CÓMO APROVECHAR ESTA ENSEÑANZA

¿Cuál es el Estado que necesitamos, ahora y de ahora en adelante?

 

I

El coronavirus nos está dando algunas lecciones, aceptadas por muchos aunque no por todos. Una primera lección es que habíamos olvidado la importancia del rol del Estado, y ahora nos damos cuenta de la relevancia que tiene la acción gubernamental en esta circunstancia.

Vemos claramente una diferencia en el éxito en enfrentar a la pandemia en aquellos países con un Estado activo, equipado y conductor, y el fracaso de aquellos donde el Estado, tan vilipendiado desde el acceso del neoliberalismo, está ausente. Este neoliberalismo, impulsado por los mayores capitales del mundo, formulado intelectualmente por la Escuela de Chicago y llevado a la práctica por Pinochet, Thatcher y Reagan y condensado en el Consenso de Washington, está demostrando sus enormes falencias frente a la pandemia.

Hoy escuchamos auspiciosamente muchas voces que se levantan para reivindicar el rol del Estado. Pero aquí es pertinente plantearse la pregunta del millón: ¿Cuál es el Estado que necesitamos, ahora y de ahora en adelante?

 

 

II

Aquí propongo analizar las características que debería tener la acción gubernamental, una vez pasada la emergencia del presente, ya que esta acción  debe, no sólo hacer frente a una circunstancia tan particular como una pandemia o una catástrofe natural, sino, de modo habitual, gestionar los avatares normales de la vida en sociedad,  tales como:

  1. un trabajo digno para todos
  2. acceso a los bienes básicos de una vida digna: salud,  educación, vivienda, esparcimiento, un nivel aceptable de seguridad, protección para la etapa post-laboral en la ancianidad, etc.
  3. participación política de los ciudadanos en la elección de sus representantes,  con adecuados mecanismos de control de gestión, sea de los legisladores como de la rama ejecutiva, sin olvidar el control del accionar de los jueces.
  4. libertad de expresión, no sólo por la falta de coacción afirmativa sino también asegurando la posibilidad de acceso efectivo a los medios de prensa y las redes sociales.
  5. practicar una política activa de inclusión social, a través de programas que fomenten el trabajo de los excluidos del mundo productivo, capacitándolos de modo rápido y eficiente. Es interesante en este sentido, analizar y adaptar al presente diversas experiencias de escuelas de artes y oficios debidas a iniciativas privadas como las de Don Bosco en Italia y la Argentina y las escuelas O.R.T. iniciadas por la comunidad judía en la Rusia zarista y presentes hoy en más de 60 países.
  6.  políticas activas de igualdad de género.

 

III

El logro de estos objetivos no puede ser declamatorio sino efectivo. Si analizamos la experiencia de los gobiernos populares de la primera década del siglo XXI en América Latina, observamos que la realidad efectiva distaba mucho de los postulados declamados, tanto en términos de inclusión social como en cuanto a los parámetros económicos.

Es decir, faltó adicionar a estos postulados una eficiente gestión de los negocios públicos, una instrumentación concreta de los propósitos generales,  sea a través de la normativa (leyes, decretos, resoluciones, etc.) como de la gestión ejecutiva propiamente dicha y de los mecanismos de control. Esto permitió a la derecha desandar el valioso camino recorrido con cierta facilidad .

 

 

IV

La gestión de los servidores públicos debe reunir varias características para que su accionar sea eficiente. Entre ellas, se puntualizan algunas que – entiendo – son fundamentales, tal como ha quedado demostrado en la circunstancia presente del COVID 19:

