De los dos lados del mostrador

El intendente de San Nicolás utiliza el municipio para ahorrar costos en sus negocios privados

 

El diario El Norte de San Nicolás se encuentra desde hace tiempo en manos de la familia Passaglia. Prueba burda de ello es la maniobra espuria de sacarse de encima a tres maquinistas gráficos ofreciéndoles que pasen a formar parte del plantel municipal. Así el Estado absorbe a los trabajadores a quienes Passaglia decide eyectar de su diario. “Ellos ofrecen pasarnos a la municipalidad. Nosotros tenemos que renunciar al trabajo y nos nombran efectivos”, cuenta uno de ellos, Oscar Salinas, en diálogo con El Cohete a la Luna. “Nos mandan a un trabajo que es de monitoreo. Por diez meses nos van a dar 20.000$. La indemnización sería esa. No nos dejan sin trabajo”, aclara sobre la oferta bondadosa que les realizó el director del medio, Fernando Daniel Curas. “Desde el diario nos mandaron a Recursos Humanos (de la municipalidad) a hablar con un tal Sebastián (Onaindi, jefe de Recursos Humanos del municipio) y nos hizo la charla. Nos dijeron algo similar a lo que nos dijo primero el diario”, cuenta Salinas. “El sueldo iba a ser el mismo pero yo tengo que renunciar a los 37 años de antigüedad”, explica.

Desde hace un tiempo, los pocos ejemplares del diario se imprimen en Rosario, en lugar de hacerlo en su edificio de la ciudad de San Nicolás. Eso llevó a que los maquinistas se queden sin la labor habitual que realizaban. También la empresa tomó la decisión de quitarle el reparto al Sindicato de Canillitas para distribuirlo desde sus oficinas. Fue así que esa tarea quedó en manos del personal que se ocupaba de las tareas de impresión. Debido a la baja tirada, los Passaglia decidieron desprenderse de esos trabajadores. Y como entienden al Estado como un lugar para hacer negocios y resolver sus problemas privados, les ofrecieron un empleo en municipio que conduce Manuel Passaglia como patrón de estancia, demostrando que ¡Sí, se puede!, estar de los dos lados del mostrador.

“Hasta diciembre del año pasado yo estaba como segundo maquinista”, cuenta Salinas, quien se ocupaba del papel, la tinta y de sacar la producción a la calle. El sindicato que los representa conoce la situación en la que están los trabajadores y la propuesta que les realizaron, pero no los están representando como deben. “No aparecieron”, expresa, en referencia a la Federación Argentina de Trabajadores de la Imprenta, Diarios, Medios Electrónicos, Digitales y Afines (FATIDA).

 

 

A los tres maquinistas del diario les hicieron la misma propuesta. Walter Alegrette diferencia su situación. Detalla que aunque le hicieron la misma oferta, no estaría evaluando aceptarla. Como está esperando jubilarse, no le conviene pasar a ser un trabajador municipal y perder su antigüedad.

Salinas cuenta cómo fue la reunión en la municipalidad de San Nicolás con Onaindi, el pasado 14 de junio. Relata que a los tres los recibió en diferentes horarios. Al salir, Salinas fue a plantearle a Curas que le reconozca los 37 años de trabajo, porque en caso de renunciar al diario, pierde su antigüedad. De ese modo, Passaglia evita la indemnización que su empresa mediática debería pagarles a los trabajadores. A cambio les muestra el dulce de un nuevo trabajo en la municipalidad y doscientos mil pesos en cómodas cuotas de veinte mil pesos, distribuidos en diez meses.

 

 

Marcelo Armoa tiene 35 años en El Norte. “Todavía no tenemos una respuesta definitiva, no te pudo decir ‘está todo mal’”, expresa sobre la situación. “Ahora nos queremos plantar nosotros”, asegura, con la idea de no perder todos los años que trabajó en el diario. Al igual que Salinas, cuenta que fueron recibidos en Recursos Humanos del municipio: “Hicieron su ofrecimiento de la manera que les sirve a ellos. Cuando nosotros vayamos a decirles: ‘No nos sirve. ¿Qué nos ofrecen?’, ahí tenemos que ver”, señala. Respecto a si el sindicato está al tanto de la negociación, responde que sí y que la recomendación del gremio fue que vayan a hablar todos juntos, que no lo hagan individualmente. Ante la pregunta de si hay alguna garantía por parte del intendente Manuel Passaglia, su respuesta es: “Esto te da la pauta de quién es el diario”.

