoral.
Nawrocki mantiene relaciones estrechas con la derecha conservadora estadounidense, tiene coincidencias sobre la cuestión migratoria y el aumento de los gastos militares; en muchas cancillerías europeas lo consideran demasiado cercano a los ambientes de la extrema derecha, pero para los conservadores polacos es una especie de símbolo.
La tensión con Tusk, que existía ya desde la campaña electoral, volvió a salir a la superficie en ocasión del encuentro de Zelensky con Trump en Estados Unidos el 18 de agosto. Zelensky estaba acompañado por la delegación europea, pero en esa comisión Tusk no estaba. El mismo Primer Ministro recordó que "según la Constitución polaca, la política exterior la define el gobierno guiado por el Primer Ministro y no el Presidente". Sucesivamente, Tusk agregó sal a la herida: "Probablemente se necesitará tiempo hasta que la oficina del Presidente comprenda totalmente las reglas del juego. Yo lo explicaré con paciencia e informaré cómo debería funcionar la cooperación".
La última semana de agosto, Nawrocki vetó un proyecto de ley que extendía beneficios a los refugiados ucranianos, incluido un cheque de 190 euros para los menores. El veto también bloqueó los fondos para el acceso de Ucrania a Starlink, la red de Elon Musk; el ministro de Asuntos Digitales se lamentó y le habló directamente: "Señor Presidente, tiene que cesar este golpear ciegamente al gobierno en nombre de una batalla política. Está ayudando a Rusia y dañando a quien combate por la propia independencia".
Polonia es un jugador fuerte en el tablero de Europa en guerra; este año gastará en defensa el 4,7% del PIB, mucho más que cualquier país de la Unión Europea; además, el objetivo es llegar a un ejército de 300.000 efectivos, a los que se unirán 200.000 reservistas.
Para sostener el proceso armamentístico, la Unión Europea ha concedido 45.000 millones de euros de los nuevos fondos europeos, un tercio del total destinado a toda la Europa.
La mayor parte de estos fondos se emplea para comprar armas y sistemas estadounidenses. Esto consolida las relaciones de Nawrocki con Trump y también las de Tusk con la Unión Europea, y guarda coherencia con el nuevo ciclo de lucha anunciado por von der Leyen en su discurso en el Parlamento Europeo el 10 de septiembre.
No obstante, los méritos se los lleva Tusk, ya que gracias a él Varsovia ha reanudado los vínculos con Bruselas después de la etapa del gobierno PiS (Prawo i Sprawiedliwość, derecho y justicia).
Bruselas mira con desconfianza al Presidente, que "trata de minar el trabajo realizado" entre el Primer Ministro y la Unión Europea; la lucha entre Presidente y Primer Ministro es desestabilizante, lo que podría preocupar a quien piensa que Polonia podría ser el eslabón fuerte de la OTAN en la frontera oriental cuando Ucrania pierda definitivamente la guerra.
Palabra santa
El 16 de septiembre en Castel Gandolfo, el papa Prevost comentó: "La OTAN no ha comenzado ninguna guerra". Se trataba de una conversación con periodistas donde también se habló de Polonia. Agregó: "Los polacos están preocupados porque sienten que su espacio aéreo ha sido invadido; es una situación muy tensa".
Estamos en una situación diametralmente opuesta a la de Bergoglio, que había dicho que la OTAN había ido a ladrar en la puerta de Rusia. Los funcionarios vaticanos que han acompañado la gestión de Bergoglio respecto a esta guerra lo confirman: Prevost ha estado siempre muy cerca del pueblo ucraniano.
El nuevo papa telefoneó a Putin a comienzos de junio para solicitar "un gesto que favorezca la paz"; ya había anunciado en mayo que la Santa Sede estaba disponible "para que los enemigos se encuentren y se miren a los ojos".
Asimismo volvió a decírselo personalmente a Zelensky cuando se encontraron el 9 de julio en Castel Gandolfo; además, cuando se reunió con el jefe y padre de la iglesia greco-católica Sviatoslav, el papa dijo: "Yo estoy con el pueblo ucraniano".
