EL BIEN CONFIADO

La confianza en las vacunas por venir se alcanza con información adecuada y transparente

 

Dudas y razones

La expectativa de toda población frente a la pandemia, en nuestro país y en el mundo, está focalizada en la aprobación y aplicación de una o más vacunas contra el coronavirus. En esa expectativa se proyecta la esperanza en un recurso que nos proteja de tanta enfermedad y muerte como estamos padeciendo.

Pero junto a esa expectativa esperanzada se puede observar entre nosotros a muchas personas con fuertes dudas sobre la seguridad que pueda tener cualquiera de las vacunas cercanas a su aprobación, entre otras cosas por haber llegado al momento de su fabricación en tan corto tiempo.

Parte de esas dudas, que se proyectan sobre los gobiernos en general aunque en modo especial sobre el gobierno nacional, y que a veces llevan a tener reparos al pensar en vacunarse, también tienen que ver con otras informaciones difundidas por los medios, tales como las características diferenciales en las plataformas de elaboración, o su origen nacional, o los intereses comerciales y políticos.

En algunos casos esas dudas son coherentes porque se basan en información veraz que da lugar a cierto escepticismo ante la incertidumbre presente en algún aspecto particular sobre las vacunas. Pero en otros muchos casos, esas dudas que a veces llegan a ser sospechas, tienen su origen o bien en información falsa o bien en desconocimiento sobre algunas cuestiones básicas para formarnos un juicio razonable.

Un par de esas cuestiones básicas que se desconocen tiene que ver con las garantías de  eficacia y seguridad antes de la aprobación de la vacuna y después de la vacunación masiva de la población. Ese desconocimiento alcanza a gran parte de la población y acaso a su gran mayoría si consideramos lo observado incluso en trabajadores de salud.

 

 

Con fe vidente

 

Fides Quaerens Intellectum.

 

Si esto es así, el hecho a considerar es que una inmensa mayoría de nuestra población no ha tenido acceso a la información básica necesaria para formarse un juicio razonable respecto a su participación en la mayor campaña de vacunación que ha de tener nuestro país.

La educación en salud incluye a la responsabilidad individual en la formación, pero si en términos generales esa educación tiene como responsable mayor a los organismos de la administración pública, ante una situación de pandemia la responsabilidad de esos organismos es más alta que nunca. Y entendemos como tales organismos tanto a los del gobierno nacional como a los de los gobiernos provinciales y municipales,.

La persona bien confiada es aquella que ha podido acceder al mayor grado de verdad posible sobre los elementos relevantes de la realidad para hacer participar a otros en el cuidado de uno o más de sus bienes (la vida, la salud, la integridad, la libertad, el bienestar) bajo la expectativa de que ese bien será protegido por aquel a quien se lo confiamos dadas las virtudes que creemos ver en él para hacerlo. Sin esas verdades y esas virtudes no habrá confianza verdadera. Podrá haber ilusión, tutelaje o ausencia de buena fe, y en su caso engaño, paternalismo, o autoengaño, pero sin esas verdades y esas virtudes no seremos personas bien confiadas en el ejercicio pleno de nuestra voluntad.

Entre esos elementos a cuyas verdades necesitamos acceder se encuentran, en el campo de la salud, esa eficacia y seguridad que razonablemente se pueda esperar de las intervenciones que cualquier agente sanitario realice sobre nuestros cuerpos. Todos los países tienen organismos para garantizar la evaluación científica, supervisión y seguimiento de la eficacia, seguridad, calidad y sanidad de los medicamentos, y las vacunas quedan sujetas a la revisión de estos y otros organismos gubernamentales. En nuestro país es la ANMAT, en los Estados Unidos la FDA, y en la Unión Europea es la Agencia Europea de  Medicamentos. Pero estos organismos no siempre cumplen con informar a la población en modo adecuado y transparente, y eso se vuelve un caldo de cultivo de dudas y sospechas.

 

 

Entre pandemias

 

 

La experiencia de la pandemia de gripe A-H1N1 en 2009 dio lugar en distintos países a una respuesta gubernamental coordinada para monitorear la seguridad de las vacunas que fueran a aplicarse. En Estados Unidos se constituyó entonces el Grupo de Trabajo para el Asesoramiento de Riesgos de Seguridad en las vacunas H1N1 (VSRAWG), como un cuerpo independiente dirigido a revisar los datos relacionados con la seguridad de las vacunas con la finalidad de proveer información oportuna y transparente acerca de los datos que se iban acumulando a medida que se distribuía la vacunación en modo cada vez más amplio en la población.

En junio de 2020, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) convocó al Grupo de Trabajo Técnico sobre la Seguridad de la Vacuna Covid-19 (VaST) para que los asesorara porque el grupo VaST tiene como objetivo revisar e interpretar los datos de seguridad de las vacunas candidatas, antes y después de su aprobación, para aportar guías sobre la presentación de datos de seguridad al ACIP y al público en general.

Además de los grupos de expertos, los sistemas activos y pasivos de vigilancia cumplen a la vez un rol esencial en cuanto  la seguridad de las vacunas después de ser administradas. El Sistema de Reporte de Eventos Adversos de Vacunas (VAERS), es un sistema pasivo por el cual toda persona vacunada en Estados Unidos, así como sus  familiares; los trabajadores, establecimientos y sistemas de salud, y los productores de vacunas, pueden reportar eventos adversos potenciales de las vacunas administradas. Es un sistema de alerta temprana que puede cumplir un papel fundamental en los cuidados posteriores a la vacunación, como se pudo comprobar con la rápida identificación de la invaginación intestinal infantil causada por la vacuna contra el rotavirus.

