El Cordobazo de celuloide

Los caminos de la liberación y del cine

 

¿Cómo se gestó la película "Argentina, Mayo 1969. Los caminos de la liberación"?

El Cordobazo fue la culminación de una serie creciente de hechos represivos, en distintas zonas del país, enfrentados en las calles por manifestaciones insurreccionales de sindicatos y centrales obreras, a las que se iban sumando, paulatinamente y de manera masiva, el movimiento estudiantil y amplios sectores de la población.

En conocimiento de estos acontecimientos, un pequeño grupo de cineastas entendimos que no podíamos permanecer ajenos y que era nuestra responsabilidad dar testimonio de ellos cuando aún se estaban desarrollando.

Decidimos hacer una convocatoria lo más amplia posible. Los primeros convocantes pertenecíamos al grupo Cine de Liberación y al campo del cine social y político, pero se incorporaron directores provenientes del largometraje de ficción, del cortometraje, del cine publicitario, de animación. Todos coincidimos en la necesidad de dar testimonio.

¿Cómo trabajó ese colectivo de cineastas?

Quedó conformado un grupo de diez directores, para realizar un capítulo cada uno que tomara distintos aspectos de los acontecimientos. Coincidimos en la aceptación y el respeto a la diversidad política de los integrantes. Cada director asumía también la responsabilidad de productor de su corto o capítulo. Así nació Argentina, Mayo 1969: Los caminos de la liberación.

Para garantizar la terminación de la película y la seguridad de todos los participantes, se decidió que la película sería anónima, es decir sólo bajo la autoría del Grupo de Realizadores de Mayo.

Se acordó también que tanto las filmaciones como las post-producciones de cada parte deberían efectuarse compartimentadas, con medidas estrictas para garantizar la mayor clandestinidad. Esto no quita que hubo colaboración entre las distintas producciones, por ejemplo yo hice la cámara y la fotografía en los episodios que realizó Octavio Getino.

Getino filmó dos capítulos porque Pino (Solanas) tuvo que desistir del suyo por estar absorbido por las tareas que le demandaba La hora de los hornos, concluida el año anterior, en plena etapa de distribución y exhibición clandestinas.

El grupo decidió utilizar los canales de exhibición clandestina, que habían sido iniciados con  la exhibición de cortos sociales y políticos como Now del cubano Santiago Álvarez, La tierra quema de Raymundo Gleyzer, y la propia La hora de los hornos.

Para esto los diferentes capítulos debían funcionar como módulos intercambiables, de tres o cuatro, para poder ser retirados luego de exhibidos y puestos rápidamente a resguardo, siendo sustituidos por otro conjunto mientras se proponía un debate, es decir una serie de medidas de seguridad.

Esos lugares de exhibición eran variados, desde casas de familia, unidades básicas, facultades universitarias o también algunos sitios del ámbito eclesiástico.

 

Nemesio Juárez

 

¿Quiénes eran los integrantes del grupo?

  1. Mauricio Berú, exiliado durante la dictadura militar de 1976;
  2. Octavio Getino, que realizó dos documentales para la película, uno de ellos reporteando al dirigente estudiantil “Pajarito” Grabois;
  3.  Rodolfo Kuhn, destacado por un cine innovador en lo formal que dejó obras como Los jóvenes viejos y Los inconstantes, sobre la problemática de los jóvenes de clase media, exiliado a partir del golpe de 1976;
  4. Jorge Martín “Catú”, dibujante humorístico de vanguardia, que aportó el capítulo titulado Policía, animación muda que narra la transformación de un obrero desocupado en policía;
  5. Humberto Ríos, que aportó una cronología en base a fotografías de diarios y revistas de la época, también exiliado en México;
  6. Rubén Salguero, director de cine publicitario que aportó el registro de la marcha que acompañó los restos del militante Emilio Jáuregui;
  7. Eliseo Subiela, quien realizó el capítulo denominado Didáctico sobre las armas del pueblo, en que con humor muestra una receta, a la manera de Doña Petrona C de Gandulfo, enseñando a preparar una bomba “molotov”, hoy fallecido como la mayoría;
  8. Pablo Szir, secuestrado y desaparecido en 1976, cuando tenía 40 años;
  9. Mi hermano Enrique Juárez, detenido y desaparecido en 1976, realizaba un proyecto hermanado al nuestro, denominado Ya es tiempo de violencia, en similares condiciones de anonimato y clandestinidad;
  10. Y yo.

¿Qué destino tuvo el material?

Durante muchos años creímos que la película se había perdido. Con el advenimiento de la democracia, el único episodio que podía exhibirse cada vez que se conmemoraba algún aniversario era el del Ejército, que yo había preservado en los años de fuego de la dictadura genocida.

