DURMIENDO CON EL ENEMIGO

Macrì irrumpió en la campaña electoral debatiendo sobre la economía y la deuda externa

 

A dos semanas de las elecciones primarias, Juntos por Algo padece la irrupción en la campaña del ex Presidente Maurizio Macrì, quien procura reivindicar los cuatro años de su gestión. Para ello coloca en debate el manejo de la economía, como si no le hubiera bastado con el dictamen electoral de 2019. Esto es lo que cualquier persona sensata intentaría evitar, justo cuando la Comisión Bicameral Mixta Revisora de Cuentas rechaza el cálculo de gastos e ingresos del primer año de su presidencia y decide denunciarlo ante la Justicia penal. Entre otras observaciones, duplicó sin avisarlo al Congreso, el presupuesto en espionaje, una de las especialidades de su cuatrienio.

Pero tampoco es fácil correrlo de la escena, porque una parte significativa del voto cambiemita se define por su antiperonismo, de modo que la confrontación que plantea Macrì le resulta más atractiva que los intentos del alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta por ampliar la coalición, incluyendo, justamente, peronistas. Además, Macrì ha tenido la astucia de reclutar como su compañero de fórmula a Micky Vainilla, quien durante tres décadas se cobijó bajo ese techo. Una cosa es el peronismo y otra los peronistas, que de uno en fondo son maleables y prácticos.

Desembarazarse de Macrì implica también el riesgo de que los primates se desgranen entre el ausentismo y el voto por las ofertas extremas del liberal neo José Espert y del fascista neo Javier Milei, ambos secundados por damas que reivindican distintas formas de la violencia estatal.

 

 

En deuda

Para colmo, Macrì eligió como tópico central de sus primeras exposiciones la comparación del endeudamiento contraído por los últimos tres gobiernos: el de Cristina, el suyo propio y el de Alberto Fernández. Con la seguridad de los ignorantes o de los mentirosos, dijo que su administración fue la que menos dinero tomó prestado por año. Su apuesta es que esta suma de peras con manzanas sólo sea comprendida por los especialistas, a quienes luego pocos escuchan. Este método funcionó hace seis años, porque no había experiencia contra la cual cotejar las palabras. Macrì y los suyos dependen hoy de la capacidad de olvido de quienes escuchan sus promesas. El Frente de Todos intenta aferrarlo a esa temática en la que la oposición lleva todas las de perder. Con un tono que se aleja del zen habitual, el Ministro de Economía Martín Guzmán descalificó el planteo de Macrì no sólo por falta de seriedad, sino también de dignidad, encaminado a “engañar al pueblo”.

La realidad es que Néstor y Cristina Kirchner dejaron un endeudamiento que Nicolás Dujovne consideró demasiado exiguo. “Con el nivel de deuda tan bajo, en vez de cancelar el Boden, estaría bueno financiarse en el mercado, renovar los vencimientos con nueva deuda. No hace falta tensar la economía para pagar la deuda. Estaría bueno renovar deuda para poder hacer una política fiscal contracíclica en caso de crisis” sostuvo en 2012, cuando asesoraba a Ricardo Alfonsín y al Banco Galicia y no soñaba con ser ministro de Economía de Maurizio Macrì. Quien entonces lo refutaba era el diputado del Frente Progresista Claudio Lozano. A su juicio, a la deuda bruta había que sumarle el 5% de los bonos del default que no entró al canje y está en juicio, el cupón PBI (que rinde los años en que la economía crece más del 3,2%), el pasivo neto del Banco Central (letras con las que absorbe parte de los pesos que emite) y los intereses adeudados al Club de París. "En este contexto de déficit fiscal, sumamos por año 10.000 millones de deuda", dijo. Los argumentos de Macrì parecen tomados de aquella posición de Lozano.

 

 

 

El tour de force de Martín Guzmán

El jueves 26, el ministro de Economía realizó un tour de force explicativo, que lo llevó del denominado Congreso de la Producción y el Trabajo al encuentro del Consejo de las Américas y al Congreso de la Nación. En la primera cita participaron empresarios y sindicalistas, con la saludable particularidad de que no fueron invitadas las cámaras patronales enroladas con la oposición partidaria, como la Unión Industrial y la Sociedad Rural, más interesadas en la desestabilización política que en los datos de la economía. Ante los examinadores estadounidenses también se presentaron otros dirigentes del mismo espacio político, como el jefe de gabinete Santiago Cafiero y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y los principales líderes de Juntos o Cambiemos, Rodríguez Larreta y su candidata a diputada por la Ciudad Autónoma, la ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. La serie de generalidades que se escucharon sobre los consensos para superar la grieta pone en evidencia la inutilidad de estos encuentros. Ante la Comisión Bicameral de Seguimiento de la deuda externa, sólo comparecieron tres legisladores cambiemitas: el cordobés Ernesto Martínez, el formoseño Ricardo Buryaile (quien como vicepresidente de Confederaciones Rurales durante el conflicto por las retenciones móviles propuso cerrar el Congreso si no votaba contra el gobierno de entonces) y el santafesino Luciano Laspina, el único en forma presencial.

