Con nocturnidad y alevosía

El cierre de las escuelas nocturnas es una jactancia de desprecio a los sectores populares

 

Una condición indispensable para abordar la realidad de las escuelas nocturnas es poder visibilizar en ellas la presencia de estudiantes trabajadores y trabajadoras.

​En nuestro país “terminar la secundaria” expresa mucho más que una acreditación de otorgamiento estatal.

Finalizar los estudios secundarios es, ante todo, un objetivo social, político y cultural prioritario, perseguido históricamente por todos los sectores de nuestra comunidad.

 

 

En ese sentido, las escuelas nocturnas expresan muchas cosas que merecen ser subrayadas. En primer lugar, dan cuenta de la cultura del esfuerzo y de la inquebrantable voluntad de progreso de las trabajadoras y los trabajadores de nuestra Patria.

A nadie se le escapa: son muchos los que desde temprana edad tienen que trabajar para ayudar a sostener la subsistencia familiar. También lo son quienes realizan tareas de cuidado familiar para que otros puedan concurrir a los trabajos. Estas escuelas están pobladas de los esfuerzos de madres solteras, de trabajadoras de casas de familia, de laburantes de la economía popular, de recicladores urbanos que estacionan sus carros en las puertas de las escuelas y luego de la cursada continúan su recorrido.

​El sujeto de estas escuelas determina también las características institucionales. Son establecimientos eminentemente populares que están comprometidos con los espacios de vida social comunitaria de quienes pueblan sus aulas. Así, los sindicatos, las cooperativas, los movimientos sociales, las entidades barriales, entre otros, conforman el amplio contexto en el que se construye la comunidad educativa de cada escuela.

​El trabajo docente en estas instituciones también se encuentra fuertemente involucrado con las trayectorias, necesidades y expectativas de lxs estudiantes. Existe en estas escuelas una pedagogía del trabajo que pone en el centro de las cuestiones curriculares el saber hacer y la vida misma de lxs trabajadorxs.

Todas estas situaciones y otras que forman parte de un sistema social injusto que no garantiza la igualdad de condiciones, construyen a su vez distintas trayectorias escolares que expresan la multiplicidad de realidades sociales que habitan el Sistema Educativo. Así, la existencia de estas escuelas viene a dar cuenta de una situación reparatoria del Estado. Se reconoce entonces una situación de desigualdad social y se garantiza una herramienta para la inclusión y la educación.

​Las escuelas secundarias nocturnas cuentan con el consenso de los distintos sectores de la comunidad política: desde un liberalismo de inspiración alberdiana y sarmientina, pasando por el radicalismo y por la tradición peronista que ha profundizado la concepción de educación como derecho humano y universal.

 

Ministra Acuña. Sarmiento volvé, te perdonamos.

 

Es central concebir a lxs estudiantes como sujetos de derecho y alejarse de concepciones mercantilistas que hacen eje en la conformación de un número de matrícula determinada por mediciones de eficacia y eficiencia de la tecnocracia.

Según datos oficiales en la Ciudad de Buenos Aires existen 400.000 personas que no han terminado la secundaria. Por lo tanto nunca “faltan estudiantes”, como dice la Ministra de Educacion Soledad Acuña, lo que en verdad faltan son políticas activas que garanticen la incorporación de esas personas a las escuelas.

Las políticas públicas en educación no pueden concebirse como un logro en sí mismo, sino más bien como una herramienta fundamental en la construcción de una sociedad más justa. En ese sentido, promover y sostener la finalización de estudios secundarios es un acto de justicia educativa.

Por las situaciones sociales, institucionales y pedagógicas que analizamos en párrafos anteriores, las escuelas nocturnas son fundamentales para el desarrollo de estas políticas de justicia educativa. Tan fundamentales, que ningún gobierno democrático podrá decir jamás, que cumple con políticas de justicia educativa si cierra las escuelas nocturnas.

 

 

Secretario General de UTE-CTERA

 

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