Cada día es puro cuento

Si Arroyo veta la ordenanza de emergencia, SUTEBA responderá con un paro distrital

 

El Concejo Deliberante de General Pueyrredón declaró la Emergencia Educativa en materia de infraestructura y salud escolar por dos años. El Hada Buena y su Gabinete se reunieron al mismo tiempo en Chapadmalal, pero no para atender de cerca esa problemática. Balut Tarifa Arenas, concejal por Unidad Ciudadana, cuenta que “la mayoría de las escuelas tienen problemas edilicios, falta mobiliario, y eso ha generado muchos inconvenientes, que alumnas y alumnos tengan que rotar para tener clases”. La gobernadora “que venía a jerarquizar la educación en la provincia de Buenos Aires no solamente no lo hizo, sino que buscó confrontar con los docentes”.

“Bajo el gobierno de Cambiemos se traspasaron responsabilidades entre el municipio y la provincia sobre los problemas edilicios en las escuelas”, expresa la consejera escolar Eva Fernández; y el intendente Carlos Arroyo, que fue docente, reconoció públicamente que usaba el Fondo de Financiamiento Educativo para el pago de salarios.

Claudia Luengo directora de la Escuela Secundaria nº 33, que comparte edificio con la Escuela Primaria nº 64, fue invitada a la sesión especial en la que se aprobó la Emergencia. “Las aulas no tenían puertas, les faltaban vidrios a las ventanas. Las ventanas de maderas se fueron pudriendo, las puertas de las aulas eran trapos colgando de los marcos, fuimos consiguiendo puertas a través de donaciones”. Recuerda que se fabricaron en la unidad penitenciaria nº 15 de Batán, “pero ninguna coincidía con los marcos, por lo que fuimos adaptando las bisagras como pudimos y ninguna de las puertas cierran. Si cierran no abren, más de una vez tengo un docente que llama por teléfono para avisarme que se quedó encerrado”.

 

 

Pero ese no es el único problema, Luengo expresa que la escuela se inunda porque fue edificada hace más de treinta años bajo el nivel de la calle. No tiene patio, que fue clausurado porque las raíces de los árboles rompieron el piso. Los pluviales están tapados, ha crecido vegetación, las rejillas grandes están tapadas. Una soga atada entre columnas y árboles delimita una parte apta del patio para los chicos. El portón de hierro corredizo está tan viejo y deteriorado que dos auxiliares se sacaron la rodilla de lugar abriéndolo por el peso que tiene.

La Escuela Secundaria 33 tiene 307 alumnos, divididos en dos turnos. Tiene 50 cupos para comedor y un ayudante de cocina. “Es como si tuvieras 7 hijos y les das de comer un día de la semana a cada uno”, grafica Claudia Luengo a quien le dijeron que debía esperar, que cuando pudieran nombrarían otra persona para la cocina y así podrían duplicarle los cupos. Las escuelas secundarias no tienen comedor porque se considera que los que llegan al secundario tienen las herramientas para organizarse y comer en su casa. Por eso “somos privilegiados”, dice la Directora que explica que los padres de sus alumnos trabajan en changas en obras de construcción, en las plantas elaboradoras de pescado. Ambas tareas están paradas desde hace meses, por lo tanto el comedor escolar es fundamental para sus pibes.

Desde 2015 no le mandan ningún insumo para la tarea administrativa: ni libros de tema; ni registros; ni calificadores; ni libros de firmas; ni partes diarios; ni constancias de alumnos regulares, y la escuela no tiene cooperadora. “Toda esa papelería de uso diario la compramos nosotros a pulmón”, dice Luengo. La primaria con la que comparte edificio “va a tener robótica, pero el techo se rompió hace dos años y nunca lo arreglaron. Además de una batería de baño destrozada. Pudo arrancar sus clases porque habíamos sacado el inodoro de casa y lo donamos”.