  1. el funcionario ejecutivo debe conocer la materia sobre la que actúa. Quedó claro con la pandemia que consultar a los expertos está dando resultados positivos. La improvisación voluntarista de líderes como Donald Trump o Jair Bolsonaro ha demostrado su fracaso. El consultar a los científicos está siendo, por suerte, aceptado por todos los países aunque, desgraciadamente, en algunos casos, tardíamente, con el consiguiente costo de vidas humanas.
  2. los funcionarios y servidores públicos, en todos los niveles, deben tener un compromiso emocional con su tarea y con las personas a las que está dirigida. Una actitud burocrática y distante raramente llega a buenos resultados. El servidor público debe tener pasión por lo que hace. En esta circunstancia dramática se han visto actitudes de servicio encomiables, por parte de personas que están arriesgando incluso su vida. En circunstancias normales, esto no siempre es cierto. Es bastante común observar a prestadores de servicios, públicos o privados que, por bajo que sea su nivel, creen que deben hacer sentir a los usuarios su poder, con el propósito inconsciente de humillarlos. Esto es observable en algunos policías, guardas de trenes, dependientes de oficinas públicas, etc. No es siempre así, pero lamentablemente, un atavismo autoritario que nos llega desde épocas coloniales flamea sobre nuestra sociedad. Cuanto más insegura de su valía sea la persona, mayor es su tendencia al autoritarismo. En este sentido, es maravillosa la enseñanza de vida que está dando el Papa Francisco, que predica con la palabra y el ejemplo, con una actitud  misericordiosa,  tratando de comprender y ayudar al semejante,  desde una posición humilde y no altisonante, muy bien graficada en el habitual pedido final de todas sus alocuciones: “recen por mí”.
  3. el servidor público no puede “vivir entre algodones”,  encerrado entre cuatro paredes, sin conocer la calle y las particularidades de cada barrio, de cada sector social, de cada tipo de persona con los que le toca interactuar. Un porcentaje de sana viveza criolla que no se aprende en las escuelas sino en el trato diario, es indispensable. Un ejemplo – negativo – de esta necesidad lo constituye la gran proliferación de conocimientos informáticos requeridos hoy en día para acceder a programas de gobierno, bancarios, etc. Este avance tecnológico muy positivo no puede dejar afuera a personas que no tienen acceso a esos medios, sea en el terreno material o cognoscitivo. Por ejemplo, requerir el acceso a Internet para obtener la asignación universal por hijo, constituye para muchas personas un obstáculo prácticamente insuperable, a menos que alguien con el espíritu misericorde arriba mencionado los ayude.

 

V

Una instrumentación eficiente de estos postulados requiere, además, de una aceitada interacción de los diversos círculos que deberían intervenir las decisiones públicas, según el siguiente esquema:

  1.  el Estado debería contar con un cuerpo profesional, formado en sus materias específicas. A tal fin sería muy interesante estudiar experiencias valiosas de países con administraciones gubernamentales eficientes, tal como la francesa, que hace años tiene estructuras de formación de agentes gubernamentales como la célebre École National de l'Administration (ENA). Nuestro presidente Alberto Fernández, en su discurso inaugural, propició una iniciativa en este sentido, que sería muy bienvenida.
  2. este cuerpo profesional deberá responder fielmente a las directivas del poder político, tanto en el nivel ejecutivo como el legislativo, ya que son sus integrantes elegidos por el voto popular quienes fijan, conforme a su programa de gobierno, los objetivos a alcanzar. Le tocará al servicio estatal, a la “burocracia” o “administración pública”, el llevar estas pautas programáticas a buen puerto, de modo que no se conviertan en meros postulados voluntaristas.
  3. a su vez, convendrá que ambos niveles, el político y el burocrático, tengan una fluida relación con los expertos, sean estos del sector universitario, de institutos de investigación (por ejemplo, CONICET, IBIOBA, CNEA, CONAE, INVAP, ARSAT)  fundaciones privadas o creadas a partir de convenios de cooperación internacional, empresas tecnológicas, etc. Esta interacción ha demostrado su eficiencia en el manejo de la crisis del COVID 19, en el que están cooperando los gobiernos federal, provinciales y municipales con universidades y otras instituciones públicas y privadas.

Este círculo virtuoso de comunicación debería ser un camino a profundizar en el futuro.

 

 

 

* Victorio Taccetti fue vicecanciller, embajador en Italia, Alemania y la OEA.

 

 

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