Audacia es el reto

Formas de no convertirse en patio trasero

​​Los Presidentes de Colombia, Chile y Brasil, en la apertura del IV Foro China – Celac​.​

 

La cuarta Reunión Ministerial del Foro Celac-China, realizada el martes en Beijing, arrasó con las amenazas y trabas del gobierno de Estados Unidos por alejar la presencia china de la región. Con excepción de Argentina —alineada obsecuentemente con los intereses del gobierno del Presidente Trump—, tres Presidentes latinoamericanos (Lula, Petro, Boric), una veintena de cancilleres y altos representantes de 32 países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) suscribieron la Declaración de Beijing y el Plan de Acción Conjunto CELAC-China para la Cooperación en áreas clave (2025-2027) que serán abordadas de manera coordinada en los temas de interés para las partes involucradas. En el Plan se proponen diversos proyectos y actividades y se establecen principios que seguramente desvelan al gobierno estadounidense, algunas de cuyas autoridades participaban al mismo tiempo (12 y 13 de mayo) en Miami en la 10.ª Conferencia de Seguridad Hemisférica.

 

 

Expulsar a China

En la Conferencia de Miami, el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, advirtió sobre los riesgos del despliegue de China en América Latina y el Caribe y señaló que su presencia en la región encierra "programas militares potenciales”. “Tendríamos que estar muy preocupados por eso”, manifestó.

La referencia se centra en la presencia de China en Cuba. Pero además abarca casos como el del Perú con el megapuerto de Chancay o el de la Argentina, donde existe una base de investigación científica en la provincia de Neuquén respecto de la cual la Casa Blanca sospecha sobre un doble uso militar por parte de China. Al respecto, el ministro de Defensa de la Argentina, Luis Petri, dijo en una comunicación online desde Buenos Aires que ellos monitoreaban dicha base, cuya construcción fue autorizada en 2014.

El ex presidente del Banco Central de la Argentina, Martín Redrado, quien también participó en la conferencia en su calidad de académico, considera que Estados Unidos no debe competir ni contener a China, sino que su participación en la región debe ser selectiva. Es decir, detectar las amenazas a su seguridad nacional en la región para poner allí las alertas y determinar las áreas de inversión win-win para el continente.

Pero las cosas no parecen ser tan sencillas como las presenta Redrado. Es cierto que Estados Unidos ha perdido la brújula en su relación con nuestra región, lo que se hizo evidente durante el primer gobierno de Donald Trump, cuando se registró un distanciamiento. Sólo visitó una capital latinoamericana, Buenos Aires, en oportunidad de la Cumbre del G20 de 2018. Además, fue el primer Presidente estadounidense que no participó en una Cumbre de las Américas, que se realiza cada tres años desde 1994. Su ausencia en la VIII Cumbre celebrada en Lima, en 2018, puso de manifiesto que su gobierno carecía de un proyecto político para la región que no fuera exigir alineamiento detrás de su política contra China.

Con ese objetivo lanzó la “Iniciativa América Crece” en diciembre de 2019, la cual ofrecía créditos del BID y de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional (DFC) de Estados Unidos para la construcción de infraestructura sostenible, tecnología y redes digitales, así como para la conformación de cadenas productivas en el continente (nearshoring). Se condicionó expresamente a los gobiernos a limitar el flujo de los capitales de China en la región y a no contratar tecnologías 5G provenientes de ese país. Pero el proyecto no prosperó debido fundamentalmente a que la iniciativa no disponía de recursos adicionales a los ya previstos en las mencionadas agencias que supuestamente financiarían los proyectos.

La presencia económica china en nuestra región, en particular en el ámbito tecnológico, continuó siendo un tema recurrente. En agosto de 2020, el asesor del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Robert O'Brien, presentó un nuevo Marco Estratégico para América Latina y el Caribe donde se detallaban los objetivos y acciones para “afianzar la democracia, la seguridad y la prosperidad en la región”. Se señaló a China como el principal enemigo extrarregional debido a su influencia maligna. Uno de los objetivos de ese marco estratégico consistía en construir una “comunidad regional de socios con ideas afines”, lo que obviamente implicaría que Estados Unidos apoyaría sólo a los países que comparten su ideología y que participan de la construcción de una alianza contra China. Tampoco funcionó.

