La guerra de los Doce Días ha dado una sacudida al tablero internacional, y sobre todo al Estado de Israel, que ha visto cómo tres pilares de su sustento propagandístico terminaron de derrumbarse.
Hasta el 7 de octubre de 2023, Israel se presentaba como una isla de civilización en tierra de infieles, un Estado democrático de corte occidental en un territorio de reyes, jeques, mulás, califas y fanáticos degolladores. Esta imagen ha sido seriamente dañada por un gobierno de asesinos seriales que ejercita diariamente acciones de genocidio contra el pueblo palestino. Crímenes contra los palestinos se cometían desde hace años, pero ahora el salto cuantitativo es tan grande que hasta la prensa internacional afín al Estado de Israel encuentra difícil defender el gobierno Netanyahu.
El otro pilar de su prestigio que se ha caído es la idea de un ejército invencible forjado en la guerra de los Seis Días con comandantes legendarios como Moshé Dayán, puesto que no ha vencido la batalla decisiva contra su enemigo principal.
La tercera desilusión ha sido la rotura de la idea de invulnerabilidad que supuestamente protegía al país de los ataques desde el aire. Pero esto lo descubrimos después, porque durante los doce días que duró la guerra, la sensación era que el régimen de Teherán estaba acorralado. La prensa occidental hablaba de las oleadas de ataques aéreos israelíes contra los objetivos neurálgicos del enemigo y se anunciaba el final de una era; después del cese de las hostilidades, la cortina de silencio comenzó a desgajarse y la información empezó a fluir. La realidad era diferente a lo que nos habían relatado: Irán había golpeado duramente.
Bajo fuego
¿En Israel es posible publicar videos o fotos de edificios atacados por misiles iraníes? Durante la guerra se ejerció un control estricto. El periodista israelí Raviv Drucker de Channel 13 lo comenta: “Tenemos que decir que hay un aspecto un poco iraní en la manera en que informamos los ataques misilísticos contra nosotros. No estoy hablando del Instituto Weizmann, pero hubo muchos ataques de misiles contra bases de las Fuerzas de Defensa Israelíes, contra sitios estratégicos, de los cuales todavía hoy no informamos. Hay una razón clara de esto, que todos aquí comprenden. Pero justo por este motivo se ha creado una situación en la que la gente no se da cuenta de cuán precisos han sido los iraníes, de cuánto daño han causado en diversos lugares. Sabemos solo del Instituto Weizmann; hay otros lugares que no sabemos. (…) Sabemos también que los medios, fuertemente censurados, controlados por el Estado y guiados por su agenda, no cambiarán el modo de difundir la información. Después de todo, el objetivo de los medios no es informar, sino plasmar la opinión pública. (...). La operación True Promise III desencadenó no menos de 22 ondas de misiles balísticos de última generación (muchos usados por primera vez) que dañaron una serie de sitios israelíes muy bien fortificados y considerados ‘las bases militares más protegidas del mundo’. Los misiles de Irán perforaron las defensas, convirtiendo sus blancos en túmulos de metal retorcido y ruinas”.
En un artículo de Press TV, emisora iraní, se detalla: “Irán ha destruido el llamado ‘Pentágono israelí’, el complejo militar y de inteligencia de Kirya, en el centro de Tel Aviv, que aparece como un conjunto de restos humeante en las pocas fotos publicadas en X. Protegido por un escudo multi estrato de sistemas de defensa israelí-estadounidense, el complejo no consiguió rechazar la ráfaga de misiles de la primerísima fase de True Promise III… En Haifa, un misil iraní con guía de precisión golpeó un rascacielos que concentraba la sede del Ministerio del Interior israelí responsable de la coordinación interna. El ataque interrumpió la red logística y los sistemas de respuesta a las emergencias a nivel municipal”.
El periodista Mike Whitney escribió para unz.com una lista de sitios israelíes golpeados en poco más de una semana, bombardeados o cancelados:
- El “Pentágono israelí”, el complejo de inteligencia militar de Kirya.
