Algo bello entre las piernas

La música que escuché mientras escribía

Paquita Bernardo, la primera

 

Alguna vez te conté de una bandoneonista belga, a quien por supuesto todo el mundo llamaba La Gabel. La escuché tocar en el conjunto de mi amada Sonia Posetti. Después supe que hubo un alejamiento y La Gabel hizo un dúo con Hernán Posetti, que es un pianista correcto y muy convencional. No volví a saber de ella, ignoro si sigue en el país. Escuchala haciendo un par de solos. El Marne, de Arolas, y Fuimos de José Damés.

 

 

 

Me acordé que hace tiempo había leído sobre la primera mujer que se animó a abrir las piernas en público. Entre ambas, algo que al contraerse y expandirse producía un sonido hermoso. La familia apoyó esa audacia y la madre le cosió una falda amplia para dejar en la oscuridad lo que ocurría allí abajo. Se llamaba Paquita Bernardo, la tuberculosis se la llevó a los 25 años, en 1925. Llegó a tener una orquesta en la que contrató como pianista a un pibe de 16 años, con la condición de que se olvidara de los cortos y se pusiese los largos. Se llamaba Osvaldo Pugliese. Además compuso un par de temas, y hasta Gardel le grabó uno de ellos.

 

 

La historia algo más completa de Paquita en este documental universitario, de la UNSAM, cuando producirlo se consideraba inversión cultural y no derroche. ¡Pero ahora dicen que esa guita se la choreó De Vido!

 

 

En la RODELU también apareció un trío de chicas, que se llama Las Bandoneonas, ya verás por qué. Aquí, Abril Farolini, Sandra González y Alejandra Genta la emprenden con un clásico de Pichuco.

 

 

Y aquí en la provincia de Buenos Aires hay un trío de pibas que, pasado un siglo, ya no se preocupan por esconder las gambas cuando las abren para hacerte gozar con su música. Son Grisel Petruchelli en el fueye, Lucila Cabanellas con la guitarra eléctrica y Rocío Sánchez, en  batería. Cantan en locales o en la calle y se ve que la pasan muy bien. Se han puesto un nombre que no se si hubiera hecho sonreír a Paquita Bernardo: Dama Manchada. Su repertorio estaría incompleto sin Pantaleón.

No sé mucho más de ellas, pero me gustó verlas y escucharlas, y espero que a vos también. Son parte de las culturas y de las resistencias de las que habla Pilar Calveiro en su último libro.

 

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