El futuro ya llegó

Máquinas amenazan millones de puestos de trabajo

 

Uno de cada cuatro trabajos en el mundo se ve expuesto a la Inteligencia Artificial Generativa (IAGen). Así lo revela un reciente estudio conjunto realizado por expertos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Instituto Nacional de Investigación de Polonia (NASK). Publicado los últimos días de mayo como Generative AI and Jobs: A Refined Global Index of Occupational Exposure (La IA generativa y los empleos: un índice global actualizado de exposición ocupacional), este estudio incorpora un nuevo índice global sobre el impacto negativo que esta revolucionaria forma de “inteligencia” puede representar para las fuentes de trabajo. Y les ofrece a los dirigentes de cada país una herramienta importante para anticipar y gestionar dicho impacto, el cual ya está afectando dramáticamente a vastos sectores en todo el mundo.

 

 

¿Qué es la IA generativa?

A diferencia de la Inteligencia Artificial tradicional (AI), que se concentra en el análisis y la clasificación de información, este nuevo fenómeno aprovecha todas las herramientas de aquella, pero para crear contenidos totalmente nuevos.

Estos contenidos pueden ser textos, imágenes, videos, códigos, música o diseños que hasta ahora solo podían ser producidos por la mente humana. Como lo señala la Escuela Superior de Audiovisuales The Core, de Madrid, “su presencia se está haciendo sentir en todos lados: desde el entretenimiento y la moda, hasta el marketing y el desarrollo de software”. Por otra parte, y fundamentalmente, “está revolucionando el mundo de una manera que hasta hace poco parecía sacada de la ciencia ficción. Ya no se trata solo de que las máquinas analicen datos: ahora también pueden crear contenido, como si tuvieran creatividad propia”.

 

 

Lo significativo de todo esto, puntualiza The Core, es cómo la IA generativa está modificando “la forma en que trabajamos, creamos e innovamos”, ya que promueve “empresas más ágiles, diseñadores con nuevas herramientas en sus manos y programadores que ahora tienen un copiloto inteligente ayudándolos a construir más rápido y mejor”. Por esa razón, concluye, “la IA generativa no solo está transformando industrias; está dando forma a una nueva era creativa”.

Esta nueva maneja patrones y grandes volúmenes de datos. Manipulados creativamente, semejante volumen de información le permite generar resultados que parecen creados por humanos, aunque son totalmente artificiales. Se trata de una tecnología que ha evolucionado rápidamente y que se integra cada vez más en herramientas cotidianas.

Sin embargo, no siempre los procesos más rápidos y la mayor agilidad productiva se corresponden con mejoras en las condiciones sociales y laborales, como observa The Core. Puede verse, por ejemplo, por el impacto de los cajeros automáticos en los supermercados, máquinas que implican pérdidas crecientes de trabajo para las personas que hasta hace poco se encargaban de esa tarea. Lo mismo ocurre con los sistemas inteligentes de traducción, un golpe mortal para intérpretes y traductores. En la industria gráfica, el avance de sofisticados programas de diseño está liquidando casi completamente aun las versiones más avanzadas de tipografía e imprenta. Prácticamente ya no queda ninguna actividad humana a salvo de esta nueva dinámica.

 

Trabajos: riesgos y desafíos

El estudio de la OIT incorpora un nuevo índice, lo que constituye un hecho relevante. Ese índice representa la evaluación global más detallada lograda hasta la fecha sobre cómo la IA generativa puede llegar a remodelar el mundo del trabajo. El mismo ofrece una visión única —y matizada— de cómo podría transformar el empleo en los distintos países. Para ello logra combinar los datos de cerca de 30.000 tareas ocupacionales con validación de expertos, puntuación asistida por IA y microdatos armonizados de la OIT. 

 

 

Al presentar el estudio, Paweł Gmyrek, autor principal del mismo afirmó que se va más allá de la simple teoría para construir una herramienta basada en empleos reales. Gmyrek, que forma parte de la OIT desde 2008, es doctor en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de Ginebra (Suiza) y tiene un máster de la Escuela de Economía de Varsovia (Polonia). Combinando la perspectiva humana, la revisión de expertos y modelos de IA generativa, se creó un método replicable que puede ayudar a los países a evaluar riesgos y responder con mayor precisión.