En junio de 2022, el Presidente Biden presentó una nueva propuesta que calificó como histórica: la Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas (APEP). De la APEP participaron once países además de Estados Unidos, la mayoría de los cuales habían suscrito tratados de libre comercio con ese país (Barbados, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Perú, Uruguay, Panamá y México). En su primera cumbre presidencial, en Washington D. C., a fines de 2023, el Presidente Biden les dijo a los once socios del nuevo club que, gracias a la iniciativa APEP, podrían elegir entre la diplomacia de la trampa de la deuda china y un enfoque transparente de alta calidad para el financiamiento de las infraestructuras y el desarrollo ofrecido por entidades financieras estadounidenses o multilaterales. Pero tampoco prosperó.

El problema es que Estados Unidos es uno de los países más endeudados del mundo. Su deuda, equivalente al 120% de su PBI, crece a la tasa más veloz de los países de la OECD. Su enorme déficit fiscal es cubierto por emisión de deuda cuyos intereses representan la mayor partida del presupuesto nacional, mayor inclusive que los gastos de defensa. La deuda es la bomba de relojería interna que tiene el país, lo que le impide tener la disponibilidad de líneas de crédito que tienen los chinos en el marco de sus iniciativas regionales, bilaterales y en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR).

Mientras tanto, el Foro CELAC-China, creado en 2015, y la IFR, en 2013, continúan sumando miembros en el mundo. Actualmente participan más de 150 países en la IFR, veinte de ellos de nuestra región.

 

 

China en el segundo mandato de Trump

Alejar a China de la región es abiertamente la prioridad para el Presidente estadounidense. A principios de febrero, el secretario de Estado Marco Rubio realizó una gira a Guatemala, El Salvador, Panamá y República Dominicana, países donde dejó claro que Estados Unidos continuaría brindando asistencia si están alineados con sus “intereses nacionales”. Fue la primera vez en más de cien años que un secretario de Estado visitaba la región centroamericana y caribeña en su primera salida oficial.

En Panamá, el gobierno ha sido obligado a retirarse de la IFR y, a mediados de abril, autorizó la presencia de tropas y contratistas de Estados Unidos en zonas adyacentes y de acceso al Canal de Panamá como parte de un acuerdo bilateral de cooperación en materia de defensa denominado Panamax-Alpha. El convenio permite el uso conjunto de instalaciones por tropas estadounidenses para enfrentar amenazas que puedan afectar la seguridad del canal.

En Perú, la construcción del megapuerto de Chancay ha despertado desconfianza. El canciller Elmer Schialer y el ministro de Defensa, Walter Astudillo, debieron viajar a Washington para reunirse con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, donde se acordó intensificar la colaboración bilateral en áreas estratégicas como la lucha contra el narcotráfico, la realización periódica de ejercicios conjuntos y el acceso a tecnología avanzada para las Fuerzas Armadas peruanas, en un contexto hemisférico que “demanda respuestas coordinadas ante amenazas comunes”. Hegseth aprovechó para advertir sobre la creciente preocupación de Washington con respecto a China: “Representa una amenaza potencial para la paz y la seguridad hemisférica. No podemos ignorar su expansión encubierta bajo el disfraz del desarrollo (…). Pekín invierte para dominar, no para cooperar", advirtió el secretario de Defensa.

Como respuesta a la preocupación de Washington por la creciente presencia china en infraestructuras clave de la región, el canciller Schialer dijo días después: “Nuestros amigos norteamericanos han estado tanto tiempo alejados de América Latina que ahora les parece extraño lo que ven”. Schialer agregó que Perú mantiene una brecha de infraestructura estimada en 123.000 millones de dólares que representa “una oportunidad” para inversores de todo el mundo. El canciller denomina la política exterior que el Perú lleva adelante como de neutralidad constructiva, es decir, se abre la puerta a todos los países que quieran colaborar para crear riqueza, lo que no supone alinearse con ningún bloque geopolítico, sino priorizar el desarrollo del país con base en sus intereses y principios.