- El Weizmann Institute of Science, que cumple un rol en el programa nuclear clandestino de Israel.
- El cuartel general de inteligencia militar Aman en el Glilot Mizrah Interchange, vecino a Herzliya. Aman supervisa unidades de espionaje de élite como la Unidad 8200 (inteligencia de señales), la Unidad 504 (inteligencia humana) y la Unidad 9900 (inteligencia geoespacial).
- Sectores del Ministerio del Interior israelí, responsable de la coordinación militar interna.
- El cuartel operativo del Mossad.
- La base aérea de Nevatim, la más protegida de Israel, y la base aérea de Tel Nof.
- El aeropuerto Ben Gurion (repetidamente), como así también Ramat David, Palmachin y Ovda.
- Los centros de mando y control del ejército y del Mossad en Tel Aviv y Haifa.
- La refinería de petróleo Bazan en Haifa, el centro más grande de elaboración de hidrocarburos de Israel.
- La gigantesca central eléctrica de Ashdod, que provocó una potente explosión y diversos apagones.
- El complejo Rafael Advanced Defense Systems al norte de Haifa, donde se encuentran diversas fábricas y edificios de investigación y desarrollo para la producción del hardware militar israelí.
- La zona industrial de Kiryat Gat, destacado centro de producción de microprocesadores de alta tecnología.
- El Gav-Yam Negev Advanced Technologies Park, vecino a Beersheba, donde se encuentran empresas que trabajan en el ámbito de la guerra informática, de inteligencia artificial y tecnología militar.
Fue Donald Trump desde La Haya quien anticipó la magnitud del desastre: “Israel ha sido realmente golpeado. Esos misiles balísticos han destruido un montón de edificios”.
Whitney sostiene que si la guerra hubiera continuado una o dos semanas más, la Tierra Santa habría sido reducida a un páramo humeante del tercer mundo, inadecuado para la vida humana. No se ha tratado de un cese de hostilidades normal, sino de una capitulación por parte de uno de los actores que se dio cuenta rápidamente de que había dado un paso más largo que lo que sus piernas permitían.
Hay que agregar que no existe un acuerdo formal entre Israel e Irán; no hay documentos firmados o compromisos explícitos. El alto el fuego se logró a través de canales diplomáticos secundarios, principalmente de Qatar.
Como ya dijimos en El Cohete, para Israel es una pausa táctica que ha tenido que aceptar. No ha hecho más que confirmarlo el ministro de Defensa, Israel Katz, con dos directivas a las Fuerzas de Defensa Israelíes el 27 de junio para reforzar una estrategia contra Irán a través del mantenimiento de la superioridad aérea y prevenir el progreso nuclear iraní.
La sensación en las dos capitales es muy diferente: en Teherán, una multitud espontánea se lanzó a la calle con banderas entonando canciones patrióticas; muy distinta fue la situación en Tel Aviv, donde en un clima sombrío no se registró ninguna celebración.
Más allá del triunfo recitado por Israel, Estados Unidos e Irán después del alto el fuego, la realidad es que Irán es el vencedor de este encuentro. Las primeras informaciones indicaban que estaba actuando con el freno de mano colocado por temor a la intervención estadounidense; todavía no sabemos si fue así. Otra noticia que circuló en los primeros días es que Irán estaba utilizando sus misiles más antiguos. Quizá fue así al comienzo, pero los misiles que perforaron las defensas de Israel son de última generación.
Israel tenía una gran confianza depositada en sus defensas: Arrow 2, Arrow 3, David's Sling, Iron Dome y THAAD, que al fin se revelaron inadecuados para proteger los puntos estratégicos del país.
Evidentemente, fue infravalorada la capacidad misilística de Irán, que demostró una precisión notable; Israel continuó con sus ataques aéreos con obstinación sin poder doblegar la respuesta iraní, lo que precipitó a los analistas y al gobierno a buscar una salida solicitando la intervención de Estados Unidos.