 

 

Desde el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba era invitado muchas veces, pero obviamente su proyección daba una visión parcial, al haberse descontextualizado del conjunto. Pero en marzo de 2003 el conocido cinéfilo Fernando Peña pudo hallar la película en latas de 16mm.  Y por otra parte pudimos dar con el resto, que se encontró subtitulado en alemán, en video, en poder de un grupo de amigos del Festival de Cine de Berlín, donde había ganado el premio de la crítica internacional de 1971. A través de una gestión del INCAA de ese momento pudimos repatriar el material e integrarlo con el resto.  Hoy puede ser visto en internet, a través de YouTube. Una vez recuperada, se reestrenó en el Malba y luego se proyectó en la TV pública en varias oportunidades. Recientemente se exhibió en una sede de la UNTREF.

¿La juventud actual conoce los alcances y significación del Cordobazo?

Siempre hay dificultades en la transmisión de las experiencias históricas de lucha a las nuevas generaciones. No obstante, hay innumerables ejemplos de la avidez con que la juventud actual se acerca a preguntarnos cómo fue aquella época y cómo ello se refleja también en muchos estudios, académicos o más informales, en los actuales medios de comunicación vinculados a internet.

¿Cómo percibís el movimiento sindical y estudiantil de nuestros días?

El movimiento sindical sigue dividido como en aquel momento, donde había sectores combativos como los alineados en la CGT de los Argentinos con Ongaro como líder y los grupos de Córdoba liderados por Tosco, el sindicato local de Luz y Fuerza y el de SMATA. Como resultante de ello en aquel momento coincidió el apresamiento de ambos y de muchos más dirigentes frente al silencio cómplice de la CGT oficial.

Si hay herederos en el mundo sindical hoy día ellos son los que se encuentran en las dos CTA y las otras agrupaciones que se van distinguiendo de la CGT actual.

En lo que hace al movimiento estudiantil y docente, no cabe duda que se movilizan cada vez con mayor organización en sus reclamos y su lucha va consiguiendo cada vez más resultados ante un gobierno nacional y provincial de rechazo obstinado.

¿Cuál es el desafío del documentalismo ante las difíciles circunstancias del  país y de la región?

Con el Colectivo nos propusimos, como nunca antes, no solamente “re-presentar” los acontecimientos sino intentar deconstruirlos, interpelar la realidad, actuar en ese presente, promover un cine de intervención en los hechos, mantener vivo el debate y la acción política. También utilizar el material para contribuir a revertir las versiones distorsionadas de los hechos, como pretendían dar los medios masivos ya desde esos momentos.

El documentalismo en la Argentina ha tenido en los últimos diez años un vigoroso crecimiento en relación con el conjunto de las otras expresiones cinematográficas: el cine de ficción "de autor" o las expresiones de un cine más comercial. Y este hecho no sólo es cuantitativo sino, fundamentalmente, cualitativo. Hoy día, como nosotros lo hacíamos cuando la realidad del país y la de nuestro pueblo marginado y proscrito no se reflejaba en las pantallas de los cines o de la televisión, plantábamos nuestras cámaras para registrar el país real, el movimiento de los documentalistas actuales lo continúa haciendo y, en las calles y ante la opinión pública, son los únicos del quehacer cinematográfico que han salido en defensa, no sólo de su actividad sino de todo el cine argentino.

¿Cómo ves hoy la represión policial, tema protagónico en el cine militante?

Cuando no tiene una superioridad que encuadre su accionar en un marco de absoluta legalidad y de respeto por los derechos humanos de la ciudadanía, la policía se desboca y aparecen hechos que pueden ir desde una represión arbitraria o innecesaria hasta la peligrosa práctica del "gatillo fácil".

¿En qué proyectos estás trabajando?

Me convertí en mi propio equipo de realización audiovisual: con una pequeña cámara en mano, aunque de excelente calidad como nos permiten las nuevas tecnologías, voy registrando y posteriormente editando y subiendo a la red YouTube la serie que denominé Crónicas de la Resistencia.

La primera fue el registro de la marcha desde San Cayetano a las ollas populares de Plaza de Mayo y ahora estoy terminando una sobre la marcha del 24 de marzo, donde incluyo un pequeño homenaje a Santiago Maldonado.

Me autoimpuse algunas pautas para estos documentales: no ubicar la cámara en sitios privilegiados, sino por el contrario, en el seno mismo de la manifestación, junto a sus protagonistas. Una cámara que no disimule su condición de activa y participativa sino que, por el contrario, sea generadora de situaciones: cámara en mano y sin trípodes.

Una edición sin “bajada de línea” ni textos omnipresentes que no sean las voces de nuestro pueblo en sus cantos y consignas y los textos escritos y portados en pancartas que usan para manifestarse. Una banda sonora sin música de autor impuesta, sino la que emana de los participantes así como el sonido ambiente propio de cada secuencia.

 

 

 

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