Defender a la patria

Nos enfrentaremos al gobierno de las corporaciones internacionales y la miseria planificada

 

A 40 años de la vuelta de la democracia, somos muchos los que no podemos salir del estupor ante el desenfrenado ataque a las políticas de derechos humanos que hemos construido desde el 10 de diciembre de 1983, al menoscabo de los derechos soberanos que hacen a la integridad territorial y a la custodia de nuestro patrimonio natural que la alianza Milei/Macri ha puesto sobre la mesa de discusión y que como sociedad suponíamos saldadas.

Es difícil comprender cómo la mitad de los argentinos eligieron con su voto habilitar un brutal ajuste anunciado a pura motosierra, convalidar la entrega de nuestros recursos naturales y el remate de las empresas del Estado, cuyo valor resulta estratégico para el desarrollo de nuestro país. Recursos que Néstor y Cristina recuperaron con el esfuerzo de todos y para todos.

Los grupos económicos que acompañaron el triunfo electoral de Milei/Macri/Villarruel/Bullrich fueron la pata civil y cómplice de los golpes militares, son quienes a fuerza de remarcación de precios y golpes de mercado desestabilizan a los gobiernos populares y promueven la restauración de gobiernos neoliberales, cuyas políticas conservadoras y autoritarias ya lastimaron profundamente a nuestro país.

La otra mitad que no eligió esta propuesta fascista-corporativa somos los que no nos olvidamos que los gobiernos de Néstor y Cristina recompusieron el entramado social destrozado por la dictadura genocida y el gobierno neoliberal menemista, recuperaron las jubilaciones y el salario, y llevaron la distribución del ingreso a más del 50%, entre tantas otras políticas de reparación que como emblema representó la nulidad de las leyes de impunidad, paso necesario para construir la democracia con justicia social que tanto anhelamos.

Y sin lugar a duda, seremos muchos los y las argentinas que no convalidaremos la destrucción y el desguace del Estado, que no vamos a permitir que vuelvan los personeros del horror y mucho menos legitimar que quienes fueron ungidos de la mano del voto popular denosten la democracia, manchándola de autoritarismo, negacionismo y extorsión.

¿Es posible culpar a la democracia y decretar el fin de la política, cuando el Poder Judicial acaba de sobreseer a Mauricio Macri del espionaje a los familiares del ARA San Juan o cierra causas judiciales de Federico Sturzenegger y Santiago Bausili, candidato a presidir el Banco Central, y muy por el contrario compromete nuevamente a la Vicepresidenta en la causa “Ruta del dinero” en la cual estaba sobreseída?

¿Se puede culpar a la democracia porque la jueza Capuchetti no investiga el intento de magnicidio a CFK, cuyos autores materiales tienen probados vínculos con dirigentes de Juntos por el Cambio, fuerza política que salió tercera en las elecciones y aporta hoy su fórmula presidencial para ocupar los ministerios de Seguridad y Defensa, y al fugador y endeudador serial Luis “Toto” Caputo para el Ministerio de Economía? No hay República ni país posible sin Justicia.

Es a nosotros, a los militantes, a los dirigentes, a los movimientos sociales, a los sindicatos y especialmente a los representantes elegidos por el pueblo en nombre del campo nacional y popular, a quienes nos cabe la obligación patriótica de resistir el plan de entrega que se viene.

 

Dos países, dos modelos

Hace décadas, tal vez desde el mismo comienzo de la Patria, que vivimos una permanente lucha entre dos modelos de país, dos modelos de convivencia, dos modelos éticos.

Por un lado, un país con Justicia Social, donde el desarrollo productivo, artístico, científico y tecnológico sean para nuestra gente, un país que se involucre con nuestra región en pos de la Patria Grande y con otros países del mundo, con el fin de lograr la inclusión social, el bienestar y la felicidad del pueblo.

Un país donde el Estado garantice la salud, la educación, la cultura, los derechos de las infancias, de las mujeres y las diversidades, siempre amenazados en este mundo patriarcal. Un país donde prime el amor, la solidaridad, el respeto de las ideas, el cuidado propio y de los demás.

El otro modelo, el de la derecha conservadora tradicional y el de los nuevos poderes de las corporaciones internacionales, se prepara para saquear el país con endeudamiento y fuga, liberalización descomunal de precios y servicios, cierre de pymes y de grandes empresas que sean competencia de las corporaciones extranjeras, despidos en empresas por el achicamiento del mercado interno y la liberación de importaciones, despido de los empleados estatales luego del desguace de éste, remate de las empresas públicas y de los recursos estratégicos como gas, petróleo, litio, tierras productivas, a capitales corporativos internacionales. En definitiva, nos enfrentaremos como nunca al gobierno de las corporaciones internacionales, que serán las que dicten el devenir de este gobierno que necesariamente deberá recortar libertades democráticas y cercenar la vigencia del Estado de derecho y el respeto de los derechos humanos para intentar imponer su proyecto.

El negacionismo, los discursos de odio, la eliminación física del oponente (como intentaron hacer con Cristina), el individualismo, la meritocracia, el sálvese quien pueda, esa es la convivencia que proponen. Solidaridad cero. Cada cual tiene la libertad de morirse de hambre, trabajar 14 horas o vender una córnea. Están preparando grupos civiles que ataquen a los que luchen contra estas políticas de miseria, despojo y exclusión. Y también fuerzas de seguridad con la orden de reprimir y matar. Esa es su convivencia.

¿Recuerdan a Cristina alertando sobre el anarco-capitalismo en 2011 durante el G20? Bueno, acá está. En estas propuestas que nos llevan 40 años atrás.

