CRUJE EL IMPERIO DEL DÓLAR

Estados Unidos apuesta al empantanamiento de las tropas rusas y busca estrangular su economía y sus finanzas

 

“Toda guerra se presenta, antes de comenzar, como un acto de autodefensa ante un asesino maníaco. Jamás aparece como acto de guerra” [1]. Así captó George Orwell a la dominación política en su momento más oscuro. Sus palabras sintetizan la esencia de la brutal guerra informativa que hoy se desparrama por el mundo, con el objetivo de ocultar las causas que desataron la guerra en Ucrania y de legitimar operaciones de la OTAN que garantizan el control norteamericano de mercados y recursos estratégicos en Europa.

Paradójicamente, esta guerra informativa desnuda las entrañas de la dominación política del capitalismo global monopólico. Azotado por una crisis sistémica, este ha entrado en una fase donde el espionaje es el nuevo eje de la acumulación del capital. Así, sobre las ruinas de las instituciones democráticas emerge el poder creciente de un puñado de monopolios tecnológicos. Dominando Internet, las redes sociales y los medios de comunicación, estos imponen un relato que exalta a la democracia naturalizando la desinformación, las fake news y la manipulación subliminal y abierta de las opiniones, deseos y acciones de la población. Este relato busca detonar miedos atávicos bloqueando la reflexión y la crítica, e induciendo comportamientos de manada que aseguran la apatía y el control de las masas. La pandemia primero, y ahora la guerra, potencian este relato, y un totalitarismo de nueva estirpe se apodera de una civilización occidental que durante mucho tiempo pretendió ser la cuna del pensamiento racional.

Este totalitarismo acelera los conflictos geopolíticos con total desprecio por el peligro de una confrontación nuclear que acabaría con la vida humana en el planeta. Así, la guerra en Ucrania trasciende a este conflicto y expone los pies de barro del dominio norteamericano. Al mismo tiempo, los errores estratégicos de sus políticas consolidan la alianza entre sus principales enemigos –China y Rusia– y socavan al rol del dólar como moneda internacional de reserva.

 

 

Escalar el conflicto para terminar con Rusia

El Presidente Biden, sus más altos funcionarios y los representantes de los partidos políticos en el Congreso, han aunado sus voces para acusar a Putin de “loco”, “enfermo mental”, “autócrata ávido de poder ilimitado”, que con veleidades zaristas busca expandir su influencia y control sobre el mundo. Existen, sin embargo, décadas de oposición a la política de expansión de la OTAN hacia el este por parte de calificados funcionarios norteamericanos. En 1995 William Burns, actual director de la CIA y por entonces funcionario de la embajada norteamericana en Moscú, advirtió a su gobierno que la hostilidad contra el avance de la OTAN hacia el este “es universalmente compartida por todo el espectro político ruso” y podría derivar en mayores conflictos. Esta visión, que también sostenía el subsecretario de Estado Strobe Talbott [2], reapareció poco después en la carta que 50 prominentes funcionarios y expertos de la política exterior norteamericana enviaron al Presidente Clinton. Allí advertían que “expandir la OTAN es un error de proporciones históricas… que desestabilizará a Europa” [3]. En mayo de 1998, George Kennan, el artífice de las políticas de contención de la Unión Soviética, reiteró estas criticas advirtiendo que la expansión de la OTAN “es un error trágico. No había razón alguna para esto. No existía amenaza alguna” [4].

 

 

George Kennan, un error trágico.

 

 

Ante estas políticas, Putin fue el último Presidente ruso en emitir una advertencia amigable. En 2007, y ante la Conferencia de Seguridad de Munich, la calificó de "provocación que reduce el nivel de confianza mutua… ¿Contra quién es esta expansión hacia el este?… ¿Y qué pasó con las seguridades que nos dieron en relación a la disolución del Pacto de Varsovia?" [5]. Poco después le sugería a Clinton la posibilidad de incorporar a Rusia a la OTAN. Ante la falta de respuesta a sus reclamos, un año después emitía su primera alerta roja: si la OTAN instalaba bases en el territorio de las ex repúblicas soviéticas, Rusia emplazaría misiles contra las mismas. Desde ese entonces, el rechazo a la incorporación de Ucrania a la OTAN y a su acceso al armamento nuclear han sido objetivos centrales de la política rusa.

 

 

 

Evolución del conflicto

Al comienzo de la invasión militar a Ucrania, Putin estipuló entre sus objetivos la desmilitarización y desnazificación del gobierno de este país. Aludía así a la persistente integración de grupos neonazis en batallones del ejército, las fuerzas policiales, el Ministerio del Interior y otras áreas del gobierno, y a la necesidad de juzgar los crímenes que han cometido contra la población ruso parlante.