De mala relación con los micrófonos del Senado, que si el orador no los mira fijo se distraen de su tarea, y ayudado por gráficos diseñados por un genio que escribió algunas cifras en blanco sobre fondo amarillo, y que la proyección no atinaba a coordinar con sus palabras, Guzmán demolió la interpretación sobre la deuda externa de Macrì que, como en los viejos tiempos de Jaime Durán Barba y Marcos Peña, fue repetida en forma textual por Vidal y por Cristian Ritondo. La base fue distinguir entre la deuda con prestamistas privados denominada en dólares, que en los cuatro años de Macrì creció nada menos que 100.000 millones de dólares, y la denominada en pesos, que se mantuvo estable. Lo contrario ocurrió a partir de diciembre de 2019: la deuda en moneda extranjera se estabilizó, y en cambio se reconstruyó el mercado de deuda pública en pesos.

 

Luego mostró la evolución de la deuda como porcentaje del Producto Interno Bruto:  era de 118% cuando asumió Néstor Kirchner, se redujo a la mitad durante los 12 años kirchneristas y volvió a duplicarse en apenas un periodo presidencial, a cargo de Macrì.

 

Al exponer sobre la reestructuración de la deuda en moneda extranjera con acreedores privados, mostró el ahorro obtenido, de 42.000 millones de dólares entre 2020 y 2024.

 

 

Por si había algún interesado en la corrupción en los negocios públicos, precisó que en la reestructuración de 2020 las comisiones a los agentes financieros intervinientes fueron 80% menores de lo que pagó el gobierno anterior en las emisiones realizadas antes de que se le cerraran los mercados. Atribuyó ese logro a la insistencia de CFK.

 

 

La oposición no mostró deseos de escuchar: Laspina se retiró en forma ostensible mientras el ministro exponía. Antes había cuestionado la emisión de deuda con actualización por el coeficiente CER, que “no es la moneda que emitimos”. Laspina trató de equiparar esta inversión con el carry trade de los años de su gobierno, pero Guzmán lo frenó con lógica: quienes retiren esos depósitos no podrán comprar dólares en el mercado oficial de cambio, que aún se llama único y libre. Además, la economía está creciendo a una tasa superior al interés que se paga por esos depósitos, de modo que son absolutamente sustentables.

Guzmán fue parco respecto de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional y el Club de París. Con el Fondo ya se habría acordado la eliminación de las sobretasas aplicadas por haber excedido el porcentaje prestable sobre la cuota del país, dado que el organismo fue el responsable de esa demasía. Mostró lo descomunal de la deuda contraída en 2018 y 2019 con el FMI y los compromisos imposibles de pagar que se asumieron entonces: más de 5.000 millones de dólares este año y 19.000 en los dos finales del actual mandato presidencial. Ante las versiones de que el acuerdo era inminente, subieron las cotizaciones de los títulos públicos y las acciones de empresas locales que cotizan en la bolsa de Nueva York y bajó el riesgo país. Si se firmara ahora, en la renegociación entrarían los 4.000 millones que restan pagar este año, lo cual permitiría disponer para fines de mayor utilidad social los 4.300 millones concedidos por el FMI (la parte que le toca a la Argentina de los 650.000 millones de dólares en Derechos Especiales de Giro, que el Fondo dispuso para todos sus miembros a raíz de la pandemia). Pero nada dijo sobre el avance de las conversaciones con Kristalina Georgieva. En cada exposición destacó que el PIB de este año no crecerá al 7 sino al 8%.

