DE BUENOS AIRES A LISBOA

La música que escuché mientras escribía

 

Después de un par de semanas de Angel Vargas, pasamos de Buenos Aires a Lisboa, del tango al fado. Quien me llamó la atención sobre la cantora Ana Moura fue Guillermo Wierzba, el más melómano de los columnistas del Cohete. Desde hace años, Ana Moura es la preferida del público portugués. A ver cómo te cae este recital en la sede de la Filarmónica de Hamburgo. Los alemanes parecen casi tan fascinados como porteños en el Colón. A mí me gustó mucho el tema en el que repite embarca en mi, porque o tempo e curto. Y no tanto cuando se zarpa hacia lo que hoy se llama world music, como han hecho tantos artistas lusos, por temor a caerse del mapa de Europa.

 

 

 

 

 

 

Yo encuentro en el fado algunos ecos del tango. Ambas son músicas portuarias, nacidas en la segunda mitad del siglo XIX en ciudades de inmigrantes, con fuerte presencia africana.

Otra fadista muy reconocida es Mafalda Arnauth, que tiene una voz poderosa.

 

 

 

 

 

La más conocida aquí es Misia, que visitó varias veces la Argentina. Hija de portugués y española, canta en los dos idiomas, con resultados a mi gusto muy distintos. Y hasta se anima con el tango, audacia de la que no sale ilesa. Es comprensible, si ni dos músicos prodigiosos, y además argentinos, como Barenboim y Mercedes Sosa, pudieron aproximarse a su verdadero nivel cuando lo intentaron. Zapatero a tus zapatos, como le dijo Nadia Boulanger a Pantaleón.

 

 

 

 

Pero quien sigue siendo la gran figura indiscutible es Amalia Rodrigues, de cuyo nacimiento acaba de cumplirse un siglo. Amalia es Gardel en su patria y si la escuchás vas a entender por qué. Ser la quintaesencia del portuguesismo musical no le impidió grabar algunos standards del jazz, como el asombroso Summertime con que comienza esta selección y otros temas en castellano, italiano o francés, como La vie en rose.

 

 

 

 

La dictadura de Oliveira Salazar usó la imagen de Amalia Rodrigues como rostro oficial de su país, cosa que le fue reprochada después, pero una investigación reciente muestra que la cantora se comprometió con los movimientos de resistencia al fascismo, a los que financió, como cuenta esta breve nota de EFE. Incluso Salazar prohibió su fado Abandono, porque los presos políticos de la prisión de Peniche lo habían adoptado como su canción de protesta.

 

 

 

 

 

Si te interesa esta música nostálgica, podés escuchar en internet el Portal do Fado.

 

 

 

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