 

 

Damián Sariago trabajaba en El Norte desde hacía 21 años cuando fue despedido. “En el diario no hubo un sector donde no haya estado”, dice. Se desempeñó como maquinista encargado del mantenimiento –tanto eléctrico como mecánico– de todas las máquinas. “A fines de diciembre dejaron de imprimir en San Nicolás. Lo empezaron a imprimir en Rosario para bajar –supuestamente– los costos. Ahí empezaron a tener problemas con nosotros porque no sabían qué hacer con la gente”, relata. “Al cerrar el taller había cuatro personas que estábamos a la deriva”. Aunque eso no indicaba que no tenían tareas. Sariago ofició de chofer buscando el diario en Rosario donde lo imprimían. “Estuve haciendo de todo un poco. Todos los días me cambiaban los horarios. No sabía qué día y a qué hora tenía que entrar”, expresa. En marzo de 2021 fue despedido. El 8 de ese mes le enviaron el telegrama, pero como el correo no llegó, siguió concurriendo normalmente al trabajo. “El 17 de marzo me llamó Fernando Curas junto a la contadora y un escribano para notificarme de que no estaba haciendo caso del telegrama que me habían enviado, pero yo no lo tenía”. Ellos se lo leyeron. Entre las excusas del despido figuraban discusiones con los compañeros, negativa a cumplir funciones e impuntualidad, entre otras.

 

El telegrama de despido de uno de los trabajadores del diario.

 

Sariago reclama que el diario le pague la indemnización correspondiente por los años trabajados en la empresa. “Me pagaron un porcentaje de los días que había estado trabajando. Me estaban debiendo vacaciones que me liquidaron. Pero ese porcentaje de dinero no era lo que me correspondía por todos los años trabajados. Mi abogado, en primera instancia, envió una carta al Ministerio de Trabajo. Desde el diario la respuesta fue que el despido estaba bien. Mi abogado entonces inició el juicio, porque la empresa no pretende realizar una oferta, ni desean llegar a ningún acuerdo”, sostiene. “Es un despido después de 21 años y me voy con una mano atrás y otra adelante, como entré”. El reclamo de su abogado será que la empresa pague la doble indemnización y los daños y perjuicios ocasionados tras el despido. “Estamos reclamando 42 años de indemnización”, explica.

La situación pareció mejorar para los trabajadores cuando Passaglia se hizo cargo de El Norte. Anteriormente les venían pagando su salario en cómodas cuotas y eso se corrigió cuando la familia gobernante de la ciudad decidió adueñarse del diario conservador. “No se sabe bien sobre los dueños, pero aparentemente son Ondarcuhu y Passaglia, ahí fue cuando regularizaron y empezaron a pagar como correspondía”, expresa Sariago, aunque también recalca que ese rostro bondadoso tenía su contracara de despidos y retiros voluntarios.

Como contamos en El Cohete, Fernando Daniel Curas fue director de comunicación en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible del macrismo durante 2018 y 2019. Desde las páginas del diario que ahora dirige desprestigió la campaña de vacunación desplegada por el gobierno de Axel Kicillof en el Hospital San Felipe. La operación mediática-judicial fue ejecutada a través de la fiscal Verónica Marcantonio, prima hermana de Guillermo Insúa, periodista de El Norte. Aunque sus efectos no fueron los esperados.

 

Fernando Curas posa junto a la máquina Harris que imprimía El Norte

 

En una nota publicada en SN News el 7 julio de 2020, Curas expresó sobre su trabajo: “He visto que muchos se ofenden fácil, pero es fácil hacerse el ofendido para que algo no se diga o no se sepa. No vine a San Nicolás a agarrarme a piñas con los nicoleños en cada esquina, pero vayamos a la realidad. Si Manuel Passaglia se la manda, hay que decirlo, lo mismo Cecilia Comerio, como también hay que decir las cosas positivas, es así de simple”. Curas actúa como el operador de Passaglia, ofertándoles a los tres trabajadores gráficos con más de treinta años en la empresa un retiro voluntario que pagarían todos los nicoleños. El dinero que debería salir del bolsillo de la empresa mediática lo pone el Estado municipal, porque se sabe que en tierra del patrón de estancia se atiende desde los dos lados del mostrador, siempre en beneficio de la familia gobernante.

 

 

 

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