Ay maíz, maíz, maíz

Flacas asambleas contra el cierre de exportaciones de maíz y apoyo de organizaciones de agricultura familiar

 

Las asambleas de productores autoconvocados que se manifestaron en rechazo al cierre de la exportación de maíz que estableció el Gobierno no fueron masivas. Poco más de 150 participaron el jueves de una asamblea en Pergamino, en la intersección de las rutas 188 y 33. Allí resolvieron adherir al paro propuesto por la Mesa de Enlace, solicitar a las entidades que integran el Consejo Asesor Agropecuario que apoyen incondicionalmente su reclamo o se retiren del Consejo, y permanecer en estado de vigilia hasta que su demanda sea satisfecha.

 

Toma aérea de la asamblea de Pergamino.

 

Uno de los oradores fue Pedro Apaolaza, secretario general de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). “No saben dónde están, no saben a quién gobiernan”, dijo y, extraviando todo hilo conductor, añadió que “también tenemos que hacernos cargo de que tenemos un parlamento que no funciona”. “Nos encontramos primero con una ley de aborto, o sea que convertimos al Presidente de la República en un abortero (sic), y el mismo día se convirtió en un populista confeso. Esta es la verdad de lo que nos está pasando en Argentina, que es absoluta y definitivamente una vergüenza”, bramó, sin explicar cómo lo afecta el fin de la clandestinidad de los abortos y mucho menos la relación con la exportación de maíz.

Apaolaza hizo una autocrítica al señalar que “la culpa es de los productores. Nos quejamos de que el lobby nuestro no sirve. ¿Cómo va a servir si estamos divididos en cuatro, cinco o en seis? ¡No sabemos en cuántos todavía!”, remarcó y apuntó que es necesaria la unidad para fortalecer a la Mesa de Enlace. “No podemos estar cada vez que vamos a manifestar algo viendo qué va hacer fulano o qué le dijeron a mengano. Si cobró el sueldo del Gobierno este mes o no lo cobró”, dijo y cosechó algunos aplausos. “Entonces, ¡no jodamos más con éstas cosas! El que se merezca estar en la Mesa de Enlace que esté porque lo han puesto los productores. No queremos representantes de Cristina, ni de nadie en la Mesa de Enlace. ¡Son cuatro, son cuatro, pero si tienen que ser tres que sean tres a partir de hoy, pero que sean los que tienen que ser: representantes y dirigentes fieles del mandato que tienen los productores”, dijo ofuscado por la fractura en la mesa de las patronales.

 

 

La primera de las asambleas de la semana fue en Bell Ville, Córdoba, donde se congregaron no más de cien personas. En Pergamino el productor Ariel Bianchi recordó que un año atrás se llevó adelante un tractorazo y se planteó que “el ajuste lo haga la política”. Esta vez con menos concurrencia, el planteo fue que “ante la agresión constante al sector productivo primario nacional, no toleraremos más ataques a la actividad productiva de cualquier índole; no aceptamos la permanente decadencia a la que nos quieren llevar a todos los argentinos; los principios y valores republicanos, la moral y la ética tanto pública como privada son principios que jamás negociaremos; nos sublevamos ante la posibilidad que el futuro de nuestros hijos o nietos se vea amenazado por políticas destructivas”. Como suele suceder con el sector, no solamente se arrogan ser “el campo” sino también la representatividad de todos los argentinos, que pagan cada vez más cara la carne por el alza del maíz.

El campo no es uno. Hay tantos actores como estrellas en el cielo. Así como los médicos no son la salud, el poder judicial no es la justicia, las patronales del agro y los autoconvocados no son “el campo” como publicitan los medios comerciales en referencia a grandes productores y exportadores. En todo caso forman parte de un sector pero no de todo el campo, que es mucho más vasto, como también lo es la Federación de Organizaciones Nucleadas de la Agricultura Familiar (FONAF), que nuclea a 260 organizaciones con representación en todas las provincias, alrededor de 20.000 familias, y que apoyaron a través de un documento el cierre de exportaciones de maíz hasta marzo: “Es el alimento fundamental para nuestros animales, pollos, cerdos y vacas. También para producir huevos y leche. Todos estos productos podríamos decir son maíz transformado. Por lo tanto el maíz no puede faltar para producir estos alimentos esenciales en nuestra mesa y en la mesa de todos los argentinos”.

