El gran rabino apunta a la DAIA

En respuesta a Trump, el gran rabino sefardí de la Argentina objetó las acciones políticas de la DAIA

 

A raíz del decreto del Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que dispuso considerar al judaísmo como una nacionalidad, el gran rabino sefardí de la Argentina, Isaac Sacca, difundió una declaración llamada a repercutir también aquí, dado que descalifica tanto la identificación de la colectividad judía con las políticas del gobierno de Israel, como el intento de asociaciones civiles (como la DAIA y la AMIA) de representar al judaísmo, que no es una ideología sino una religión. Aunque no identifica a las organizaciones a las que se refiere, la alusión es transparente. La identificación de su dirigencia con el gobierno saliente del PRO y el rol de querellante contra la ex Presidente y actual Vice CFK por la firma del memorándum de entendimiento con Irán quedan así bajo un potente reflector desde el corazón de la propia colectividad judía argentina, por una de sus más altas autoridades religiosas. Es imposible exagerar la trascendencia de esta toma de posición, en la semana en que Maurizio Macrì terminó su mandato.

El decreto de Trump, que ha provocado grandes discusiones en su país, tiende a reprimir las críticas al gobierno israelí de Benjamin Netanyahu en las universidades de Estados Unidos, ya que la ley de Derechos Civiles de 1964 prohíbe la discriminación "basada en el origen nacional en programas y actividades que reciban asistencia financiera federal". De este modo, el ministerio de Educación podría quitar los fondos a cualquier universidad o programa educativo donde se critique, por ejemplo, la represión a los manifestantes palestinos que protestan por los asentamientos israelíes en su territorio.

El rabino Sacca, quien estudió y vivió muchos años en Israel, y que este mes recibió al gran rabino de Israel David Lau, sostiene que es preciso esclarecer situaciones "confusas para la sociedad y los estamentos políticos del país y del mundo en relación a la percepción que se tiene de nuestra fe y la función de las instituciones comunitarias". Lo hizo en un texto titulado ¿Qué es el judaísmo?, que publicó esta semana en sus redes sociales.

 

El barbado gran rabino de Israel David Lau, en su visita al gran rabino sefardí de la Argentina, Isaac Sacca

 

 

Sacca aclara que el pueblo judío no fue elegido sino que eligió someterse al Creador. "Así la Torá impuso y otorgó a esa tribu semita que la aceptó, una concepción trascendente del mundo y de las personas en particular, cuya piedra angular es la convicción y aceptación de un Ser Supremo único". La aceptación de esa fe "constituyó al pueblo  hebreo, como el paradigma de la vigencia del monoteísmo, desplazando así las costumbres paganas e idolátricas que practicaban otros pueblos", agrega.

Además de una sinagoga en Palermo, Sacca dirige la Organización Judía Mundial para la Juventud Menora, con sede central en Buenos Aires y subsedes y representaciones en varias ciudades del mundo. Su misión es "formar jóvenes como personas de bien, comprometidos con la sociedad y con determinación a tomar acciones para un mundo mejor".

Sacca agrega que el judaísmo no es:

  • una raza, ya que no surge de una tribu o un pueblo, sino en esa tribu o pueblo;
  • un Estado o un ente político. Ni siquiera el Estado moderno de Israel "pretende asumir la representación de la confesión judía y es incluso un Estado laico declarado". Por eso no puede atribuirse una actitud contraria a los postulados del judaísmo a las personas que "honestamente se manifiestan críticas de las políticas de coyuntura que llevan adelante las autoridades políticas del Estado de Israel".
  • una persona jurídica creada para "cumplir objetivos determinados que pueden ser de toda índole".
  • una ideología política. "No se puede confundir al judaísmo con las actividades que algunos judíos desarrollen en el campo de los partidos políticos o de la actividad política. Menos aún puede  asignarles a ningún individuo u ente colectivo el carácter de representantes del judaísmo. Al respecto, debemos ser enfáticos en orden a que tener una exposición pública no otorga legitimación ni patente de corso para hablar en nombre del judaísmo. Esto último viene a colación, habida cuenta de que a menudo en nuestra sociedad se ha pretendido identificar a las actividades que ciudadanos argentinos judíos desarrollan en la vida política nacional, como expresiones formales del judaísmo institucionalizado. (...) No hay ningún estamento mi persona que pueda asumir la representación ni política de ningún ciudadano de fe judía, porque la política es un asunto civil y privado y no es un asunto de fe".

En sus conclusiones, el gran rabino Sacca afirma que "la religiosidad intrínseca del judaísmo lo hace incompatible con cualquier expresión relacionada con la faz agonal de la política, la raza o la cultura popular. Por antonomasia no existe posibilidad alguna de predicar la existencia de un judaísmo alineado y/o identificado con alguna expresión partidaria política. Los judíos que militan en un partido político lo hacen en el ejercicio de sus derechos civiles y deben ser rigurosos en separar sus creencias religiosas de sus preferencias ideológicas".

"Los directores o presidentes laicos de los clubes o las asociaciones judías deben comprender la importancia y simbología de sus cargos. Una de sus misiones más delicadas y primarias es la de saberse mantener dentro de su órbita funcional y vislumbrar que sus prerrogativas tienen carácter fiduciario. Están al servicio de los intereses asociativos y de sus representados. No debe utilizarse el honor de la representación para beneficio propio ni para obtener prestigio y/o fama social. Deben ser sumamente cautelosos cuando hacen declaraciones que exorbitan el ámbito ordinario de su actividad y en esos casos buscar los máximos consensos a la hora de manifestar declaraciones que equivocadamente podrían comprometer el prestigio de toda la colectividad".

"Es cierto que existen funciones comunitarias que exigen interactuar con el poder político, la opinión pública y/o con organismos estatales. En esa circunstancia la dirigencia tiene un rol funcional acotado al objeto de la entidad que representa, que por definición es ajena al juego o rivalidades del partidismo político contingente", finaliza.

El mismo día viernes 13, el tesorero de la DAIA, Marcos Cohen, definió la posición contraria a la formulada por el gran rabino Sacca. En la página institucional escribió que la comisión directiva de esa entidad sostuvo “el criterio de ubicar a la DAIA en el lugar de la representación de la comunidad judía organizada ante la sociedad argentina, eligiendo la vía de la comunicación seria, mesurada y a través de interlocutores que se especializan en política”.

 

Al revés qye el rabino Sacca, el tesorero de la DAIA, Marcos Cohen, le atribuye la representación de la comunidad judía.

 

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