EL CLAVO QUE RECIBE EL MARTILLAZO

El sin techo en un cuento corto ilustrado de Kobo Abe, despojado del disfraz existencialista

 

Kobo Abe llegó a este mundo en Tokio durante 1924. Sabiendo que nunca iba a ejercer, le dio el gusto a su papá y se recibió de médico veinticuatro años más tarde. Se dedicó a la literatura, ganó premios importantes, se hizo famoso con la novela Mujer de la arena (砂の女, Suna no onna) en 1962. Dirigida por Hiroshi Teshigahara, se convirtió en película en 1964. Siguió publicando novelas, teatro y cuentos exitosos; murió en 1993 en la misma ciudad donde nació. También se afilió al Partido Comunista japonés en 1956, de donde fue expulsado en 1962 tras sus críticas a la invasión soviética a Hungría. Nunca abjuró de sus principios fundamentales. Adscripción que en momento alguno espantó a dos de sus más calificados, fervorosos admiradores: el inigualable Yukio Mishima (Tokio, 1925-1970), nacionalista de derecha, y el Nobel 1994 Kenzaburo Oé (Heime, Japón, 1935), de activismo en la izquierda.

 

 

El autor, Kobo Abe.

 

 

Así contados, lo escueto de los datos son insuficientes a fin de encuadrar un estilo personal de escritura que la crítica occidental tachó de “individualista”, cuando no —aún peor—, de “existencialista”. Intento no del todo infructuoso cuando el mundillo académico procura aplastar el hecho de que la obra de Abe es fundamentalmente clasista. En idéntica dirección se encuadra su comparación con Kafka, con quien comparte solo la genialidad y cierto halo oscuro. El artilugio comparativo se aplica habitualmente cuando cunde la pereza, la mezquindad, la indigencia intelectual y/o el afán por aplastar un estilo original (que sería necesario estudiar, sostener y desarrollar), es decir desafiliado de cualquier moda o movida marketinera.

De existir y ser definida como tal, una “literatura progresista” sería por supuesto atravesada por el prejuicio propio del ideal burgués: si lo hay, un héroe que acompaña padecimientos, triunfos y derrotas de las masas, cuando no los pueblos mismos en su batalla contra la opresión y en favor de la libertad. Kobo Abe invierte el paradigma. Porfía en mostrar los efectos del capitalismo en el uno-a-uno, al que otorga fuerza paradigmática en su atravesamiento de tiempos, géneros y clases, en toda su obra. Refleja los efectos de una industrialización salvaje que llevó a su país de un 62% de población urbana en 1963 al 92% en 2016. Privilegia lo que –adoptado e invertido de Confucio— en su momento el autor dio en llamar deru kui wa utareru, lo que podría traducirse como “el clavo que sobresale es el que recibe el martillazo”, en vez de privilegiar el martillazo. Contundente.

 

 

El artista, Mauricio Gómez Morin.

 

 

Poderoso ejemplo de esta práctica, a la vez artística y política, es Capullo Rojo, cuento breve que desde México llega después de un año a nuestras playas. Preciosa edición de lujo a razonable precio (como un libro standard), íntegramente ilustrada por el artista plástico Mauricio Gómez Morin (México DF, 1956), quien supo integrar el grupo Germinal, que apuntaba a “una educación integral que vinculara la enseñanza y la práctica artística con la historia concreta y los movimientos sociales y populares del país “. Imbatible combinación que pone en imágenes teñidas de un bermellón sanguinolento, capaz de reflejar los pesares de lo que hoy se conoce como un homeless, peregrinando en una ciudad hostil que deshace su cuerpo y disuelve su espíritu. En su origen, Capullo Rojo se incluye en la tercera parte de la novela corta La Pared, publicada como Akai mayu en 1951.

 

 

 

Tan duro en la descripción realista como deslumbrante en el deslizamiento fantástico, el relato encuentra en la escritura aquella difícil belleza que conjura toda sordidez: “¡Ay!, ¿quién se enreda en mis pies? Si eres la soga que viene a ahorcarme, no te apures ni me presiones. No, no es la soga. Es un hilo de seda viscoso. Lo tomo entre los dedos para sacarlo, pero me doy cuenta de que sale sin parar desde un agujero de mi zapato. Qué extraño. Intrigado, sigo tirando del hilo y sucede algo aún más extraño. El cuerpo se me inclina poco a poco hasta no poder sostenerme en pie. ¿Será un desfase del eje terrestre que origina un trastorno en la gravitación?”

Gravitación que no es la de Newton y eje planetario, que tampoco registra la geografía, la que alude Abe es la ficción generada por la humanidad y que percute a cada quien con rigor implacable. Allí es donde la magia de la literatura hace de uno, todos. Dotada de imágenes que acompañan no sólo la trama sino asimismo la tensión dramática y el crescendo en la intensidad del relato, este Capullo Rojo, tan japonés, también nos expresa.

 

 

 

 

FICHA TÉCNICA

Capullo Rojo

Kobo Abe

Ilustraciones de Mauricio Gómez Morín

México, 2018

40 págs.

 

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