El pasado 6 de mayo, Marco Rubio les dijo a los mandatarios del Caribe Oriental (San Kitts y Nevis, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, Dominica, Granada y las Bahamas), en Washington, que se mantuvieran alejados de China por ser un "agente maligno", cuyas actividades económicas y culturales en la región son una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Les manifestó que deben tomar decisiones "responsables y transparentes" sobre los proveedores y contratistas que eligen para construir infraestructura para no ser "vulnerables a riesgos de privacidad y seguridad". Les urgió a que se coordinaran en materia de seguridad e intercambio de información a través de la Iniciativa de Seguridad de la Cuenca del Caribe, una asociación de seguridad compartida entre Estados Unidos y las naciones caribeñas establecida en el 2010. Varias de ellas son parte de la iniciativa de la IFR. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lin Jian, dijo que tales declaraciones buscan manchar y socavar las relaciones entre China y estas naciones, lo cual revela un prejuicio ideológico y un desprecio por las normas fundamentales de las relaciones internacionales.

 

 

La región se rebela

El escenario de la guerra arancelaria que Trump ha intensificado durante su segundo mandato ha propiciado el acercamiento de América Latina y el Caribe a China. La declaración suscrita por la región, salvo la Argentina, representa un duro golpe político para Estados Unidos, que ha visto derrotados sus esfuerzos por aislar al gigante asiático. Solo el lema bajo el que se reunieron, “Planificando juntos el desarrollo y la revitalización, construyendo conjuntamente una comunidad chino-americana latina y caribeña con un futuro compartido”, resulta perturbador para los oídos estadounidenses.

No menor resulta el compromiso de apoyo mutuo en la exploración de modelos de desarrollo de acuerdo con las necesidades de sus respectivas sociedades, el respeto a la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados, el rechazo al uso de la fuerza en las relaciones internacionales y la imposición de medidas coercitivas unilaterales, así como el compromiso a promover un orden internacional más democrático. En efecto, se hizo un llamado urgente para reformar las instituciones de gobernanza global, para adaptarlas a las realidades del siglo XXI: Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con miras a hacerlo más representativo, democrático y eficaz y el sistema financiero internacional con el fin de hacerlo más eficiente y equitativo.

Pero no solo los objetivos de la declaración podrían sonar desagradables a las autoridades estadounidenses. En 2023, el yuan fue la quinta moneda más utilizada en el mundo en comparación con el puesto 35 que ocupaba en 2010. Muchos países han comenzado a realizar el comercio con China en yuanes y en sus propias monedas nacionales en lugar del dólar. En 2024, el volumen del intercambio comercial entre China y la región superó por primera vez los 500.000 millones de dólares, cifra más de 40 veces superior a la del comienzo del siglo presente, aunque se trata de un comercio de exportación dominado por materias primas y en muchos casos deficitario, lo que hay que corregir.

La cooperación satelital entre China y la región se ha convertido en un caso avanzado de la cooperación Sur-Sur en alta tecnología, y la inauguración del megapuerto de Chancay del Perú traerá aparejado un nuevo corredor terrestre-marítimo entre Asia y la región, toda vez que se construirá un ferrocarril transoceánico que unirá los territorios de Perú y Brasil.

Salvo la Argentina, el resto de los países de la región encuentra en la oferta de créditos e inversiones chinas una oportunidad para disponer de mayores márgenes para el ejercicio de su soberanía o autonomía estratégica. En este punto cabe destacar la incorporación de Colombia a la IFR. Inclusive los países más presionados y amenazados han tenido el coraje de firmar la declaración conjunta, como un gesto de no convertirse en el patio trasero de nadie.

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 8.000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 10.000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 15.000/mes al Cohete hace click aquí