Cartografía del trabajo rural

Una nueva herramienta para mejorar las condiciones laborales de la actividad agropecuaria bonaerense

 

Con el objetivo de contar con datos y estadísticas indispensables para encarar acciones que mejoren las condiciones laborales y productivas, el Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense presentó el Mapa Dinámico del Trabajo Rural. Se trata de “una herramienta más de las políticas y acciones que venimos desarrollando”, que va a permitir “determinar la cantidad de trabajadores” rurales que tiene la provincia, sostiene el titular de la cartera, Javier Rodríguez, en diálogo con El Cohete a la Luna. “Nos interesan las producciones porque sabemos que atrás hay trabajadores y trabajadoras”, expresa el ministro.

De acuerdo a los últimos datos, el 32,1% de los establecimientos agropecuarios de la provincia de Buenos Aires declara contratar una cantidad de asalariados equivalente a 43.377 personas, de las cuales un tercio no reside en los establecimientos. El 62% de los trabajadores rurales asalariados vive en ciudades, dos tercios de los asalariados agrarios de la provincia se desempeñan como trabajadores permanentes, el 22,6%, como temporarios ocupados menos de 6 meses y un 13,4%, por 6 meses o más al año. El 78% del total trabaja sólo en el agro y un 22% combina la actividad con otra ocupación.

 

 

 

 

El Mapa, que fue anunciado hace más de un año y presentado los primeros días de mayo, es un trabajo desarrollado “en el marco de un convenio con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) porque requirió de un desarrollo de determinados coeficientes que vinculan los distintos tipos de producción con la cantidad de trabajadores estimados”, explica Rodríguez, docente y doctor en Economía. “Lo que se ha ido haciendo –que es de lo que trata este Mapa– es una serie de coeficientes para cada una de las producciones agropecuarias de la provincia de Buenos Aires, que permite en función, no solamente de las producciones, sino de cada tecnología que se utiliza, vincular la superficie de cultivo con la cantidad de trabajadores”.

“Ante los datos más habituales que son conocidos –típicamente, la evolución de la superficie de cada uno de los cultivos–, el Mapa se va a ir actualizando. Por eso decimos que es un mapa dinámico, que va a permitir expresar que si en determinado cultivo paso de 10.000 a 15.000 hectáreas, en ese cultivo, en ese distrito en particular, la cantidad de trabajadores aumentó en tal porcentaje o no, de acuerdo al coeficiente que se va utilizando”, describe el ministro.

No existía un mapa con esas características en la provincia de Buenos Aires. “No había una estadística de la cantidad de trabajadores”, señala Rodríguez, y apunta a que el objetivo de esa información es “mejorar las condiciones del trabajo rural”. El Mapa marca “una línea base que nos va a permitir estudiar con más detalle cómo será la evolución, pero esa línea base permite comprender las características del trabajo y, sobre todo, dónde hay mayor concentración regional en términos de producción”, indica.

“Muchas veces hablamos de las producciones –explica Rodríguez– por la importancia que tienen por la generación de divisas o por la importancia que tiene para el consumo interno, y hoy tenemos también una posibilidad de evaluarlas en función del empleo local que generan, que es una información que no estaba disponible. Había estudios aislados y muy particulares”, destaca.

Para la provincia de Buenos Aires, “esto significa también darle relevancia, visibilizar mucho más las producciones que se llaman intensivas. Conceptualización genérica –si se quiere–, pero que tiene muchísima diferencia con la cantidad de trabajadores por hectárea que requiere una producción intensiva, de las que se suelen denominarse extensivas. Si bien siempre hay una escala, también es importante marcar que las producciones hortícolas, frutícolas, son mucho más requirentes de trabajo que otras producciones, como pueden ser las de granos”, detalla. El Mapa elaborado permite la comprobación de ese tipo de información y resulta relevante –como destaca Rodríguez– “porque mide el empleo directo”, lo que permite ver “los empleados por hectáreas”.

Para Rodríguez, la mayor fortaleza de la herramienta está en permitirles a los funcionarios del Ministerio de Desarrollo Agrario poder “analizar las condiciones laborales”. El Mapa arroja datos a nivel de distritos y nivel de producción, por lo que pueden hacerse “análisis interesantes sobre los impactos regionales e impulsos de políticas destinadas a determinadas producciones y regiones”. Es interesante, entonces, “la posibilidad de ver estas condiciones y cómo la cantidad de trabajadores se distribuye en la provincia y el impacto regional de las distintas producciones”. Esa es la lectura más general que hoy pueden obtener del Mapa, que también fue presentado ante el sector académico para que “a partir de ahí, vayan surgiendo lecturas acerca de las condiciones y de las características productivas y laborales” provinciales.

 

 

Desarrollo integral y territorial

“La mirada del Ministerio no es solamente una mirada a los volúmenes producidos, sino que es una mirada integral. Mira a las y los trabajadores del sector, entendiendo que es un sector, pero cuando hablamos del conjunto de la cadena, es productor de alimentos. Uno de los desafíos que tenemos para el desarrollo integral de la provincia es que la producción agropecuaria se industrialice local y regionalmente”, apunta el ministro y economista Javier Rodríguez. “Cuando uno mira determinadas zonas, o determinados municipios, lo que observa es que prácticamente sólo se producen materias primas que llegan a otras regiones y que por supuesto eso significa –en términos de esos distritos– menos trabajo, menos oportunidades para cada uno de los que vive ahí”, analiza.

