De aquellos lodos

Se renueva el intento de imponer la memoria de Malvinas para ocultar el terrorismo de Estado

 

Horacio Losito llegó al Regimiento de Infantería de Monte 30, de Misiones, en un Peugeot plateado, del que bajó vestido de civil. Fue recibido al grito de “¡atención! Un veterano de guerra de Malvinas” y tratado como “coronel”. Le pidieron que “toque la campana para que todo el Regimiento se entere que usted ha ingresado y, una segunda vez, por nuestros héroes que quedaron en Malvinas”. Así lo hizo.

El “RI Mte30”, en la localidad de Apóstoles, es donde dejaron en sillas de ruedas al cabo Michel Natahel Verón luego de un rito de iniciación a mediados de 2022, un mes después de que mataran a Matías Chirino en una recepción similar en Paso de los Libres, Corrientes, donde días después internaron de urgencia por los maltratos recibidos al soldado Marcelo De La Sota.

 

Sergio Jurczyszyn, superior de los encargados de recibimientos. Foto: Misiones online.

 

Este regimiento había tenido como jefe a Sergio Jurczyszyn, quien durante 11 años instruyó a comandos que terminaron ligados a los destinos denunciados, como se detalló en la nota Si así tratan a los propios. El coronel Jurczyszyn (h) pasó a ser jefe de todas las provincias del litoral, la Brigada de Monte XII, y después de la juerga que dejó lisiado al soldado Verón impuso a las autoridades que debían retomar el control: teniente coronel Rodolfo Narváez y mayor Sebastián Pérez.

 

Rodolfo Narváez y Sebastián Pérez, licenciados en administración.

 

Losito explicará que allí, en Apóstoles, visitaba a su hijo, a la vez que sus anfitriones se justificarán en la condición de veterano de guerra. Ni de uno ni de otro lado se referirán a su condición de reo sentenciado por delitos de lesa humanidad, por lo que estuvo en prisión hasta hace un par de meses, cuando cumplió dos tercios de su condena.

 

 

 

Su historial en Corrientes

Un mes antes del golpe de Estado de 1976, el 16 de febrero, secuestraron en Corrientes a Vicente Cacho Ayala, Jorge Saravia Acuña, Julio Barozzi y Diego Romero. Tres décadas después, ya en el juicio por la Causa Regimiento de Infantería 9 (RI9), Carlos Achar habrá de declarar: “El capitán (Juan Carlos) De Marchi me dijo: ‘te vamos a reventar como le hicimos a los Cachos’”. El subteniente (Julio) Barreiro aclaró: “Cacho Ayala y Cacho Barozzi; al Ayala lo reventamos en la tortura; a Barozzi, de un tiro en la cabeza y lo tiramos en la laguna, cerca de la ‘quinta’, para que las palometas terminen con ellos”.

Durante la dictadura, en el Regimiento de Infantería 9 “Coronel Pagola” de Corrientes desaparecieron a Rómulo Gregorio Artieda y tuvieron secuestrados a Ramón Vargas y Fernando Piérola. A partir de la denuncia de sus familiares, hacia agosto de 2008 se inició una mega-causa, la primera por delitos de lesa humanidad en Corrientes, en la que un Tribunal Federal condenó a cuatro de cinco ex militares acusados: entre los que recibieron una pena de 25 años de prisión estuvo Losito. El fallo fue confirmado por la Corte Suprema en 2013.

 

En el juicio de por la masacre de Margarita Belén, con la pilcha que no se usaba para fusilar.

 

 

En Chaco

Hacia diciembre de 1976, en la Unidad Penitenciaria 7 de Resistencia, torturaron a dos decenas de detenidos políticos, colocados en la alcaidía entre una doble fila de policías que los apalearon hasta dejarlos sin sentido: Carlos Zamudio habrá de caminar con los pies a la rastra, según comprobó su esposa en una visita; a otro lo crucificaron durante 48 horas, de acuerdo al testimonio del ex diputado radical Víctor Marchesini, preso con ellos.

Luego de ordenar en secreto cavar fosas en el cementerio de Resistencia, los militares sacaron a 13 presos con la excusa de trasladarlos a la cárcel de Formosa, cuyo director declaró no haber sido informado de que debía esperarlos. En la madrugada del 13 de diciembre, cerca de Margarita Belén, junto a la oscura Ruta Nacional 11, los mataron. El Ejército alegará un intento de fuga. Además de acribillar a 11 presos políticos, desaparecieron a otros cuatro.