 

 

La escuela rural primaria nº 24, del paraje El Boquerón, recién comenzó sus clases tras reiteradas protestas de la comunidad educativa ya que estaba sin gas ni luz. Recién este año se limpió el tanque de agua. A pocos días del inicio de clases un viento muy fuerte tumbó un tinglado que cayó sobre el patio de la Escuela Técnica Nº 3. El agua se filtra en la Primaria Nº 64, y las Secundarias Nº 33 y Nº 1, por los techos y las ventanas sin vidrios. La Primaria Nº 45 hace un año que utiliza como aula la biblioteca, porque el aula correspondiente tiene los ventanales caídos y hay riesgo de desmoronamiento. La empresa contratada por el Consejo Escolar para la escuela de nivel superior de artes visuales Marín Malharro, la dejó por la mitad y mal hecha. El edificio continúa sin arreglo y corre riesgo el inicio de clases. El Centro de Educación Física Nº 1 que cuenta con una pileta cubierta a la que asistían 3000 alumnos, hace más de un año no funciona porque no se hizo la adecuación de la caldera ni la reparación integral en la instalación de gas. La Escuela de nivel superior de Cerámica tiene serias filtraciones en muchísimas aulas.

 

 

Más de la mitad de los 222 edificios escolares de Mar del Plata, que albergan a más de 95.000 alumnes de los distintos niveles de la educación pública tiene serios problemas de infraestructura. “Los edificios están evidenciando lo que han sido las políticas de ajuste y de abandono, el recorte planificado por parte de la provincia de Buenos Aires”, grafica el consejero escolar Alejandro Moviglia, según quien “27 edificios estaban en riesgo de inicio, obras que debieron hacerse en el verano para poder llegar bien a comienzo de clase”, lo que califica como “un fracaso en planificación y gestión. No hubo diálogo, durante todo el verano no se convocó a las comisiones de infraestructura, que están presididas por consejeros de Cambiemos. El 6 de marzo, primer día de clase, de los 27 establecimientos solamente se habían empezado 14 obras y apenas se había terminado una”. La comunidad educativa comenzó a organizarse y se lanzaron abrazos a las escuelas en distintas zonas de la ciudad.

En la localidad Los Acantilados “la Escuela 40 y la 42 se negaron al comienzo de clases porque no tenían baños”, relata Moviglia. Esto afecta a las zonas más vulnerables, como “El Boquerón, donde la Primaria N° 23 y la Secundaria N° 74 tampoco iniciaron las clases por falta de gas”. Algunas de escuelas no tienen gas desde agosto pasado. Al día de hoy, contabiliza, en General Pueyrredón hay cuatro escuelas sin gas, cuatro sin agua, tres sin luz y en demasiadas falta mobiliario. En los spots, Vidal proclama que “cada día de clases cuenta”, pero en la vida real no le interesó asegurarlos. Recién en la tercera semana de clases la Dirección General de Cultura y Educación envió un camión con 120 sillas y 60 mesas, ínfima parte de las 1244 sillas y 650 mesas necesarias.

 

 

La Secundaria Nº 1, con más de 1000 estudiantes, funciona con rotación de ocho cursos por día, seis de mañana y dos de tarde, lo que da un promedio aproximado de 300 alumnos y alumnas que no asisten a clase por falta de mobiliario. Lo mismo sucede con la Secundaria Nº 22 Mariano Moreno, que por falta de mobiliario no tiene clases diarias.

Zulema Casanoba secretaria de salud y condiciones de medioambiente y de trabajo de Suteba General Pueyrredón, expresa que desde que gobierna Cambiemos a nivel nacional, provincial y local “la inversión en educación e infraestructura es cada vez menor”. El relevamiento de riesgos emprendido por el gremio indicó que en más de 70 escuelas del distrito no se había realizado lo que el protocolo de la Comisión Mixta de Salud y Seguridad en el Empleo Público establece en relación a agua potable, gas, electricidad y edificios seguros. Durante una jornada en el Concejo Deliberante, se expuso la grave situación de infraestructura, pero nadie respondió. En febrero se exigió que el Ministerio de Trabajo inspeccionara las más de 50 escuelas que no estaban en condiciones, e impactaban en una matrícula de alrededor de 17.000 alumnos. En marzo volvieron a solicitar un plan de obras y formar parte de la Unidad de Gestión Distrital. Pero nunca fueron convocados a reuniones.

Para Zulema Casanoba la aprobación de la ordenanza que establece la Emergencia Educativa es “un paso importante porque si hay emergencia se deben invertir más recursos y trabajar a fondo”, y ante el rumor de veto por parte del intendente Carlos Arroyo “hemos resuelto como SUTEBA si se confirma, responder con un paro distrital”.

 

 

 

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