Desgastados

Las internas ralean a la oposición también en el Congreso

 

Juntos por el Cambio sabe que no podrá repetir los resultados de 2017 cuando ganó sesenta bancas en Diputados, ahora próximas a vencer. En esa ocasión, lograron robustecerse con la lista encabezada por Graciela Ocaña y el triunfo de Esteban Bullrich sobre Cristina Fernández para el Senado. Pero la unidad del peronismo y la derrota dos años más tarde generó la primera escisión en la alianza que conduce Mario Negri: perdió cuatro miembros en Diputados con números que pasaron de 119 a 115. Y aunque el espacio mantiene poder para bloquear debates estructurales, las internas también comienzan a desgastarlos en el espacio del Congreso.

Las próximas elecciones son para muchos de ellos el primer escenario para disputar candidaturas de 2023. Por eso, Mario Negri parece dispuesto a ir por una banca del Senado donde apoltronarse durante un período del otro lado del Salón de los Pasos Perdidos. Lo mismo busca el mendocino Alfredo Cornejo y el chubutense Gustavo Menna.

Mientras tanto, la Coalición Cívica hoy tiene siete bancas en Diputados que finalizan mandato. Entre ellas, el presidente del bloque, Juan Manuel López, y lilita Paula Oliveto. La Unión Cívica Radical y el PRO tienen 26 bancas cada uno. Terminan mandato el mendocino Luis Petri y su coprovinciana Claudia Najul, también Brenda Austin y Diego Mestre, perdedores en la interna cordobesa contra Negri. Y sucede lo mismo con el legendario radical porteño Facundo Suárez Lastra. En las filas del PRO, palomas y halcones pelean por quedarse y renovar. Carmen Amorín Uribelarrea de Polledo y Fernando Iglesias desde la Ciudad de Buenos Aires, pero las bancas más difíciles de retener son las ocho de la Provincia de Buenos Aires.

Cómo contener tanto fuego

La presentación del libro de Mauricio Macri en la provincia de Córdoba, le otorgó a la diputada Soher El Sukaría un papel protagónico ahora como vicepresidenta del bloque PRO. El Sukaría tiene 46 años de edad, es la primera mujer musulmana que ocupa una banca en el Congreso y nada en las aguas internas del lado de Patricia Bullrich. Su figura es conocida sobre todo por los escándalos. Acusó de discriminador al periodista Diego Iglesias porque publicó una foto de un embotellamiento de la avenida Córdoba. Y se enfureció con el ex Ministro Ginés González García a quien acusó de “inocular veneno” a través de la vacuna Sputnik. Su ascenso ahora en el Congreso marca un realimento de los mapas. Trastoca el armonioso tándem construido desde hace años por Cristian Ritondo y Silvia Lospenato, alineados con Maria Eugenia Vidal y Emilio Monzó, respectivamente. Y su cercanía con Bullrich representa el ascenso a la conducción del bloque de los sectores menos dialoguistas, que empiezan a ganar terreno.

En ese esquema, Negri tiene un rol fundamental. Cuando la ministra de Salud Carla Vizzotti pidió a la oposición bajar un cambio con la obsesión por Pfizer, el sexagenario radical marcó el número de teléfono de Máximo Kirchner.

– Que vengan ellos a dar explicaciones –le propuso.

Las preferencias de Negri por Máximo Kirchner a la hora de negociar o de acordar las agendas parlamentarias son conocidas en el Congreso. Negri todavía no le perdona a Sergio Massa haberse ido de nuevo con el kirchnerismo.

--A ustedes –siguió Negri-- les sirve para recuperar confianza, y a nosotros para mostrarnos activos en el Congreso.

Máximo seguía al otro lado de la línea.

--Win-Win.

Así se gestó la presencia del gerente general de Pfizer, Nicolas Vaqué, y las presentaciones que siguieron. Pero Vaqué dijo lo que dijo. Y eso que inicialmente parecía un triunfo de la oposición, terminó con una derrota cuando Vaqué negó la existencia de “retornos” o negociaciones inconclusas con el gobierno.

Poco menos lograron con el otro invitado: el director del laboratorio Richmond, Marcelo Figueiras. Buena parte de las preguntas las hizo Carmen Polledo, vicepresidenta de la Comisión de Salud y delegada de Horacio Rodríguez Larreta en Diputados. Polledo pidió detalles, movimientos bursátiles, conexiones con el presidente Alberto Fernández, recomendaciones especiales del Ministerio de Salud bonaerense y convenios con el Fondo Ruso de Inversión y el Instituto Gamaleya. Buscaba una mancha de oscuridad entre la producción de la Sputnik en Argentina y el mapa de relaciones políticas. No lo logró.

Hoy la Argentina tiene firmados cinco contratos para la adquisición de tres vacunas: Sputnik V, AstraZeneca, Sinopharm. Son contratos por 50 millones de dosis por un total de 380 millones de dólares. Hasta el 31 de mayo, el país había invertido 58% del presupuesto en vacunas y las compañías entregaron 35% de las dosis. Estos contratos actualmente están bajo el control de la Auditoría General de la Nación (AGN), un órgano autárquico dependiente del Parlamento con representantes de la oposición.
Mientras Juntos por el Cambio ordena a sus jugadores con la libido puesta en las listas, puertas adentro del Palacio legislativo el oficialismo impulsa agenda propia para mitigar los efectos devastadores de la inflación.

Uno de los últimos proyectos fue la ampliación del subsidio al gas para reducir entre un 30 y un 50 % el valor de las tarifas de más de tres millones de hogares de zonas frías. El proyecto debió ser articulado con oposición y partidos provinciales para garantizar aprobación, en un esquema criticado por las segmentaciones territoriales pero que buscó fortalecer la contienda electoral de unos y de otros en esos distritos.

Otro proyecto celebrado en las redes sociales fue el cupo laboral travesti trans y el cupo femenino en los medios. Lo que parecía así, una sesión más con tratamiento de temas de consenso resultó en realidad una jugada estratégica que posicionó en la delantera al oficialismo, mientras la oposición permanecía con el mantra de la falta de vacunas ante una realidad que lo desmiente.

Finalmente, hubo aprendizajes. Sergio Massa pegó un volantazo a la agenda cuando nadie lo esperaba y extendió el alcance del alivio fiscal a las categorías más bajas del monotributo, afectadas por el ajuste automático de escalas. Todo un panorama que recalienta motores y activa aprendizajes a un mes de la campaña con fecha de largada.

Les súper amigues

En ese sentido, la conducción oficialista parece haber aprendido a mantener indemne la unidad de 2019. Y repele los ataques de la oposición como puede. La campaña del miedo con la bandera de las vacunas es una de las agendas de la oposición que a veces se acelera y otras se reemplaza. Los dardos son dardos envenenados pero no perforan el escudo invisible que despliega la dupla Massa-Maximo. Como los Gemelos Fantásticos de la Liga de los Súper amigos, también ellos activaron sus poderes para repeler declaraciones que buscan transformar en debates parlamentarios. La gestión para recibir a las empresas privadas y exigirles explicaciones sobre los alcances de los contratos con el Estado, inauguró una nueva dimensión del Parlamento hasta ahora poco explorada.

En una estrategia de absorber las demandas opositoras el dueto Massa-Maximo, activa las alarmas y se pone a disposición, para ir desarticulando dificultades de la máquina de impedir debates, ofrecen espacio para abrir tratamiento de proyectos y agilizar el trabajo parlamentario. Tal como vienen las cosas, la intensidad legislativa de este año electoral dejará una marca propia: se espera que sea el año de mayor actividad parlamentaria de la historia de la democracia. Un modo de articular campaña y elecciones, en la calle y en el recinto.

 

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