Demonios

Muertes extrañas merodean al agente en desgracia D’Alessio

 

Lee a Freud y escucha gritos dentro de su cabeza. Los días de Marcelo Sebastián D’Alessio –el espía de Estados Unidos y falso abogado que se presentaba como agente de la DEA– son un infierno y casi no sale a caminar en la cárcel de Ezeiza, donde espera la hora del segundo juicio oral. De su antiguo fulgor no queda nada. No lo llaman del programa de Alejandro Fantino y menos de TN. Está solo, abandonado en la oscuridad.

Para mal de males, su causa penal genera una inquietud tenebrosa: han muerto tres personas que aparecieron entre sus vínculos como imputados o bien investigados ilegalmente por la banda. Los nervios riegan fantasmas en su mente. El último abogado privado lo dejó hace un año y ahora se refugia en un defensor oficial.

Cuentan sus allegados que suele sufrir pánico (miedo al miedo) y piensa demasiado seguido en aquellas imágenes de archivo con Patricia Bullrich en operativos de Seguridad.

 

 

Si te he visto no me acuerdo…

 

Sus enemigos le soltaron una cuerda y una manguera hospitalaria para que se cuelgue dentro de la celda. Vive bajo amenaza de muerte. ¿Por parte de quién? En su última intervención judicial televisada –por la causa Traficante– admitió que lo querían muerto.

 

 

 

Suicidados

El 19 de enero a las 11:30 de la mañana murió un antiguo custodio de D’Alessio. Su nombre era Eduardo Menchi, de 43 años. Tenía un balazo en la cabeza y había una vaina en el piso. Lo encontró su ex pareja brasileña de 31 años, en el baño de un departamento que alquilaban en calle Tagle al 2500 de la ciudad de Buenos Aires. Una escena semejante al suicidio del fiscal Alberto Nisman. El asunto es investigado como muerte dudosa por el Juzgado Nacional y Correccional 22.

Otro ex colaborador de D’Alessio, el extorsionador Carlos Liñani, apareció muerto el Día de la Primavera de 2021. La causa: supuesta inhalación de gas realizada con un caño flexible en su casa de calle Soler al 6.000, barrio de Palermo. Había una máscara en la escena y Liñani estaba tendido en el living, con el departamento cerrado con las llaves desde adentro y todas las ventanas selladas con cinta adhesiva. Dejó cartas para familiares y amigos, y despedidas.

Una familiar denunció “un hurto” e intervino el juez federal de Dolores, Martín Bava. Se desconoce si el robo denunciado por los herederos del difunto guarda relación con la prueba de la causa D’Alessio. El juez Bava remitió copia del último allanamiento en el domicilio de Liñani al Tribunal Oral Federal 8 (TOF-8), que tiene a su cargo el juicio a D’Alessio.

Menchi y Liñani murieron en la Capital Federal, cuya Policía se nutrió de agentes provenientes del área de Inteligencia de la Policía Federal Argentina, que actuó en conjunto con los sótanos de la democracia macrista. O sea: ciertos espías de la AFI fueron antes “plumas” formados en la Federal.

El tercer caso sospechoso es la muerte de la actriz y presentadora Natacha Jaitt, el 23 de febrero de 2019 en una residencia de Tigre. La causa sería una sobredosis de cocaína. Pero su hermano se presentó ante la jueza Sabrina Namer –presidenta del TOF-8– y sostuvo que habría sido víctima de un asesinato. La muerte de Jaitt forma parte de una pesquisa que debería completar el área de Violencia de Género del distrito de Tigre. Por ahora no hubo avances en la investigación.

Once meses antes de aparecer muerta en una cama matrimonial de una casa, el 31 de marzo de 2018, Jaitt protagonizó un escándalo en una comida televisada de Mirtha Legrand. Sentada a la derecha de Guillermo Coppola, que se retiró antes de que finalizara el programa, denunció una presunta red de trata y abuso de menores, y mencionó a periodistas, dirigentes sociales y políticos, además de completar un incendio social en el ambiente de las divisiones inferiores del fútbol.

 

Jaitt en la mesa de Legrand.

 

Toda esa trama fue investigada por el propio D’Alessio, quien armó una carpeta con el título “Operación Jaitt”. El hallazgo del material lo realizó el juez federal Alejo Ramos Padilla y ahora está en el despacho del juez viajante a Lago Escondido, Julián Ercolini.

El fiscal federal de Mar del Plata, Juan Manuel Pettigiani –conocido por sus posiciones pichettistas– y el fiscal ante Casación, Raúl Pleé, intentaron salvar a su colega Carlos Stornelli, lo cual provocó que Ercolini se tomase una larga siesta y que elevase la causa con cuentagotas, en un escenario de continua zozobra procesal.

