Mientras el gobierno nacional se propone resolver conflictos laborales mediante conciliaciones obligatorias que sólo postergan definiciones y enfrenta el problema de la desocupación con tips para responder a imaginarias oportunidades de empleo, los números reales insisten en denunciar la destrucción de puestos de trabajo formales y marcar una tasa de informalidad que se mantiene sobre el 42% del total de ocupados.
El par de espejismos proviene de los espacios del Ministerio de Capital Humano en redes sociales, teatro de operaciones favorito de las fuerzas celestiales, mientras que los dos datos concretos se desprenden de estadísticas oficiales compendiadas entre fines de junio y mediados de julio por el área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL) del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la Universidad de Buenos Aires.
Los registros apuntan varios retrocesos nítidos respecto del último mes completo de la presidencia de Alberto Fernández, que fue también el del balotaje que expuso que aquel no era un país idílico. Con el fixture electoral de medio término ya abierto, quedará por ver la incidencia de esas realidades concretas en las urnas o la asistencia a ellas. Más que los posibles efectos de la difusión de los números, en general descartada, deberá observarse la eventual fermentación que tengan en las masas obreras que retratan.
Por su puesto
En marzo de este año se anotó la cantidad más baja de asalariados registrados en trece meses. El último estudio del EDIL sobre el empleo asalariado formal cifra en 71.000 los puestos de trabajo destruidos entre marzo de 2024 e igual mes de este año, cuando la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Capital Humano publicó los que hasta entonces eran los últimos datos disponibles. Con posterioridad al análisis del equipo de profesionales de la UBA, esa área del gobierno actualizó los registros y apuntó nuevas caídas en los dos meses que abrieron el segundo trimestre de 2025.
Peor aún que la comparación interanual es la de marzo último con noviembre de 2023: desde ese momento hasta el fin del verano de 2025 se lamentó la pérdida de 196.000 empleos formales. El cambio de gobierno, con motosierra desde el minuto inicial, imprimió sobre la formalidad laboral un quiebre con el alza sostenida desde la pospandemia. Por entonces, crecía el empleo, pero sin una proporcional distribución del ingreso.
Contra lo pretendido por el relato oficial, que estima la germinación del ámbito privado ante la retirada del público, la retracción de puestos de trabajo formales desde el último mes completo de gobierno del Frente de Todos hasta el cierre del primer cuarto de 2025 se verifica en los tres sectores:
- en el público se perdieron 58.000;
- en el privado fueron más de 115.000; y
- entre el personal de casas particulares, 22.000.
Los dos primeros representaron porcentuales similares (-1,7 y -1,8, respectivamente), mientras que el desplome en el tercero rozó los 5 puntos, y alcanzó a 59.000 trabajadoras menos y -11,7% si la comparación se efectúa con el pico de la década, en el trimestre final de 2019.
En agosto, cuando la Secretaría publique los datos de junio, será posible completar la pintura del segundo cuarto de 2025.
El tamaño de la desesperanza
Un aspecto relevante de los datos analizados por el EDIL de la UBA gira en torno a la destrucción de empleo en las empresas grandes, con plantillas de más de dos centenares de trabajadores y trabajadoras: excepto en la primavera de 2024, cuando apuntaron mejoras que no compensaron las caídas previas, eliminaron puestos de trabajo en todos los meses comprendidos entre los abriles de 2024 y 2025. El dato conlleva una gravedad extra, ya que dentro del sector privado las grandes empresas son aquellas con menor tasa de informalidad. Aunque para el grupo académico el fenómeno llama la atención, es una posible verificación de la merma de inversiones que decepciona las expectativas que el oficialismo declama, mientras ofrece rindes más tentadores a los capitales.
Asalariados registrados del sector privado por tamaño de empresa
Otro de los rostros del programa económico en boga, la reprimarización, se dibuja en la composición al interior de la destrucción: el 85% de la contracción del empleo dependiente privado de marzo a marzo obedeció a la caída de puestos de trabajo de la industria, aunque la actividad represente el 18% del total del trabajo registrado.
El mapa federal reparte desencantos: para el tercer mes de 2025, el empleo formal privado había caído respecto de febrero en catorce de las 22 provincias, con el -2,4% santacruceño como extremo. Sólo cinco jurisdicciones anotaron crecimientos, nunca superiores al 0,4% de Formosa. Salta y Santa Cruz contribuyeron con sus respectivos 24% y 17% al total nacional de contracción. Al igual que en el caso industrial en relación a los rubros de actividad, el aporte de esas provincias al desempleo del conjunto del territorio es abrumadoramente superior a su participación en los puestos de trabajo registrados en el sector privado, con incidencias de 2% y 0,9%.
En materia salarial, las gráficas son elocuentes: tras caídas acolchonadas desde el final de la presidencia de Cristina Fernández, el salario mínimo vital y móvil celebró con un abrupto desplome el regreso triunfal de Luis Caputo, que sin piedad se abocó a licuarlo por inflación. El electrocardiograma del último cuarto de siglo ilustra cómo las recomposiciones dieron paso a una recta que congela lo móvil y reafirma lo mínimo, ubicando los valores actuales por debajo de los de 2001, en vísperas de la catástrofe.
Salario mínimo, vital y móvil
Las edades del país informal
Si las caídas de salarios y puestos de trabajo formales ponen en riesgo el sostén de las obras sociales y los haberes profesionales del presente, la arraigada informalidad extiende ese peligro a la situación que deberán enfrentar quienes la padecen cuando lleguen sin aportes a la edad jubilatoria.
Para marzo pasado, la informalidad laboral se mantenía en torno al 42%, más de un punto por encima del primer trimestre de gobierno anarcocapitalista. Por cada 10 cuentapropistas, más de 6 se encontraban en esa situación, que también sufrían el 36,3% de quienes trabajaban a cambio de un salario, corroborando que no puede adjudicarse a decisión propia no efectuar aportes al sistema previsional.
El fenómeno no es nuevo, aunque se arraiga y empeora desde la reapertura del ciclo neoliberal en 2016. En las franjas etarias de quienes transitan la informalidad pueden observarse las edades del país y los programas económicos que imperaban en la promoción o disuasión de formalidad.
Informalidad laboral según franjas etarias
Uno de los aspectos significativos es el comportamiento de la informalidad laboral según nivel educativo. Aunque las tasas para cada grupo confirman la tendencia general, con mayor empleo formal a mejor trayecto educativo, el empeoramiento en las condiciones de trabajo entre el tercer y el cuarto trimestre de 2024 afectó a todos los segmentos, incluso al universitario:
Informalidad según nivel educativo
Con las regiones de Cuyo y el Norte Grande como las más perjudicadas, para el cierre del año pasado 16 de los 32 aglomerados urbanos que habitualmente releva el INDEC ubicaron sus tasas de informalidad por encima de la del país y siete superaron el 50%, que ninguno alcanzaba en el penúltimo trimestre del mismo 2024.
--------------------------------
Para suscribirte con $ 8.000/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 10.000/mes al Cohete hace click aquí
Para suscribirte con $ 15.000/mes al Cohete hace click aquí