 

 

 

En el mismo lodo

La dificultad para el debate permitió que Facundo Manes increpara a Rodríguez Larreta y Diego Santilli por rehuirlo. Vidal tampoco respondió la pregunta de Esmeralda Mitre acerca de cómo hizo para pasar en tres años de Morón a Recoleta. Este déficit es suplido con denuncias escandalosas y tentativas de arrastrar al gobierno por los pasillos del Estado Asociado de Comodoro Py. Esa estrategia fue ideada por el técnico informático del Grupo Clarín Gonzalo Vergareche y por el cacerolero libertario Yamil Santoro, quien en 2013 se reunió en San Pablo con representantes de los fondos buitre, que le ofrecieron financiar sus actividades contra la entonces Presidenta CFK. Vergareche difundió la fiesta de cumpleaños en RPO, Santoro la judicializó. Con buen tino, el Presidente Alberto Fernández prescindió de los servicios del abogado Gregorio Dalbón, quien sólo puede representar a jefes o jefas de Estado en el país generoso en que Julio Nazareno pudo presidir la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti reescribir el código de Vélez Sarsfield, a quien Enrique Petracchi definió como el más grande jurista argentino del siglo XIX, y Daniel Sabsay ser tenido por un hombre de consulta. Alberto pidió su sobreseimiento actuando como abogado en defensa propia, y citó como autoridad a la jueza María E. Capuchetti y al fiscal Carlos Rívolo. Daniel Sabsay escribió que Alberto ignoraba la ley que prohibe al Presidente el ejercicio de la abogacía. En realidad es este viajero frecuente del ferrocarril Mitre quien ignora la ley que regula el ejercicio de la abogacía, lleva el número 23.187 y rige desde hace 36 años. Su artículo 4 permite al Presidente ejercer la profesión en causa propia.

Rodríguez Larreta y Elisa Carrió disintieron con los grupos de choque del macrismo que denunciaron al Presidente, porque sabían que estaban incursos en la misma conducta que Alberto, por la celebración del 64° cumpleaños de la heroína radical, en su casa de Exaltación de la Cruz, el 26 de diciembre pasado. Larreta habla muy quedo, pero Carrió es estridente y sostuvo que ella no hacía denuncias en año electoral. Pero en 2013 denunció a Cristina basándose en un programa de otro gran valor, el infotainer Jorge Lanata. Citando la misma fuente, coincidió con ella en la denuncia Alejandro Sánchez Kalbermatten.

Carrió se rasgó las vestiduras, dijo que aquella tenida, tan inapropiada como la de Olivos, fue un encuentro al aire libre, de poca gente, sometida a estrictos protocolos, en un distrito donde no estaban prohibidos y luego de la aprobación del intendente Diego Nanni. La desmintió el propio Nanni: Exaltación de la Cruz no estaba liberada, Carrió sólo le informó que festejaría su cumpleaños con un pequeño grupo de amigos íntimos, y no con 70 personas y sin medidas de distanciamiento y protección. Al borde de las lágrimas ante tamaña ofensa, la ex abogada de Telecom en juicios contra sus trabajadores despedidos dijo que por primera vez estaba meditando irse de este país. Las fotos que se filtraron pese a la prohibición de usar los celulares, muestran a la musa de la Coalición Cívica Libertadora con uno de los sombreros del mariachi que animó la velada, a sus huéspedes apiñados en una mesa bajo techo, y ninguno con barbijo. “Nos hisoparon hasta los pies”, se defendió el humorista sin querer Mario Negri.

Así como el denunciante de Alberto fue el cacerolero Santoro, la presentación contra Rodríguez Larreta, Carrió, Negri y demás contertulios corrió por cuenta del mismo Sánchez Kalbermatten, que hace ocho años denunció a Cristina en coincidencia con Carrió. A diferencia de Groucho Marx, los principios de ASK son invariables: Primero Yo.

Su anterior estrellato mediático ocurrió cuando fue detenido junto con Juan Manuel Ducler, por un intento de extorsión al petrolero Sebastián Eskenazi, a quien le pidieron 20 millones de dólares para no revelar “información comprometedora”. Tal vez no lo era tanto, ya que Eskenazi los denunció, los filmó y les entregó un anticipo en billetes marcados por la policía, por lo cual fueron detenidos y se recuperó el dinero.

Sánchez Kalbermatten procura notoriedad acercándose a personas conocidas o a sus deudos. Cuando murió Bernardo Neustadt pidió a la familia una camisa o una lapicera como recuerdo. También hizo pública su debilidad por el fundador de Infoemba, Daniel Hadad, a quien le ofreció asociarse, y en su página electrónica publicó un saludo del ex militar golpista Mohamed Seineldín.

Una de sus técnicas es asistir a lugares públicos, donde se hace fotografiar con personas conocidas, en general ex deportistas, a las que luego les pide autógrafos. Su curriculum sólo contiene generalidades y una larga lista de denuncias penales, que Sánchez prepara en base a información de los diarios. Cuando leyó que Néstor Kirchner tomaba decisiones en el gobierno de su esposa, lo acusó de usurpación. También demandó a la comisión directiva de River Plate por abandonar al Burrito Ortega.

