Desde el corazón del conflicto

El director de derechos humanos de Moreno descarta la hipótesis oficial del narcomenudeo

 

Cómo director de derechos humanos de Moreno me tocó ver todo el proceso de la lucha de la comunidad educativa, incluso antes de la explosión de la escuela 49 y la muerte de Sandra y Rubén. El intendente quiere y planteó desde que asumió que la dirección de derechos humanos esté inserta en el corazón del conflicto (desalojos de tomas de tierras, cortes, movilizaciones, protestas, etc). Es decir que estamos mucho en la calle. Desde la intervención del consejo escolar he acompañado o he estado pendiente un sinfín de movilizaciones al Consejo Escolar. De todo tipo y color: estudiantes, alguna escuela, comunidad educativa de algún barrio, de alguna localidad, todas juntas, docentes, padres y madres, etc. Tanto la Secretaria de Prevención Comunitaria (Seguridad) como la Dirección General de Derechos Humanos y Tránsito hemos estado permanentemente acompañando las movilizaciones y en diálogo permanente con las FFSS que están en el distrito. Eso nos ubicó en un lugar desde donde pudimos ver cómo se fue desarrollando todo el conflicto que cobra visibilidad nacional con la explosión de la Escuela 49 y las muertes de Sandra y Rubén. Desde otra mirada que la Secretaria de Educación del municipio (se subió el rango del área de educación por decisión del Intendente porque se pretendía más presencia del estado municipal en la Educación en el distrito), más metida en la discusión del día a día.

El entramado de la escuela pública atraviesa a toda la sociedad morenense, todo el mundo tiene algo que ver con la escuela pública. Por eso los medios tuvieron tanta dificultad para blindar la responsabilidad del gobierno de Vidal cuando explotó la escuela. Toda la comunidad educativa de Moreno venía en conflicto con la intervención provincial del Consejo Escolar. Súmale la crisis social y económica. Hay muchos pibes y pibas cuya comida es la escuela (encima eso también está en deterioro). La escuela pública está inserta en ese panorama de crisis económica y mucho más en un Municipio humilde como Moreno. Por eso la confusión del gobierno provincial y de los medios concentrados, que no pudieron demonizar fácilmente lo que pasaba.

Nosotros tuvimos una distancia prudencial, para que no se le quite legitimidad al reclamo. En Moreno en 2015 ganaron Walter Festa, Aníbal Fernández y Scioli y en 2017 ganó Cristina, y fue uno de los municipios donde más votos tuvo. Desde que Festa asumió le han tirado con todo desde los medios. Municipio populoso, con fama e historia de rebelión y un intendente “Ultra K”. Somos la delicia del relato oficial. Por eso fuimos muy prudentes y la relación con el conflicto ha sido desde las áreas de la gestión municipal. Aún con costos políticos, porque hemos recibido muchas críticas de quienes protagonizan las movilizaciones históricas de Moreno. Así y todo, Vidal ha elegido a Festa como blanco de ataque para responder algo que no puede responder, que es el conflicto de Moreno. No lo generó la política, es la respuesta transversal de la sociedad morenense al ajuste.

El contexto nacional también tenía su complejidad.

Borraron de un plumazo la paritaria nacional docente. Una campaña de desprestigio y demonización de los referentes sindicales docentes, sobre todo sobre la figura de Roberto Baradel. Con la clara intención de desviar de escena la verdadera discusión que es salarial, de condiciones de trabajo y del vaciamiento de lo público, en este caso de la escuela.

Y en materia de derechos humanos la lista del retroceso es interminable. Ya desde antes de asumir, se decía “curro de los DDHH”, presos políticos, demonización y persecución de un sector de la población como los mapuches, la desaparición de Maldonado en el marco de una represión de fuerzas federales, el asesinato de Rafael Nahuel en similares circunstancias, que un policía que asesina por la espalda a un tipo que estaba escapando sea recibido como héroe por el Presidente, la ministra Bullrich y todo lo que hace y dice, el decreto que involucra a las Fuerzas Armadas en la seguridad interior y una lista interminable de medidas, hechos y declaraciones.

Estamos permanentemente en contacto con miembros de la comunidad educativa que han sido amenazados, en articulación permanente con el área de derechos humanos de SUTEBA (Cecilia Pustilnik), con los movimientos sociales que participaron del acampe y con la fiscalía y las autoridades de la Policía. Con la lógica de que ante la duda se debe hacer la denuncia y que en todo caso sea la justicia la que determine si las amenazas están dentro del marco de este hostigamiento que sufre la comunidad educativa de Moreno.

Hay un clima enrarecido, que precedió a lo que pasó con Corina y que luego se exacerbó. Audios que se viralizaban acerca de un inminente desalojo al acampe, justo cuando se iniciaba una mesa de trabajo y diálogo (por mediación del municipio) entre la fiscalía y quiénes hacían el acampe y con el compromiso de la fiscalía de no hacer ningún tipo de desalojo por la fuerza.

Por eso la hipótesis narco solo prende afuera de Moreno. Nadie de la comunidad educativa cree que eso sea posible. Narcos pidiendo que los “docentes no hagan política o que no protesten”. Rarísimo. Insólito.

Dicho eso, pienso: ¿a quién le molesta que el conflicto en Moreno haya sido tan ordenado (no hubo un solo episodio de violencia), que no se le pueda poner un color político (participan desde espacios de Directores, padres, madres y alumnos, pasando por SUTEBA, las CCC o MTL, la CTEP, la CGT regional, un sinfín de agrupaciones y movimientos sociales, el organismo de derechos humanos Moreno por la Memoria, etc)? Seguro que no a una banda de narcomenudeo.

 

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