El resultado demostró entonces que una guerra convencional contra Irán es imposible de vencer, pero esta constatación abre inquietantes perspectivas. Si una guerra convencional no se puede sustentar para lograr sus objetivos estratégicos, a Israel no le queda otra posibilidad que pasar a un grado superior de enfrentamiento.
Scott Ritter, ex militar, ex inspector de armamentos de las Naciones Unidas, principalmente en Irak, sostiene posiciones pacifistas y críticas respecto a la política estadounidense. “Irán abandonó la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) porque utilizó su acceso a las instalaciones para espiar a favor de Israel. Las cámaras han sido canceladas, ahora no hay ninguna observación. Dado que Trump está decidido a impedir ulteriores enriquecimientos de uranio, están dadas las bases para nuevos ataques a las instalaciones nucleares de Irán. Pero esta vez las súper bombas convencionales serán reemplazadas por alguna variante de la bomba nuclear B61-11 de baja potencia, capaz de penetrar la corteza terrestre”. Las conclusiones de Ritter: “El mismo Trump se ha puesto en una posición difícil con sus declaraciones de que las instalaciones nucleares de Irán habían sido destruidas, ¿pero qué sucederá cuando se sepa que están intactas y la posibilidad del enriquecimiento de uranio sea real? Pienso que Trump trabajará para un cambio de régimen a largo plazo, pero si esto falla, no tendrá más remedio que cambiar de ruta o usar un arma nuclear”.
En sus declaraciones, Ritter sostiene que la Agencia Internacional de Energía Atómica espió a favor de Israel; no es el único que lo piensa.
Mosaic
El 17 de mayo de 2023, el periodista Kit Klarenberg fue detenido en el aeropuerto de Luton, Londres. Fue interrogado durante cinco horas por la policía del núcleo antiterrorismo por sus investigaciones sobre la guerra en Ucrania. Además, le secuestraron sus dispositivos electrónicos, tarjetas bancarias y tarjetas de memoria. Klarenberg es conocido por sus colaboraciones en The GrayZone, una publicación online que sostiene posiciones críticas frente al atlantismo habitual de la gran prensa.
Klaremberg publicó el 2 de julio pasado en The Cradle un artículo sobre Mosaic, un programa de espionaje tecnológico creado y desarrollado por la empresa Palantir, fundada entre otros por Peter Thiel, cuyo nombre se debe a las piedras videntes de El Señor de los Anillos.
La cuestión interesante es que Mosaic fue integrado en los recursos de la Agencia Internacional de Energía Atómica para facilitar su trabajo de inspección en los países que adhieren a la organización de control del desarrollo nuclear. Y no solo eso, fue silenciosamente integrado por la administración Obama en el acuerdo nuclear con Irán del 2015 denominado Plano de Acción Conjunta Global.
El acuerdo concedió a los inspectores acceso a las instalaciones nucleares de Irán; paralelamente, la agencia fue adquiriendo gran cantidad de información, imágenes de vigilancia, mediciones de sensores, documentos de las instalaciones; todo el material fue volcado al sistema predictivo Mosaic.
Pero el rol fundamental del software permaneció oculto hasta una denuncia de Bloomberg de mayo de 2018, pocos días antes de que el Presidente Trump abandonara los acuerdos del 2015 unilateralmente y lanzara la campaña de “máxima presión” contra Irán. Sin embargo, las inspecciones siguieron. Lo que señaló Bloomberg es que la tecnología Palantir ha permitido a la agencia examinar una vasta cantidad de información proveniente de fuentes dispares, incluso 400 millones de “objetos digitales” a nivel global, como feeds de redes sociales o fotografías satelitales en el interior de Irán. El temor es que la agencia haya superado la línea entre control nuclear y robo de información.
Bloomberg citó al responsable de una sociedad británica que ofrece asesoramiento a los gobiernos sobre los riesgos que pueden derivarse de la inyección de datos falsos en Mosaic, ya sea accidental o intencionalmente. El especialista manifestó que “si agregas un presupuesto falso al sistema sin especificar el calificador apropiado, obtendrás un resultado falso. Terminarás por convencerte de que las sombras son reales”.
