EL JUEGO DE LA TARDANZA

Dos años antes de la desaparición de Facundo, el CELS había impugnado al fiscal Martínez

 

“Santiago Ulpiano Martínez carece de idoneidad para el cargo”, habían señalado los organismos de derechos humanos justo dos años antes de la desaparición de Facundo Astudillo Castro (FAC). Aun así, el fiscal ocupa el cargo con el visto bueno del Senado que presidiera Gabriela Michetti, en cuyas bancas bonaerenses se sentaban (aun hoy) Esteban Bullrich y Gladys González, quienes venían de imponerse por poco sobre CFK.

Ulpiano M. y la Policía.

El vínculo territorial lo tenía con el entonces presidente del bloque oficialista en Diputados, Nicolás Massot, sobrino de Vicente, cuya familia fue dueña del periódico La Nueva Provincia de Bahía Blanca, propagandista de la dictadura durante la cual Ulpiano M. comenzó su carrera judicial.

A Vicente Massot ni siquiera lo llamó a indagatoria antes de rechazar un pedido de instrucción que recibiera del Ministerio Público. Así facilitó que el empresario evitara responder por los asesinatos de los obreros gráficos Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola durante la dictadura.

Entre 2012 y 2015 Ulpiano Martínez subrogó el Juzgado Federal 1, donde protegió a su colega Néstor Montezanti, quien renunciaría como camarista al tiempo que debió ser indagado por su activismo en la Triple A y el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército. Ulpiano M. se fue del Juzgado 1 sin dejar copia del disco con los archivos de la causa Triple A.

Además enviaba a los represores a la casa sin controlar su posesión de armas de fuego; se negó a investigar los delitos sexuales a manos del V Cuerpo del Ejército. Firmó resoluciones que serían revocadas por la Cámara de Apelaciones, a la que desobedecía en forma sistemática.

Cuando el Consejo de la Magistratura resolvió no ratificarlo, abandonó el Juzgado con armas sobre los escritorios o estantes y explosivos en un placard con el cartelito: “Ojo, está activado”.

Olvidó la cantidad de detenidos sin indagar; algunos, con meses privados de libertad o sin resolver su situación procesal a pesar de haber sido indagados; a otros ni siquiera se sabía dónde los tenía porque no llevaba registro; abandonó incluso a personas con su prisión preventiva vencida.

Todo ello fue resumido por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) en una carta del 27 de abril de 2018 dirigida al presidente de la Comisión de Acuerdos del Senado, el salteño Rodolfo Urtubey, quien estaba a cien días de inmortalizarse con su concepto de que “en los casos de abuso intrafamiliar no hay violencia” porque “no es la violación clásica”.

En octubre, Ulpiano M. vio aprobado su pliego por 33 votos a favor y 20 en contra para quedar al frente de la Fiscalía Federal 2, luego de jurar ante el procurador general interino, Eduardo Casal.

Justo dos años después de aquella carta, FAC desapareció y, por una cuestión de competencia, la causa quedó a cargo de quien, por ironías del lenguaje, sí resulta “competente”: Santiago Ulpiano Martínez (SUM). Este Señor de Usos Múltiples estaba abocado a otros menesteres en abril último.

Consciente del cambio en los vientos políticos, se manifestó en línea con lo que marcaba el nuevo Presidente de la Nación respecto a la cuarentena, y hacia mayo, tomó la causa por los contagios de coronavirus en el Parque Eólico de la localidad de Mayor Buratovich.

 

 

Recusación

Esta semana trascendió que policías bonaerenses de Mayor Buratovich presionaron a quien fuera la novia de Facundo para implicarla, según publicó la periodista Adriana Meyer.

La madre de FAC, que el fin de semana compartió con El Cohete un video en el que enunció su desconfianza hacia la Policía Federal asentada en Bahía Blanca, pidió la recusación del fiscal federal.

Se entiende, no sólo por los antecedentes del ex magistrado, sino por su actual desempeño.

Cuando Cristina Castro fue a verlo para indagar sobre la causa de su hijo, el fiscal voceó que se comunicaran con “Aldo Caminada, superintendente de la Región Sur de la Policía de la Provincia de Buenos Aires”. Sí, la fuerza que está apartada de la causa, la misma que el 19 de junio aportó dos centenares de ‘solidarios’ para rastrillar la zona luego de haber sido apartados para no embarrar la cancha.

¿Por qué habrían de obedecer si ni el fiscal le obedecía a la Cámara cuando era juez?

Con esos modelos de conducta institucional, en aquel aparente rastrillaje, varios patrulleros impidieron el paso a la madre y a los perros adiestrados del K9 de Río Negro.

Es la misma Bonaerense que desde la Comisaría Comunal de Villarino envió un correo electrónico el 13 de julio en el que aseveraba que se apersonó Siomara Flores con Mario Gabriel Sosa, para decir que un desconocido le manifestó que un N.N. supo que una señora E.R. habría llevado a Facundo...

Qué coincidencia: Sosa participó del labrado de infracción contra Facundo. Y Flores es quien admitió haberlo trasladado en un vehículo particular.

Si esas versiones hallan eco en el accionar estatal, “no quiero tener trato ni comunicación personal con ningún organismo del Estado, sino que todo (…) se canalice con los dos letrados (Luciano Peretto y Leandro Aparicio)”, afirma la madre en una actitud más que comprensible.

En tanto, a instancias de la querella, los perros rastreadores que habían solicitado por fin participaron de la búsqueda. Marcos Herrero es master trainer canino, especialista en rastro criminal y búsqueda de personas. Fue designado por la familia de Facundo para realizar las pericias sobre tres vehículos, uno particular y dos patrulleros. 

“En principio el perro, Yatel, descartó el vehículo particular. Luego recorrió la camioneta Hilux 23.368 de la bonaerense fotografiada cuando se lo vio por última vez. Ahí el perro tuvo un cambio de actitud, revisó la rueda de auxilio y se alertó. Esto fue importante, sin embargo lo más decisivo fue el otro patrullero, el de Origone. Allí se detiene específicamente en la parte del volante y sobre el torpedo, donde se ve que hay manchas hemáticas. También ladra sobre los pedales, los frenos y cuando llega al asiento que está entre el del conductor y el acompañante, lo muerde, rompe la alfombra y la espuma, donde se ven las manchas de sangre. En ese momento, es donde se determina lo más importante: hay esencia de olor de la Facundo en este patrullero de la policía bonaerense” dijo en diálogo con El Cohete a la Luna. 

“Más allá de las manchas de sangre, lo que yo sostengo en un 100% es que Facundo estuvo y se lo vio por última vez, en el patrullero de Origone. Dicho esto, el registro cambia y rompe con todo el esquema de que a Facundo se lo vio en Bahía Blanca, en Médanos o en el puesto fitosanitario” agregó. 

Manifestaciones

A la vez que sectores de izquierda se expresaron en el centro porteño, distintas personalidades se sumaron al pedido de aparición con vida, entre ellos Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz (1980).

El organismo también Premio Nobel de la Paz (1977) Amnesty International lanzó una acción urgente en pos de proponer su clásico envío de miles de cartas y tweets al Poder Judicial y al ministro de Seguridad bonaerense para canalizar la indignación de ciudadanos de todo el mundo.

Hasta el Presidente de la Nación se expresó en una entrevista por la Televisión Pública: “Es un caso que a todos nos preocupa. Es la desaparición de una persona en democracia. Y con algún dato que señala la mamá de Facundo y algunos testigos que dicen haberlo visto en algún móvil policial antes de que él desaparezca”, destacó.

 

 

 

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