 

 

Prevenir y cuidar en sistema

Siguiendo esa estrategia, en marzo de 2013 se constituyó en nuestro Ministerio de Salud la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas (CONASEVA) con el propósito de mantener "un sistema de vigilancia que permita detectar los eventos supuestamente atribuidos a vacunas e inmunizaciones (ESAVI) y realizar un correcto análisis y clasificación de los mismos, a fin de poder dotar al programa de inmunización una herramienta que garantice la seguridad de las vacunas utilizadas".

 

 

Su función es dar recomendaciones al Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (ProNaCEI) para analizar los casos de ESAVI y así poder llevar a cabo acciones oportunas y eficaces en orden a fortalecer la seguridad de la vacunación.

Desde la página de esta Comisión (https://www.argentina.gob.ar/salud/inmunoprevenibles/conaseva) se accede a través de "Más información en vacunación segura" a los materiales con los que opera el sistema de vigilancia, tales como una "Guía para una vacunación sin riesgos dirigida a vacunadores"  o la "Ficha de vigilancia de efectos adversos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización (ESAVI)" .

Para esta campaña de inmunización, y como se viene trabajando desde hace algunos años, la vacunación será nominalizada. Esto quiere decir que se registrarán los datos de cada una de las personas vacunadas con el objeto de poder realizar una vigilancia personalizada aunque con las características de un sistema pasivo en el cual la identificación depende de la carga específica que se haga en el sistema y no en modo activo por entrecruzamiento de datos de una historia clínica informatizada y única. De ese modo, quien se vacune en un establecimiento de salud podrá acudir o informar al mismo de la presentación de un efecto adverso y así se ingresará la información al sistema que podrá asociarlo con la carga previa de la fecha, dosis que recibió o grupo de riesgo de la persona vacunada.

Hay que recordar que no hace tantos años, en el caso de campañas de vacunación, era de uso entregar a un municipio, por ejemplo, un determinado número de dosis, y luego se recogía el sobrante con lo cual se deducía el número de personas vacunadas.

Pero el sistema nominalizado, aunque más eficiente, sólo alcanza un 40% de efectividad. Hay mucha información que no entra al sistema. De manera que una de las cuestiones que se hace imprescindible para la campaña de vacunación contra coronavirus es aumentar el compromiso de las personas que vacunan con informar adecuadamente a cada persona vacunada de aquellos signos o síntomas que pueda presentar como consecuencia de haber sido vacunado. Para esto se hace necesaria una fuerte capacitación de los vacunadores a la que deben comprometerse el gobierno nacional y los gobiernos provinciales y municipales, convocando y dando participación al más amplio número de organizaciones sociales.

Y para esa información adecuada se debe establecer un listado de posibles eventos adversos distinguiendo los  generales de los de la plataforma de la vacuna a administrar (Sputnik, Astra Zeneca/Oxford, Pfizer, Moderna, etc.), y de los del grupo de pertenencia de la persona vacunada. Con atención a ese listado se deberá capacitar al personal que se ocupará de vacunar y que deberá informar a cada persona de los posibles eventos adversos que por la vacuna específica que reciba, y por su condición personal particular, pueda llegar a presentar. Se debe evitar así la información limitada a los supuestos generales de posible aparición con cualquier vacuna.

 

 

Empecemos por casa

 

 

 

 

La capacitación y el monitoreo del personal de salud, que formará parte de los primeros grupos en ser vacunados, debería arrojar una buena muestra inicial sobre datos de seguridad, de extraordinario valor para la población en general. Estos trabajadores son los más apropiados por sus conocimientos y acceso a los sistemas de vigilancia, para lograr una alta adherencia en la comunicación de signos o síntomas potencialmente relacionados con las vacunas recibidas.

Por eso se debería presta especial atención al manejo de la información con este grupo, así como al de las personas en grupos de riesgo, para lograr su compromiso con el proceso de vigilancia sanitaria. Y la puesta en marcha de aplicaciones para teléfono celulares y computadoras debería estar dispuesta para el primer día en que se inicie la campaña de vacunación.

Para iniciar esa tarea con los TS ya disponemos de información. En el marco del Plan Nacional de Cuidado de Trabajadores y Trabajadoras de Salud, establecido a principios de junio por Resolución 987/2020 del Ministerio de Salud, se llevó a cabo una "Encuesta de percepción social sobre la vacunación contra la Covid-19" dirigido a ese grupo. A la pregunta: "Si estuviera disponible una vacuna contra la Covid-19 en forma gratuita en nuestro país, ¿se la aplicaría hoy?", el 40% de los encuestados respondió que no.

Entre las principales razones dadas para no hacerlo se encontraron: "No tengo confianza en ninguna de las vacunas que están en desarrollo", "considero que las vacunas en desarrollo podrían generar riesgos para mi salud", y "esperaría a que se produzca una segunda o tercera generación de vacunas contra Covid-19".

 

 

 

 

A la pregunta "¿Qué cree que le aportaría recibir capacitación sobre el estado de situación de las vacunas en desarrollo?", el 37% de los encuestados respondió que "me daría mayor confianza y/o seguridad". Queda claro: si se trata de la salud de la salud pública y el caso particular de la vacunación masiva en tiempo de pandemia, la confianza de la población con los gobiernos, los trabajadores y las instituciones de salud es fundamental, no sólo para lograr el pleno goce de los derechos de toda persona y un mayor bienestar en las relaciones sociales, sino también, y al mismo tiempo, el logro de mejores resultados sanitarios con un nivel más alto de salud física y mental. Esa confianza se alcanza con información adecuada, transparente y suficiente.

 

 

 

 

--------------------------------

Para suscribirte con $ 1000/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 2500/mes al Cohete hace click aquí

Para suscribirte con $ 5000/mes al Cohete hace click aquí