En junio finalizó la baja temporal de los derechos de exportación para los principales cultivos que había regido desde el 27 de enero, y el gobierno de Milei dispuso la suba de la alícuota para la soja del 26% al 33%, para maíz y sorgo del 9,5% al 12% y para el girasol del 5,5 al 7%. “Aumentar las retenciones en un momento de precios internacionales bajos y de costos altos es una locura”, expresa Sebastián Campo, secretario de Bases Federadas, en diálogo con El Cohete a la Luna.
Para los productores agropecuarios, el gobierno de Milei no ha sido garante de su bienestar. Campo recuerda que una de las primeras medidas adoptadas cuando asumió Milei en diciembre de 2023 fue la devaluación: “El dólar pasó de 360 pesos a 800. Esa primera medida impactó en los productores que obtienen insumos fiados en dólares. Por lo tanto, esa deuda de insumos que arrastrábamos los productores —debido a la sequía de 2023—, en lugar de multiplicarse por 360, se multiplicó por 800”.
Sebastián Campo explica la situación con este ejemplo: “Un pequeño productor que tiene un pequeño batán de gasoil hasta el 2023 vendía entre 1.600 y 1.800 kilos de soja y con eso llenaba el batán de gasoil. Hoy necesita alrededor de 3.000 kilos de soja para pagar ese combustible. Ese número me parece que grafica la razón por la cual los productores, a pesar de haber tenido una buena cosecha en cantidad de kilos en abril y mayo de este año, nos encontramos en una situación de apriete porque rinde muchísimo menos para comprar nuestros insumos”.
Mejor odiar que calcular
Para el productor y secretario de Bases Federadas, se produjo una homogenización del sector desde el 2008. Un análisis incompleto podría decir que fue la resolución 125 —que aumentaba los derechos de exportación para los principales cultivos, pero también contemplaba una baja cuando el precio internacional caía— la razón, pero es más complejo que eso. En aquel entonces, ya se veía cómo pequeños y medianos actuaban igual que los representados por la Sociedad Rural; eso llevó a la homogenización de lo que los medios llamaron “campo”, palabra que les permitió englobar a todos por igual. “Parece que todos somos lo mismo, cuando en más de una oportunidad manifesté que esto no es así”, remarca Sebastián Campo.
Cree que ese conflicto de 2008 “hizo que muchos productores —hasta el día de hoy— sigan dolidos. En algunos casos y en muchos, ese dolor está muy justificado y no ha podido sanar. Tampoco existió de la fuerza política que estaba en el gobierno un análisis crítico sobre el caso, reconociendo los errores que existieron en aquella 125. Este malestar es utilizado por los sectores más concentrados de poder —por los medios de comunicación— que lo alimentan constantemente y es una llama que han mantenido encendida desde hace más de 16 años”, considera Campo. “La utilización de esa bronca es para que a los productores los pueda más el odio que la calculadora”.
Sostiene que “cuando se hace un análisis frío, cuando se ve pormenorizadamente que los números, lejos de dar buenos márgenes, están mal para la economía del productor, habría argumentos más que suficientes para salir a la calle, sobre todo con el aumento de retenciones en tiempos donde los precios internacionales están bajos y los costos son altos”. Para Campo, los productores no tienen la misma vara con la que actuaban subiéndose rápido al tractor y movilizándose en las calles contra el peronismo, “porque la utilización mediática con ese sector ha sido y es para que siga enojado y pueda más su bronca contra el kirchnerismo”. También critica al peronismo por no tener un sinceramiento con los productores. Evalúa que “mientras esa herida siga abierta y utilizada, el odio podrá más que la razón”.
Desmantelando el INTA
El gobierno de Milei también golpeó al sector agropecuario cuando modificó la estructura del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) con el decreto 462/2025, que dispone que el organismo dejará de ser un ente autárquico con autonomía propia para pasar a estar bajo la órbita de la Secretaría de Agricultura. “El INTA fue, es y tiene que seguir siendo la fuente fundamental de la producción de los pequeños y medianos productores”, expresa Sebastián Campo. “Si uno deja la investigación y el desarrollo en manos solamente de los privados, va a existir solamente un objetivo comercial de vendernos algún insumo, alguna semilla, convencernos de la aplicación o no de determinada tecnología. El INTA garantiza una imparcialidad que se la da su autonomía que está siendo afectada”.
“Utilizamos el INTA muchas veces para saber desde cómo diseñar una incubadora de huevos para las gallinas ponedoras hasta qué maíz híbrido es el que anduvo mejor en la red de ensayo del INTA”, precisa Sebastián Campo sobre la importancia de la autarquía del INTA, fuente fundamental para las y los productores. “Qué fertilizantes usar, qué herbicidas e insecticidas usar y de qué manera. Es fundamental la capacitación en este tema que brinda. El INTA es, sin lugar a dudas, el sostén de miles y miles de productores. Productores porcinos, productores apícolas, productores avícolas”. Su importancia ha sido el estar acompañándolos “a lo largo y ancho del país”, explica Campo.