El fiscal Stornelli aparece vinculado a la banda de D’Alessio pidiendo una cámara oculta contra el abogado de CFK, José Manuel Ubeira. El diálogo dantesco se produjo tras el allanamiento de Ramos Padilla a D’Alessio. En ese momento, el falso abogado llamó desesperado a la diputada del ARI, Paula Oliveto Lago, a quien solía escribirle con la abreviatura de “Pau”. El intercambio verbal entre D’Alessio y Stornelli produjo la ira del abogado Ramiro González, quien viró de letrado defensor a fulminante arrepentido de la desgracia. D’Alessio se refería a su supuesta identidad sexual y a una carencia de valentía, según él, para completar tareas extraordinarias como el espionaje ilegal y el chantaje. Algo que no habría sucedido cuando Liñani –en tiempos de Macri & Bullrich– quiso extorsionar sin éxito a Pablo Barreiro, antiguo secretario de la Vicepresidenta de la Nación.

 

 

 

Preguntas incómodas

¿Qué arma usó Menchi para matarse en el baño al costado de su bañadera? ¿Era una pistola o un revólver? ¿De qué calibre y a quién pertenecía? ¿Menchi recibió amenazas como su socio y contratante D’Alessio? Una fuente jura que estaba profundamente deprimido y que el arma era de su propiedad.

Si bien la jueza Sabrina Namer no aclaró estas cuestiones claves, dejó claro que el resto de los funcionarios y funcionarias judiciales intervinientes deberían investigar las muertes dudosas y buscar por medio de pericias una conexión con la causa D’Alessio antes de que se complete la elevación del expediente a juicio oral.

Si aquí hay un instigador/a de suicidios, ¿quién sería? ¿Con quiénes hablaron Menchi, Liñani y Jaitt antes de morir? D’Alessio mantuvo reuniones con el ex jefe del Proyecto AMBA de la AFI macrista, Pablo Pinamonti, antes de caer en prisión. Y allí se habló del posible ingreso de Menchi como numerario de planta de la AFI.

A su vez, Menchi visitó 12 veces la mansión de D’Alessio en el country Saint Thomas de Esteban Echeverría. El falso abogado tenía por entonces una colección de autos importados y armas de guerra de origen estadounidense, escribía en Clarín y compartía fiestas con el periodista Daniel Santoro, que El Cohete reflejó en numerosas crónicas.

 

Santoro & D'Alessio en épocas de esplendor.

 

Menchi no era cualquier personaje. Fue testigo del Triple Crimen de General Rodríguez y trató con los hermanos Martín y Cristian Lanatta, y con Víctor Schillaci. Además mantenía una relación con otro de los imputados de la causa D’Alessio, el fiscal procesado de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, quien siempre se negó a investigar a Menchi. Nadie preguntó si hubo 650.000 razones entre él y Marcelo Sebastián D’Alessio.

¿Es posible que un sujeto de las tinieblas como Menchi, alias Chispa, se haya matado porque lo abandonó su pareja, y el día en que encontraron su cuerpo ella iba a retirar sus pertenencias?

Émile Durkheim dedicó dos tomos al fenómeno del suicidio de fines del siglo XIX y esa pregunta deberían responderla jueces, fiscales y peritos. Aunque no hallaron una respuesta fáctica, salvo la autopsia del Cuerpo Médico Forense que determinó que no hubo violencia ni presencia de terceras personas en el hecho.

¿Y sobre la instigación?

El vacío.

Un fenómeno idéntico se produce al evaluar la muerte de Liñani. La jueza Namer tampoco tiene respuestas. Lo que abundan son sospechas y circunstancias. La Fiscalía Nacional y Correccional 46 también caratuló el caso como muerte dudosa y ningún detective se habría ocupado, por ahora, de enlazar los contactos entre los tres muertos.

Una sombra rodea el final de Jaitt. Su teléfono celular aún es un enigma, aunque fuentes judiciales deslizan que tenía relación con el fiscal y ex agente de la AFI Eduardo Miragaya, fallecido en pandemia.

La presencia de Coppola cuando actuó Jaitt en el programa de Legrand habría tenido un objetivo: que Jaitt se lanzara contra la granada. El ex representante estuvo en Qatar durante el Mundial y coincidió con Gustavo Arribas y la vieja cúpula de la AFI.

El columnista de La Nación, Carlos Pagni, víctima de los dichos de Jaitt, afirmó que Coppola viajó hace meses a Madrid con otro personaje digno de los films de Darío Argento: Antonio Horacio “Jaime” Stiuso. Coppola sería el nexo entre este y un tal Mauricio Macri.

 

 

Rojo oscuro

Las voces que escucha D’Alessio le hablan del rencor. Tres de sus contactos y asociados –los ex comisarios bonaerenses y agentes de la AFI, Ricardo Bogoliuk y Aníbal Degastaldi, más el ex espía en retiro, Hugo “Rolo” Barreiro– tienen prisión domiciliaria por la misma causa, mientras él ni siquiera puede salir a caminar sin ser insultado desde los barrotes y hendijas por el resto de los reclusos.

No hay chaleco químico que aguante el avance del miedo. Quizá por eso estudia psicología. Para comprender lo inasible y aferrarse a la esperanza de que su familia –o el destino– lo salve, una vez más.

 

 

 

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