La FONAF brindó datos precisos que dan cuentan de la importancia de la medida adoptada. “Estamos pagando el maíz en bolsa que cotiza en Rosario alrededor de 17.000 la tonelada, a valores de 28.000 o 30.0000 la tonelada, lo que impide nuestra subsistencia como productores en producciones donde el maíz es más del 70% del costo de producción. Corre peligro hasta nuestro autoabastecimiento”, señalan. Es ahí donde se inscribe el valor de la decisión que tiene como propósito defender a los que verdaderamente aseguran el alimento en nuestra mesa para que puedan seguir trabajando, y proteger a todos los argentinos para que los precios ya elevados no sigan trepando y esmerilando cada vez más los salarios.

 

El comunicado de la FONAF.

 

El presidente de FONAF, Miguel Fernández, dio cuenta en diálogo con El Cohete de la situación de especulación de los intermediarios que comercializan el maíz a los productores. “No solamente los grandes lucran con esto, también están los intermediarios. Acá pasa que los que venden el maíz son los que compran en cantidad, lo traen, son los que tienen la infraestructura para envasarlo en bolsa y ellos son los que le ponen el precio”, señala el productor ganadero sanjuanino. “Es una renta que le conviene más que diez veces tener la plata en el banco. Porque lo compran a una cantidad de plata y después vienen y a nosotros nos estrujan cada vez que sube o hay indicio de que va a subir algo, ellos están incrementando permanentemente los precios. Es decir, que acá los intermediarios son los que se llenan de plata”, agrega.

Fernández recuerda que años atrás, desde las organizaciones, ellos podían comprar el maíz para venderlo entre los productores asociados de la misma organización a un precio “más acomodado”, y señala que anteriormente al 2015 eso fue posible de implementar porque tienen los silos para el almacenamiento, pero en la actualidad no cuentan con el capital como para poder hacerlo y eso es lo que están necesitando del Gobierno. De su relato se deduce que el problema con el maíz no solamente estaba en la escasez para el mercado interno sino también en la especulación de los intermediarios. Establecer mecanismos de control del precio de la venta en nuestro país resulta fundamental.

 

 

Fernández vive en el departamento Valle Fértil de la provincia de San Juan, donde se encuentra el Parque Provincial Ischigualasto, también conocido como Valle de la Luna. Se define como pequeño productor ganadero de no más de 100 cabezas de vientre de vaca. También tiene una chacra y siembra maíz en no más de una hectárea. Verduras y frutas complementan su actividad. Pero la ganadería es lo principal. Tiene una organización de base que es una asociación civil que nuclea a más de 200 productores bovinos y caprinos de Valle Fértil, que se caracteriza por ser un departamento ganadero. “Somos crianceros en realidad”, aclara. “Nosotros criamos y vendemos el ternero a la gente de Córdoba y de La Pampa que vienen y se lo llevan y después traen la carne para venderla acá, Muchas veces digo que nosotros cambiamos un ternero por diez kilos de asado. Porque nosotros vendimos a ocho, diez mil pesos un ternero y después compramos un kilo de asado a setecientos, ochocientos pesos”, explica.

 

 

“A nosotros nos favorece porque tenemos la posibilidad de tener el producto”, dice Fernández sobre la medida de cerrar la exportación de maíz hasta marzo. Entiende que de esa manera se termina con la especulación de venderlo en el exterior para mayor ganancia. Pero también señalan desde la Federación que debe haber un cupo: “Porque si ya se tiene un cálculo de la cantidad de maíz que se necesita para el consumo interno, pues también tendrá que haber un cupo para que se pueda exportar”, dice. “Si la Argentina necesita divisas, así como al trigo se le puso un cupo, que también se le ponga un cupo al maíz”. Creen que tiene que existir una entidad estatal de control “no solamente en lo distributivo sino en el precio”, remarca. “Acá se paga mil doscientos pesos la bolsa de 40 kilogramos. En Chaco no se consigue en toda la provincia. Traen de Córdoba a un precio carísimo”, relata, y añade que lo mismo sucede en provincias como Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca o La Rioja.

El Presidente de FONAF insiste en que tienen que escucharlos quienes toman decisiones desde el Gobierno, tienen que saber que los problemas no son todos iguales. “Cuando se habla del pequeño productor creen que tenemos que ir a Desarrollo Social y esa es la equivocación”, recalca, y explica la importancia de que el Gobierno lleve adelante políticas para que puedan contar con infraestructura como mataderos, con cadena de frío, para poder darle valor agregado a los productos.

 

 

Tejer políticas públicas que lleven a fortalecer a quienes pueden asegurar la soberanía alimentaria, que muchas veces es confundida con políticas sociales de asistencia en alimentación, resulta clave para sentar las bases de una verdadera argentina Federal.

 

 

 

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