Porque lo cierto es que desde los golpes de Estado de 1930 y de 1955 en adelante hubo un pueblo luchando por su libertad y sus derechos, dictadura tras dictadura: Uriburu, Lonardi, Aramburu, Onganía, Levingston, Lanusse, Videla, Massera y su tropa.

¿Qué esperaban? Los habitantes que pueblan nuestro suelo saben resistir, y así será.

 

La construcción de Memoria, Verdad y Justicia

En 2021 advertíamos, como Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, sobre el peligro que implicaba que personajes como Javier Milei y Victoria Villarruel, haciendo uso de los mecanismos de la democracia que tanto desprecian, llevaran a la cámara de Diputados su discurso de odio y reinstalación de la teoría de los dos demonios.

Hoy nos encontramos a dos días de que asuma el poder esta fórmula presidencial que se ha dedicado a vapulear y destruir los derechos humanos. Que considera un “exceso” que miles de personas sean secuestradas, torturadas y arrojadas vivas al mar. Que le llama “aberración” al sueño y la lucha por un país con justicia social, aquel por el que dieron su vida nuestros 30.000.

Y por supuesto, el plan de Milei/Macri sólo es posible negando los crímenes de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico-militar. Niegan los 30.000 desaparecidos con la impudicia de saber que son los genocidas quienes ocultan cuántas personas fueron secuestradas y asesinadas, dónde los llevaron, quién los mató, dónde ocultaron sus cuerpos. Son los genocidas los que saben dónde están les niñes apropiades, hoy hombres y mujeres que continúan viviendo la mentira de su identidad robada.

Sabemos que el nuevo gobierno intentará arrasar con las políticas públicas de derechos humanos y que tendremos que resistir con el faro luminoso de la lucha de las Madres y Abuelas, de los organismos de derechos humanos, familiares y sobrevivientes.

Más de cuatro décadas de lucha no pueden borrarse de un plumazo. Aunque pretendan retroceder, victimizando a los victimarios, los cientos de juicios celebrados en todo el país han mostrado de manera contundente cuál es la verdad: fue terrorismo de Estado y fue genocidio. El ejemplo argentino en el juzgamiento de los genocidas ha sido, es y será ejemplo de lucha contra la impunidad en el mundo entero.

La historia de los sobrevivientes, compañeros y compañeras que prestaron testimonio en los juicios, los cuerpos de nuestros familiares, han sido la prueba fehaciente del plan sistemático de tortura y exterminio implementado por la dictadura genocida.

La recuperación del avión del cual fueron arrojados vivos al mar nuestros 12 familiares, compañeros y compañeras es un ejemplo de lo que se puede hacer desde el Estado cuando hay voluntad política de sostener y defender la memoria histórica de la patria.

 

Las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, las dos monjas francesas y familiares de desaparecidos fueron secuestrados el 8 de diciembre de 1977.

 

El desafío de la hora

El escenario que se presenta luego del 10 de diciembre para el pueblo argentino (también para los que alegremente los votaron) y para los militantes de derechos humanos y del campo popular será muy difícil. No podemos permitir que se repitan:

  • Ni la crisis del 2001 con los saqueos y la represión indiscriminada del gobierno radical, que dejó un saldo de 33 muertos en el campo popular;
  • Ni el desmantelamiento de la pequeña y mediana industria, ni la privatización de las empresas estatales, ni la enajenación de nuestros bienes naturales;
  • No podemos permitir un nuevo modelo económico de miseria planificada.

Las resistencias en defensa de los derechos conquistados serán de nuevo tipo. Las nuevas y viejas camadas de militantes populares deberán, desde el primer día del gobierno fascista corporativo, agudizar el ingenio, la audacia y la organización.

El fascismo corporativo de Milei/Macri se prepara para defender con uñas y dientes sus privilegios con el beneplácito de los fondos buitres y los gobiernos “amigos” de Estados Unidos e Israel.

El campo popular deberá avanzar en formas de organización colectivas que permitan una comunicación incesante, permanente y democrática entre dirigentes, militantes y el pueblo.

Vemos el nacimiento de ese movimiento anclado en las mejores tradiciones de nuestro pueblo: anarquismo, yrigoyenismo, peronismo, clasismo obrero, movimiento campesino y villero, de las organizaciones revolucionarias de la década de los ’60 y ‘70 que tanto nos enseñaron con su entrega y su intelectualidad.

Ese movimiento ampliado con la lucha de Madres, Abuelas, Familiares, sobrevivientes de los campos de concentración y de las cárceles, los organismos de derechos humanos y el pueblo argentino que vivió sus mejores años con los gobiernos de Néstor y Cristina.

Todos juntos sabremos encontrar las formas de organización y lucha que permita derrotar este nuevo-viejo intento de la derecha patricia y conservadora que prepara un gobierno cargado de mentiras, engaño, extorsión, persecución, represión y entrega.

Por eso llamamos a los representantes populares elegidos y elegidas en estas elecciones por 11 millones de argentinos y argentinas que honren ese mandato popular. No hay lugar para traiciones.

Dijimos que hay dos proyectos de país en pugna. Nosotros representamos el modelo de país de Moreno, Belgrano, San Martín, Monteagudo, Dorrego, Rosas, la reforma universitaria, el grito de Alcorta, Yrigoyen, Perón, Evita, del Cordobazo y el Viborazo, Alfonsín, Néstor y Cristina.

A nosotros nos toca defender la patria de los y las 30.000.

Por eso repetimos:

Hoy más que nunca, democracia es justicia social.

Memoria, Verdad y Justicia.

Nunca más el odio. Nunca más el silencio. Nunca más el miedo.

 

 

 

* Documento leído por Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz el pasado 8 de diciembre, en el 46º aniversario de los secuestros del grupo de Madres de Plaza, familiares y compañeros de desaparecidos que se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz.

 

 

 

 

 

 

 

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