A la familia de Zamudio le transmitieron tres versiones sobre la fecha y el lugar de muerte, dos de ellas en Misiones, aunque la autopsia reveló que no murió baleado sino por politraumatismo. A Néstor Sala, de Berazategui, lo hirieron con una bayoneta, previo a rematarlo con una Itaka a la cabeza, atado y esposado. A la esposa de Fernando Piérola, un oficial del Ejército la anotó en un certificado como “viuda” cuando decían que su marido estaba prófugo.

Este caso estuvo entre los que motivó la condena de homicidio agravado por alevosía a Jorge Videla en el Juicio a las Juntas. Por el mismo delito, en un proceso de 2011, en Chaco, fue condenado Losito, junto a otros siete uniformados en lo que el Tribunal Oral Federal entendió como “concurso real con privación ilegítima de la libertad agravada”.

 

En el sur

Para diciembre de 1978, con el grado de teniente, Losito fue movilizado a Río Turbio, Santa Cruz, ante el eventual conflicto con Chile. Ya como teniente primero, en 1982 pasó del Regimiento de Infantería 11 de Tupungato (Mendoza) a la guerra, casi al final, el 22 de mayo. Fue segundo jefe de la primera sección en la Compañía de Comandos 602 que llegó a Malvinas dos días antes del 28 de mayo, cuando afrontaría su única misión, ya que sería herido en la cabeza por una esquirla y caería prisionero. Así lo relata, en tono hagiográfico, Isidoro J. Ruiz Moreno: “Apenas cuatro días atrás habían estado desayunando en Buenos Aires”.

 

 

 

Losito habrá de ser propuesto como testigo ante un reclamo reivindicativo de sus comandos de la 602, por parte de Eduardo Marcelo Villarruel, padre de Victoria.

A esos “héroes de Malvinas” debió aludir Raúl Alfonsín cuando enfrentó los levantamientos de caras enlodadas que pretendían poner fin a los juicios por la represión ilegal. Losito lo hacía en defensa propia, aunque luego de la Semana Santa con Aldo Rico en 1987, cuando fue dado de baja, no reincidió. Eso le valió ser indultado por Carlos Menem en octubre de 1989 y reincorporado al Ejército.

En esa segunda etapa llegó a ser jefe del Regimiento de Infantería Mecanizado 6 “General Viamonte” y jefe de observadores militares durante el conflicto entre Ecuador y Perú.

Hacia finales de 1998, estuvo entre los propuestos para el ascenso entre 27 tenientes coroneles que a principios de la década del ‘70 habían cursado en la Escuela de las Américas en Panamá, como Miguel Cáceres Monié, quien acaba de solicitar –y conseguir– que se revierta una disposición de la ex ministra Nilda Garré y se le puedan rendir honras fúnebres a los condenados como partícipes de la represión ilegal mientras no tengan sentencia firme (ver Honra a represores).

 

En este siglo

Losito estaba como agregado militar para la Embajada en Italia en junio de 2003 cuando debió presentarse ante el juez federal Carlos Skidelsky. Después de un mes detenido, y un conflicto de competencia entre magistrados, regresó a Europa hasta que, por las denuncias, el Presidente Néstor Kirchner ordenó su regreso. Quedó en disponibilidad.

En 2008 fue condenado a 25 años de prisión por su participación en los grupos de tarea de Corrientes. En 2011, sumó una prisión perpetua por la masacre de Margarita Belén, con lo que fue apartado del Ejército, con inhabilitación absoluta para cargos públicos.

Al igual que en el film El Padrino, entendió que “ya no son necesarios gángsters sino abogados”, por lo que completó sus estudios de derecho. Con los cursos en la cárcel, conseguirá descontar diez meses de su reclusión.

En abril de 2020 fue beneficiado con la prisión domiciliaria por los jueces federales de Corrientes Juan Manuel Iglesias y Fermín Amado Ceroleni, para cuidarlo del coronavirus, a pesar del reclamo de las querellas que planteaban que en Campo de Mayo gozaba de buenos cuidados. Según la Fiscalía, podría obstaculizar las investigaciones y la búsqueda de desaparecidos.

