Crece desde el pie

Entrevista a la senadora bonaerense Teresa García

 

“Entonces, ¿adónde radica el otro poder que puede contrarrestar a este poder instituido paraestatal y mafioso?”, azuzó la senadora bonaerense Teresa García en un encuentro con militantes en la ciudad de La Plata. Respondió: “En el pueblo”. Y afirmó con seguridad: “No hay otro lugar”. Y enumeró: “En la organización de los compañeros, en la militancia, en los pibes más jóvenes”.

Teresa García junto a Florencia Saintout en un encuentro con la militancia en La Plata.

 

Ni bien asumió Axel Kicillof como gobernador, Teresa García fue su ministra de Gobierno, cargo que desempeñó hasta el 21 de septiembre de 2021. Actualmente es senadora bonaerense, representando a la primera sección electoral y presidenta del bloque del Frente de Todos. La militante peronista de San Isidro que nunca abandonó aquello de poner su oído en el pueblo, dialoga con El Cohete a la Luna para hablar en estos tiempos difíciles, donde el peronismo nuevamente sufre la proscripción de su líder.

—Decías en un encuentro con militantes en La Plata que para contrarrestar al poder instituido paraestatal y mafioso, hace falta la organización del pueblo, de los compañeros. ¿Crees posible que el pueblo en la calle pueda revertir la proscripción y CFK pueda ser candidata?

—No sé cuál es el mecanismo por el cual este Poder Judicial mafioso revertiría la medida, no lo sé. Pero sí sé que por la existencia de este sector del Poder Judicial mafioso, con su connivencia con el PRO, con el partido de la derecha, como lo vemos en su accionar, como lo vimos en Lago Escondido, tiene que haber otro poder que se contraponga a eso —más allá de las candidaturas, sea la de Cristina o la de cualquiera—, porque va a ser imposible gobernar en este país mientras se siga sosteniendo este esquema paraestatal. Porque la verdad es que el poder hoy no está en los dos poderes, ni en el Poder Ejecutivo ni en el Legislativo. En la Legislatura nacional vemos cómo accionan y la tienen bloqueada. En el Poder Ejecutivo, vemos cómo lo condicionan. Comparto con Cristina que hay un poder paralelo al Estado que tiene mucho más poder que las propias instituciones y la única manera de combatir eso es con la organización del pueblo, con la organización popular. Que las marchas no sean flacas, que los pedidos no sean débiles. Que haya organización. No se me ocurre otra manera. Y en esto no me quiero poner atávica peronista, pero la verdad es que lo soy. Perón lo decía: “Solo la organización vence al tiempo”. Y me parece que hoy hay demandas de distintos sectores que están inconexas, débiles.

El sector de la derecha aliado al Poder Judicial se da gustos que en otros momentos de la vida cívica eran impensados. Entonces, me parece que lo que tiene que haber es organización popular, organización en la sociedad. Esto no quiere decir organizar los barrios humildes, sino organizar a la sociedad. Porque en la Justicia seguramente hay sectores que no están de acuerdo con este accionar. En los partidos políticos creo que tampoco, lo he escuchado a Federico Storani respecto de Lago Escondido planteando que no se podía continuar con esa metodología.

—Porque si bien existe ese poder instituido mafioso, el Poder Judicial y mediático, también sucede que en el Frente de Todos no todos quieren a Cristina como candidata. El Presidente cree poder ser una opción. ¿Cómo ves esas diferencias a la hora de pensar quién puede ser la mejor opción del peronismo en el Frente de Todos?

—Creo que es legítimo que cualquier dirigente político tenga aspiraciones. Ahora, he visto encuestas de consultores de derecha, de izquierda, de arriba, de abajo, y la dirigente política con más adhesión, con más intención de votos, es Cristina. Mires la encuesta que mires. Razón por la cual pesa sobre ella el fallo condenatorio. La idea de la derecha en este país es primero correr a la candidata más competitiva y segundo correr al peronismo. Porque algunos dirigentes, aunque manifiesten no ser gustosos de Cristina, saben que vienen por el peronismo. Quizá el Presidente crea que él merece una chance, quizás haya otros dirigentes políticos que crean que expresan otra cosa mejor, pero lo único que sé es que la candidata más competitiva que tiene el peronismo hoy es Cristina. No hay otro.

Ahora, hay que resolver quién va a ser el candidato, dado que ella está proscripta. Le impiden ser y por más que existan otras interpretaciones el fallo es claro: está condenada y con inhabilitación para ocupar cargos públicos. Habrá que discutir en esa mesa que ha conformado el Presidente. Se tendrá que buscar un mecanismo para ver cuál es la mejor representación del peronismo.

—¿Las PASO son una alternativa, o teniendo en cuenta que no todos en el Frente de Todos son perseguidos por la mafia judicial, resulta una alternativa para quienes pretenden seguir en juego para cambiar algo, pero asegurando (al poder real) que todo seguirá igual?