Algunas de esas denuncias las presentó junto con el multiprocesado por estafas Enrique Piragini, uno de los promotores de la candidatura presidencial del führer de San Cristóbal, Alejandro Biondini. El propio Sánchez Kalbermatten fue imputado por entregar un cheque robado y adulterado. El juez federal Daniel Rafecas remitió los antecedentes de Piragini y Sánchez K al Colegio Público de Abogados, por entender que habían actuado en forma temeraria. Sostenían que Cristina había violado la ley de ética pública al designar al frente de la autoridad monetaria a una persona que no podía ocupar ese cargo, porque presidía la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República (ABAPPRA). Pero no era cierto: Mercedes Marcó del Pont había renunciado a la ABAPPRA. Otro de sus blancos fue la ley de servicios de comunicación audiovisual, a la que consideró un acto de coacción contra el Grupo Clarín. También denunció a Rodríguez Larreta, por “negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas”. Además protagonizó un show del horror, al suministrar un dato falso acerca de dónde estaría enterrado el testigo detenido desaparecido Jorge Julio López.

Esta pasión por la insignificancia acicateada por los Santoro y los Sánchez Kalbermatten deberá ser citada, si alguna vez Macrì tiene su segundo tiempo o la antipolítica y sus abanderados repiten aquí los avances de la Alternativa por Alemania, el orbanismo húngaro o la española Vox. En esta misma edición se expone el vínculo entre Jair Bolsonaro y Steve Bannon, uno de los creadores de Cambridge Analytica y organizador de la internacional de ultraderecha, que se presenta como el cruzado revolucionario de un capitalismo popular.

 

 

 

Con marcha y escudo

En su presentación ante el juez federal Sebastián Casanello, el Presidente sostuvo que la fiesta de cumpleaños, en el domicilio en el que desarrolla tanto su actividad oficial como su vida privada, fue una imprudencia, pero no un delito. La misma calificación podría caberle a la filtración que permitió que el Grupo Clarín, a través de uno de sus técnicos informáticos, y la señal de cable de La Nación, accedieran a los documentos y las fotografías del episodio. Una parte significativa de las miradas se dirigen a la Casa Militar, la organización que se encarga de la seguridad presidencial. Fue creada en 1909 en vísperas del Centenario de la primera junta, tiene un escudo de armas de estilo español del siglo XV y una marcha propia, adoptada en el annus horribilis de 1978.

A lo largo del siglo XX ha sido uno de los instrumentos de control castrense sobre los gobiernos electos por el voto popular. Uno de los casos más conocidos es el de Isabel Martínez de Perón, sobre cuyas actividades los edecanes informaban cada día a los jefes de las tres armas, que en 1976 la derrocaron. Néstor Kirchner desconfiaba de esa presencia constante que seguía cada paso presidencial. Cuando descubrió a un edecán naval revisando el cesto de papeles del despacho puso la Casa Militar bajo la dependencia de la Secretaría General de la Presidencia, que en su gobierno y el de Cristina desempeñó Oscar Parrilli y ahora Julio Vitobello.

 

 

 

El cuñadito

Durante su cuatrienio, Macrì designó secretario general a Fernando de Andreis, quien tenía cinco años cuando el futuro Presidente se casó con su hermana de crianza, Ivonne Bordeu.

 

MM con su cuñadito, Fernando de Andreis.

 

 

Involucrado en los Panama Papers, De Andreis integró la mesa judicial del gobierno y con un modesto patrimonio compró un departamento de dos millones de dólares en Barrio Parque, que declaró por un valor seis veces menor, debido a lo cual fue denunciado por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. De él dependía el secretario privadísimo de Macrì, Darío Nieto, el pibe del telefonito. La defensa de CFK denunció en el juzgado federal de Lomas de Zamora que De Andreis recibió en su despacho de la Casa Rosada a tres agentes de la AFI que realizaban inteligencia ilegal. Cuando Fabián Rodríguez Simón se fugó del país para eludir una citación judicial, De Andreis fue el único cambiemita que apoyó con argumentos jurídicos esa huida. Su teléfono en la Secretaría General es uno de los más asiduos en la lista de llamados de Pepín. El 30 de julio de 2019, luego de una reunión de gabinete, De Andreis fue el encargado de informar que las PASO de agosto no provocarían ningún salto en la cotización del dólar. Un kamikaze.