Asimismo, conminó al gobierno norteamericano y a la OTAN a no intervenir en este conflicto advirtiendo sobre el riesgo de una guerra nuclear si así lo hicieran. El apoyo de la canciller británica a esta intervención detonó una alerta nuclear de las fuerzas rusas en el norte de Europa que fue minimizada como un “exabrupto” de la retórica rusa por el jefe de la OTAN y funcionarios norteamericanos [6]. Esto llevó al canciller ruso a aclarar que "esta es una guerra hasta el fin", precisando que esta vez "la guerra mundial será nuclear y destructiva". En paralelo, el jefe del Servicio de Inteligencia Internacional ruso (SVR) precisó los términos del conflicto: “Esta no es una guerra fría, es una guerra caliente contra Occidente… (que presenta) la oportunidad de poner fin definitivo a la guerra que se ha desarrollado en el espacio post soviético a lo largo de los últimos 30 años”, y advirtió sobre la existencia de pruebas que comprometen al actual gobierno de Ucrania “en la preparación de armas nucleares” [7].

La neutralización de las operaciones de las fuerzas armadas de Ucrania, el control del espacio aéreo por parte de Rusia y su continuo avance en el este y en el sur, sugieren que esta determina la evolución y el ritmo del conflicto bélico. Mientras tanto, el drama humano comienza a salir a la luz. Exhibiendo su impotencia para mediar en el conflicto, las Naciones Unidas solo atinan a contabilizar más de un millón de refugiados y miles de civiles masacrados. En este vacío, la negociación directa entre Rusia y Ucrania solo ha dado un primer resultado: el establecimiento de “corredores humanitarios” para facilitar la huida de la población.

 

 

 

Impacto global de las sanciones a Rusia

El gobierno norteamericano apuesta al empantanamiento de las tropas rusas en una larga ocupación militar mientras busca estrangular a la economía y a las finanzas rusas. Se espera que las corridas cambiarias y las protestas contra la guerra creen las condiciones para impulsar el “cambio de régimen” en Rusia, algo que no se pudo concretar en 2014 [8].

Entre las múltiples sanciones tomadas para aislar a Rusia de Occidente, la eliminación de siete bancos rusos del sistema SWIFT de mensajería de transacciones financieras, dominado por el dólar, y el bloqueo a las reservas internacionales de dólares y euros que el Banco Central ruso tiene depositadas en distintos Bancos Centrales, constituyen las más poderosas y prácticamente agotan el arsenal económico. Su impacto inicial fue devastador: en dos días el rublo se depreció en más de un 30% mientras se generalizaban las corridas bancarias. La bolsa de Moscú permaneció cerrada por varios días y los precios de las acciones y activos financieros rusos cayeron estrepitosamente en todo el mundo.

El Banco Central ruso decretó un severo control de capitales que prohíbe todo tipo de transferencias hacia el exterior y ha provocado el default técnico de la deuda externa. Asimismo, impulsa la reorientación de las operaciones de los bancos rusos excluidos del SWIFT hacia el SPF, el servicio de mensajería de transacciones financieras montado por Rusia en 2014 para evadir sanciones económicas. Hoy este sistema incluye a más de 400 bancos que operan tanto dentro de Rusia como en los países del centro europeo incluyendo a Suiza, la India y varios países asiáticos. El Banco Central ruso también busca reforzar la integración del SPF con el servicio chino de mensajes de transacciones financieras (CIPS) donde prevalece el yuan. Este servicio busca encauzar las transacciones financieras de Eurasia y de los países incluidos en la ruta de la seda.

Si bien el volumen de las transacciones en el CIPS es mínimo comparado con el que transcurre por el SWIFT, tanto Bloomberg como representantes de grandes bancos advierten que estos desarrollos constituyen una seria amenaza al rol del dólar como moneda internacional de reserva [9]. Asimismo, y en la medida en que las transacciones financieras son cadenas de pago cuya contracara reside en cadenas de suministros de bienes y servicios, las sanciones contra Rusia ya amenazan a la economía global.

La interrupción de las cadenas de pagos a raíz de la exclusión de los bancos rusos del sistema SWIFT ha desatado el comienzo de una crisis de liquidez [10]. En medio de una caída generalizada de las bolsas del mundo y de gran presión a la venta de activos con exposición rusa, la falta de liquidez llevó al JP Morgan y otros bancos europeos a bloquear la venta de estos activos, generalizando el descalabro en los mercados europeos con enormes pasivos y gran endeudamiento [11].

Hacia mitad de esta semana, el caos se trasladó al comercio del petróleo y gas ruso, que permanece fuera de las sanciones. Sin embargo, el temor a que estas se concreten ha motivado la suspensión voluntaria de las transacciones por parte de las grandes refinerías, bancos y compañías de transporte. Así, mientras se profundiza la crisis de abastecimiento de recursos energéticos, casi el 70% del petróleo ruso no encuentra por el momento compradores. Esto provoca una dislocación de precios y suministros de petróleo y gas y amenaza con desencadenar a corto plazo una recesión global, cuya intensidad puede ser catastrófica [12].

