Dólares malgastados

A pesar de la queja por el acceso a divisas, las importaciones vinculadas al agro crecieron un 10%

 

Pese a las quejas de muchos empresarios por las restricciones que impuso el Banco Central para acceder a dólares oficiales que permitan importar productos, la “Argentina agropecuaria” incrementó casi 10% sus importaciones en 2022, según un informe de la Secretaría de Agricultura basado en datos del INDEC. En rubros vinculados al sector se gastaron 9.355 millones de dólares, un 9,8% más que los 8.523 millones de 2021.

El agro no debe sentir ninguna culpa, pues el año pasado generó en exportaciones muchos más dólares de los que ha gastado en importar insumos y algunos alimentos. En total la Argentina agropecuaria exportó productos (en especial granos y sus derivados) por 58.868 millones de dólares y presenta una balanza comercial sumamente favorable, que incluso alcanza para compensar los dólares que se gastaron en importaciones desde otros sectores de la economía.

De los 9.355 millones de dólares, la mayor parte se gastaron para producir los cultivos que luego se exportaron. Por caso, en 2022 se destinaron unos 3.500 millones de dólares para traer soja de Paraguay, Brasil y Uruguay, dentro del régimen de importación temporaria que permite ingresar el poroto, molerlo aquí, y reexportarlo con valor agregado como aceite o pellets.

Eso ya achica la demanda de dólares del agro a solo unos 5.800 millones de dólares en 2022.

De allí habría que restar los gastos en otros insumos que son de muy difícil reemplazo por producción local, en especial los fertilizantes y los agroquímicos. En el primer caso, la Argentina se vio obligada a invertir 2.742 millones de dólares el año pasado y aun así los volúmenes importados cayeron 31%, aunque el gasto total creciera 20%. Esto tuvo que ver no solo con las restricciones impuestas por el BCRA, sino con el encarecimiento de los precios internacionales de los abonos debido a la guerra entre Rusia y Ucrania.

También se encarecieron los agroquímicos que utilizan los productores, en los cuales la Argentina gastó otros 743 millones de dólares el año pasado, un 14% más que en 2021.

Como sea, entre ambos rubros se gastaron otros 3.500 millones de dólares.

En el rubro maquinaria agrícola, lamentablemente, el país depende mucho de la oferta importada, en especial en el rubro cosechadoras. Para ingresar equipos agrícolas la Argentina destinó 638 millones de dólares en 2022, con una suba de 27% respecto del año anterior. Tampoco aquí parecen haber sido una limitante las restricciones de divisas.

Descontados estos rubros que pueden ser considerados “esenciales” para que el motorcito del agro no se detenga, a los que habría que sumar compras por casi 50 millones de dólares en semillas (sobre todo de maíz), hay todavía un gasto significativo en la importación de productos importantes, que calculamos en 1.700 millones de dólares.

Es interesante observar en qué se gasta ese dinero. Y allí veremos la alta dependencia de la Argentina en unos pocos rubros alimenticios y la gran facilidad que han tenido traders y supermercados para seguir comprando en el exterior latitas de diversos productos que bien podrían producirse dentro del país. En las grandes cadenas es fácil de confirmar que en esos rubros ha habido pocas restricciones a los dólares oficiales.

Vamos por rubros. En algunos casos hay desempeños escandalosos:

  • En carne de pollo, se importaron en 2022 casi 14.000 toneladas por 31 millones de dólares, con un crecimiento del 40% en volumen y de 112% en valor. A eso hay que sumarle 9,3 millones de dólares de preparados con carne aviar. En total son más de 40 millones de dólares que en mayor medida facturan empresas avícolas brasileñas.
  • ¿Usted sabía que la Argentina importa también carne bovina? Fueron 8.400 toneladas a un valor de 25 millones de dólares, especialmente en zonas fronterizas. En este caso, la factura creció 20%, aunque los volúmenes se mantuvieran estables.
  • Pero en materia de carnes el récord de importaciones se lo lleva tradicionalmente la porcina, con un total comprado de 105.000 toneladas, valuadas en 48 millones de dólares. La Argentina podría fácilmente sustituir este flujo de negocios, pero hay varias empresas grandes que prefieren seguir importando bondiola y otros cortes desde Brasil y hasta de Dinamarca.
  • La Argentina importa casi 50.000 toneladas de pescados, la mayoría como preparaciones (latitas). En este segmento gastó en 2022 nada menos que 236 millones de dólares, un 11% más que en 2021.
  • Otros 62 millones de dólares se fueron en importar lácteos, un 52% más que un año antes. ¿En qué? Básicamente quesos y otras especialidades. En este rubro también los volúmenes crecieron de manera preocupante un 25%, hasta unas 62.000 toneladas importadas.
  • Como rareza, en el reino animal las importaciones de miel crecieron casi 500% de un año a otro. Por supuesto que no pesan en el balance global, porque sumaron apenas 168.000 dólares. Pero llama la atención en un país como la Argentina, el segundo exportador mundial de productos apícolas, y que vende casi 90% de su producción al exterior.
  • Las importaciones de hortalizas se mantuvieron estables en torno de 113 millones de dólares. ¿Y en qué rubros? La mitad se gastó en conservas (es decir latitas). En total ingresaron 32.000 toneladas de ese tipo de alimentos.
  • Otro rubro que debería preocupar es el de las frutas de pepita. Ingresaron 3.100 toneladas de peras y manzanas (en especial desde Chile) a un valor de casi 1.000 dólares por tonelada. Los negocios crecieron 25% en volumen y 32% en valor, cuando aquí muchas veces la fruta queda sin cosechar por los costos adversos que enfrentan los productores del Alto Valle de Río Negro y Neuquén.
  • La misma lectura podría hacerse para los arándanos, que la Argentina importó por 2,6 millones de dólares en 2022, con un fuerte crecimiento del 162% en volúmenes. Aquí la producción local sobró porque no se pudo colocar en los mercados externos por falta de competitividad.
  • Más difícil resulta el reemplazo de unas 8.000 toneladas de frutos secos (en especial almendras y avellanas) que se importaron en 2022. En este caso el costo de hacerlo llegó a los 37 millones de dólares.
  • Pero la estrella entre las frutas importadas –y el principal rubro de importación en alimentos– es sin duda la banana, que incluso goza de un régimen cambiario especial que le asegura a los importadores el flujo de dólares para importarla. Ingresaron 472.307 toneladas por valor de 320 millones de dólares. Aunque aquí hay producción local, el producto importado se mantuvo en volúmenes pero se encareció 18% en valor.
  • En otras frutas raras (como el kiwi o la palta) se gastaron otros 96 millones de dólares, pero lo más preocupante es que el ingreso de frutas en conserva (otra vez las latitas) creció un 18%, hasta 26.740 toneladas, por casi 60 millones de dólares.
  • Otro rubro de alta dependencia es el de las infusiones, con el café a la cabeza. La Argentina gastó casi 50% más de dólares en medio de las restricciones cambiarias. Importó 62.000 toneladas del grano (en especial de Colombia y Brasil) por 223 millones de dólares. con un crecimiento del 68% en valor.
  • Pero lo curioso es que la Argentina haya gastado otros 32 millones de dólares para importar 19.000 toneladas de yerba mate, un cultivo del cual es uno de los grandes y exclusivos productores mundiales. En este caso las compras se mantuvieron estables respecto de 2021. Por gracia de la brecha cambiaria, para algunos molinos ha sido mucho mejor negocio importarla desde Paraguay que comprar la producción local.
  • También han crecido las importaciones de cacao, cultivo que aquí no se produce y que es clave para todo el negocio repostero, pues es la base del chocolate. Se importaron unas 60.000 toneladas por valores de 245 millones de dólares.
  • Pero la falta de competitividad de la industria alimenticia argentina vuelve a sentirse en el capítulo de alimentos preparados. en el cual se gastó un 15% más de divisas, con una suma total de 246 millones de dólares. Se importaron casi 60.000 toneladas de pastas, pre-mezclas, concentrados de proteínas, etcétera.
  • Hay muchos rubros alimenticios en los que podría funcionar la bendita “sustitución de importaciones”. Por ejemplo, se gastaron 41 millones de dólares en aromáticas y especies, 20 millones en azucares especiales, 14 millones en aceite de oliva, 8 millones en vinos y nada menos que 24 millones en bebidas sin alcohol.
  • Todo esto y mucho más puede ser producido en la Argentina. De todos modos se importaron en 2022 unos 24 millones de dólares en aceites esenciales, 29 millones en pieles y cueros (que los frigoríficos tiran porque no los pueden exportar), 53 millones en tabaco (supuestamente para hacer blend), 77 millones en alimentos balanceados (en especial para mascotas) y 41 millones en despojos animales o achuras.

 

 

 

* El artículo se publicó en el portal Bichos de Campo.

 

 

 

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