 

 

 

La Casa [Militar] no está en orden

De Andreis designó como jefe de la Casa Militar al general de brigada José Luis Yofre y como segundo jefe al coronel Alejandro Daniel Guglielmi. En 2017, invocando un informe de la Casa Militar sobre la seguridad presidencial, la Secretaría General anunció la compra por 50 millones de dólares de un Boeing Business Jet, con dormitorio y ducha, para los desplazamientos de Macrì, “dado el regreso de la Argentina al mundo”, según el sonsonete que La Nación publicó sin ironía. "La utilización de líneas aéreas comerciales para el desplazamiento tanto al interior como el exterior del país genera serios riesgos en la seguridad del Presidente", escribió Yofre. En febrero de 2018, se licitó la compra del avión y el gobierno hizo trascender que el crédito a diez años con que se pagaría, costaría menos que el mantenimiento de la obsoleta flota presidencial y los pasajes en  vuelos comerciales y privados para el Presidente y su comitiva en el mismo lapso. Fue uno de los tantos proyectos que no pudieron concretarse cuando pasaron cosas.

 

 

Papá y Gregorio Samsa

 

Al asumir la presidencia, Alberto Fernández dejó a Guglielmi a cargo de la Casa Militar, y ascendió al teniente coronel Walter Rovira como subjefe. El primer señalamiento fue de tipo familiar: el padre de Guglielmi, el mayor Carlos Alejandro Guglielmi, forma parte de la lista de represores de la CONADEP, con el legajo 3716, por su desempeño en el Centro Clandestino El Campito o Los Tordos, que funcionó en la guarnición de Ejército de Campo de Mayo durante la última dictadura. Aunque su especialidad era Gimnasia y Esgrima, con el golpe de 1966 asumió como jefe de policía de Villaguay. De allí pasó a la escuela de Caballería de Campo de Mayo, donde fue Oficial de Servicios Especiales. En el agitado diciembre de 1975, pasó a la Escuela de Suboficiales Cabral como jefe del Comando de Operaciones Tácticas de la División de Operaciones. Allí estuvo hasta julio de 1977, cuando pasó al Comando del Cuerpo V de Bahía Blanca. Fuentes judiciales agregan que también está referido en el cuerpo 92 de la causa en la cual fue condenado a prisión perpetua el jefe de Campo de Mayo, general de división Santiago Omar Riveros.

Guglielmi-Samsa. Les llaman los federales.

Su primera hija, Constanza Guglielmi, que tiene un año más que el funcionario de la presidencia, fue una de las animadoras de las movilizaciones contra Néstor Kirchner organizadas por el ex ingeniero Juan Carlos Blumberg. Es candidata a legisladora de la Ciudad Autónoma por el Partido Federal, que para la Cámara de Diputados postula a Gregorio Samsa.

En cuanto a Rovira, prestó un curioso testimonio en una de las causas inventadas en Jujuy contra Milagro Sala por el contador Gerardo Morales. Una diputada e íntima colaboradora de la Organización Barrial Túpac Amaru, Mabel Balconte, compró su libertad y la de sus hijos acusando a Milagro de haber llevado dinero a RPO. Rovira declaró que a veces las visitas no se registraban, a solicitud de no identificados secretarios de la entonces Presidenta CFK. Esto sólo prueba el resfrío estomacal del teniente coronel. Luego de la extorsión que produjo su quiebre, Balconte intentó sucidarse.

 

 

Pero también hay otras objeciones al desempeño de ambos oficiales. Ellos, junto con el marino Gonzalo Gordillo, jefe de Operaciones de la Casa Militar, coordinaron la seguridad de la Casa Rosada el 26 de noviembre del año pasado, durante el velorio de Diego Maradona, que terminó en un desastre, cuando hinchas de fútbol ingresaron al patio de las palmeras y fueron desalojados con gases lacrimógenos. La crónica de Clarín publicada cuatro días después sostuvo que pasado el mediodía del jueves 26 y considerando que el velorio concluiría a las 16, Gordillo comunicó a la Policía de la Ciudad por orden de sus superiores que “correspondía comenzar a restringir el ingreso de público a la Plaza de Mayo”. Esa fue la disposición que desató la represión y el caos en el microcentro. La foto de Guglielmi hijo que publicó Clarín, es de antología.

 

 

Giuglielmi hijo, con levantamentones, el día de Maradó.

 

Las propuestas de ascensos de esos oficiales no obtuvieron acuerdo del Senado.

 

 

 

 

La música que escuché mientras escribía

 

 

 

 

 

 

 

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