En este contexto, la dependencia norteamericana y europea de la importación de petróleo ruso agudiza la escalada inflacionaria y provoca el descontento popular. En vísperas de elecciones de medio término, la aprobación del gobierno de Biden ha caído al 37% [13]. Este debilitamiento político ha dado lugar a un endurecimiento del conflicto con Ucrania, punto de coincidencia de demócratas y republicanos en el Congreso. Al mismo tiempo, los lobbies petroleros y de la industria de guerra maximizan ganancias extraordinarias, y van por más [14], mientras el Departamento de Estado amenaza a China para que no ayude a Rusia a evadir las sanciones económicas y financieras [15].

 

 

 

La Argentina cierra el Acuerdo con el FMI

Este panorama internacional desolador constituye el escenario en el que el gobierno nacional se ha atado de pies y manos al FMI. El Acuerdo se plantea como "el único camino posible”: blanquea la deuda ilícita contraída por Macri y supuestamente “mejora el perfil de sus vencimientos netos” contrayendo un enorme volumen de deuda a cortísimo plazo e insostenible. ¿Sabrá el Ministro de Economía que los subterfugios y mentiras erosionan al relato oficial y siembran desesperanza y la apatía? [15].

El Acuerdo abre varias ventanas al ajuste social y pone límites severos al crecimiento de la economía con el claro objetivo de garantizar al FMI las divisas necesarias para saldar la deuda contraída. Elimina el cepo y aumenta las tasas de interés, políticas que ya empezó a implementar un Banco Central que ha perdido el control sobre la política monetaria. Ante la estampida de los precios de nuestras exportaciones, el FMI decidirá cómo “calibrar” políticas que desde el vamos no ponen límites a la evasión impositiva y a la fuga de capitales de aquellos que ya retienen la liquidación de sus cosechas a la espera de mayores de rentas y ganancias diferenciales. En definitiva, el FMI decidirá quién come y cuánto se come en un país donde cerca de la mitad de la población está sumida en la pobreza y el hambre.

Las críticas de La Cámpora al Acuerdo han enardecido a un gobierno que pretende la adhesión masiva del Frente de Todos como acto de “responsabilidad ante la patria”. Así, la vicecanciller Todesca advierte a los disidentes que “no somos comentaristas de la realidad, tenemos la responsabilidad de gobernar... tenemos el futuro por delante, el pasado es el pasado” [17]. Sin embargo, la historia enseña que solo conociendo de dónde venimos sabremos hacia dónde vamos y que gobernar es crear oportunidades políticas que permitan avanzar en el cumplimiento de las promesas que se hicieron para llegar al gobierno. Este Acuerdo rompe la posibilidad de que el país crezca y crea las condiciones para una creciente desestabilización política. Coloca a la población a merced de la estampida de los precios internacionales de los commodities y de la angurria de los monopolios locales, frena el crecimiento del mercado interno, principal fuente de empleo, y ata al país a un mercado externo donde sobrevuelan los vientos proteccionistas y los buitres desesperados por arrancar recursos naturales. ¿Cómo cree la vicecanciller que el Acuerdo nos protegerá de esta debacle?

Rechazar el Acuerdo, denunciar la deuda ante los organismos internacionales correspondientes, hacer que los responsables de este delito, incluido el FMI, respondan por el mismo; explicar a la población lo que esta pasando y movilizarla para que participe activamente en el control de precios y en la implementación de políticas que impulsan al mercado interno, generan trabajo, incluyen socialmente y tienden a cambiar la matriz productiva que nos ha llevado a esta catástrofe, son tareas imprescindibles del momento actual que apuntan al futuro del país y nada tienen que ver con las utopías ni con “los comentarios sobre la realidad”.

 

 

[1] George Orwell, Nineteen eighty-four;  Penwin Classics, 199
[2] Congressional Record Volume 168, Number 27 (Thursday, February 10, 2022)]
[Senate] [Pages S632-S636] [www.gpo.gov]; Strobe   Nybookscom 10 8 1995
[3] armscontrol.org; nytimes.com. 2 5 1998
[4] nytimes.com 2 5 1998
[5] mensaje transcripto en russilist.org 27 3 2014
[6] zerohedge.com 28 2 2022
[7] zerohedge.com 2 y 3/3 2022
[8] político.com 3 3 2022
[9] bloomberg.com 25, 27 y 28  2 2022
[10] Por Zoltan Pozsar ex funcionario de la Reserva y actual gurú  de las finanzas internacionales, zerohedge.com 27 y 28 2/ 2 3/ 2022
[11] zerohedge.com 28 2 2022
[12] Bloomberg.com 2 3 2022, zerohedge.com 1, 2/ 3 2022, oilprice.com 2 3 2022
[13] zerohedge.com 1 3 2022
[14] zerohedge.com 1 3 2022
[15] zerohedge.com 4 3 2022
[16] ambito.com 4 3 2022
[17] lpo.com., 4 3 2022

 

 

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