Por eso, para el Ministerio de Desarrollo Agrario es importante “el programa de construcción de frigoríficos, que es una parte de esta mirada más integral que busca industrializar al sector agropecuario”, detalla Rodríguez. Es una “mirada que el gobernador Axel Kicillof expresa permanentemente y que es una mirada sobre el conjunto de la provincia para entender las necesidades que tiene cada región, que por supuesto son diferentes”. Para el doctor en Ciencias Económicas, “cuando uno habla de los volúmenes totales, no hay ninguna duda que Buenos Aires es una provincia agropecuaria, pero también es una provincia industrial. Pero regional y territorialmente –en muchos lugares– hay una falta y una enorme necesidad de industrialización, que nosotros estamos apostando a cubrir con este programa de construcción de frigoríficos”, describe. También la política desplegada implica la “construcción de otros establecimientos de agregado de valor. Estamos avanzando en construcción de salas apícolas y de otras producciones que permitan también el desarrollo regional agropecuario”.

 

  

Intentando desinflar

El gobierno de Axel Kicillof viene trabajando en medidas para “paliar los efectos de la inflación”. Ante la pregunta de El Cohete con respecto a las diferentes acciones llevadas adelante en búsqueda de acercar al productor con el consumidor, Rodríguez sostiene: “En ese marco está el programa Mercados Bonaerenses, que el gobernador presentó y fue fortalecido hace un mes. Estamos avanzando en un conjunto de acciones para vincular de manera más cercana a productores con consumidores y que eso permita a las y los bonaerenses acceder a productos de calidad y buen precio”, precisa el ministro. También les permitirá a los productores “tener una muy buena retribución por el fruto de su trabajo”.

El programa Mercados Bonaerenses “tiene muchos componentes”, explica Rodríguez. Uno es el de la feria directa de productores a consumidores. Estamos en 130 puntos generando estas ferias directas en la provincia, con más de 1.280 productores inscriptos”, precisa. “Hoy, la aplicación Mercados Bonaerenses les permite a los consumidores saber cuál es la feria más cercana, conocer los puestos e incluso contactarse con algunos de los productores. Porque a aquellos productores que tienen redes sociales y que venden también por otros mecanismos de redes, pueden contactarlos a través de la aplicación”, señala.

Por otro lado, el Ministerio ha avanzado con un trabajo que arrancó con “la regularización de los mercados concentradores en la provincia de Buenos Aires. En la provincia hay 51 mercados concentradores, que estaban prácticamente invisibilizados. Hemos ido haciendo un trabajo en conjunto con la mesa provincial que integran estos mercados para su visibilización. Lo que lanzó hace un mes el gobernador Kicillof, es que en esos mercados concentradores –que son mayoristas de frutas y verduras– se hagan también ferias minoristas, de venta para todo el público, directa de los mercados concentradores a los consumidores”. Esto, explica Rodríguez, permite acortar la cadena. Son “todos mecanismos que vienen a morigerar los efectos de la inflación”, expresa el ministro.

  

 

Ante la pregunta de si es necesario la suba de retenciones para asegurar la mesa de los argentinos, el ministro de Desarrollo Agrario bonaerense expresa que “ese es un debate nacional”. Sin embargo, en su tesis de doctorado de hace cuatro años para la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, dejó muy clara su posición. Su trabajo titulado: “La renta agraria y su incidencia en el desempeño económico: una discusión teórica con especial referencia a los debates en Argentina”, describe la importancia de los derechos de exportación, denominados usualmente retenciones. Señala que el impuesto a las exportaciones actúa permitiendo que el Estado se apropie de una porción de renta agraria como ingreso fiscal y que ese impuesto “genera una disminución del precio en el mercado local, determinando la transferencia de una porción de esa renta al resto de la economía, incluso en el caso de las mercaderías no exportadas”.

El ministro también expresa “que la aplicación de derechos de exportación determina un abaratamiento del precio interno de los productos agrarios exportados. Entre ellos, los productos alimentarios que componen directa o indirectamente la canasta básica alimentaria”. Plantea que “el precio de estos productos en el mercado local está determinado por sus respectivos precios en el mercado mundial, el tipo de cambio y el nivel de derechos de exportación. De esta forma, el precio local de los productos alimentarios primarios transables se ubica por debajo del que se hubiera registrado en ausencia de los derechos de exportación en un porcentaje idéntico a la alícuota de estos”.

También en su trabajo académico de junio de 2018, Rodríguez sostiene que “la aplicación de derechos de exportación genera en los hechos una elevación en la rentabilidad de todos los sectores de la economía que contratan trabajadores con un menor nivel de salario nominal, a partir de la redistribución de la renta agraria. Adicionalmente, esta puede derivar en incrementos de salarios reales. Estos dos efectos son consecuencia de la transferencia de renta agraria por medio de la aplicación de retenciones a las exportaciones”.

Que ningún Nicolás Pino tape el bosque. La suba de los derechos de exportación es urgente, porque como lo había expresado el 23 de marzo el por entonces secretario de Comercio Interior, la guerra entre Rusia y Ucrania produce el dislocamiento del comercio internacional de alimentos. Ambos países participan del 29% del comercio internacional de trigo, del 18% del de maíz y Ucrania también es la principal exportadora de girasol en el mundo, impactando en la industria aceitera. La guerra “impacta en los farináceos”, señaló Roberto Feletti, y explicó que “es la harina, son los fideos, es el pan, son las pastas frescas y pastas secas y un conjunto de derivados”. El conflicto Rusia y Ucrania continúa y los precios siguen en alza.

El Presidente dijo que él propuso “un debate público” para que “discutamos qué es lo que queremos hacer”. Gran parte del pueblo que lo votó le asignó una tarea, porque el voraz mercado de exportadores –al que mal llaman “campo”– está destruyendo la mesa de los argentinos. Con las herramientas que tiene –como el artículo 755 del Código Aduanero–, Alberto Fernández debe tomar la decisión de defenderla. Sin excusas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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