El Vaticano trabajó a través del cardenal Matteo Zuppi para llegar al intercambio de prisioneros entre Ucrania y Rusia. El miércoles pasado, el papa recibió a un grupo de mujeres ucranianas que tienen parientes prisioneros en Rusia, como comunicó el embajador ucraniano ante la Santa Sede, Andrii Yurash.
Preguntas sin respuestas
Las alarmas de Polonia que ponen en pie de guerra a Europa aparecen inexplicables cuando las revelaciones sucesivas desmienten el famoso "ataque ruso"; no se observan declaraciones de la dirigencia europea que horas antes había soplado sobre el fuego de la guerra.
Uno de los puntos de referencia de los gobiernos europeos son habitualmente las declaraciones de Zelensky, quien con toda lógica quisiera extender el conflicto a toda la Europa occidental con tal de salvarse el pellejo. Ha dicho sin rubores "tenemos las pruebas de que ha sido un ataque deliberado", pero las pruebas después no aparecen.
El secretario de la OTAN, Rutte, declaró: "Estamos analizando los hechos para aclarar totalmente lo sucedido", pero al mismo tiempo dice que "no es un incidente aislado". Esperaremos los resultados de la investigación y veremos qué nos cuenta.
No podía faltar Kaja Kallas en el elenco: "Este acto desconsiderado y agresivo forma parte de una grave escalada de Rusia y amenaza la seguridad de la Unión Europea, la estabilidad regional y la paz internacional".
Idéntico enfoque para von der Leyen, que ya había anunciado: "Europa está en guerra".
Después están las grandes figuras como la periodista Anne Applebaum, quien además es esposa del ministro de Relaciones Exteriores polaco Radoslaw Sikorski, conocido como Radek. Applebaum ha declarado que "está segura de que se trató de un intento deliberado, porque Putin considera territorio ruso cualquiera que haya sido pisado en el pasado por los soldados rusos. Y es importante que Europa tenga siempre en mente este dato fundamental". Este es el nivel, y estamos hablando de la esposa de Radek; siguiendo el hilo, ya en plan de broma, podríamos pensar que Berlín peligra.
Todas estas modulaciones chocan visiblemente con las noticias que llegan desde Polonia a raíz del comunicado del Comando Operativo y, no obstante esto, se continúa insistiendo en la amenaza rusa, como Il Corriere della Sera del 11 de septiembre: "Raid en Polonia, Putin desafía a la OTAN". Una respuesta sensata la dio la Gazeta Wyborcza de Polonia: "Un ataque con drones no es suficiente para desencadenar una guerra con Rusia. No murió nadie, no hubo heridos". Y el mismo comandante de las fuerzas OTAN en Europa, Alexus Grynkewich, declaró: "Si los drones hubieran sido centenares, se habría aplicado el artículo 5, pero en este momento no es totalmente claro qué es lo que ha sucedido en el espacio aéreo polaco".
Partiendo de la suposición de que nadie está dispuesto a comenzar una guerra nuclear, queda siempre la inquietante posibilidad de errores en cadena; Europa es un sainete al borde del abismo.
Y es lícito preguntarse si esta dirigencia occidental llega al extremo de creerse la propia propaganda; la tentación del psicologismo para intentar comprenderlos es grande. La situación está bloqueada, no hay posibilidad de salir de la trampa en que la misma Unión Europea se ha metido si no se verifica un cambio de gobierno y llega un grupo dirigente capaz de cambiar el rumbo en alguno de los países importantes. Alemania apenas ha elegido canciller, por lo que allí no hay posibilidad alguna; la señora Meloni, por el momento, resiste en las encuestas; el único punto débil actualmente es la Francia de Macron, donde la ciudadanía lucha por liberarse del gallito nuclear.
Bastaría que alguna de estas tres fichas cayera para que se comenzara a revisar la estrategia suicida de la Unión Europea.
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