China, Rusia y la Nueva Ruta de la Seda

La Argentina en la globalización con acento chino

 

La ruptura de las relaciones políticas y democráticas entre la URSS y la República Popular China trajo como consecuencia directa el cambio de estrategia política de EE.UU. hacia el bloque socialista entre los años 1960 y 1962. Con ella, comenzó una política de seducción por parte de EE.UU. hacia China, que se intensificó con la llegada de Nixon al poder (1969-1974) en el país del Norte, quien designó como Secretario de Estado a Henry Kissinger, un brillante político nacido en Alemania, de donde debió emigrar en 1938 para escapar del nazismo y eludir la persecución a los judíos.

En China, en tanto, continuaba el proceso revolucionario iniciado en octubre de 1949 con la toma del poder por parte del Partido Comunista; con Mao, Zhou Enlai y Deng
Xiaoping como máximos líderes.

Finalmente, en febrero de 1972 viajan Nixon y Kissinger a Pekín y comienza allí una nueva etapa para el orden internacional, porque estos viajes e intercambios de propuestas políticas entre ambos países trajeron como consecuencia que, a la muerte de Mao y Zhou (1976), Deng Xiaoping —que tomó las riendas del PCCh— liderase desde el Partido una serie de reformas económicas primero ubicadas en Zonas Económicas Exclusivas (ZEE), donde se aplicaban, con la regulación del Estado, principios de libre comercio y reglas de mercado.

Las zonas elegidas fueron Cantón, Macao y Fujián, que por su ubicación geográfica costera estaban en contacto con prácticas y avances tecnológicos occidentales.

En esas regiones, al cabo de unos pocos años de experiencia de mercado, el crecimiento
económico fue asombroso: del orden del 12% o 13% anual acumulado. Con lo cual, cinco
años después, Deng Xiaoping y el PCCh decidieron extender gradualmente esta experiencia al resto del territorio chino. Lo demás es historia reciente: desde el año 1979 al año 1989 fueron diez años de crecimiento continuo a “tasas chinas", es decir, superiores al 10% anual acumulado.

En ese año (1989) comienza la caída de la URSS, y en coincidencia con un viaje de Mijaíl
Gorbachov a China, que había planteado en Moscú la política de Glásnost (transparencia, apertura política), también se inician en Pekín las protestas en Tiananmén por las desigualdades que gestaban las políticas de mercado y la corrupción asociada que denunciaban los jóvenes en dicha plaza. Muchos de estos jóvenes eran hijos de importantes dirigentes del PCCh. Deng decide, pese a las protestas, profundizar las políticas de mercado y exigir a las empresas extranjeras que invierten en China dos requisitos claves: radicación de las fábricas y transferencia de tecnología (particularmente a empresas de EE.UU. y la Unión Europea).

Dos décadas más de crecimiento a tasas chinas le permiten completar un ciclo de treinta
años con resultados impactantes: alcanza un desarrollo industrial con fabricación,
tecnología e innovaciones tecnológicas propias en lo que a Occidente le llevó dos siglos.
En ese período de treinta años, pudo sacar de la pobreza a 600 millones de personas que
migraron a las ciudades para iniciar el camino hacia la condición de obreros industriales y de servicios. El costo de ese desarrollo y transformación también fue enorme:
particularmente el severo impacto ambiental por la contaminación en las ciudades, y
también, altos niveles de corrupción y desigualdad.

Con enormes reservas internacionales de divisas (en U$S principalmente) acumuladas
gracias al Modelo Exportador Industrial de crecimiento (logró 4.3 billones de U$S en
2011/2012), la República Popular China, con la llegada de Xi Jinping y el PCCh fortalecido por estos logros, ha establecido nuevos objetivos en el XIII congreso del Partido del año 2013.

● Dejar de ser la Fábrica del Mundo (por los altos costos sociales para China).
● Combatir la corrupción.
● Desarrollar la innovación tecnológica para ser líder.
● Proponer internacionalmente una Nueva Globalización: La Franja y la Ruta, o sea,
“La Nueva Ruta de la Seda”.
● Potenciar sus Fuerzas Armadas, fabricando todo su armamento en China, teniendo
como pilar el EPL (Ejército Popular de Liberación).
● Alianza militar y energética con la Federación Rusa.

Estos objetivos se consolidan y refuerzan con el liderazgo de Xi Jinping, que logra la posibilidad de reelección indefinida y la incorporación de su pensamiento a la Constitución de la República Popular China (sólo Mao y Deng habían logrado esto antes).