 

 

Tercera condena

Desde agosto de 2023, Losito estuvo entre los imputados en el juicio por la causa de la VII Brigada de Infantería de Corrientes, donde el Tribunal Oral Federal juzgó delitos de asociación ilícita, privación ilegítima de la libertad, tormentos y homicidios sobre 104 personas. Se trata del mayor juicio de lesa humanidad, en cantidad de víctimas y de acusados, en el noreste argentino (Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones).

Allí declaró Guadalupe Arqueros, secuestrada con diez días de vida junto con su madre, en cuyos brazos permaneció durante el interrogatorio de quienes la amenazaban con torturar a la beba. Sólo compartieron siete meses juntas. No se reencontraron sino hasta cinco años después. Su padre continúa desaparecido.

Otro superviviente, Ramón Cura, relató que una madrugada, con los pies atados a piedras, lo arrojaron al río, del que lo sacaron cuando se ahogaba. Le ataban a tobillos y muñecas cámaras de bicicleta a las que adherían alambres con los que le descargaban electricidad desde un generador a batería.

Por esos delitos, el 7 de noviembre último, Losito fue condenado a 25 años de prisión (otros, apenas a cuatro; dos fueron absueltos) por el Tribunal que lo halló partícipe necesario de secuestros y torturas.

Sin embargo, le fueron unificadas las penas que lo condenaron en Chaco y Corrientes, algo que los fiscales cuestionaron. Así, al mes siguiente, luego de 19 años de prisión, al quinto día de la asunción de Javier Milei y 48 horas después del aniversario de la masacre de Margarita Belén, a partir de haber cumplido los dos tercios de una condena recibió del Tribunal Oral Federal de Resistencia su libertad condicional.

Le fue otorgada para estar en un departamento sobre la calle Juramento, en el coqueto barrio porteño de Belgrano, con su hija mayor y su esposa como garantes. Carmen Mauriño es una de las mujeres que en 2013 escribió al diario La Nación para defender a Cecilia Pando de Mercado, que había sido condenada por vandalizar pañuelos de Madres de Plaza de Mayo.

 

Festejos

“Viva la libertad”, exclamaba Losito mientras era celebrado por la Asociación Justicia y Concordia, el neonazi marplatense Carlos Pampillón y la agrupación Jóvenes NOS, referenciada en el carapintada Juan José Gómez Centurión.

Victoria Villarruel festejó con su entorno mientras sigue rodeada de personas ligadas a las batallas de su ideología. En 2021 se hizo acompañar en las listas de Milei con María Fernanda Araujo, titular de la Comisión de Caídos en Malvinas. El año pasado, para su homenaje en la Legislatura a las “víctimas del terrorismo”, asistió junto a Marcelo Llambías, denunciado por torturar conscriptos en las islas y destituido tras haber matado de un tiro en la calle a su camarada Jorge Velazco. Militante de NOS, integra Defensores de los Derechos Humanos de Latinoamérica, como abogado para juicios de lesa.

En esa línea, la Vicepresidente contrató al corresponsal televisivo de la dictadura Nicolás Kasanzew, quien anunció que en la Dirección Gesta de Malvinas del Senado sería secundado por Esteban Vilgré La Madrid, coronel retirado que estará a cargo del Museo Malvinas en el Espacio Memoria y Derechos Humanos de la ex ESMA. La Madrid, en cuarto año del Colegio Militar hacia 1982, llegó a las islas con rango de subteniente. Cree que establecer una continuidad entre las desapariciones y la guerra “desmalviniza”; que el terrorismo de Estado le resta entidad a la “gesta”. Sin embargo, no aborrece la represión; exhibe su foto junto a un cadáver en el intento de copamiento del regimiento en La Tablada en 1989.

A ellos se refirió Ernesto Alonso, del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata: “Buscan tapar una ‘guerra sucia’ con una supuesta guerra limpia”.

En cuanto a Losito, H.I.J.O.S. Capital entendió que con su recibimiento con honores en el regimiento de Apóstoles “fue reivindicado el terrorismo de Estado”.

Mientras otros veteranos de Malvinas, como Martín Balza, admitieron con autocrítica la participación del Ejército en la represión ilegal, el martes 27 en Misiones optaron por recibir con una banda musical militar al condenado, rodeado por el ánimo enaltecido de soldados que quizás desconozcan esta historia.

 

 

 

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