La Escuela Superior de Audiovisuales de España que reconoce los aportes de la Inteligencia Artificial advierte también sobre eventuales riesgos y peligros. Y alerta sobre los desafíos éticos, de seguridad y sociales ligados a la IA generativa.

Entre esos riesgos, enumera los deep fakes: vídeos hiperrealistas generados por IA que hacen parecer que alguien dijo o hizo algo que nunca ocurrió. Se utilizan en campañas de desinformación, fraudes o incluso chantajes, y representan una amenaza para la confianza pública y la seguridad individual.

La IAGen puede también facilitar el phishing avanzado, técnica que permite crear correos electrónicos falsos muy convincentes y que un ciberdelincuente envía a un usuario simulando ser una entidad legítima (red social, banco, institución pública, etc.) con el objetivo de robarle información privada, imputarle un cargo económico o infectar el dispositivo. Además, puede utilizarse para difundir noticias falsas o manipular contenido con fines maliciosos.

Métodos todos de más en más empleados en los últimos años en campañas electorales y en la vida política en general para desacreditar un candidato contendiente o una fuerza rival. Formas tan generalizadas de manipulación digital que pueden llegar a amenazar el sentido mismo de la democracia.

 

La UNESCO ha trabajado sobre de la Etica y la Inteligencia Artificial. Foto: UNESCO.

 

Complementariamente, coincidiendo con el estudio de la OIT, la Escuela Superior de Audiovisuales señala como no menos relevante el impacto que tiene la IA en el cambio acelerado del panorama laboral. Aunque crea nuevos empleos y aumenta la productividad, también reemplaza tareas humanas en áreas muy diversas como redacción, diseño y programación.

En el plano medioambiental, cada día son más los estudios que prueban el impacto nocivo del uso de la Inteligencia Artificial para la salud del planeta. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) afirma “hay un lado negativo en la explosión de tecnologías de IA y su infraestructura asociada”, como lo demuestran los resultados de diversas investigaciones. Y la UNEP puntualiza: “La proliferación de centros de datos que albergan servidores de IA produce desechos de equipos eléctricos y electrónicos. Además, consumen grandes cantidades de agua, que cada vez escasea en muchos lugares. Dependen de minerales críticos y elementos raros, que a menudo se extraen de forma insostenible. Y utilizan cantidades masivas de electricidad, lo que emite más gases de efecto invernadero que calientan el planeta”.

 

 

Conclusiones

El impacto de la IA generativa variará significativamente entre regiones geográficas y sectores, dependiendo de tres factores principales: las limitaciones tecnológicas de cada país, sus carencias de infraestructuras productivas y sus déficits de competencia, es decir, sus dificultades para la formación de personal humano. Políticas neoliberales extremas en muchas partes del mundo acentúan el impacto negativo de dichos factores.

El estudio de OIT-NASK además anticipa que los trabajos administrativos serán los más expuestos debido a que, al menos teóricamente, muchas de sus tareas específicas se pueden automatizar. Lo mismo podría ocurrir con empleos en los sectores de medios de comunicación, software y finanzas.

En este nuevo panorama que se perfila de una manera irreversible, las políticas que guíen las transiciones digitales serán clave cuando se trate de saber hasta qué punto los trabajadores podrán permanecer en ocupaciones que se están transformando debido a la IA generativa, y cómo dicha transformación afectará la calidad del empleo. La OIT insta a gobiernos, organizaciones de empleadores y sindicatos a participar en un diálogo social para diseñar estrategias proactivas e inclusivas que mejoren la productividad y la calidad del empleo, especialmente en los sectores más expuestos a la IAGen. 

En definitiva, el mayor o menor impacto negativo de esta nueva dinámica científica y social sobre el bienestar de la comunidad humana dependerá de la voluntad política de sus dirigentes y de los Estados para legislar adecuadamente, establecer límites y clarificar lo que se puede permitir, o no. El problema se agudiza allí donde el Estado es débil o está ausente o es destruido por una dirigencia que lo niega o que lo considera un enemigo a combatir.

 

 

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