 

En la conmemoración de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, Xi estrena uniforme militar.

 

 

América Latina y la Nueva Ruta de la Seda

El Nuevo Camino de la Seda es una especie de globalización con características
chinas, en alianzas de cooperación de China con países de Europa y América Latina. Es  el caso de países como la Argentina, es cooperación para el desarrollo.

En sucesivos encuentros bilaterales, esta fue la propuesta que finalmente le hizo Xi a CFK en la Asamblea Nacional del Pueblo: una relación de cooperación entre ambos países (Alianza Estratégica Integral) con Balanza de Pagos Equilibrada.

 

 

CFK con Xi.

 

En esta Alianza, China tiene como prioridad de inversión con fines de equilibrar
transacciones comerciales deficitarias para la Argentina:

● Financiamiento completo de las Represas del Río Santa Cruz (U$S 5.000M).
● Centrales Nucleares: la cuarta, (CANDU) con tecnología argentina y financiamiento y
aprovisionamiento de equipamiento chino; la quinta, central nuclear argentina con tecnología, equipamiento y financiamiento chino. Ambas centrales totalizan una
potencia instalada de 2500MW para alimentar al SADI (Sistema Argentino de Interconexión).
● Belgrano Cargas: Completamiento de la Red Ferroviaria para mejorar la exportación
de Soja y derivados con financiamiento de la infraestructura.
● SWAP de Monedas: es un préstamo de divisas renovable y convertible en
financiamiento para infraestructura: U$S 10.000M en SWAP y U$S 21.000M en el
resto de los proyectos de infraestructura.

Este paquete de inversiones queda ralentizado por la llegada de Donald Trump a la
presidencia de EE.UU., que cambió bruscamente las reglas de juego. Trump es contrario a la Globalización, más aún si la lidera China, país con el cual desplegó una estrategia de Guerra Comercial, Tecnológica y de Monedas; y en algunas regiones priorizó la preparación de una confrontación militar frente a Rusia y China.

En relación a América Latina, Trump la convirtió en un “Territorio en Disputa” con el
lawfare como política regional para combatir a todos los movimientos populares de
América del Sur; y perseguir y encarcelar a los dirigentes emblemáticos (CFK, Lula, Correa, etc). Todo esto para “impedir el avance de las politicas predatorias de China en la región" (sic), como declaró la vocera norteamericana —Sarah Huckabee Sanders— luego de la cumbre Trump-Macri (Cumbre del G20 en Buenos Aires, Argentina - 30 de noviembre al 1 de diciembre de 2018).

En resumen, EE.UU. ofrece el lawfare y el financiamiento especulativo para mantener y
profundizar el sometimiento de nuestros países. Y frente a algunos, como Venezuela,
donde no alcanzan sus propuestas, amenaza con invasiones militares. En cambio, la
Alianza de China y la Federación Rusa ofrecen Cooperación en un contexto de Balanza
Comercial Equilibrada.

En este contexto la Argentina entró en una crisis casi sin precedentes y con resultados devastadores para su aparato productivo, similares a los efectos de una guerra en una Nación derrotada. Esto no se debió a un ejército extranjero sino al gran capital financiero especulativo internacional, asociado con los cipayos locales: el eterno club de
endeudadores seguidos de fuga de divisas.

De esto no se sale fácil ni en poco tiempo: hay que respaldarse en la cooperación
internacional y poner como eje central la creación de empleo en dos frentes claves:

● Reindustrialización para el Consumo.
● Reindustrialización para la Defensa.

El presidente Xi le propuso a CFK realizar inversiones industriales en nuestro país de modo que la fabricación de los bienes, automóviles, camiones, electrodomésticos, teléfonos, etcétera se realicen íntegramente en la Argentina, sin importación de partes extrajeras. Esto debe ser llevado adelante por sociedades mixtas estatales-privadas. Con Acción de Oro en manos del Estado, y la parte privada debe ser llevada adelante por empresas pyme preferentemente, con el fin de generar cientos de empresas mixtas una vez que se recomponga el mercado interno.

De modo similar deben crearse sociedades mixtas (Estado-Pymes) para reindustrializar la Defensa: volviendo a repotenciar la Fábrica TAM (Tanque Argentino Mediano) de Boulogne y cientos de empresas más que generen miles y miles de puestos de trabajo industrial calificado en todo el país. Recuperando así las mejores tradiciones sanmartinianas: de unas Fuerzas Armadas que fabrican su propio armamento para afianzar la Defensa Nacional, Independencia y Soberanía.

 

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