C&T para construir una Nación

Las vias para el desarrollo tecnológico autónomo después de la devastación

 

El futuro gobierno post-Cambiemos encontrará un país en el que los grandes proyectos nacionales de producción autónoma de tecnologías avanzadas (radares, satélites, lanzadores satelitales, aviones) fueron cancelados y muchos de los técnicos y profesionales intervinientes arrojados del sistema, como está siendo ahora arrojada INVAP… y obviamente acompañada por la red de Pymes que trabaja (¿trabajaba?) con esta empresa. Un país en pleno proceso de desindustrialización, en que las industrias Pyme (las grandes generadoras de empleos) cierran, se achican y expulsan gente todos los días. Un país en que los organismos del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (SNCyT) se achican y en donde los jóvenes con formación universitaria y en muchos casos doctoral son nuevamente, como en los '90, obligados a emigrar. Una prioridad impostergable será entonces reindustrializar el país, sobre la base del desarrollo autónomo de tecnología; para lo que, necesariamente, se deberá recuperar el SNCyT.

 

 

El desemboque de toda producción científica no es necesariamente concatenarse con un desarrollo tecnológico, ni todo desarrollo tecnológico debe ser precedido por investigación científica. La investigación científica guiada por curiosidad es un valor irrenunciable para cualquier país por sus potencialidades como creadora de conocimientos y por su rol en la formación de futuros científicos y tecnólogos. Pero, cuando un país logra acoplar el sistema científico y el desarrollo tecnológico puede dar un salto cualitativo en la producción de valor agregado. El objetivo es “lograr capacidad técnico-científica de decisión propia a través de la inserción de la ciencia y de la técnica en la tarea misma del proceso de desarrollo” [i]. Acoplar el sistema científico al desarrollo tecnológico no significa que los científicos dejen de hacer ciencia con total libertad, sino que deben existir institutos tecnológicos, capaces de dialogar tanto con el sistema productivo y con el sistema científico.

 

El desarrollo autónomo de productos de alta tecnología

Este es el camino que nuestro país recorrió durante el período (2003-2015) con la producción, utilizando tecnologías desarrolladas autónomamente, de radares, satélites, aviones, lanzadores satelitales, energía nuclear, equipos de medicina nuclear, tecnología de fractura hidráulica, semillas con características especiales, vacunas, etc. La mayoría de estos desarrollos fueron conducidos por las empresas tecnológicas estatales y confluyeron a ellos los organismos de investigación científica con misión preestablecida, unidades ejecutoras del CONICET y una red de Pymes nacionales. El camino de la producción autónoma de bienes de alta tecnología nos resulta particularmente adecuado por nuestra histórica capacidad científica, muy potenciada en el  período (2003-2015), aunque hoy haciendo lo posible para sobrevivir a Cambiemos.

Este camino no solo fue importante por los logros alcanzados sino porque puso en acto un estilo tecnológico exitoso: el triángulo productivo Empresas Estatales-Pymes nacionales- Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología i.

 

Incorporar conocimientos a industrias convencionales

Los créditos a tasas accesibles son imprescindibles para ayudar a las Pymes a sortear desfasajes entre ingresos y egresos; pero lo fundamental para que existan es la demanda. Sólo el Estado nacional [ii]-[iii] puede impulsar el circuito virtuoso demanda-crecimiento-demanda, traccionando el sistema productivo, incentivando la demanda y al mismo tiempo protegiendo la producción nacional. Aún esto no alcanza: es necesario que la calidad y costo de los productos nacionales vaya confluyendo en tiempos pautados hacia estándares internacionales, por eso debemos hablar de Compre Nacional Condicionado (CNC): el estado deberá imponerle a las industrias favorecidas con el CNC programas tecnológicos, de desarrollo de nuevos productos y procesos y de optimización de productos y procesos existentes; programas de desarrollo tecnológico en los que deberá participar el SNCyT.