—Sí. Y cuando probaron, sacaron el 5 % Randazzo y el (Movimiento) Evita. Podrá haber dirigentes a los que Cristina no les guste, pero hasta ahora ninguno deseó que no estuviera en la boleta, porque ese fue el valor agregado que todos los dirigentes provinciales o municipales quieren tener.

—. ¿Cómo convencer a los 4 millones de votantes que perdió el Frente de Todos en 2021 de que renueven un voto de confianza en 2023?

—Hay que ser muy claro con lo que se proponga. Me parece que ya no alcanza con un acto masivo y un discurso político. Cristina viene reclamando hace mucho tiempo la alineación de salarios y jubilaciones con precios y tarifas, que es lo que te condena la vida cotidiana con una inflación que carcome el bolsillo de los trabajadores. Cuando dicen que la economía está creciendo —efectivamente está creciendo—, recuerdo el año 1997: la economía estaba creciendo al 7 %, sin embargo, ganó la Alianza la elección siguiente. O sea, no estamos discutiendo un problema de crecimiento, estamos discutiendo un problema de distribución. Cómo se distribuye el ingreso, que está altamente concentrado y con enormes sectores que están prácticamente con ingresos muy precarios. Me parece que eso es lo que hay que discutir. Cristina lo decía, vamos a crecer —dijo en el Estadio Único de La Plata—; ahora, ojo que a ese crecimiento no se lo queden cuatro vivos. Y es lo que está pasando, entonces esas son las cosas que hay que discutir dentro del Frente de Todos, antes que elegir candidatos. Antes de resolver quiénes serán los candidatos en esa mesa se tiene que discutir esto. Lo hice público, si la mesa es para hablar de ingeniería electoral o de la forma que se van a llevar adelante las PASO, no tiene sentido. La discusión es de fondo. Cuando haya acuerdo con eso, recién ahí se resolverá el tema de candidaturas.

—Al peronismo le faltó calle ante la escalada del partido judicial. Tampoco en la provincia de Buenos Aires existió una reacción cuando se descubrió la maniobra de la Gestapo antisindical y la Mesa Judicial de la gestión Cambiemos, con un procurador y jefe de fiscales como Julio Conte Grand que todavía sigue en funciones. Poco se dijo y se hizo para revertir la situación. Solamente se alzaron algunas pocas voces como la tuya. ¿Cómo evalúas esa deficiencia?

—Cuando hablo de la debilidad en la que estamos me refiero a eso. Necesitás dos tercios del Senado para remover al procurador de la provincia. Diputados debe tener acción de juzgar. Se armó una comisión, pero luego se le agregaron otras comisiones en el medio y no tuvo buen resultado. La comisión investigadora de Diputados no pasó al Senado y, además de no tener los dos tercios, resultó imposible. Sin embargo —siempre lo sostuve—, había otras acciones. Recuerdo el episodio de (Alejandra) Gils Carbó, a quien hostigaron de tal manera que llegaron a publicarle el número de teléfono de sus hijas. Lejos de ese hostigamiento y de esa práctica extorsiva que ejercieron, sí nos faltó poner en evidencia quién es el jefe de los fiscales en la provincia de Buenos Aires, que a los dos años se manifestó con la mesa de la GestaPRO. No hubo una reacción ya no del Poder Legislativo (no están los números), sino del poder político en general. En esa mesa, recordemos que había legisladores de María Eugenia Vidal, ministros, Y no solamente faltó reacción de nuestro lado, del peronismo, sino de la izquierda, de los liberales, no se reaccionó frente a eso. Es lo mismo que sucedió en Nación. Me parece que ahora está más claro que nunca el embate que ha sufrido Cristina con este sector del Poder Judicial. Cuando uno ve que jugaban al tenis en la quinta de Olivos con Macri o al fútbol en Los Abrojos, que después se juntan en Lago Escondido con el CEO de Clarín, los servicios de inteligencia, es muy evidente cómo está funcionando. Y lo que sí digo es que hay debilidad en el sector político para enfrentar este tema. Porque a quien le toque gobernar —no importa a quién—, con este mecanismo armado va a ser muy difícil que lo logre. Por eso, como sostengo, al menos en defensa propia, hay que reaccionar frente a estas cosas. Sin embargo, no se ha reaccionado.

—Realizás distintas recorridas por la provincia y por lo tanto tenés un diálogo permanente con las bases militantes. ¿Qué reclamos realizan?

—A veces uno siente que hay desánimo entre los compañeros. Cada compañera, cada sector, resuelve acciones en su lugar . No quiere decir esto que están inmovilizados, lejos de eso. El reclamo central es que tengamos una fuerza potente para la elección, para impedir que vuelva a ganar la derecha, porque la gente la pasó muy mal. Para eso, obviamente, hay un reclamo desde abajo de que Cristina sea candidata. Lugar donde voy, lugar donde aparece ese reclamo. El otro día en La Plata eso era lo que aparecía. Todos los compañeros entienden que la mejor candidata para ganar una elección es Cristina. Y eso es así, y es muy difícil explicar la situación en la que estamos. La medida más saludable antes de definir el candidato es decidir qué vamos a hacer con el país.

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