En contra del desmantelamiento que ejecuta el gobierno libertario y proponiendo una mejora, Campo expresa: “En mis 27 años trabajando en el campo, una sola vez logré que vaya un técnico y tuve que ir a buscarlo y llevarlo hasta la chacra experimental porque no tenía en qué moverse. Quiero un INTA fuerte, con vehículos confiables, con técnicos capacitados, con investigación, con desarrollo, para que yo sea cada vez un productor más sustentable”.
Retenciones cero
Los derechos de exportación, el gravamen de exportaciones de bienes —mal llamado retenciones por las patronales del agro y los medios de comunicación con intereses en ese negocio—, han sido parte de la promesa que tanto Milei como Patricia Bullrich, José Luis Espert y demás candidatos presidenciales en 2023 fueron esgrimiendo en sus reuniones con el sector agroexportador, ya sea representado por las entidades que conforman la Mesa de Enlace o con los productores autoconvocados contra el peronismo, como solía ser su característica habitual.
Cuando Sebastián Campo era presidente de la Federación Agraria Pergamino, recibieron a todos los candidatos en 2023. Como José Luis Espert es oriundo de esa ciudad, mantuvo un encuentro con representantes de esa filial. Federación Agraria les entregaba a los candidatos los reclamos y propuestas del sector. En ese momento, José Luis Espert fue lapidario con el tema de las retenciones. Campo recuerda que las definió como “meterle la mano en el bolsillo al productor” y que proponía “retenciones cero inmediatamente”.
En aquel momento Campo sostenía lo mismo que reitera ahora. “Es imposible que en un país como la Argentina se eliminen las retenciones, por una clara recaudación de dólares genuinos que el país necesita y aporta el sector agropecuario”. Lo que había sugerido en ese momento en la reunión con Espert es que, “mientras existan las retenciones, lo importante es que estén segmentadas y que los pequeños productores tengan retenciones muy bajas y de ahí para arriba, un sistema de escalonamiento, que es posible hacer”. Campo relata que la respuesta de José Luis Espert fue “que eso no tenía sentido, porque las retenciones serían cero para todos los productos”.
Entre otras cosas, también Espert —recuerda Sebastián Campo— sostenía que “un gobierno, cuando llega al Fondo Monetario Internacional, es porque es un gobierno fracasado”. Está claro “el nivel de contradicción de aquel candidato que ocupa cargo de legislador en La Libertad Avanza.
De productor a arrendatario
Sebastián Campo cree que lo que está ocurriendo hoy con el sector agropecuario es que “un pequeño productor que tiene entre 50 y 150 hectáreas, que trabajaba antiguamente el campo de la familia o lo arrendaba, hoy se encuentra que el negocio del arrendamiento del campo está totalmente tergiversado porque hay un grupo de empresas que elevó el precio de los alquileres y hace que eso sea impagable para un pequeño productor”.
A la problemática de los valores de arrendamiento, se le suma para el pequeño productor el riesgo climático que genera volatilidad e incertidumbre. Por lo que hoy “tener el campo arrendado es tener certidumbre, saber que va a cobrar 15 o 16 quintales por hectárea. En algunos casos, de algunas grandes empresas, un poco más. Y el fenómeno que está ocurriendo hoy es la desaparición del productor por la figura del arrendatario. A diferencia de los ‘90, cuando muchos productores vendían el campo porque no les daba para alquilarlo, hoy la figura que más se da es la del arrendatario”.
Campo explica: “Esto pone en jaque a los productores que pretendemos seguir insistiendo, produciendo la tierra y resistiendo, porque nos obliga a pagar arrendamientos que son realmente caros. Lo que nosotros creemos desde Bases Federadas es que tiene que haber una ley de arrendamiento que beneficie impositivamente a aquellos pequeños tenedores de tierra que eligen alquilarle el campo a un pequeño productor agropecuario”. Sebastián dice que ese es el diagnóstico de lo que está pasando: “La desaparición permanente de productores que eligen ser arrendatarios”.
No se verificó
El 14 de diciembre de 2024, desde El Cohete informábamos que el 10 de diciembre el Presidente Javier Milei comenzó la celebración de su primer año de gobierno hablando en la reunión de delegados y directores representantes de la Sociedad Rural Argentina en su predio de Palermo. Ante esa tribuna expresó que la economía está “en un franco proceso de expansión” y expresó: “Por lo tanto, en la medida en que podamos consolidar esta tendencia a lo largo del año que viene (2025) y que se pueda verificar que ese aumento de ingresos no es de tipo transitorio, sino de tipo permanente, ese aumento de tipo permanente más la reducción del gasto público —porque la motosierra continúa— se va a traducir en baja de impuestos. No tengan dudas de que uno de los impuestos que vamos a atacar son las retenciones”.
El 27 de enero de 2025 se produjo la baja temporal de los derechos de exportación, que no pudo durar, porque, como bien había expresado Milei, el aumento de ingresos debía demostrar que no era transitorio sino permanente. Y no hay ingresos permanentes que permitan, como prometió, baja de impuestos, porque su plan fracasó, tiene fuga de dólares que necesita para pagar el endeudamiento que se ocupó de agigantar y se agota la promesa de su permanencia como gobierno libertario.
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