Cuando Siderca (Grupo Techint) era aún una empresa pequeña en comparación con los grandes conglomerados de la siderurgia internacional, decidió comenzar a exportar aprovechando sus menores costos y la existencia de un mercado nacional protegido. Sin embargo para hacerlo debía elevar el nivel de calidad de los tubos de acero sin costura que producía hasta los niveles internacionales; para lo que debía incorporar conocimiento a su producción. El camino de la importación de tecnología desde las grandes siderurgias internacionales estaba cortado desde el momento que empezó a plantearse como una competidora en el mercado global: Siderca debía desarrollar un esfuerzo tecnológico autónomo. Una de las grandes herramientas que utilizó fue el centro de investigación industrial (CINI) que desarrolló en Campana, formado por científicos argentinos, provenientes del SNCyT y de universidades del exterior, que trabajaron, aplicando conocimientos científicos de avanzada, en el estudio de las ventanas tecnológicas [iv] de productos y procesos para poder desarrollar nuevos productos y optimizar procesos. Profesionalmente viví esa experiencia de 1985 a 2007, como director general de ese centro de investigación los últimos doce años de trabajo en la empresa. El centro que empezó con 8 personas, en 2007 contaba con más de 120, muchos de nosotros con grados doctorales y amplia experiencia en investigación. Así Siderca pasó de ser un competidor secundario con pocas chances de imponerse, a líder internacional en productos especiales (tubos de alta capacidad de colapso, uniones especiales, tubos resistentes a la corrosión, etc.). El CINI, con una misión claramente tecnológica, logró que los investigadores que proveníamos del sector científico siguiésemos investigando temas básicos que después aplicaríamos en los desarrollos tecnológicos, dirigiendo doctorandos y publicando en conferencias y revistas científicas artículos que, sin develar información tecnológica sensible, pusiesen a consideración de nuestros pares las metodologías científicas desarrolladas.

¿Cómo trasladar esa experiencia a las Pymes nacionales? El rol del INTI, hoy desprestigiado y atacado por Cambiemos [v], será fundamental ya que  sus centros deberán convertirse en los centros de investigación de extensos sectores industriales, trabajando con cada una de las Pymes que en cada sector productivo participen de los programas de compre nacional condicionado.

Junto a los técnicos y profesionales de cada Pyme podrán hacer un detallado y particularizado análisis de sus procesos productivos y detectar los temas que disminuyen la productividad o perjudican la calidad (lo que requerirá mucha presencia en las plantas de los tecnólogos del INTI). Detectados los problemas a resolver, deberán involucrar a miembros del SNCyT cuyas especialidades puedan contribuir a resolver los problemas identificados. Estos usarán herramientas conocimiento intensivo y el equipamiento de alta tecnología existente en el sistema, para encontrar la génesis de los problemas detectados y así poder plantear e implementar soluciones.

Con los procesos productivos existentes ordenados y depurados las Pymes podrán dar el paso a la innovación.

 

Las dos tareas del momento

Lo discutido para el desarrollo de producciones  de alta tecnología como para el desarrollo de producciones convencionales requerirá un estado nacional que pueda desempeñar con total convencimiento los roles de productor y regulador y requerirá que el SNCyT consolide su rol tecnológico a la par de su muy establecido rol científico.

Entre tanto, hasta que termine el gobierno de Cambiemos, las dos tareas necesarias son resistir la destrucción y planificar la construcción.

 

 

 

[i] J. Sábato y N. Botana, La ciencia y la tecnología en el desarrollo futuro de América Latina, en J. Sábato, El pensamiento latinoamericano en la problemática ciencia-tecnología-desarrollo-dependencia, Paidós, 1968.

[ii] M. Mazzucato, The entepreneurial state, Demos (www.demos.co.uk), 2011.

[iii] M. Mazzucato y G. Semieniuk, «Public financing of innovation: new questions,» Oxford Review of Economic Policy, vol. 33, nº 1, 2017.

[iv] El intervalo de las variables que definen un producto (por ejemplo grado de acero, dimensiones y tolerancias dimensionales de fabricación) o un proceso (como por ejemplo velocidades y temperaturas de proceso) que hacen que el producto o proceso provea resultados adecuados.

[v] https://www.elcohetealaluna.com/inti-tiempos-del-neoliberalismo-periferico/

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