El golpe

El sociólogo Jean Ziegler entre ochenta intelectuales suizos contra el golpe en Bolivia.

 

Más de 80 personalidades suizas publicaron este miércoles de noviembre una declaración sobre la situación boliviana. Hablar de renuncia voluntaria de Evo Morales es una “ficción”. El término “que corresponde utilizar es el de golpe de Estado”: “Que los militares vuelvan a los cuarteles”, enfatizan los firmantes, todos parlamentarios o ex parlamentarios municipales, cantonales y nacionales.

Encabeza la lista de los firmantes el sociólogo Jean Ziegler, ex diputado nacional y ex Relator Especial Contra el Hambre de las Naciones Unidas; aparecen el senador nacional Carlo Sommaruga del Partido Socialista y su colega Verde Lisa Mazzone. Así como Denis de la Reussille, diputado nacional por el Partido Obrero y Popular (POP) y la recientemente electa diputada nacional Stefanie Prezioso, representante de la Alianza de Izquierda. El ex diputado nacional Franco Cavalli, ex presidente de la Unión Internacional contra el Cáncer y personalidad de referencia del movimiento de solidaridad suizo con América Latina, es otra de las personalidades que suscriben la declaración pública. El documento —publicado en español, francés y alemán— sigue abierto a nuevas adhesiones.

 

 

Frenar la cooperación económica con golpistas

Las violaciones de los derechos humanos, la militarización del espacio público, el anuncio de “cacerías” contra antiguos ministros –aparte de las declaraciones llenas de racismo y fanatismo religioso hechas por la autoproclamada presidenta, Jeanine Áñez— “nos hacen temer lo peor para los días que vienen”, enfatizan los firmantes.

Las personalidades suizas se posicionan contra la teoría de la renuncia voluntaria del Presidente Evo Morales, su Vicepresidente y los jefes de las cámaras de diputados y senadores. Ciertos medios de información, así como “ciertas cancillerías han producido narrativas que están en total contradicción con los hechos tal como nosotros los entendemos. Lo que sucedió fue el resultado de la combinación de violencia y amenazas perpetradas por grupos violentos sobre autoridades electas (...) así como debido a la ausencia de protección policial a instituciones y autoridades públicas en todo el país”. La sugerencia de renuncia que el alto mando policial y militar hicieron al Jefe de Estado es un “claro abuso”, expresión de un golpe de Estado, precisan.

Las personalidades políticas exigen que “la Confederación Helvética no contribuya con su silencio o su complicidad a la legitimación del gobierno de la señora Áñez”. Y piden al Consejo Federal, ejecutivo colegiado, que se “suspenda toda cooperación económica o al desarrollo en tanto que el orden constitucional no haya sido restablecido y, sobre todo, en tanto que los derechos fundamentales del pueblo boliviano y sus elegidos no sean respetados”. Aclaran que esa toma de posición no implica penalizar a las ONG suizas que apoyan directamente a las comunidades de base.

 

 

Sociedad civil, timorata

Por el momento, una buena parte de las ONG suizas que tienen proyectos y programas en Bolivia han pecado por exceso de prudencia, lo que podría entenderse, incluso, como apoyo tácito a los golpistas.

Hubo una excepción importante, la E-CHANGER (Intercambiar), una organización con sede en Lausana que se pronunció públicamente el 13 de noviembre sobre la situación del país sudamericano. “Este golpe de Estado muestra que la oposición no buscaba la alternancia democrática sino terminar con el Estado Plurinacional, instaurado por el Presidente Morales, que había permitido una significativa estabilidad política, un crecimiento económico y el reconocimiento de los derechos de los indígenas”.

La timidez de las organizaciones suizas se da en un ambiente político global continental en el cual la Unión Europea no ha condenado el golpe de Estado y se desentendió de la trascendencia de la ruptura institucional de Bolivia. Sólo algunas fuerzas de izquierda y socialdemócratas, especialmente de España, Gran Bretaña y Grecia, minoritarias en la plenaria del Parlamento Europeo del 13-14 de noviembre, levantaron la voz contra el golpe.

Una parte de los medios de prensa suizos trataron los hechos con relativa rigurosidad en torno a la salida de Evo Morales a México. Pero en las últimas dos semanas, las movilizaciones estudiantiles de Hong Kong, la tensa dinámica de Medio Oriente o las propias preocupaciones de la misma Europa concentran prioritariamente las informaciones internacionales. A excepción del cotidiano independiente Le Courrier, que viene cubriendo casi cotidianamente la realidad boliviana, denunciando la brutalidad de la represión y el fanatismo ideológico-religioso de los promotores del golpe.

 

 

Presión al gobierno

Los firmantes de la declaración suiza piden a la cancillería helvética (Departamento Federal de Asuntos Exteriores) que instruya al cuerpo diplomático en funciones para que reitere a las “autoridades de facto” que ejercen actualmente el poder en Bolivia, “el apego de nuestro país a los derechos humanos” y que estén dispuestas a recibir, “si fuese necesario, en nuestra embajada, o a través de procedimientos de asilo, a las personas que fueran objeto de persecuciones”.

“El ejército boliviano debe volver a sus cuarteles”, concluyen. Y debe convocarse a “nuevas elecciones, bajo el auspicio de la Asamblea Nacional boliviana cuyo mandato se extiende hasta el final de la legislatura en enero del 2020”, concluye el documento publicado el miércoles 20 de noviembre.

 

 

 

 

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