La preocupación de Irán es que Mosaic haya sido fuertemente influenciado por el software de policía predictiva de Palantir; este sistema es utilizado en varias fuerzas del orden de Occidente, tiene costos enormes y su accionar es muy discutible; se ha descubierto que presenta peligrosas distorsiones que llevan a intervenciones pre-crimen erradas.
Como se ve, estamos en una dimensión similar al film Minority Report (2002) de Steven Spielberg, basado en una historia de Philip Dick, donde funciona una división pre-crimen que actúa antes de que el delito se realice.
El MIT Technology Review ha solicitado que la tecnología predictiva sea desmantelada; al mismo tiempo, presentó un informe que examina la peligrosidad de este sistema de análisis de datos criminales.
El software de Palantir ha ayudado a la agencia a planificar y justificar investigaciones no programadas; al menos 60 de ellas se realizaron antes del ataque del 22 de junio.
El 31 de mayo, la agencia publicó un informe que sugería que Irán podría desarrollar armas nucleares, sin presentar pruebas al respecto; se refería a actividades realizadas a comienzos del 2000 y se hablaba de material nuclear no declarado.
Estas conclusiones llevaron al organismo de control nuclear de la ONU a acusar a Irán de “violación de las obligaciones de no proliferación” el 12 de junio, lo que sirvió a Tel Aviv de pretexto para atacar Irán el día siguiente.
Rafael Grossi, director de la AIEA, declaró el 17 de junio que la agencia “no tenía alguna prueba de posesión de un arma nuclear”, pero ya el daño estaba hecho.
El martillo de Thor
Los vientos de guerra que recorren el mundo se apoyan no solo en los ejércitos; los gobiernos necesitan además un discurso que convenza a los ciudadanos de que el rearme es positivo para la sociedad y que la guerra es inevitable. El antropólogo Emmanuel Todd enfoca la guerra dentro de sus últimas reflexiones enlazando la cuestión con sus estudios sobre religión y nihilismo.
Todd sostiene que la disolución de la matriz religiosa de una sociedad tiene tres momentos o fases:
- religión activa (creencia y práctica regular),
- religión zombi (incredulidad acompañada de la supervivencia de valores sociales y morales) y
- religión cero (desaparición completa).
Después enfoca los casos particulares de Estados Unidos e Israel. En el primero observa un evangelismo delirante y en el segundo un judaísmo ultraortodoxo. Volviendo al caso estadounidense: “Nunca en la historia del protestantismo se había visto un dios tan cool, que distribuye recompensas monetarias sin ninguna referencia moral. Y nunca en la historia del judaismo se había observado el crecimiento exponencial de una clase de holgazanes que viven de subsidios estatales y del trabajo de sus propias mujeres, dedicados a girar en el vacío dentro de la Torah. En común, estas dos nuevas fes tienen el rechazo a la ética del trabajo, que era central tanto en el protestantismo como en el judaismo tradicional”.
Ya en su libro La derrota de Occidente, Todd analizaba el vacío dejado por el cristianismo, derivado en un nihilismo que apunta a la destrucción de las cosas, de los hombres y de la realidad. No casualmente, lo que dice Todd se aplica perfectamente a Gaza.
Pero no se detiene allí, considera que la nueva religión de masas es el culto de la guerra.
En un debate en Fréquence Populaire, Todd sostuvo que, después del ataque estadounidense-israelí contra Irán (y un poco por provocación), el dios de la guerra de los aztecas Huitzilopochtli podría ser la divinidad de la nueva religión bélica.
Y agrega: “Pero gracias al Pentágono podemos mejorar la idea; el nombre de la operación, Martillo de Medianoche, nos indica la divinidad perfecta: el martillo es el instrumento y el símbolo de Thor, dios escandinavo —y ampliando el área, también germánico— de la guerra”.
Además, “Thor es hoy el dios predilecto de los neonazis, y su tierra de origen, Escandinavia, es actualmente el epicentro de un impresionante renacimiento belicista”.
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