CUANDO EL RÍO VUELVE AL MAR

 

“No fuimos a ciegas ni engañados; comprendíamos, hasta donde nos era posible, que se ponía en juego la vida y estábamos dispuestos a darla. Eran tiempos en los que se entendía, de una manera bastante generalizada, que había cosas que estaban más allá de uno mismo y por las que valía la pena luchar. No se trataba de un impulso de muerte; al contrario, amábamos furiosa y tiernamente la vida. Leíamos como locos, cantábamos por horas, reíamos y llorábamos con facilidad y nos enamorábamos. Con la misma pasión con la que hacíamos todo, con un entusiasmo casi adolescente pero también con miedo —no éramos tontos—, nos lanzamos a esta nueva militancia”.

A diferencia de buena parte de sus anteriores publicaciones académicas y políticas escritas en tercera persona, Pilar Calveiro (Buenos Aires, 1953) comparte con el lector, mediante la primera persona, los sucesos transcurridos por sus hijas y ella misma en razón del compromiso político ejercido desde la adolescencia. Convocatoria concretada a través de la presencia entrañable de Horacio Campiglia (Buenos Aires, 1949-1980) –El Petrus, nombre de guerra—, su compañero, padre de sus dos hijas, Mercedes (Buenos Aires, 1975) y María (Buenos Aires, 1977).

 

Pilar Calveiro Mercedes Campiglia y María Campiglia.

 

Destacada politóloga, cuadro político de extensa formación; autora de libros indispensables en materia de DDHH, política represiva y dictaduras; militante de las FAR y Montoneros, Pilar Calveiro fue detenida-desaparecida en mayo de 1977 en distintos CCD, y liberada en octubre del año siguiente, cuando se exilió en España y México con sus hijas, donde vive hasta hoy. Por su parte, El Petrus fue un importante dirigente de ambas organizaciones revolucionarias, donde llegó a formar parte de la conducción nacional, hasta ser secuestrado en el aeropuerto de Rio de Janeiro, traído a Campo de Mayo y asesinado en marzo de 1980.

El Petrus y nosotras, una familia atravesada por la militancia resulta un libro notable por su carácter multifacético, construido por Calveiro y sus hijas como memorial en recuerdo del padre, homenaje, historia de vida, crónica política, tramitación de muchos duelos. Pilar formula una historización cruzada entre la práctica militante, las vicisitudes en las dictaduras (arranca en la adolescencia a fines de los años '60), la intimidad doméstica y las estrategias de supervivencia. Mercedes reconstruye su historia a partir de un manojo de recuerdos y diversos testimonios de compañeros, familiares y amigos de su padres. A su vez, María, artista visual, con un breve texto abre su selección de fotos en blanco y negro, suerte de álbum familiar donde la potencia de la imagen describe con elocuente emoción la adolescencia y juventud de su padre, de quien prácticamente carece de recuerdos y sin embargo perdura en la búsqueda de esa identidad que hace a la propia. Operación sobre la memoria y el tiempo, en menos de ciento cincuenta páginas se despliega un volumen de situaciones diversificadas que el atravesamiento de las décadas procura achatar para el común de los mortales. Nunca para ellas.

Es Pilar, por su experiencia y función, la encargada de otorgar un marco referencial propicio para la transmisión de las elecciones que a la familia le tocó encarar. “Creíamos en la necesidad y en la posibilidad de una revolución social. Teníamos razón en realidad, aunque la historia posterior nos desmintiera. Ciertamente, era más sensato pensar en la posibilidad de acabar con el capitalismo que asumirlo como una suerte de fatalidad inexorable. No lo fue ni lo es; pero también es verdad que no alcanza con la voluntad para terminar con él”. La lucha armada fue entonces la opción. Y con ella la posibilidad cierta de la muerte. “De manera que matar y morir, matar o morir, no fueron para nosotros cuestiones irrelevantes y cuando eso aconteció nos asomamos al abismo de lo irreparable y tuvimos clara noción de la gravedad de lo ocurrido”.

 

El Petrus, Horacio Campiglia.

 

Ante esa perspectiva, Calveiro enciende el espíritu crítico: “Lo que definitivamente no es cierto es que menospreciáramos la vida, ni la nuestra ni la de los demás. Existía la lógica de ‘los costos de la guerra’, pero nunca en los términos de irrelevante de la vida que años después se deslizaron en algunas declaraciones de Mario Firmenich. Eso no fue cierto para la mayoría de los que conocí. No fue cierto para nosotros”. Tras auscultar las causas y consecuencias de la ruptura de las organizaciones guerrilleras con Perón como un error de ambas partes que impidió “una transmisión verdadera que habría permitido el aprendizaje de las formas de la política a la vez que su actualización y renovación”, destaca la violenta arremetida paraestatal de la Triple A, presagiando la dictadura.

