DESPEDIDA CON TRISTEZA

El Derecho Penal no puede quedar escindido de las discusiones políticas y de derechos humanos

 

Julio Maier era nuestro amigo. Falleció el martes 14 de julio. Para muches de les abogades que trabajamos en el CELS, y varias generaciones, fue un maestro. Nos enseñó que el Derecho Penal no puede quedar escindido de las discusiones políticas y de derechos humanos. Explicó como nadie la relación entre las garantías y el funcionamiento cotidiano del sistema penal y del proceso penal. También planteó siempre la necesidad de pensar los órganos del proceso penal y fue el impulsor de la primera discusión sobre las reformas necesarias en el ámbito procesal penal a nivel federal, que quedó trunca en el alfonsinismo. Era un visionario.

Como si fuera un hermeneuta, se dedicó como juez a sacar y señalar en sus fallos las marcas discriminatorias del uso del derecho, como en los casos de “delitos de peligro abstracto” o contra quienes impugnaron en la Ciudad de Buenos Aires la educación sexual integral. Sus fallos, a medida que se leen, nos convocan a llenarlos de resaltados, ya que como juez también fue profesor.

En cierto punto de su vida, luego de una tragedia personal, siempre estuvo un poco triste. Además, no ocultaba su creciente decepción del funcionamiento del Poder Judicial y decidió dedicarse a tocar chacareras. Decía que lo que más le interesaba era la música. Lo vamos a extrañar.

Abrazamos a su familia en este momento de dolor.

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