Entre las estrategias defensivas, la autora dedica un párrafo a “la estructura de inteligencia de Montoneros y de sus hallazgos es mucho decir. Horacio (Campiglia) dirigía entonces esa estructura” en la que un subordinado, nada menos que Rodolfo Walsh, había conectado informaciones dispersas con las que determinó quiénes comandaban la Triple A. Walsh, “un tipo a quien sus respectivos jefes no le habían prestado mayor atención (…) pero a mí me consta que él (El Petrus) le dio un lugar, una escucha y que trató de aprender. Yo oía, por las noches, sin saber de quién se trataba, los relatos de su extraordinaria inteligencia para vincular y descubrir aquello que los demás no podían ver”. Tamaña sordera hizo que el “giro militar de la organización acompañara el giro militar y represivo del Estado, en lugar de diferenciarse de él”. Efecto de tal caracterización fue el intento de la guerrilla peronista de establecer un foco insurreccional en la provincia de Tucumán, donde el ERP operaba desde un año atrás. Campiglia fue el encargado de trasladarse allí con su familia, donde se comprobó la inviabilidad del proyecto rural y su alternativa semi urbana que denominaron “patrulla de llano”, prontamente fracasada cuando “las condiciones de vida amenazaban con convertir al grupo en una patrulla perdida y aislada”. Precisamente eso ocurrió con el conjunto de la organización un par de años más tarde, tal como Walsh —poco escuchado— lo habría de vaticinar un par de años más tarde. A todo esto, los Campiglia lograron huir a tiempo, por un pelo.

Para los militantes de superficie o clandestinos la situación empeoraba, las caídas y los salvajes métodos de tortura aumentaban la delación, por lo que la conducción nacional impuso generalizar la pastilla de cianuro; proponer “el suicidio como salida desesperada, todo lo contrario de aquello por lo que habíamos luchado (…) Una política que se ve orillada a esas opciones es, desde el vamos, una política derrotada”. Análoga sistematización crítica, Calveiro formula respecto a la llamada “contraofensiva” en 1978: “El momento no era de ofensiva sino de clarísima defensiva para salvar lo poco que quedaba, que la organización estaba prácticamente liquidada no solo militarmente, sino que su apuesta política ya no tenía cabida y debía ser reformulada y, en consecuencia,  la lucha sindical  no tenía el menor interés en la proximidad de Montoneros”.

 

Pilar, Horacio, María y Mercedes.

 

 

Finalmente llega el momento del secuestro de Pilar, su año y medio en cautiverio, la liberación y el exilio en España, después en México. No sin inconvenientes severos: “Mi condición de sobreviviente, crítica de las políticas de la organización y especialmente de la conducción, me hacían inaceptable como pareja de uno de sus miembros”. Pese a ello, combinaron un plan de vida juntos en tierra azteca, sin que El Petrus desatendiera sus responsabilidades dentro de Montoneros, “demasiado grandes como para, a estas alturas, dar un paso atrás”. Efecto de ello fue su secuestro en Río de Janeiro y posterior asesinato.

El texto siguiente, de Mercedes Campiglia Calveiro, adopta un tono de restauración sin melancolía; remeda el espíritu japonés que une “las fracturas de sus piezas rotas con oro para contar la historia del objeto desde la cicatriz. Desde la fisura”. Consciente opción ante el silencio, rearma el destiempo de la memoria mediante los retazos encontrados en el camino en busca de su padre. Replica las voces de amigos y compañeros, en consonancia con “la enamorada voz de mi madre, que dibujó un personaje entrañable para arropar mi infancia y la de mi hermana”. Logra así retrotraerse hasta sus abuelos, imagina postas operando como marcas, ahuyenta los presagios, encuentra rasgos donde reposar la ausencia, reconoce la imposibilidad de rearmar la historia en forma cabal. “Las palabras componen la escenografía de una suerte de pueblo fantasma. Tras sus fachadas, no habita más que el viento (…) No existe manera de llegar a ti, estás perdido para siempre y solo quedan restos que, unidos, pueden construir cualquier cosa”. Cosas que no son cualquiera: ella, María, está ahí. Compone la sinfonía de una vida cuyas partituras surgen de versiones recabadas en distintos momentos por diferentes intérpretes. Como toda versión cuando de un mito se trata, escatima entre sus vericuetos distintas notas de verdad. Conserva correlatos, inscriptos en las cartas enviadas por el padre a sus hijas y demás familiares; con las limitaciones del medio y el momento histórico, esas palabras le hacen tejer, de las hilachas, un bordado, una figura, entre tanta oscuridad y ausencia.

Finalmente, el aporte fotográfico de María Campiglia Calveiro consigna los fragmentos de una búsqueda indetenible, el retorno de la oquedad: “Sobre tu muerte se hace presente una oscuridad densa y ominosa en la que te pierdo”. La tristeza se metamorfosea en furia, “sin compensación que valga, no hay consuelo, porque no existe la forma de romperlo todo y liberarte”. Imagina una voz en el lugar del recuerdo que convoca “a volver a lo fundamental, al país del padre, y promete abrazarme desde el otro lado del espejo”. Concluye: “Te andaré siempre buscando, en un viaje que va más allá de tu cuerpo y de tu historia. Te andaré buscando en cada aliento, en cada forma, y al final del tiempo, cuando el río vuelva al mar, nos reconoceremos”.

 

 

 

FICHA TÉCNICA

El Petrus y nosotras – Una familia atravesada por la militancia

Pilar Calveiro

María Campiglia

Mercedes Campiglia

 

 

Buenos Aires, 2024

144 páginas

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí